Control de la concepción

Control de la concepción y no control de la natalidad. Allá por el año 68 su Santidad Pablo VI se pronunció en contra del uso ya establecido de las pastillas que permiten a la mujer el abuso sexual sin temor alguno. Antes de la venida de Cristo la mujer era botín de guerra e instrumento de placer. El Cristo dio a la mujer el puesto que ocupa en el hogar cristiano y repudió el adulterio tanto de la mujer como del varón.Pablo vi

Dio a conocer el esoterismo crístico mediante el cual el hombre se libera del dolor y la amargura y se prepara para tomar el camino angélico o dévico, siendo la mujer el único medio que lo conduce a la divinidad cuando sigue la ciencia divina de que nos habla la Biblia, o lo mantiene en el error y la desesperación cuando hace mal uso de ella.

El doctor Adoum ha dicho: “La mujer es la más alta belleza de Dios, el amor la manifiesta, el deseo la mata”. “Para llegar a Dios en clara senda de paz, salvando la febril contienda, es la mujer el único camino”.

Cada vez que el hombre a prostituido a la mujer y la vuelve sitio de placer, se ha sentido el castigo del cielo. Sodoma y Gomorra han revivido y sus secuaces defienden la fornicación y el adulterio como síntesis de la vida moderna, como el único objetivo de la vida.

La decisión de Pablo VI fue determinante para la vida de la iglesia católica, porque de otra manera hubiera roto la moral cristiana y roto también la tradición de la iglesia a través de 2000 años. Con su decisión dio un golpe al mejor negocio del siglo XX, porque las pastillas tienen mayor venta que todos los analgésicos y calmantes conocidos. Es imposible que los dueños del negocio y sus alegres seguidores permanezcan impávidos; les toca demostrar que son una fuerza para evitar que los gobiernos prohíban la libre venta de la nueva droga que ya cuenta con millones de adictos y por consiguiente con los múltiples factores derivados del vicio.

La prensa hablada y escrita está convencida de que dentro de diez años no habrá cabida en nuestro planeta para la población humana y como es natural, mantendrá su alarma. El parecer del hombre depende de sus entusiasmos; hace poco hubo grandes premios para las familias más prolíferas y todas las creencias alababan la fecundidad.

Nosotros los gnósticos abogamos por el control de la concepción que es muy diferente al control de la natalidad. Esta extirpa los gérmenes de la vida humana y el control de la concepción los transforma en energía sutil que da la vida a la pareja y los convierte en Súper-Hombres.

Con lo primero se transforma la vida, con lo segundo algo la mata. El hombre conoce el poder de la castidad, pero en sus formas incipientes y por medio de ella convierte algunos animales en súper-animales para explotarlos, tales como los gallos de pelea, toros de lidia, caballos de carreras y muchos otros. Se opera en ello la absorción de su propia simiente por medio de la corriente sanguínea, método este antinatural, pero que cumple los objetivos del hombre.

Nosotros, por medio de la transmutación que es un sistema sobrenatural, nos hacemos castos a sí mismos para explotarnos a nosotros mismos. La Biblia habla sobre esta clase de castos cuando dice: “hay hombres que se hicieron a sí mismos eunucos por amor a Dios”.

Se llama transmutación el acto mediante el cual transformamos nuestra simiente en energía radiante, con la que cambiamos nuestros harapos lunares o cuerpos lunares, por vigorosos Cuerpos Solares que nos permiten adquirir conocimientos que no alcanza a comprender el intelecto y sus secuaces, los cinco sentidos manifestados ya en el hombre común y corriente.

La sabiduría gnóstica ha guiado a la humanidad en todos los tiempos. Sobre ella han hablado muchos externos, personas que desconocen la intimidad de las enseñanzas porque no son castos de verdad; unos la alaban y otros la condenan según cómo estas enseñanzas perjudiquen los intereses creados de los que la analizan. Esta enseñanza que es luz interna, da vida igual que el sol sin tener en cuenta el parecer de sus protegidos. Lo que ahora se observa son los estertores de una era que se irá borrando en medio de guerras sangrientas, destrucciones atómicas, terremotos, maremotos, terribles huracanes y confusión general.

En menos de cuatro lustros el Avatara de la síntesis ha escrito más de cincuenta obras que circulan en todos los continentes. En todas ellas se habla sobre el esoterismo crístico y la castidad científica mediante los cuales se redime y liberta de trabas y personalismo al hombre. Cuando el varón aprende a transmutar su simiente convirtiéndola en energía sutil, sin dejar perder una sola, vuelve a tomar el mando perdido en el hogar. El hecho de perder la mujer en forma natural un óvulo mensualmente, la pone en desventaja ante el varón casto que no pierde en absoluto su simiente.

Cuando la mujer convierte también su simiente en luz y fuego desaparece la sentencia bíblica de “parirás los hijos con dolor”. Cuando se logra un engendro, ese hijo nace sin dolor alguno si ambos practican la transmutación alquímica. Esto es algo que desconocen en la medicina oficial y la religión contemporánea pero no por ello deja de ser una tremenda realidad para todos aquellos que ya pusieron en práctica esta gran sabiduría.

Cuando la esposa está gestando, el varón se separa corporalmente de ella, lo cual permite a la mujer un hijo de mejor calidad moral, que no se amamanta de lascivia ni de estados emocionales bajos. El varón puede hacer estas maravillas porque se convierte en un ser superior, lleno de valor y de saber. San Pablo dijo: “huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; más el que fornica contra su propio cuerpo peca” (Corintios 6,18).

La desorientación sobre lo que significa el “no fornicar” es completa. La definición que da el diccionario de la Real Academia de la Lengua es totalmente errónea porque le da el mismo significado de adulterio. Para saber qué cosa es fornicación lea el lector la Biblia, el capítulo 15 de Levítico, dedicado al tremendo vicio de la fornicación. (Antigua versión de Casiodoro de Reina, 1569, revisada por Cipriano de Valera, 1602). El hombre ha convertido en vicio el acto más santo mediante el cual él es un dios creador.

La Biblia comienza en el Génesis hablando del sexo: “Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol del huerto comerás, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres morirás”. (Génesis, Cap. 2, vers. 16,17).