El sentido espacialEl sentido espacial y la cuarta

Aun cuando parezca increíble, cuando el estudiante se observa a si mismo no se recuerda a si mismo. Los aspirantes, fuera de toda duda, realmente no se sienten a si mismos, no son conscientes de si mismos. Parece algo inverosímil que cuando el aspirante gnóstico autoobserva su forma de reír, hablar, caminar, etc., se olvida de si mismo, esto es increíble, pero cierto. 

Sin embargo es indispensable tratar de recordarse a si mismo, mientras se autoobserva, esto es fundamental para lograr el despertar de la conciencia. Autoobservarse, autoconocerse, sin olvidarse de si mismo, es terriblemente difícil, pero espantosamente urgente para lograr el despertar de la Conciencia. 

Esto que estamos diciendo parece una tontería, las gentes ignoran que están dormidas, ignoran que no se recuerdan a si mismas, ni aunque se miren en un espejo de cuerpo entero, ni aun cuando se observen en detalle minuciosamente. Este olvido de sí mismo, esto de no recordarse a si mismo, es realmente la causa causorum de toda la ignorancia humana. 

Cuando un hombre cualquiera llega a comprender profundamente que no puede recordarse a sí mismo, que no es consciente de sí mismo, está muy cerca del despertar de la Conciencia. Estamos hablando algo que hay que reflexionar profundamente, esto que aquí estamos diciendo es muy importante y no se puede comprender si se lee mecánicamente. 

Nuestros lectores deben reflexionar. La gente no es capaz de sentir su propio Yo mientras se autoobserva, de hacerlo pasar de un centro a otro, etc. Observar la propia forma de hablar, reír, caminar, etc., sin olvidarse de sí mismo, sintiendo ese Yo adentro, es muy difícil, y sin embargo básico, fundamental, para lograr el despertar de la Conciencia. 

El gran maestro Ouspenski dijo: “La primera impresión que me produjo el esfuerzo por ser consciente de mi Ser, por ser consciente de mi mismo como Yo, de decirme a mi mismo: Yo estoy caminando, Yo estoy haciendo, y de tratar de mantener vivo este Yo, de sentirlo dentro de mí, fue lo siguiente: El pensamiento quedaba como dormido, cuando yo asía al Yo, no podía pensar ni hablar; hasta disminuía la intensidad de las sensaciones; además, uno podía mantenerse en semejante estado sólo por un tiempo muy breve “. 

Es necesario disolver el yo pluralizado, volverlo ceniza, pero tenemos que conocerlo; estudiarlo en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes, simbolizados entre los gnósticos por los cuarenta y nueve demonios de Jaldabaoth. Si un doctor va a extirpar un tumor canceroso, necesita primero conocerlo, si un hombre quiere disolver el “yo”, necesita estudiarlo, hacerse consciente de él, conocerlo en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes. 

Durante la íntima recordación de si mismo, en ese tremendo súperesfuerzo por ser consciente de su propio Yo, es claro que la atención se divide, y aquí volvemos nuevamente a aquello de la división de la atención. Una parte de la atención se dirige, como es apenas lógico, hacia el esfuerzo, la otra hacia el Ego o “yo pluralizado”. 

La íntima recordación de si mismo es algo mas que analizarse a si mismo, es un estado nuevo, que solo se conoce a través de la experiencia directa. Todo ser humano ha tenido alguna vez esos momentos, estados de íntima recordación de si mismo; tal vez en un instante de infinito terror, tal vez en la niñez o en algún viaje, cuando exclamamos: ¿Y que hago yo por aquí? ¿Por que estoy yo aquí? 

La auto-observación de si mismo, acompañada en forma simultánea con la íntima recordación de su propio Yo, es terriblemente difícil y sin embargo indispensable para autoconocerse de verdad.  El “yo pluralizado” resulta siempre haciendo lo contrario durante la meditación, él goza fornicando cuando tratamos de comprender la lujuria; él truena y relampaguea en cualquiera de los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth, cuando tratamos de comprender la ira; él codicia no ser codicioso cuando queremos reducir a polvo la codicia. 

Intima recordación de si mismo es darse cuenta cabal de todos esos procesos subconscientes del mi mismo, el Ego, el “yo pluralizado”. Autoobservar nuestra forma de pensar, hablar, caminar, comer, sentir, etc., sin olvidarse de si mismo, de los íntimos procesos del Ego, de lo que está ocurriendo allá dentro, en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth, resulta de verdad espantosamente difícil y sin embargo fundamental para el despertar de la Conciencia. 

La auto-observación, la íntima recordación de si mismo, inicia el desarrollo del sentido espacial, que llega a su plena madurez con el despertar de la Conciencia. Los chacras mencionados por Mister Leadbeater y muchos otros autores son, con relación al sentido espacial, lo que las flores con relación al árbol que les da vida.  Lo fundamental es el árbol. El sentido espacial es el funcionalismo normal de la Conciencia despierta. Todo hombre despierto de verdad puede ver, oír, tocar, oler y palpar todo lo que ocurre en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth. 

Todo hombre despierto de verdad puede verificar por si mismo, a través de la experiencia directa, los sueños de las gentes, puede ver esos sueños en las personas que andan por las calles, en los que trabajan en fábricas, en los que gobiernan, en toda criatura. Todo hombre despierto de verdad puede ver, oír, oler, tocar y palpar todas las cosas de los mundos superiores. Quien quiera experimentar la realidad de todo lo que sucede en las dimensiones superiores del espacio, debe despertar Conciencia, aquí y ahora. 

EL TIEMPO Si observamos atentamente cualquier cosa de este mundo mayávico en que vivimos (una mesa por ejemplo), descubrimos con místico asombro, tres aspectos perfectamente definidos: largo, ancho y alto.  Empero, es evidente que en la mesa de nuestro ejemplo concreto, existe además un cuarto factor específico totalmente definido, quiero referirme al concepto tiempo.  ¿Cuánto tiempo hace que el humilde carpintero fabricó la brillante mesa? ¿Minutos tan sólo? ¿Horas tal vez? ¿Meses? ¿Años? 

Longitud, latitud y altura, son, fuera de toda posible duda (aunque esta fuera de tipo cartesiano), los tres aspectos euclidianos de este mundo tridimensional en que, para bien o para mal, vivimos, más es claro que resultaría absurdo excluir de nuestros postulados el cuarto factor.  El tiempo en si mismo considerado como Cuarta Dimensión contiene intrínsecamente dos propiedades fundamentales: la Temporal y la Espacial. Es positivo, auténtico, indudable, que el aspecto cronométrico de la vida, viene a ser únicamente la inestable superficie del fondo espacial. 

Años antes, antes de que el sabio Einstein hubiera sorprendido al mundo con su famosa Teoría de la Relatividad, cualquier hombre culto concebía el factor tiempo como una línea recta, hoy en día cualquier intelectual acepta que el citado factor es curvo. Empero, es obvio que en este siglo XX todavía hay gentes que piensan con mente medieval. Grandes intelectuales modernos, utopistas por naturaleza, fantasean de lo lindo pensando que la eternidad es una línea recta, tiempo prolongado en forma infinita. 

El Gnosticismo Revolucionario enseña dialécticamente que la Eternidad en si misma nada tiene que ver con el concepto tiempo. El Movimiento Gnóstico Internacional afirma enfáticamente que existe una Quinta Dimensión conocida con el solemne nombre de Eternidad.  De acuerdo con la sabia Ley de Recurrencia todo en la vida vuelve a ocurrir tal como sucedió dentro del círculo vicioso del tiempo. En realidad, los tiempos se repiten eternamente, más no se confunda al tiempo con la eternidad. Dentro del eterno ahora de la gran vida, existe incesante repetición de acontecimientos y tiempos. La curva del tiempo gira dentro del círculo perfecto de la eternidad, pero es claro que estas dos ruedas son diferentes. 

Eso que está más allá de los dos círculos misteriosos es la Sexta Dimensión y el fundamento vivo de cualquier Cosmogénesis, debemos buscarlo en la Región Cero desconocida. Como quiera que ya el sabio Einstein demostrara matemáticamente la Relatividad del Tiempo, podemos enfatizar la idea de que en el Absoluto In manifestado, el cuarto factor de nuestro mundo tridimensional, no tiene existencia. 

Antes de que el flamígero corazón del Sistema Solar de Ors en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, comenzara a palpitar intensamente después del Gran Pralaya (Noche Cósmica), el tiempo no existía, pues yacía dormido entre el seno profundo del Espacio Abstracto Absoluto. 

Si al final del Mahamvantara (Día Cósmico), las siete Dimensiones básicas del universo quedan reducidas a un simple punto matemático que se pierde como una gota entre el Gran Océano, es evidente que entonces el tiempo deja de existir. Los mundos, como los hombres, los animales y las plantas, nacen, crecen, envejecen y mueren. Todo lo que alienta bajo el Sol tiene un periodo de tiempo definido. La Unidad de Vida para cualquier criatura que vive, equivale de hecho y por derecho propio, a cada latido de su corazón. 

Se nos ha dicho muy sabiamente por cierto, que todo el cielo estrellado es un sistema de corazones que palpitan intensamente. Es evidente que cada palpitación de los mundos se realiza cada 27.000 años. La vida total de cualquier mundo que refulge y centellea entre el seno profundo del inalterable infinito, equivale a una suma completa de 2.700.000.000 de latidos del corazón cósmico. 

El humilde insecto que sólo vive una tarde de verano, vive en verdad tanto como un hombre o un mundo, pero en forma más rápida. Escrito está y con ascuas de fuego ardiente, que el número de latidos cardíacos para bestias, hombres y mundos, siempre es el mismo en forma ya más rápida o más lenta.  El tiempo es demasiado relativo y por el escenario del mundo van pasando muchos actores que cargan con su propio cronometro. Existen además cálculos secretos y tiempo esotérico, eso lo sabe cualquier Adepto.

RELATOS Y COMENTARIOS SOBRE LA CUARTA DIMENSION En Cataluña España, existe un templo maravilloso en estado de Jinas. Ese es el Templo de Montserrat. En ese templo esta guardado el Santo Graal; ese es el cáliz de plata en que bebió Jesús el Cristo, el vino en la última cena. En el Santo Graal está contenida la sangre coagulada del Redentor del Mundo. Cuenta la tradición que el senador romano José de Arimatea llenó ese cáliz de Sangre Real, al pie de la cruz del Salvador. La sangre manaba de las heridas del Adorable y el cáliz se llenó.

En el templo de Montserrat vive un grupo de Maestros de la Gran Logia Blanca. Esos son los Caballeros del Santo Graal. En otros tiempos, el Templo de Montserrat y el Santo Graal eran visibles para todo el mundo. Más tarde ese templo con su Santo Graal se hizo invisible. El templo existe en estado de “Jinas”. El Templo con su Graal se sumergió dentro del hiperespacio. Ahora solo con cuerpo astral o también con el cuerpo físico en estado de Jinas podemos visitar el Templo.      

 Un cuerpo físico puede ser sacado del mundo tridimensional y colocado en la Cuarta Dimensión. Todo eso se puede realizar mediante el uso sabio del hiperespacio. Pronto la astrofísica demostrará la existencia del hiperespacio. Las tribus indígenas de América conocieron a fondo la Ciencia Jinas. Los caballeros tigres, en México, sabían meter su cuerpo físico dentro del hiperespacio. Existen en América lagunas, montañas y templos en estado de Jinas. El Templo de Chapultepek, en México, se halla en estado de Jinas (está metido dentro del hiperespacio). El Maestro Huiracocha recibió la Iniciación en éste templo.

Todos nosotros de niños escuchamos muchos cuentos de brujas y de hadas. Nuestras abuelitas nos contaron siempre historietas de brujas que a media noche montadas en sus escobas viajaban por las nubes. Aunque a muchos estudiantes de ocultismo, Teo sofismo, Rosacrucismo, etc., les parezca increíble, esas brujas existen realmente. No andan montadas en escobas como creen las abuelitas, pero si saben viajar por los aires.

Las llamadas brujas, viajan con su cuerpo de carne y hueso a través del espacio. Ellas saben aprovechar el hiperespacio para transportarse de un lugar a otro con cuerpo físico. Pronto la astrofísica descubrirá la existencia del hiperespacio. Este puede ser demostrado con la hipergeometría. Cuando un cuerpo se sumerge en el hiperespacio, se dice de este, que ha entrado en estado de Jinas. Todo cuerpo en estado de Jinas se escapa de la ley de la gravedad. Entonces flota en el hiperespacio.

Existe el volumen y el hipervolumen. Las llamadas brujas se mueven dentro del hipervolumen del espacio curvo en que vivimos. La curvatura del espacio no pertenece exclusivamente al planeta Tierra. La curvatura del espacio corresponde al infinito espacio estrellado. Si los ciclones constituyen por sí mismos una prueba del movimiento de rotación terrestre, es también muy cierto y exactamente lógico que la rotación de todos los soles, constelaciones y mundos, es una prueba concreta de la curvatura del espacio.  

Los Magos Blancos también saben poner su cuerpo físico en estado de Jinas. Jesús caminó sobre las aguas del mar de Galilea aprovechando inteligentemente el hiperespacio. Los discípulos del Buddha aprovechando el hiperespacio podían atravesar una roca de lado a lado. En la India existen yoguis que, aprovechando el hiperespacio pueden pasar por entre el fuego sin quemarse. Pedro, utilizando el hiperespacio se escapó de la prisión y se salvó de la pena de muerte. El gran yogui Pantajali dice, en sus aforismos, que practicando un Samyasi sobre el cuerpo físico, éste se vuelve como de algodón y flota en los aires.    

Un Samyasi consta de tres tiempos: Concentración, Meditación y Éxtasis. Primero, se concentra el yogui en su cuerpo físico; segundo, medita sobre su cuerpo físico, provocando el sueño; tercero, lleno de éxtasis se levanta de su lecho con su cuerpo en estado de Jinas. Entonces penetra en el hiperespacio y, escapando de la ley de la gravedad, flota en el aire.

PRACTICA COMPLEMENTARIA Al despertar del sueño normal, todo estudiante gnóstico debe hacer un ejercicio retrospectivo sobre el proceso del sueño, para recordar todos aquellos lugares donde estuvo de visita durante las horas del sueño. Ya sabemos que el Ego viaja mucho, dónde estuvimos y todo aquello que vimos y oímos. Los Maestros instruyen a los discípulos cuando están fuera del cuerpo físico.

Es urgente saber meditar profundamente y luego practicar aquello que aprendemos durante las horas del sueño. Es necesario no movernos a tiempo del despertar porque con ese movimiento se agita el Astral y se pierden los recuerdos. Es urgente combinar los ejercicios retrospectivos con los siguientes mantram Raom Gaom. Raaaaaaa Ommmmmm.  Gaaaaaaa Ommmmmm. Cada palabra se divide en dos sílabas. Debe acentuarse la vocal O. Estos Mantras son para el estudiante lo que la dinamita para el minero. Así como el minero se abre paso por entre las entrañas de la tierra con ayuda de la dinamita, así también el estudiante se abrirá paso hacia las memorias del subconsciente con ayuda de estos mantrams. 

Más allá de las tres dimensiones conocidas, como largo, ancho y alto, existe la Cuarta Dimensión: ésta es el Tiempo; y más allá del tiempo tenemos la Quinta Dimensión; ésta es la Eternidad. Empero aseguramos que más allá de la Eternidad existe una Sexta Dimensión que está más allá de la Eternidad y del Tiempo. En esta Sexta Dimensión fundamental comienza la liberación total. Sólo quien despierta en todas las seis dimensiones fundamentales del Espacio es un verdadero Clarividente, un Turiya, un Iluminado legítimo 

Samael Aun Weor

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