El Cristo y la Semana Santa
Ante todo es necesario comprender a fondo lo que es realmente el Cristo Cósmico.
Urge saber, en nombre de la Verdad, que Cristo, no es algo meramente histórico, las gentes están acostumbradas a pensar en Cristo como un personaje histórico que existiera hace mil novecientos sesenta y nueve años.
Tal concepto resulta equivocado, porque el Cristo no es del tiempo, el Cristo es ¡atemporal!. El Cristo se desenvuelve de instante en instante, de momento en momento. Cristo en sí mismo, es el Fuego Sagrado, el Fuego Cósmico Universal.
Si nosotros rastrillamos un cerillo, brotará el fuego, los científicos dirán que el fuego es el resultado de la combustión; mas eso es falso, el fuego que brota del cerillo está contenido en el cerillo, sólo que con la frotación liberamos su prisión y aparece.
Podríamos decir que el fuego en sí mismo, no es el resultado de la combustión, más bien, la combustión es el resultado del fuego.
Conviene entender mis caros hermanos, que a nosotros lo que más nos interesa, es el fuego del fuego, la llama de la llama, la signatura astral del fuego. La mano que mueve el cerillo para que aparezca la llama, tiene fuego, vida, o sino no podría moverse; después de que el cerillo se apaga, la llama sigue existiendo en la cuarta vertical. Los científicos no saben que cosa es el fuego. Lo utilizan, pero lo desconocen.
Tampoco saben lo que es la electricidad, la utilizan, pero no la conocen. Así mismo mis queridos hermanos, conviene que ustedes entiendan lo que es el fuego. Antes de que la Aurora de la Creación vibrara intensamente, el fuego hizo su aparición.
Recuerden mis queridos hermanos, que hay dos Unos, el primer Uno es ¡Aelohim!, el segundo Uno es ¡Elohim!; el primer Uno es el Inmanifestado, el Incognoscible, la Divinidad que no se puede pintar, ni simbolizar, ni burilar. El segundo Uno, brota del primer Uno y es el Demiurgo Arquitecto del Universo, el Fuego.
Quiero que entiendan que uno es el fuego que arde en la cocina o en el altar y otro es el fuego del Espíritu como Aelohim o como Elohim. Elohim, es pues el Demiurgo, el Ejército de la Voz, la Gran Palabra. Cada uno de los constructores del Universo son llamas vivas, fuego vivo, escrito está que Dios es un fuego devorador.
El fuego es el Cristo, el Cristo Cósmico, Elohim, en sí mismo ha brotado de Aelohim, Elohim en sí mismo se desdobla, para iniciar la manifestación cósmica, en el Dos, en su esposa, en la Madre Divina y cuando el Uno se desdobla en Dos, surge el Tres que es el Fuego. Las criaturas del fuego hacen fecundo al Caos para que surja la vida. Siempre que el Uno se desdobla en Dos, el tercero aparece, el fuego. El fuego hace fecundas las aguas de la existencia y entonces el Caos se convierte en el "Andrógino Divino".
Así conviene entender que el Ejército de la Voz, el Ejército de la Palabra, es fuego y que ese fuego vivo, ese fuego viviente y filosofal que hace fecunda a la materia caótica, es el ¡Cristo Cósmico!, el "Logos", la Gran Palabra, pero para que el Logos aparezca, para que venga a la manifestación, el Uno debe desdoblarse en el Dos, es decir; el Padre se desdobla en la Madre y de la unión de los dos opuestos nace el tercero, el Fuego. Ese Fuego es el Logos, el Cristo que hace posible la existencia del Universo en la Aurora de cualquier creación.
Conviene que entendamos mejor lo que es el Cristo. Que no nos contentemos con recordar la cuestión meramente histórica. Porque el Cristo es una realidad de instante en instante, de momento en momento, de segundo en segundo. Él es el creador. El fuego tiene el poder de crear los átomos y de desintegrarlos; el poder para manejar las fuerzas cósmicas universales, etc. El fuego tiene poder para unir todos los átomos y crear universos, como el poder de desintegrar universos. El mundo es una bola de fuego que se enciende y se apaga según leyes.
Así que Cristo es el fuego; por eso sobre la cruz verán ustedes las cuatro letras: "INRI" que significa: "Ignis Natura Renovatur Integram", que equivale a: "El fuego renueva incesantemente la Naturaleza".
Ahora creo que ustedes van entendiendo por qué a nosotros nos interesa la Asignatura Astral del Fuego, la llama de la llama, lo oculto, el aspecto esotérico del fuego. Y es que en realidad el fuego es Crístico, tiene poder para transformar todo lo que es, todo lo que ha sido y todo lo que será. "INRI" es lo que nos interesa; sin "INRI" no es posible que nosotros nos Cristifiquemos.
Les decía que el Cristo Íntimo, es el Cristo Cósmico, tiene que dar tres pasos: de arriba hacia abajo, a través de las Siete Regiones del Universo. También les he dicho, que el Cristo debe dar tres pasos, de abajo hacia arriba. He ahí el misterio de los tres pasos y de los siete pasos de la Masonería. Es una lástima que los hermanos masones hayan olvidado esto; en todo caso el Crestos el Logos resplandece en el Cenit de la Media Noche Espiritual. Como en el ocaso o en el oriente y cada una de estas tres posiciones es respetada en las siete regiones.
El místico que se guía por la Estrella de la Medianoche, por el Sol Espiritual, sabe lo que significan esos tres pasos, dentro de las siete regiones. Pensemos también en el Sol, en el rayo y en el fuego; he ahí las tres lumbreras, los tres aspectos del Logos, en las Siete Regiones.
Cuando el Uno se desdobla en el Dos, surge el Tercero, y este es fuego, que crea y vuelve nuevamente a crear. Este tercero puede crear con el poder de la Palabra, con la Palabra Solar o la Palabra Mágica, o la Palabra del Sol Central. ¡Así crea el Logos!.
Es por medio del fuego que nosotros podemos Cristificarnos, inútilmente habrá nacido Cristo en Belén, si no nace en nuestro corazón también. Inútilmente habrá sido crucificado y muerto y resucitado en la Tierra Santa si no nace, muere y resucita también en nosotros.
Necesitamos encarnar al Crestos Cósmico, al Espíritu del fuego, hecho carne en nosotros; en tanto que no lo hayamos hecho, estaremos muertos para las cosas del Espíritu, porque Él es la vida, es el Logos, es la Gran Palabra... ¡Heru Pakroat!. Él es Vishnú. La palabra Vishnú viene de una raíz que es "Vish" que significa: "penetrar", Él penetra en todo lo que es, ha sido y será. Necesitamos que penetre en nosotros, para que nos transforme radicalmente. Sólo por medio del fuego lograremos nosotros aniquilar el Ego. Quien pretenda aniquilar el Ego únicamente con el intelecto, marcha por el camino del error.
Obviamente necesitamos auto-conocernos, si es que queremos Cristificarnos, y si queremos auto-conocernos para lograr la Cristificación, necesitamos auto-observarnos, vernos a sí mismos. Sólo por ese camino será posible llegar un día a la desintegración del Ego. El Ego es la suma total de todos nuestros defectos: Ira, Codicia, Lujuria, Envidia, Orgullo, Pereza, Gula, etc., etc., etc. Aunque tuviéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero no alcanzaríamos a enumerar todos nuestros defectos cabalmente.
Decía que necesitamos auto-observarnos para auto-conocernos, porque si nos observamos a sí mismos, descubriremos nuestros defectos psicológicos y podremos trabajar sobre ellos. Cuando alguien admite que tiene una psicología, comienza a observarse, esto le convierte de hecho en una criatura diferente.
Quiero que entiendan mis queridos hermanos gnósticos, la necesidad de aprender a observarse a sí mismos, a verse a sí mismos. Pero hay que saber observar, porque una es la observación mecánica y otra es la observación consciente. Alguien que conociera por primera vez nuestras enseñanzas diría: ¿Pero qué gano con observarme?. ¡Esto es aburrido!. He visto que tengo Ira, he visto que tengo celos. ¿Y qué?. ¡Claro está que así es la observación mecánica!.
Nosotros necesitamos observar lo observado, repito, ¡necesitamos observar lo observado!. Y esto ya es observación consciente de nosotros mismos. La observación mecánica de sí mismos, no nos conducirá jamás a nada; es absurda, inconsciente, estéril. Necesitamos la auto-observación consciente de sí mismos. Sólo así verdaderamente podremos auto-conocernos para trabajar sobre nuestros defectos.
Que sentimos Ira en un instante dado, vamos a observar lo observado la escena de Ira no importa lo que hagamos más tarde, pero vamos a hacerlo y al observar lo observado, lo que vimos en nosotros, sabremos realmente si fue Ira o no fue, porque pudo haberse provocado algún síncope nervioso que tomamos por Ira. Que de pronto fuimos invadidos por los celos, pues vamos a observar lo observado. ¿Qué fue lo que observamos?. ¡Tal vez que la mujer estaba con otro tipo!. Y si es mujer, ¡tal vez vió a su hombre con otra mujer!. Y sintió celos. En todo caso muy serenamente y en profunda meditación, observamos lo observado, para saber realmente si existió o no existieron los celos.
Al observar lo observado, lo haremos por medio de la meditación, y la auto-reflexión evidente del Ser, así la observación se torna consciente. Cuando uno se hace consciente de tal o cual defecto de tipo psicológico, puede trabajarlo con el fuego.
Tendría uno que centrarse en Stella Maris, Tonantzin, Rea, Cibeles, María, etc. Ella es una parte de nuestro Ser, pero derivado. Es la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, la Cobra Sagrada -fuego ardiente-. Ella con sus poderes flamígeros, podrá desintegrar el defecto psicológico, el agregado psíquico que nosotros hayamos auto-observado conscientemente. Y es obvio que a su vez la esencia o fuego embotellado en el agregado psíquico que desintegramos, resplandecerá -será liberado-, y a medida que vayamos desintegrando los agregados, los porcentajes de esencia, que es Fuego Crístico, se multiplicarán; y un día, el fuego resplandecerá dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.
Necesitamos que el fuego arda en nosotros, sólo INRI, nombre sagrado puesto sobre la cruz del mártir del Calvario, puede quebrantar los agregados psíquicos. Aquellos que pretendan desintegrar todos esos agregados sin tener en cuenta el fuego, marchan por el camino equivocado y no solamente andan mal, sinó que también extravían a los demás. Se dice que el Crestos, nació en la aldea de Belén, hace mil novecientos sesenta y nueve años, lo cual es ¡falso! porque la aldea de Belén no existía en aquella época. Belén tiene una raíz caldea: Ben y Ben, es el fuego, la torre de fuego de los caldeos.
En nuestro cuerpo, la torre es la cabeza y el cuello, porque el resto del cuerpo es el templo. Quien ha logrado elevar el fuego sobre sí mismo; quien lo pueda levantar hasta la cabeza, hasta el cerebro, hasta el tope, de hecho podrá convertirse en el cuerpo del "Crestos" -el fuego- el espíritu del fuego.
Y es el espíritu primigenio, quien podrá Cristificarnos totalmente. Es el fuego, "Fohat", ardiendo dentro de nosotros mismos, quien nos transformará totalmente; una vez que el fuego arda dentro de nosotros seremos cambiados totalmente, seremos convertidos en criaturas plenamente diferentes, seremos convertidos en seres distintos y entonces gozaremos de la iluminación plena y de los poderes cósmicos. Así que entendido esto mis queridos hermanos, debemos trabajar con el fuego.
Al que sabe, la Palabra da poder, nadie la pronunció, nadie la pronunciará... sino, solamente aquel, que lo tiene encarnado.
El Cristo el espíritu del fuego- no es un personaje meramente histórico, es el Ejército de la Palabra, es una fuerza que está más allá de la personalidad, del Ego y de la individualidad. Es una fuerza, como la electricidad, como el magnetismo, un poder, un gran agente cósmico y Universal. Es la fuerza eléctrica que puede originar nuevas manifestaciones. Ese fuego cósmico, entra en el hombre que está debidamente preparado, en el hombre que tenga la Torre esa de Belén ardiendo.
Cuando el Cristo encarna en un hombre, este, se transforma radicalmente. Es el Niño Dios que debe nacer en cada criatura. Así como Él nació en el Universo hace millones de años, para organizar totalmente el Sistema Solar, así también debe nacer en cada uno de nosotros. Él nace en el establo de Belén, es decir, entre los animales del deseo, entre los agregados psicológicos que necesita quebrantar; porque sólo el fuego puede quebrantar tales agregados; así el fuego aparece donde están esos agregados para destruirlos, para volverlos polvareda cósmica y liberar el Alma, la esencia. ¿Cómo podrá Él libertar el Alma, si no penetra profundamente en el organismo humano...?
En el oriente, Cristo es Vishnú y repito: la raíz Vish significa: penetrar. El fuego, el Cristo, el Logos, puede penetrar profundamente en el organismo humano, para quemar las escorias que tenemos dentro, pero necesitamos amar al fuego, rendirle culto a la llama.
Ha llegado la hora de entender que sólo el "Fohat" puede transformarnos radicalmente. Cristo dentro de nosotros opera quebrantando las raíces del mal. "INRI" quebrantando los agregados psíquicos es formidable, los reduce a cenizas. Pero necesitamos trabajar con el fuego.
Por eso en nuestros trabajos de concentración debemos invocar a la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes; porque sólo con el fuego podemos quebrantar todos los elementos psíquicos indeseables que en nuestro interior cargamos. El frío lunar, nunca podrá quebrantar los agregados psíquicos, necesitamos de los poderes flamígeros del Logos. Necesitamos del "INRI" para transformarnos.
Mis caros hermanos, entiendan lo que es la Semana Santa, y la Semana Santa tiene siete días.