El pequeño y limitado mundo en que vivimos
Psicología Gnóstica
Indudablemente que necesitamos reflexionar un poco sobre nosotros mismos… Se nos ha dicho que somos el microcosmos del macrocosmos, mas vivimos realmente, dijéramos, en las partes inferiores de nuestros cinco centros (ya sabemos que tenemos cinco centros: el intelectual, el emocional, el motor, el instintivo y el sexual).
Incuestionablemente, este microcosmos al cual pertenecemos, está controlado por todos nuestros intereses de tipo personal; por tal motivo, ni siquiera nos damos cuenta de lo que realmente es el planeta Tierra. Podríamos decir que vivimos en nuestro propio microcosmos (cosmos pequeño, infinitesimal), mas debido a que nos hallamos, dijéramos, completamente atrapados por los sentidos externos, ni siquiera, repito, podemos asegurar que vivamos realmente en el planeta Tierra.
Viviremos en nuestro microcosmos particular, pero en el planeta Tierra no. ¿Por qué? Porque nuestra mente, nuestros sentimientos, nuestros deseos, nuestras emociones, viven en nosotros, dentro de nuestro pequeño mundo; los intereses mezquinos nos controlan, no tenemos tiempo para pensar en otra cosa que no sea en nuestros intereses egoístas, en nuestras pasiones, etc.
Así pues, francamente, no vivimos de verdad en el planeta Tierra (parece esto paradójico, mas es cierto). ¿Quién podría vanagloriarse de conocer realmente el planeta en que vivimos? Es un mundo con siete dimensiones. ¿Quién lo conoce? Sabemos que en el mar, sobre todo en ciertas zonas profundas y aisladas del Pacífico y del Atlántico, hay fenómenos extraordinarios, hay lugares donde los barcos no pueden avanzar (“aguas muertas”, se les dice, para las que no existe una explicación)…
Si rastrillamos un cerillo con el propósito de lograr el fuego, es obvio, que con la frotación surge el fuego; pero antes de la frotación el fuego estaba en el cerillo, en estado latente; con la frotación lo único que hemos logrado es permitir que el fuego se escape. Sin embargo, creen las gentes que antes de la frotación no existía el fuego en el cerillo; entonces, si no existía el fuego, ¿de dónde salió el fuego? De la nada, nada puede salir. Así, pues, el fuego existe antes del cerillo. ¿Y cuál es la naturaleza del fuego? Sobre eso nada se ha podido explicar; se limitan los científicos a decir que “es el producto de las combustiones”, es decir, se escapan por la tangente; tal concepto no es más que un parche para tapar su ignorancia…
Se estudia la mecánica de los fenómenos, pero ¿qué se sabe sobre la vida? Los científicos podrán conocer toda la mecánica de la vida, mas ¿qué saben sobre el fondo vital? ¡Nada!… Hace algunos meses, por allí se propaló la noticia periodística de que se podían ya sacar criaturas de cualquier laboratorio. ¡Cosa absurda; hijos de simple laboratorio, “hijos de cubeta”! ¿Habrase visto mayor estupidez? ¿Y qué era la bulla? Bueno, sencillamente que habían logrado que un zoospermo masculino, claro está con un gameto femenino; es decir, con un óvulo, ya unidos los colocan en su respectivo lugar dentro del organismo y es obvio que se procesa la gestación. Eso no tiene nada de novedad (esa es la famosa “inseminación artificial”, ciertamente), mas ellos pensaban que ya estaban creando vida.
Si nosotros ponemos las materias químicas de las que está hecho un zoospermo y un óvulo, y pedimos a los científicos que hagan un par de gametos masculino y femenino, estoy seguro que lo hacen, pero si luego les pedimos que después de unidos tales gametos artificiales los depositen en su lugar correspondiente, dentro del cuerpo femenino, para que de allí resulte una criatura o simplemente que lo coloquen en una “cubeta” muy especial, estoy seguro que no saldrá nada de allí…
Algún día de esos tantos, discutía un materialista ateo, enemigo del Eterno, con un hombre muy religioso y vinieron a la discusión aquélla, del cuento aquél clásico, entre “quién fue primero si la gallina o el huevo” (es un cuento de nunca acabar, por supuesto). ¿Quién puso el huevo? La gallina. Y la gallina, ¿de dónde salió? Del huevo. Y el huevo, ¿de dónde salió? De la gallina… Total, que eso es cuestión de nunca acabar. Pero bueno, después de tanto discutir, y discutir y discutir, el religioso, pues, retó al materialista a que hiciera un huevo, a ver si se sentía muy capaz de sacar de allí un pollo. El materialista dijo que lo haría y lo hizo (un huevo muy bien hecho).
Ya después de hecho, dice el religioso: “Bueno, vamos a echarlo ahora, pues, a una gallina para que de allí salga un pollo”… Y se lo echaron a la gallina, pero no salió nada (era un huevo muerto, sin vida). Esto nos recuerda mucho a Don Alfonso Herrera, el gran sabio mexicano, que logró hacer la célula viva (digo la célula, pero no viva; imitación de vida, pero una célula tal como es); pero fue siempre una célula muerta, nunca tuvo vida de verdad y la célula era perfecta: con su núcleo, su membrana, etc., etc., etc., pero fue una célula que nunca tuvo vida (una célula muerta, repito).
Así, pues, vivimos en un planeta que desconocemos, o mejor dijéramos, no vivimos en el planeta, vivimos en nuestro pequeño mundito; cada uno de nosotros está condicionado por sus propios intereses, pasiones, deseos, preocupaciones, etc., etc., etc. Propiamente, en el planeta Tierra no vivimos…
Se nos ha dicho que existen los sentidos internos, no lo negamos; obviamente, hay más sentidos internos que externos. Las distintas escuelas tienen métodos para desarrollar poderes, para desarrollar los sentidos íntimos, los sentidos internos, pero en verdad les digo, mis caros hermanos, que si queremos nosotros desarrollar los sentidos internos, debemos empezar por desarrollar el sentido de la observación de sí mismos, es decir, de la autoobservación.
El sentido ese está latente en cada uno de nosotros, mas hay que desarrollarlo; el desarrollo solamente es posible a base de práctica; conforme nosotros vayamos usando tal sentido, por sí mismo éste se irá desarrollando, y a medida que progresemos en la observación de sí mismos, otros sentidos van también haciéndose manifiestos, y al fin, el día en que mediante la autoobservación íntima nos hayamos conocido a fondo, íntegramente y en todos los departamentos de la mente y del corazón, los múltiples sentidos internos que poseemos se harán manifiestos, se desenvolverán preciosamente. He allí el porqué se nos ha dicho: “NOSCETE IPSUM” (“Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los Dioses”).
Conforme nosotros nos vamos haciendo reflexivos, vamos también comprendiendo el estado lamentable en que nos encontramos… Comoquiera que las gentes no viven sino dentro de su pequeño mundito que cargan, y eso, en los pisos más bajos de la máquina, es claro que no entienden cosas relacionadas con el Cosmos o con los Cosmos, y ni siquiera les interesa, es algo que está más allá de sí mismos.
A la gente lo único que le interesa son los asuntos mezquinos, la satisfacción plena de sus vicios, de sus pasiones, de sus intereses creados, sus preocupaciones y egoísmos, dinero y más dinero, fornicación, alcohol, etc. (esa es la humanidad). Pero cuando se les habla de los SIETE COSMOS y se intenta que las gentes comiencen a estudiar las leyes y sus principios, pues, francamente no sienten por esto mucho interés, porque eso está más allá de sí mismos, no forma parte de sus preocupaciones mezquinas; esa es la cruda realidad de los hechos.
Nosotros necesitamos estudiar la Gnosis profundamente; para eso están los libros, para eso las conferencias, etc; pero no basta la simple lectura de las obras, hay que ir más lejos, hermanos…
No hay duda de que en principio se necesita leer, escuchar las grabaciones, concurrir a las clases, tomar notas en nuestras libretas o cuadernos y aprender eso de memoria; la memoria es el principio formativo, pero no es todo. Si le confiáramos siempre todo a la memoria, a la larga de nada nos serviría, porque la memoria es infiel en un ciento por ciento; lo que se confía a la memoria, tarde o temprano se pierde. Si queremos verdaderamente aprovechar estas enseñanzas, se necesita depositar estos conocimientos en la Conciencia, eso es obvio. En principio no niego que necesitemos de la facultad formativa, es decir, de la memoria, mas allí no se debe quedar el conocimiento.
Cuando nosotros mediante la meditación tratamos de conocer el sentido íntimo de aquéllo que hemos depositado en la memoria, entonces tales conocimientos allí depositados, pasan a partes superiores del centro intelectual, y si tratamos de ser más conscientes de la enseñanza, al fin sucederá que dicho conocimiento será definitivamente absorbido por el centro emocional, que ya no es intelectual (debemos distinguir entre el centro emocional y el centro intelectual).
Cuando el conocimiento se ha vuelto emocional, cuando ha sido depositado en el centro emocional, se absorbe por último en la Esencia, es decir, en la Conciencia, y el conocimiento que se vuelve Conciencia no se pierde jamás, ni con la muerte del Cuerpo Físico, porque al retornar lo traemos en la Conciencia. Mas, lo que se deposita en la memoria exclusivamente, tarde o temprano se pierde; por ese motivo, mis caros hermanos, es aconsejable que el conocimiento se deposite en la Conciencia…
Repito: primero hay que estudiar; luego, depositar toda la información en el centro formativo (memoria); luego tratar de capturar, de aprehender el sentido íntimo de eso que hemos depositado en la memoria. Cuando lo hacemos, le sentimos a tal conocimiento, algo dijéramos sentimental o emotivo o emocional para ser más claros, porque pasa entonces a la parte emocional del centro intelectual, es decir, sale de la memoria y pasa a la parte emocional del centro intelectual.
Mas si insistimos en tratar de aprehender o capturar lo esencial del conocimiento, se volverá emoción, emoción vívida, pasará dijéramos al centro emocional, y nuevas meditaciones harán que se torne consciente; esto sucederá cuando al fin el conocimiento emocional se sumerja en la Esencia, en la Conciencia. Ese es, pues, el proceso por el cual tiene que pasar el conocimiento, a fin de que se torne consciente…
Las gentes comunes y corrientes viven atrapadas por los sentidos externos; sin embargo, hay gentes que ya tienen establecidas, en sí mismas, un CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE; son aquellas personas que en vidas anteriores estuvieron en estos estudios; esas personas buscarán la enseñanza, la anhelarán, sentirán que más allá del mundo de los sentidos hay algo, y no se equivocan.
Mucho más allá de estos sentidos, mediante los cuales nos ponemos en contacto con el mundo exterior, encontramos nosotros la Esencia. No hay duda de que aquellas personas que poseen un Centro de Gravedad Permanente, sí anhelan de verdad algo distinto, diferente. A pesar de todas las contingencias de la existencia, tengo entendido que su Esencia permanece inmutable; que no ha sido, dijéramos, deteriorada o alterada. Así, pues, en la Esencia está lo mejor que poseemos; la Esencia es la Conciencia, es lo más decente, lo más digno de nuestro Ser…
Existen dos corrientes de pensamiento en cada uno de nosotros: el uno, viene de la Personalidad, el otro de la Esencia. También podemos decir que los pensamientos que vienen de la Personalidad cultivada, pues, aparentemente son más brillantes, aunque de enjundioso contenido, mas en el fondo los pensamientos que vienen de la Esencia son de tipo superior; sin embargo, se necesita de una buena capacidad de observación para distinguir a unos de otros.
Sucede que comoquiera que los pensamientos de la Esencia son más simples y los de la Personalidad más complicados, podríamos confundirnos y creer que los pensamientos de la misma, es decir, de la Personalidad, son de calidad superior a los de la Esencia; mas tal confusión se basa especialmente en la ignorancia. Los pensamientos de la Esencia, aunque no tengan mucha erudición, aunque sean muy simples, incuestionablemente son de calidad superior…
Cuando alguien empieza en la vida por preocuparse un poquito sobre su situación en la existencia, cuando se da cuenta, pues, de que no es más que un habitante de la Tierra, demasiado pequeña; cuando piensa en que la Tierra es un pedazo del Sol, una tajada desprendida del Sol o una partícula del Sol, indubitablemente nos está indicando que su Esencia se encuentra, dijéramos, en desasosiego, que anhela, que tiene algo de tipo superior.
Obviamente, esta clase de pensamientos aunque muy simples, a la gente que vive en su pequeño y minúsculo mundito, aquél del microcosmos; a la gente que vive dentro del infinitesimal mundo de los sentidos ordinarios, no le interesa. Uno no sentiría el anhelo de saber si la Tierra es un pedazo de Sol y si el Sol pertenece a la Vía Láctea, a menos que a la Esencia le saliera, dijéramos, tal preocupación o tal anhelo; es la Esencia la que tiene esa calidad de pensamientos, sencillos pero grandiosos en el fondo. Así, pues, es necesario que los hermanos comprendan que lo más importante que tenemos en nuestro interior es la Esencia, es decir, la Conciencia…
Fecha última actualización: 27/08/2020
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