Estados de Jinas el cuerpo físico dentro de la 4ª dimensión

Jinas astralEstados de Jinas el cuerpo físico dentro de la 4ª dimensión. Hace poco tiempo se realizó, en Yucatán, un gran Congreso de Mayas; se realizó en un pueblo que rinde culto a los Dioses. Entre ellos hay un jefe que se reúne con los Mayas. Sin embargo, ese finge ante el pueblo como simple sacerdote católico. Y se realizó el Congreso del Mayab en pleno Atrio de la Iglesia.

Fue allí donde un discípulo de la Escuela del gran Ehecatl, manifestó a los sacerdotes y a todos los grandes Iniciados Mayas, que él quería dar el Gran Salto, porque la ciencia magnífica de Ehecatl, relacionada con el Movimiento Cósmico, en modo alguno podría ser entendida por esta humanidad caduca y decadente del siglo veinte.

Pedía permiso para dar el Gran Salto, es decir, para meter el cuerpo físico dentro de la Cuarta Vertical definitivamente, y marcharse a otro planeta. Suplicó, se postró en tierra ante todos y lloró, y la congregación le concedió el permiso. En presencia de todos metió el cuerpo dentro de la Cuarta Vertical, con procedimientos esotéricos y científicos que la gente ésta, supercivilizada, ignora totalmente. Ahora ese gran Maestro vive en otro planeta”. 

Lo que estamos diciendo aquí, estoy seguro que en modo alguno podría ser entendido por aquellos que están embotellados dentro de los dogmas científicos y dentro de la Geometría tridimensional de Euclides. Pero los Mayas nada tienen que ver con todas nuestras jergas cientificistas; ellos conservan viejas tradiciones milenarias, viven en ellas, y nadie podrá hacerles cambiar de idea”.

“Y aunque parezca increíble lo que voy a manifestar aquí, ante este honorable auditorio que me escucha, todavía en Yucatán existe una ciudad Jina. En ella moran gentes del antiguo Mayab; en ella viven, conservando aun su ciencia, estudiando sus Tablillas Siderales, haciendo sus cálculos de tipo matemático. Estamos seguros de que los famosos super-civilizaciones de esta época, jamás darán con esa gran ciudad del Mayab. Incuestionablemente; podemos y debemos aseverar con gran énfasis, la existencia trascendental y trascendente de dos tipos clásicos de Ocultismo.

De todo el variado conjunto de procesos históricos y prehistóricos, relacionado con la Tierra y sus humanas razas, nos es dable inferir dos modalidades Ocultistas, a saber: a) Ocultismo Innato. b) Ocultismo Escolástico. La primera de estas dos corrientes, es ostensiblemente antidiluviana; la segunda es completamente postdiluviana. Las paralelas exactas de estas dos formas Ocultistas, claramente enunciadas, debemos descubrirlas clarividentemente en las dos modalidades de la ley: Ley Natural y Paradisíaca, Sabiduría de los Dioses. Ley Escrita Deuteronomio, Ley Segunda y más Inferior.

Escrito está con caracteres de fuego, en el Libro de la Vida, que cuando los Hijos de Dios, es decir los Elohim o los Jinas, conocieron a las hijas de los hombres, devino espantosa la terrible catástrofe Atlante o Diluvio Universal Génesis, VI, I Entonces concluyó el imperio formidable de la Primera Ley y llegó el tiempo del Deuteronomio, o Segunda Ley. Es demasiado palmaria y evidente la imperfección terrible de la Ley Escrita: tormento de los grandes hombres, por las espantosas limitaciones de la misma y férrea tutela de los pequeños.

Moisés, el insigne caudillo sagrado del pueblo de Israel, congregando a su gente en la llanura de Moab, expone a la vista de todos, los prodigios extraordinarios que el Señor había obrado en su favor, desde que en el Monte Sinaí había sido establecida la Primera Alianza, y repite la Ley con nuevas ilustraciones, pronunciando espantosas advertencias contra sus transgresores y prometiendo justas recompensas y felicidades de todo género a quienes las guarden fielmente.

Moisés, transfigurado en el Monte Nebo, después de haber bendecido a las doce tribus de Israel, contempla la “Tierra Prometida” los “Campos Elíseos o Mundo de los Jinas” la tierra cuyos ríos manan leche y miel: el Mundo Etérico, la Cuarta Dimensión. Moisés no murió como los demás hombres: desapareció en el Monte Nebo, nunca se encontró su cadáver. ¿Qué se hizo? Moisés retornó a la tierra feliz de los cantos nórdicos y druidas, se hizo Jina, se convirtió en habitante del Paraíso.

Con plena lucidez hemos podido verificar, en forma íntegra, el hecho contundente, claro y definitivo, de que es precisamente ahí, en el Mundo Superliminal, en la Cuarta Dimensión, donde otrora moraban las gentes dichosas de la antigua Arcadía, quiero referirme, en forma específica, a las humanidades paradisíacas de los antiguos tiempos.

Cuando Juan el Bautista fue degollado, el Gran Kabir Jesús se retira en un barco “a un lugar desierto y apartado” es decir, a las Tierras de Jinas, a la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, y es allí donde opera con la multitud el milagro de los cinco panes y los dos peces, de los que comieron nada menos que cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, sobrando además doce cestos llenos de pedazos. Es ostensible que el Gran Sacerdote Gnóstico Jesús, hubo de meter también a las multitudes dentro de la Cuarta Dimensión, con el evidente propósito de realizar el milagro.

Antiguas tradiciones irlandesa, consignadas sabiamente en los deliciosos cantos de los bardos o rapsodas nórdicos, hablan con justa razón de un extraordinario pueblo Cainita o Inca, es decir, de Sacerdotes-Reyes, llamado de los Tuatha de Danand, habilísimo en toda clase de artes mágicas, aprendidas en Tebas. Obviamente, se trata de un gran pueblo Jina, prototipo del Judío Errante, infatigable viajero.

Los Tuatha de Danand recorrieron los países mediterráneos, hasta llegar a la propia Escandinavia, donde fundaron, además de una ciudad Lunar y otra Solar, cuatro grandes ciudades mágicas. Llegados de nuevo los Tuatha a Irlanda, desembarcaron en dicha isla protegidos, como Eneas en Cartago, por una espesa niebla mágica o Velo de Isis de la Cuarta Dimensión que los ocultaba. Con otras palabras diremos que los Tuatha llegaron, de regreso a Irlanda, por entre la Cuarta Dimensión. 

Escrito está, en viejos cronicones, la muy celebre batalla de Madura, donde ellos se cubrieron de gloria derrotando a los tenebrosos Firbolgs. Era, en efecto, tan grande la excelencia de los Tuatha de Danand, tan poderosas e innumerables sus huestes, que las llanuras se vieron cuajadas de hordas de combatientes que se extendían hasta las regiones por donde se oculta el Sol, al declinar el día. Sus héroes se inmortalizaron ante Tara, la capital mágica de Irlanda.

Los Tuatha no llegaron a Erim en barco alguno conocido, ni nadie alcanzó a determinar, claramente, si eran gentes nacidas en la tierra, o descendidas de los cielos, o si se trataba de entes diabólicos, o de una nueva nación que no podría en modo alguno ser humana, si por sus venas no corría la regia sangre de Berthach el infatigable, el fundador de la Ceinne primitiva”. Al ocurrir la gran catástrofe Atlante, los Tuatha de Danand se metieron dentro de la Cuarta Dimensión definitivamente. En la Etérica región de nuestro planeta Tierra, habitan dichosas algunas razas humanas. Esas gentes, aun en nuestros días, de tanta amargura, viven todavía en estado paradisíaco. En la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, existen muchas ciudades mágicas de esplendente belleza.

En la Cuarta Vertical terrestre, podemos descubrir los Paraísos Elementales de la Naturaleza, con todos sus templos, valles, lagos encantados y Tierras de Jinas. Incuestionablemente, es allí, en la Tierra Prometida, donde todavía podemos encontrar, dichosos, el Ocultismo Innato y la Ley Natural o Paradisíaca. Aquellos Jinas bienaventurados, que felices moran en los Campos Elíseos, en la tierra que mana leche y miel, no caen, ciertamente, bajo la regencia del Deuteronomio o Segunda Ley, que tanto atormenta a los mortales. Obviamente, las muchedumbres Jinas, como aquéllas conocidas como los Tuatha de Danand, moran dichosas en el Edén, bajo la regencia de la Primera Ley.

Cuatro esotéricos símbolos mágicos, llevaban siempre consigo los Tuatha de Danand, a través de todas aquellas tierras de sus éxodos legendarios: 1º Una gigantesca Copa o Grial. 2º Una enorme Lanza de hierro puro fálico símbolo masculino. 3º Una gran Espada Flamígera, símbolo del Fuego Sexual. 4º La Piedra de la Verdad, símbolo de la Piedra Filosofal, Sexual.

Si Moisés, el gran caudillo hebreo, hubiese ignorado la honda significación de esos cuatro símbolos mágicos, jamás hubiera podido convertirse en Jina, en el Monte Nebo. LA JANA, SWANA, JAINA, JINA, O GNOSIS: La Doctrina primitiva de la humanidad. En el Castillo del Grial, en el Monsalvat trascendente, se encuentra el Santo Grial y la Lanza de Longinus, el centurión romano. No está de más afirmar, en forma enfática, que el Templo del Grial se halla en estado de Jinas. El Cáliz simboliza al Yoni femenino y la Lanza alegoriza al Phalus de los misterios griegos”. “En el Cáliz y la Lanza se hallan ocultos los misterios del Lingam-Yoni”. “El camino que conduce a la Auto-Realización Intima del Ser, es absolutamente sexual”.

La conquista del Ultra Mare Vitae, o Mundo Súper liminar y Ultra terrestre, sería algo más que imposible si cometiésemos el error de subestimar a la mujer. El Verbo delicioso de Isis, surge de entre el seno profundo de todas las edades, aguardando el instante de ser realizado. Las palabras inefables de la Diosa Neith, han sido esculpidas con letras de oro en los muros resplandecientes del Templo de la Sabiduría: “Yo soy la que ha sido, es y será, y ningún mortal ha levantado mi velo”.

La primitiva religión de Jano o Jaino, es decir, la áurea solar, quiritaria y súper- humana Doctrina de los Jinas, es absolutamente sexual, tú lo sabes. Escrito está con carbones encendidos, en el Libro de la Vida, que durante la Edad de Oro del Lacio y de la Liguria, el Rey Divino Jano, I.A.O., Baco, Jehová, Iod-Heve, imperó sabiamente sobre aquellas santas gentes, tribus arias todas, aunque de muy diversas épocas y orígenes. Entonces, ¡oh Dios míos!, como en épocas semejantes de otros pueblos de la antigua Arcardía, podía decirse que convivían, felices Jinas y hombres.

Dentro del inefable idilio místico, comúnmente llamado “Los encantos del Viernes Santo”, sentimos en el fondo de nuestro corazón, que en los órganos sexuales existe una fuerza terriblemente divina, que lo mismo puede liberar que esclavizar al hombre. La energía sexual contiene, en sí misma, el arquetipo viviente del auténtico Hombre Solar que debe tomar forma dentro de nosotros mismos. Muchas almas sufrientes quisieran ingresar en el Monsalvat trascendente, más desgraciadamente, esto es algo más que imposible, debido al Velo de Isis o Velo Sexual Adámico.

Entre la bienaventuranza inefable de los paraísos Jinas, existe, ciertamente una Humanidad Divina que es invisible a los sentidos de los mortales, debido a los pecados y limitaciones de estos, nacidas del abuso sexual. Escrito está con caracteres de fuego, en el Libro de la Vida, que en la Cruz Jaina o Jina, se esconde milagrosamente el secreto indecible del Gran Arcano, la clave maravillosa de la transmutación sexual. No es difícil comprender que tal cruz mágica es la misma swástika de los grandes misterios.

Entre el éxtasis delicioso del Alma que anhela, podemos y hasta debemos ponernos en contacto místico con Jano, el sublime y austero Hierofante Jina que en el viejo continente Mu, enseñara la Ciencia de los Jinas. Jana, Swana o Jaina, es pues la Doctrina de ese viejo Dios de la lucha y de la acción, llamado Jano, el Señor Divino de las dos caras, tansposición andrógina del Hermes Egipcio y de muchos otros dioses de los panteones Mayas, Quichés y Aztecas, cuyas imponentes y majestuosas esculturas, cinceladas en la roca viva, aun se pueden ver en México.

El mito greco romano conserva todavía el recuero del destierro de Jano o Jainos a Italia, por haberle arrojado del cielo Cronos o Saturno, es decir, de la recordación legendaria de su descenso a la tierra como Instructor y Guía de la humanidad, para dar a esta la primitiva Religión Natural, Jina o Jaina. Janna o Jaina es también, obviamente, la maravillosa Doctrina chino-tibetana de Dan, Chhan, Dzan, Shuan, Ioan, Huam o Dhyan-Choan, características de todas las escuelas esotéricas del mundo ario, con raíces en la sumergida AtlántidaLa Doctrina Secreta, la Doctrina Jaina primitiva, se fundamenta en la Piedra Filosofal, en el sexo, en el Sahaja Maithuna. Doctrina gnóstica, infinitamente superior, por más antigua al propio Brahmanismo, la primitiva escuela Jinayana, la del estrecho sendero que conduce a la luz.

Doctrina de salvación realmente admirable, de la que en el Asia Central y la China quedan muchísimos recuerdos, como quedan también en la Masonería Universal, donde encontramos, por ejemplo, la superviviencia de la Cruz Jaina o Swástika, de Swan: el Hamsa, el Cisne, el Ave Fénix, la Paloma del Espíritu Santo o Paráclito, Alma del Templo del Grial, el Nous o Espíritu, que no es sino el Ser o Dhyani del Hombre. Aun en estos tiempos modernos, todavía podemos hallar rastros en Irlanda, de esos veintitres profetas Djinas, o conquistadores de Almas, que fueron enviados en todas las direcciones del mundo por el fundador del Jainismo: el Rishi Baja-Deva.

En tiempos de Antagerges, hubo el caso, pues, en Persia, de una tribu que apareció por allí, una tribu muy extraña. Bueno, y aquella tribu vivía en sus casas, triunfante, victoriosa, y entonces Antagerges resolvió someterlos, llenarlos de impuestos y dominarlos, y mandó gentes para someterlos a su cetro. 

Pero cuando las gentes llegaron buscarlos, a buscar aquella raza, aquella raza había desaparecido: ya no habían casas ni había nada en el lugar donde antes estaban. Sin embargo, recibió Antagerges un regalo muy extraño, enviado por las gentes de esa raza. Recibió unas plumas de águila, que tenía su significado; significaba que hasta que él no fuera dueño del elemento aire, no podría llegar a dominarlos a ellos.

Recibió algo que significaba que hasta que él no dominara el elemento agua, no podría someterlos a ellos. Recibió un topo, que significaba que hasta que el no dominara el elemento tierra, no podría llegar a dominarlos a ellos.

Y recibió también algo, una salamandra, lo que significaba que hasta que el no dominara el fuego, no podría dominarlos a ellos. Para poder ellos someterse a él, le exigían dominio del fuego, de los aires, de las aguas y de la tierra. El día que él lograra ese dominio, con mucho gusto ellos se sometería a su cetro. Antes no, porque no se le reconocía autoridad. Qué hizo aquel gran señor, aquel gran rey? ¡Callarse el pico; no le quedó más remedio! Si él no dominaba los elementos, ¿qué iba a hacer?

Diálogo entre el Maestro Samael Aun Weor, y algunos discípulos sobre los Estados Jinas.

P.- Maestro, las leyes que rigen esa Cuarta Coordenada, ¿son iguales a las de esta tercera dimensión? 

R.- Son distintas las leyes, porque en la Cuarta Vertical se puede flotar con cuerpo de carne y hueso. En la Cuarta Vertical, las leyes son distintas; eso es claro.

P.- Maestro, tengo entendido que aquí, en el bosque de Chapultepec, hay un templo en estado de Jinas. ¿Puede usted pasar a cualquier hermano hacia ese templo, pero con cuerpo físico? 

R.- Sí se puede, cuando los Adeptos del templo lo autorizan; porque no vamos nosotros a echar abajo las puertas del templo, ¿no? Hay que, primero, tener la autorización. Todo eso tiene sus leyes; uno no tiene derecho a entrar, al templo de Chapultepec, si antes no es debidamente autorizado, y para ser autorizado, pues tiene uno que merecérselo. Ese es un templo de la Cuarta Vertical; eso es todo. Ahora, meterse uno dentro de la Cuarta Vertical, no es tan difícil, no es tan difícil. Con un poquito de práctica, se hace. Todo lo que se necesita es tener fe, mucha fe.

P.- ¿Se sale vestido? 

R.- Pues, por lo común se va uno con piyama ¿no? Por eso, antes de salir de la casa, es aconsejable hacer el ensayo: dar el saltito, para ver si flota; porque no sería muy agradable salir uno con “paños menores” a la calle. No, uno hace primero el ensayo, adentro, para ver si flota, y si flota, pues se da el lujo de irse. Si no flota, es porque no agarró la Cuarta Vertical, y entonces vuelve a su camita y repite el experimento.

P.- ¿Y para volver, después de haber viajado en estado de Jinas? 

R.- ¿Para volver? Pues hay una ley en la Cuarta Vertical, según la cual “todo regresa a su punto de partida”. Les voy a contar una experiencia vivida: Cierta vez me puse a llamar a unas personas Jinas, para que me ayudaran. En la Cuarta Vertical viven gentes, razas enteras, y llamé a ciertas personas Jinas de los mundos Jinas, de las tierras Jinas, para que vinieran a ayudarme.

Toda la santa noche, yo ahí, acostado de medio lado, con la cabeza puesta sobre la palma de la mano, llamando a esas personas de los estados Jinas, para que vinieran. Al fin, por ahí a las dos o tres de la mañana, cuando me encontraba en un estado de laxitud muy especial, alguien me toca el brazo. Vuelvo a mirar, y veo a una dama que está allí, joven, que me dice: ¡Bueno, levántese! Y yo me dije: Así despierto, como estoy en este momento, y levantarme? Pero como soy un hombre de fe, pues me levanté de mi cama, me puse de pie.

Luego veo, con asombro, que en mi mesita que había allí con unas sillas, dentro de la recámara, estaban otras dos damas, sentadas alrededor de la mesa. De manera que con ella, eran tres. Tenían algunos Tarot, y a través del Tarot ellas consultaban sobre cuál era la que iba a cargar con la responsabilidad de llevarme a mí hacia Europa. Bueno, la suerte le cayó a la que me llamó. Entonces ésta me dijo: A mí me toca llevarlo. Se lo agradezco mucho respondí. Volvió a decir: ¡Salgamos! Yo caminé, atravesé un patio, agarré un largo pasadizo, abrí la puerta y salí a la calle, al abrir la puerta, no se abrió la puerta física. ¿Qué puerta se abrió? La contraparte de la puerta.

Entonces yo salí a la calle. Dije: “Bueno, como que soy el único que va por entre la Cuarta Vertical”. Más, grande fue mi asombro cuando salgo y encuentro que muchas otras personas, hombres y mujeres, viven en la Cuarta Dimensión, con cuerpo de carne y hueso.

P.- Maestro: ¿los que están en Cuerpo Astral puede ver a los que están en Jinas, y viceversa? 

R.- Sí, todo; allí se revuelven los vivos y los muertos, todo el mundo. Bueno, total que ya, entonces, eché a andar por esas calles; pero me dio, francamente, una gran alegría, era uno de mis primeros viajes, con cuerpo de carne y hueso, entre la Cuarta Dimensión.

Tan grande alegría me dio, que resolví levantarme a flote hasta las nubes, y luego, desde allí, tirarme “en picada”, como un avión. Tuve que dejar esas payasadas, esos juegos violentos, y todo, cuando me llamó al orden la dama. Me dijo: Señor, yo tengo una gran responsabilidad moral con usted. Si usted continúa con eso, pues usted se va a matar, se puede matar. Recuerde que va cargando con el cuerpo; usted puede matarse, porque aquí en la Cuarta Dimensión, puede matarse si continúa así como va. De manera que, por favor le pido que ande con juicio”. “¡Ay, le dije, tiene usted razón”. Entonces seguí viajando con ella y llegamos a Nueva York.

Allá, sobre un apartamento, en un rascacielos, nos aguardaba otro caballero que también estaba aprendiendo a manejar los estados de Jinas. Al llegar nos saludamos, pues me lo presentó la dama aquella. Nos hicimos amigos y entonces ya no solamente me tomó a mí bajo su responsabilidad, sino a él también.

La dama dijo: ¡Vamos a atravesar el océano! Pensé: ¿En carne y hueso, a esas horas de la noche, y atravesando uno el océano Atlántico? Por un instante, en cuestión de segundos, acudió a mí una idea: ¿Qué tal si nos saliéramos en estos momentos de la Cuarta Dimensión, aquí, en medio del océano? Si perdiéramos el estado de Jinas, ¿cómo quedaríamos allí, a esas horas de la noche y en mitad del océano Atlántico, rumbo a Europa? Bueno, seguimos viajando, hasta que llegamos a las playas de Europa. En aquella época, estaba la segunda guerra mundial.

Bueno, de ahí pasamos hacia algunas tierras de Europa, se veía la barbarie de la segunda guerra, que era pavorosa. Entonces el amigo aquel me dijo: Aquí tenemos que andar con mucho cuidado, porque vamos metidos dentro de la Cuarta Dimensión y no llevamos documentos de ninguna especie, ni pasaportes, ni ninguna de esas cosas que se usan en el mundo de tres dimensiones. Si desgraciadamente llegamos a perder aquí el estado de Jinas me dijo, caeremos en estas tierras y aquí, o nos meten a la cárcel, o nos fusilan. Estamos en plena guerra mundial, aquí perdemos la vida; tenemos que ser muy cuidadosos.

P.- ¿Y depende de uno mismo, el no perder ese estado de Jinas? 

R.- Si, depende de uno tener cierto cuidado, sobre todo al acercarse donde hay puntas de acero, objetos metálicos, de hierro, etc., porque es muy peligroso. Entonces le dije al amigo: Bueno, marchemos con cuidado. La dama aquella, que me conducía, entró a una casa de Europa, donde aguardaba otra persona, la aguarda a ella. Nosotros dos nos quedamos ahí, platicando un poco. El me dijo: No se que veo dentro de ti, pero en ti hay un poco de ciencia, otro poco de filosofía y bastante de magia. En eso tiene tú razón, le dije; yo soy Samael Aun Weor.

Aguardamos que la dama aquella sacara a otra persona que estaba esperando allí, una humilde modista que estaba estudiando las Ciencias Jinas. Aguardamos pacientemente, hasta que la sacara, y salió ella también. Después de eso, continuamos nuestro viaje y fui a donde tenía que ir: a un lugar secreto de la vieja Europa. Llegué a donde tenía que llegar, y después de haber estado donde tenía que estar, entonces, de regreso, volvimos nosotros a la casa y me acosté en mi cama, después de ese viaje extraordinario.

P.- El tiempo de la Cuarta Vertical, ¿cómo se compagina con el de la tercera? ¿Se le va la noche en ese viaje? 

R.- Pues, francamente, no tuve el cuidado de haber mirado el reloj. En medio de ese experimento, uno no se acuerda del relojito, se olvida uno. Unicamente pensé que el viaje fue largo y que fue maravilloso, muy maravilloso. También pude evidenciar que lo principal es la fe; por esto: en cierta ocasión estábamos nosotros en una casa, en un pueblo de clima cálido, y como era clima muy cálido, pues ahí la maestra Litelantes se acostó en su lecho y yo me acosté, sencillamente, en el mero piso, en el suelo, para hacer mis experimentos Jinas. Unicamente puse una almohada en el piso, ni siquiera estera, porque el calor era insoportable. Quería recibir algo de frescura en el piso. Ustedes saben que en tierra caliente es así. En climas muy cálidos, busca uno el piso y consigue algo de frescura.

Bien, me dediqué a mi trabajo de concentración: vigilando el sueño cuidadosamente y aprovechar así que surgieran los primeros detalles del sueño, para poder levantarme y agarrar la Cuarta Vertical.

La maestra Litelantes me observaba desde su cama, pues estaba despierta. Yo no agarré completamente el estado de Jinas, en ese momento, porque me faltaba sueño o lo que sea, pero sí estaba lleno de fe. Me levanté del piso, en donde estaba acostado, lleno de fe, y dije: Voy para la calle. Cuando ella vio que iba para la calle, ni siquiera en piyama, sino en calzoncillos y la camisill, dijo: ¿Pero cómo se va a levantar este hombre en paños menores y salir así a la calle? Entonces, inmediatamente, se lanzó a la puerta: ¡Un momento!, ¿para dónde va usted?” Pero como en ese momento estaba yo, pues, lleno de fe, abrí la puerta y hasta le di un empujón. Entonces abrí la puerta y salí, y al salir, enfrente había una cantina y la calle estaba llena de gente, porque no era tarde, ella dijo: A este hombre lo va a agarrar la policía y lo va a meter al bote.

Sí señor: salí. Ella se asomó, llamándome: ¿Para dónde va, cómo se va a ir así? Yo iba para donde iba, lleno de fe, y eso es todo. De que podía, podía. Porque tenía que poder; sencillamente, porque tenía que poder. Caminé una cuadra y ella me estuvo mirando, hasta que a la cuadra me le desaparecí. A la cuadra di el salto, pero con una fe absoluta, y era tan tremenda la fe, que agarré la Cuarta Vertical y fui a donde tenía que ir, a cierto lugar, donde tenía que ir. Floté por encima de aquella ciudad, aquel pequeño poblado, y me dirigí a donde tenía que ir.

Cuando ella vio que me desaparecía, dijo: Voy a cerrar la puerta; ya, a este hombre, quizás qué le pasará. Cerró la puerta, trancó. Era una de esas trancas antiguas algo burdo, pesado. Al rato, como a la hora, ella se asombró cuando me vio otra vez acostado. Cuando yo regresé, no importó que la puerta estuviese cerrada. Como venía por entre la Cuarta Vertical, atravesé la puerta. Así, con la puerta cerrada, atravesé la puerta. Pero fíjense ustedes cómo agarré el estado de Jinas: ni siquiera había sueño en ese momento, sino pura fe, nada más que una fe absoluta, sin una pizca de duda. Para hacer una cosa de esas, se necesita alguna de estas tres cosas: o estar en estado de éxtasis, o embriagado por la sabiduría, o estar loco.

Samael Aun Weor 

Añadir un comentario