Maestra Litelantes

No es tarea fácil esbozar los datos biográficos de la V.M. Litelantes porque están acompañados de su labor titánica de compartir con el V.M. Samael Aun Weor, la gran misión de iniciar una nueva era en este planeta entre el augusto tronar del pensamiento.

Dondita ya no está físicamente con nosotros, se extinguió la pequeña mujercita de carácter gigantesco, la laboriosa ama de casa, de fina atención con gran carácter y voluntad de acero.

Aparte de sus prodigiosas virtudes, uno de sus mayores atributos fue el de vigilar por la pureza del inestimable conocimiento de los siglos que dejara el V.M. Samael Aun Weor a toda la humanidad.

En un pueblito lejano de la Republica de Colombia. Sus padres fueron dos humildes personas que tuvieron un total de nueve hijos. Su niñez estuvo rodeada de una maravillosa vegetación con la que gozaba haciéndose acompañar por los elementales de las plantas, las piedras y los animalitos del bosque.

Siempre conservó ese particular cariño hacia dichos animales aun en su edad avanzada..

Cuando niña sus únicos juguetes eras las muñecas de trapo que le hacía su madre. Así creció y el tiempo fue transcurriendo y con ello su estado de absoluta interioridad de conjunción total con las fuerzas místicas de la divinidad que presiden los destinos humanos que la hacían diferente a sus hermanos y por consiguiente incomprendida.

Su juventud fue de mucho trabajo en el campo, había de levantarse muy temprano para preparar el desayuno para sus hermanos y atender los quehaceres del hogar. En Dondita siempre vibró la inquietud por las cosas del espíritu puesto que su conciencia poseía el despertar que no todos los seres humanos poseen. Al tener una actitud rebelde con relación a las cosas mundanas, las personas que la rodeaban no podían comprenderla en su totalidad. Cuando contaba con la edad de 26 años sucedió un día el evento que transformaría su triste vida en la mujer que acompañaría al Maestro de la síntesis en su sagrada misión.

Sucedió que su hermana Josefina enfermó repentinamente con una fiebre altísima vomitando sangre. Sus padres estaban preocupados pues ningún medico había podido salvarla, sin embargo se presentaba una esperanza que posiblemente sería la última.

Dondita había oído hablar de una persona que realizaba milagros curando a sus semejantes y se los comentó a sus padres y ellos en medio de su profundo dolor y preocupación le exigieron que lo buscara y lo llevara a casa lo más pronto posible.

Dondita compartiendo el dolor familiar salió en silencio en busca del iniciado Aun Weor. Dondita se encontró con una persona de raro aspecto, viejo y canoso, con el pantalón y la camisa en completo descuido, los zapatos feos y sucios, el señor era nada menos que el Boddhisattwa de Samael. Se presenta el iniciado Aun Weor en la casa de la familia Garro, pide que lo dejen a solas con la enferma y se realiza el milagro de curarla.

A partir de ese milagro Víctor Manuel Gómez (Aun Weor) enamora a Dondita y en el término de quince días toman la decisión de unir sus vidas. Así inician como misioneros Gnósticos por toda la Republica de Colombia en medio de pobrezas y sacrificios.

Dondita preparaba pomadas, velas, etc. y Víctor Manuel salía a vender estos artículos para poder realizar la misión. El tiempo transcurrió atravesando un sin fin de peripecias con las que abandonan Colombia para siempre.

Realizan su misión por todo Centro América hasta llegar a México. En este país se establecieron hasta su fallecimiento el 5 de febrero de 1998. Hizo de un ser humano tirado por el lodo de la tierra, un hombre liberado que logró realizar la Gran Obra del Padre. Hoy es un resurrecto habitante de los mundos inefables de la luz. Tenemos que agradecer el recuerdo ejemplar de Dondita con su carácter.

Este conocimiento no podría plasmarse en nosotros si no nos imponemos el carácter de los vencedores. Dicen que un hombre sin carácter es como un balde lleno de agujeros, inútil para llevar o almacenar el agua de la Gnosis. De las almas sagradas del V. M. Samael Aun Weor y del V. M. Litelantes brotan terribles corrientes de fuerza y bondad omnipotente para bien de esta humanidad.

Doctrina gnóstica

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