Estudio del YO
Psicología gnóstica
Diversas escuelas de tipo pseudo-esotérico enfatizan la idea descabellada de un “Yo” doble: el primero lo califican de “Yo” superior; al segundo se le denomina “Yo” inferior. Nosotros decimos que superior e inferior son dos secciones de una misma cosa. Mucho se ha hablado sobre el Alter- Ego y hasta se le alaba y se le deidifica considerándosele divino.
En nombre de la Verdad se hace indispensable decir que “Yo” superior e inferior son dos aspectos del mismo Ego, y que por lo tanto alabar al primero y subestimar al segundo resulta, fuera de toda duda, algo incongruente. Nosotros hacemos una diferenciación correcta entre lo que es el “Yo” y lo que es el Ser. Podría objetársenos que tal diferenciación no es más que otro concepto emitido por el intelecto.
Nosotros nos basamos en experiencias propias directas. Conocemos muy bien las diversas formas de intelectualización que existen y que ustedes tienen sus escapatorias; el deseo de hacer resaltar todo lo que tenga sabor a Ego. Es claro que el Ego no tiene ganas de morir y que quiere continuar en alguna forma; exquisitamente sutil sí, no en las formas densas y groseras.
A nadie le puede gustar ver su querido Ego, “Yo”, reducido a polvareda cósmica así porque sí, porque un fulano cualquiera lo dijo en una sala de conferencias. Es apenas normal que el Ego no tenga ganas de morir y que busque filosofías consoladoras que le prometan un rinconcito en el cielo, un puesto en los altares o un más allá lleno de infinita felicidad.
Es necesario que comprendamos que todo en este mundo en donde vivimos pasa, las ideas pasan, las personas y las cosas pasan. Lo único estable y permanente es el Ser. Estudiante. Maestro, ¿de qué sustancia están hechos los agregados psíquicos?
Maestro. El animal intelectual equivocadamente llamado Hombre, todavía no posee una mente individual, no la ha creado, no la ha formado. La mente (el Manas, la sustancia mental) está desprovista de individualidad, posee diversas formas, se halla constituida en forma de agregados psíquicos, los cuales no son desconocidos por el budismo esotérico. Todos esos múltiples “Yoes” pendencieros y gritones que en su conjunto forman el mí mismo, están constituidos por sustancia mental más o menos condensada.
Es este el motivo por el cual nosotros cambiamos continuamente de opinión (Ejemplo del vendedor de bienes raíces). El “Yo” que jura amor eterno a una mujer, mañana es desplazado por otro que nada tiene que ver con el juramento, y entonces el sujeto se retira dejando la mujer decepcionada. Vean ustedes lo que son las infinitas formas de la mente y de qué manera controlan los centros capitales del cerebro y cómo juegan con la máquina humana.
Estudiante. Maestro, en este planeta los “Yoes” hacen la vida llevadera; si los disolvemos, ¿no sería nuestra vida muy aburrida? Maestro. La auténtica felicidad estriba en la revalorización del Ser. Es incuestionable que cada vez que el Ser pasa por una revalorización íntima, experimenta la auténtica felicidad. Desafortunadamente, nosotros confundimos el placer con la felicidad y gozamos bestialmente con el alcohol, drogas, adulterio, juegos, etc. El límite del placer es el dolor y toda forma de goce se transforma en dolor. Obviamente, la eliminación del Ego revaloriza al Ser, dando como resultado la auténtica felicidad.
Estudiante. Maestro, ¿es inaplazable la formación de un Cuerpo Mental para no tener muchas mentes? Maestro. Ciertamente el animal intelectual no posee mente individual; en vez de una mente tiene muchas mentes. Crear el Cuerpo Mental y disolver el Ego es urgente cuando se quiere la auténtica revalorización del Ser. Estudiante. Maestro, ¿será posible que una persona que regala dinero a la iglesia, que lee la Biblia, que hace obras de caridad y demás virtudes, tenga “Yoes”?
Maestro. El “Yo” se disfraza de santo, de mártir, penitente, buen esposo, etc. Muchas personas virtuosas poseen agregados psíquicos. Recuerden ustedes que hay mucha virtud en los malvados y mucha maldad en los virtuosos. Entre la cadencia y los perfumes del Templo se esconde el delito; los criminales más abyectos asumen poses pietistas, semblanzas de mártir, etc. En el Abismo hay muchos místicos y anacoretas que creen que van muy bien.
Estudiante. Maestro, ¿dónde queda el valor espiritual que tienen las buenas intenciones de un sincero que vive equivocado? Maestro. Recuerden que el camino que conduce al Abismo está empedrado de buenas intenciones.
“Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Los malvados de todas las épocas han tenido muy buenas intenciones: Hitler, lleno de magníficas intenciones, atropelló a muchos pueblos y por su culpa murieron millones de personas. El verdugo que ejecuta una orden injusta, lleno de magníficas intenciones, asesina a sus semejantes. No debemos olvidar a la Santa Inquisición; entonces inquisidores con magníficas intenciones condenaron a muchos infelices a la hoguera, el potro, etc.
Lo importante son las buenas obras y no las buenas intenciones. Los resultados son los que hablan; de nada sirven las buenas intenciones si los hechos son desastrosos. Estudiante. ¿Cuál es el procedimiento para liberarse de los defectos? Maestro. Es urgente e inaplazable analizar y aniquilar el Ego en forma voluntaria y consciente. En relación con las personas, los defectos escondidos afloran espontáneamente, y si nosotros nos encontramos en estado de alerta percepción, alerta novedad, entonces vemos tal cual son en sí mismos.
Defecto descubierto debe ser sometido al análisis, a la meditación, con el propósito de ser comprendido. No basta comprender el defecto, es necesario llegar a su honda significación; cualquier destello de Conciencia puede iluminarnos y en milésimas de segundo captar el hondo significado del defecto. Eliminación es diferente; alguien podría haber comprendido un defecto y hasta haber penetrado en su honda significación y no eliminarlo, esto es indispensable para quedar libre de los defectos.
El Ego personal es una suma de “Yoes”. El animal intelectual es una máquina controlada por “Yoes”; éstos son los “Diablos Rojos” citados en el “Libro de los Muertos” del antiguo Egipto. Es indispensable saber que lo único digno que llevamos dentro es la Esencia; desafortunadamente ésta en sí misma está dispersa aquí, allá y acullá, enfrascada entre cada uno de los diversos “Yoes”. Tratándose de comprender fundamentalmente cualquier defecto de tipo psicológico, debemos sincerarnos con nosotros mismos; desafortunadamente, la mente siempre busca excusas para justificar los errores. Es necesario autoexplorarnos para autoconocernos profundamente.
Cualquier error es polifacético y se procesa en las 49 regiones de la mente. El gimnasio psicológico es indispensable y éste es la vida; en la interrelación humana, en la convivencia con nuestros semejantes, existen infinitas posibilidades para autodescubrirnos, empero es obvio que la autovigilancia debe siempre procesarse de momento en momento.
La disolución del Ego se precipita si sabemos aprovechar hasta el máximo las peores circunstancias, ellas nos ofrecen las mejores oportunidades. El control de los defectos íntimos es superficial y está condenado al fracaso. Es necesaria la eliminación de nuestros defectos; con ello establecemos en nuestra Conciencia cimientos adecuados para el recto actuar. Comprensión es lo primero, Eliminación es lo segundo.
Lo que hace bello y adorable a todo niño es su Esencia; ésta constituye en sí misma su verdadera realidad. El normal crecimiento de la Esencia se lleva a cabo hasta los cinco primeros años; para que siga creciendo, algo muy especial debe pasar, esto es el trabajo sobre sí mismo. El desarrollo de la Esencia es únicamente posible a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.
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