Los Silfos son los elementales del aire
Las criaturas del aire parecen niños pequeños muy hermosos con rostros sonrosados como la aurora. A los elementales del aire se les designa con el nombre de Silfos… Samael Aun Weor. Mirando al Misterio
Los Silfos poseen una formidable memoria, y por lo tanto son sabios. Ellos recuerdan todos los rituales y religiones de las estrellas y la sabiduría de los libros más antiguos. Si el estudiante quiere recordar la antigua sabiduría, ellos podrán instruirlo y enseñarlo. Los astrólogos auténticos tienen inevitablemente que conocer los rituales de las estrellas para manipular la magia sideral.
Los cuerpos físicos de las sílfides son los elementales de las plantas con los signos de aire. Las sílfides viven en las nubes. Las Sílfides son los Espíritus del aire. Samael Aun Weor. Manual de Magia práctica. Medicina Oculta y Magia práctica
Nunca una persona ligera y caprichosa gobernará a los silfos de la naturaleza. Se nos ha dicho con gran énfasis que el reino de los silfos se halla ubicado en el Oriente. Samael Aun Weor. Doctrina Secreta de Anáhuac.
El Tatwa Vayú es el elemento de las criaturas que agitan los aires. Samael Aun Weor. Rosa Ígnea.
Estos elementales se llaman Silfos, y son los elementales del aire. Los Silfos dicen: Donde quiera que hay verdadero mérito escondido, allí deben resplandecer los rayos del sol. Ellos imprimen en el estudiante la importancia de adquirir la conciencia del conocimiento, es decir, La Intuición. Otro día, cuando platicaba entre los cenobitas gnósticos en un claro muy bello de la espesura del bosque, muy cerca de las cabañas, nos vimos de pronto amenazados por torrencial aguacero.
Anhelante me concentré en el Intimo orando intensamente y pidiéndole invocara a Paralda. Olímpico acudió aquel Deva con el evidente propósito de auxiliarme; yo aproveché la magnífica oportunidad que se me ofrecía y le rogué alejara de aquellos contornos las tormentosas nubes. Incuestionablemente estas últimas se abrieron sobre nuestras cabezas en forma de círculo, y luego se marcharon ante los asombrados místicos de aquel rincón del amor.
Doctrina Gnóstica de Samael Aun Weor
En un mundo el cual nadie se alcanza a imaginar, en un mundo que traspasa las fronteras de lo racional, en un lugar donde la dicha no tiene límites, ni fin, en donde el futuro, presente y pasado se unían en un Eterno Ahora, en donde la Divinidad no tenía diferencia con los humanos, con los animales, ni con las plantas, puesto que todos ellos eran uno con la Divinidad; hablando más claramente diremos que todos formaban Dios.
En esas épocas la Venerable Maestra Litelantes era una inquieta criatura elemental del aire; ella se divertía haciendo muchas picardías.
En la mayoría de los casos, con su poder sobre el aire, insuflaba aire al fuego de las cocinas de los habitantes de aquella época. En ocasiones se le iba la mano y comúnmente hacía prender el fuego en todas las casas y formaban así grandes incendios, haciendo pasar grandes sustos a los habitantes de las casas.
Samael, en cierta ocasión, sentía mucha tristeza, más aún que lo de aquella época cuando fue devorada toda su familia, puesto que su compañera ahora se encontraba encarnada en un elemental de un árbol, y él, en un pececillo de un río ancho y profundo; hasta que cierto día, en que la naturaleza se encontraba azotada por una gran tormenta eléctrica, el árbol recibió la descarga de un rayo, el cual ocasionó la desencarnación de su compañera.
Con este suceso se sintió muy alegre. Después los dos se volvieron a encontrar en los Mundos Internos, sintiéndose muy alegres, mientras que Litelantes, al observarlos sentía mucho cierta tristeza. El amor de él con su compañera era un amor puro sin pasión de ninguna especie. Como quiera que ellos eran absolutamente inocentes, vivían felices. El resultado absoluto de la inocencia es la felicidad para el Ser. Ellos dos estaban más allá del bien y del mal.
Los dos se fueron hundiendo en las aguas del río y más tarde, cuando al Maestro le tocaba partir, se despidió de su compañero diciendo estas dulces palabras: «DONDE QUIERA QUE HAYA AGUA, ALLÍ ESTAREMOS...» Todo esto sucedió en épocas de otros Mahanvantaras, o sea, en otros días cósmicos en donde la actual tierra no existía; ni siquiera el Sistema Solar, ni la Cadena Lunar; en un mundo antiquísimo del espacio infinito. Para Samael el sistema solar de hoy le parece un sistema de parvulitos ya que Él conoce la historia de las eternidades, de los días y las noches cósmicas.
Fernando Salazar Bañol del libro El rayo del superhombre
Comentarios
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- 1. Alberto Gonzalez El 08/11/2023
excelente labor-
- Jesús Saiz GarciaEl 19/06/2024
Muchas gracias por su apreciación
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