La clave del Arcano
Durante las primeras dinastías de los faraones del viejo Egipto, recibí (Samael Aun Weor) la clave de la magia sexual, en el salón sagrado de una vieja pirámide calcinada por el sol del desierto.
El maestro, vestido con su blanca túnica, estaba de pie junto a un vástago vertical que como símbolo representaba el phalo.
Con esa voz sobria y austera de los viejos hierofantes, me instruía detenidamente sobre los grandes misterios del sexo. Yo sentado en un sillón, escuchaba atento al Hierofante.
Luego, dirigiendo sus ojos penetrantes hacia mí, con voz recia y autoritaria, díjome: Descúbrete el chechere.
Yo descubrí entonces mi órgano sexual y el maestro de labio a oído me comunicó el secreto indecible del Gran Arcano, que consiste en conectarse sexualmente con la mujer y retirarse de ella sin eyaculación seminal, es decir refrenando el acto.
Luego practiqué mi primer culto de magia sexual con la sacerdotisa, bajo la dirección del Hierofante.
"Esto es maravilloso", exclamé. y bajé a la Novena Esfera.
Así realicé la Gran Obra.
Aquel que violaba el secreto indecible del Gran Arcano era condenado a pena de muerte, se le cortaba su cabeza, se le arrancaba el corazón, y sus cenizas eran echadas a los cuatro vientos.
Yo me eduqué a los pies de los grandes hierofantes de las pirámides, y conocí la antigua sabiduría de los viejos sabios de los templos de misterios.
Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
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