El secreto o clave del Gran Arcano
Durante las primeras dinastías de los faraones del viejo Egipto, recibí (Samael Aun Weor) la clave de la magia sexual, en el salón sagrado de una vieja pirámide calcinada por el sol del desierto.
El maestro, vestido con su blanca túnica, estaba de pie junto a un vástago vertical que como símbolo representaba el phalo. Con esa voz sobria y austera de los viejos hierofantes, me instruía detenidamente sobre los grandes misterios del sexo. Yo sentado en un sillón, escuchaba atento al Hierofante.
Luego, dirigiendo sus ojos penetrantes hacia mí, con voz recia y autoritaria, díjome: Descúbrete el chechere.
Yo descubrí entonces mi órgano sexual y el maestro de labio a oído me comunicó el secreto indecible del Gran Arcano, que consiste en conectarse sexualmente con la mujer y retirarse de ella sin eyaculación seminal, es decir refrenando el acto.
Luego practiqué mi primer culto de magia sexual con la sacerdotisa, bajo la dirección del Hierofante. Esto es maravilloso, exclamé. y bajé a la Novena Esfera. Así realicé la Gran Obra. Aquel que violaba el secreto indecible del Gran Arcano era condenado a pena de muerte, se le cortaba su cabeza, se le arrancaba el corazón, y sus cenizas eran echadas a los cuatro vientos.
Yo me eduqué a los pies de los grandes hierofantes de las pirámides, y conocí la antigua sabiduría de los viejos sabios de los templos de misterios.
La Logia Blanca ha prohibido totalmente y de manera absoluta el espasmo sexual. Es absurdo llegar hasta el espasmo. Aquellos que practican Magia Sexual jamás deberán llegar hasta el espasmo. Quienes se proponen evitar la eyaculación seminal sin abandonar el placer del espasmo, pueden sufrir consecuencias desastrosas para su organismo. El espasmo es muy violento y si se violenta el organismo, el resultado no se hace esperar: impotencia, daños al sistema nervioso, etc., etc. Todo el que practica Magia Sexual debe retirarse del acto mucho antes del espasmo. Los médicos conocen muy bien los motivos por los cuales quien practica Magia Sexual debe retirarse antes del espasmo.
Sólo se debe practicar una vez diaria, jamás se debe practicar dos veces al día. Nunca en la vida se debe derramar el semen. Jamás. Jamás. Jamás.
En el Edén solo reina la castidad. En el Edén la sexualidad es tan pura como la Luz de los Elohim. Sin embargo, en el Edén también existe el acto sexual. Plantas y flores, árboles, Dioses, aves y reptiles, animales y hombres, todo sale del sexo. Sin el sexo es imposible toda creación. Las plantas tienen cuerpo, alma y espíritu como los hombres. Las almas vegetales son los elementales de la naturaleza. Toda planta, todo árbol, toda hierba, tiene su individualidad particular. Cada Planta es una individualidad de cuerpo, alma y espíritu.
Estos son los Ángeles inocentes del Edén. Estos son los elementos del Eden. Estos elementos se organizan en familias vegetales que los botánicos clasifican con nombres latinos. La magia vegetal nos enseña a manipular los elementos de las plantas. Estas familias vegetales, tienen en el Eden sus templos y sus Dioses. Los Dioses del Edén son los Reyes Elementales de la naturaleza. Ninguna planta podría dar fruto sin el amor y sin el sexo. Los elementales de las plantas también saben amar.
El lecho nupcial de estos seres inefables del Edén, esta formado por las raíces de las plantas y árboles. Los elementales de las plantas se unen sexualmente, pero saben retirarse a tiempo, para evitar la eyaculación seminal. Habiendo conexión sexual siempre pasa la semilla a la matriz, sin necesidad de eyacular el semen.
Así queda fecunda la hembra y la vitalidad interna fecundada hace brotar el fruto. Las combinaciones de la sustancia infinita son maravillosas. El éter de la vida sirve entonces de instrumento para la reproducción de las plantas. El éter químico permite las transformaciones vegetales, se trasmutan, asocian y disocian los elementos químicos y la planta se llena de ricos frutos. Así brota la vida. El éter luminoso tiñe de colores inefables las flores, frutos y todas las cosas, todo resplandece bajo la luz del sol.
El éter reflector es entonces un espejo inefable donde la naturaleza se recrea. Así surge la vida de entre las entrañas del Edén. Las montañas en el Edén son azules como el cielo y transparentes como el cristal. Cuando él hombre se reproducía como las plantas, vivía en el Edén. Entonces los ríos de agua pura de vida, manaban leche y miel. El hombre parlaba el Gran Verbo Universal de Vida, y el fuego, el aire, el agua y la tierra, le obedecían. Toda la naturaleza se arrodillaba ante el hombre y le servía, porque el hombre no eyaculaba su licor seminal. El hombre se unía sexualmente a su mujer, y se retiraba antes del espasmo para evitar la eyaculación seminal.
Durante el acto sexual las jerarquías lunares solo utilizaban un espermatozoide para la reproducción de la especie; un espermatozoide fácilmente se escapa de nuestras glándulas sexuales, sin necesidad del derramar el semen. Así la hembra queda fecunda y brota la vida. Esta es la Inmaculada Concepción. En el Edén mora una virgen inefable relacionada con la constelación de Virgo, este ser trabaja con los rayos de la Luna: es la Inmaculada Concepción. Es un Elohim Primordial del paraíso. Aquellos que vuelven al Edén lo conocen, porque este Elohim purísimo gobierna la inmaculada concepción. Bendito sea el Amor. Dios resplandece sobre la pareja perfecta.
Le preguntan al Maestro, ¿A usted no le da pena abordar el tema sexual tan escuetamente, no se avergüenza de que lo tachen de pornográfico?
R. Al que debiera darle vergüenza es a usted por hacerme esa pregunta. Esa pregunta me revela a las claras que usted debe ser un fornicario, pues para el puro todo es puro y para el impuro todo es impuro. Si a mí me diera vergüenza tratar sobre los problemas sexuales, ello denotaría a las claras que yo también estaría sucio internamente, mas como estoy limpio, hablo con la naturalidad con que puede hablar un niño sobre lo que es natural. ¿Y qué?
Respuestas dadas por Samael Aun Weor Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
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