La saludLa salud del cuerpo fisico

En estos instantes me vienen a la memoria muchas escenas, muchos dramas, pasajes extraordinarios de los antiguos tiempos:

Colegios Iniciáticos, Ermitas Solitarias donde los anacoretas meditaban en silencio, arroyuelos cantarines que se precipitaban entre sus lechos de roca, Sibilas maravillosas de la Europa Druida, ermitaños del viejo Egipto de los Faraones, en sus primeros tiempos, etc., etc., etc.”

No hay duda, mis caros hermanos, que en los Misterios de Eleusis, así como en los de Troya, Roma, Cartago, Egipto, etc., lo psíquico y lo físico marchaban en forma paralela, armónica, perfecta”. “Recordad por un instante los Misterios Pitagóricos; entonces no era admitido aquél que no supiera matemáticas.

Recordad a los derviches danzantes, a las runas magníficas, a las preciosas danzas de la antigua India, a los movimientos rítmicos y perfectos de los Iniciados Egipcios, y veréis, mis caros hermanos, ese paralelismo extraordinario que siempre ha existido entre lo espiritual, lo anímico y lo físico”.

“Tenemos, indubitablemente, un cuerpo de carne y hueso; tal cuerpo posee una euritmia maravillosa y en el cerebro se encuentran muchos poderes latentes que deben ser despertados. Es indispensable aprender a manejar nuestro propio cuerpo, saber sacar de él, saber extraerle sus más dulces melodías; es impostergable hacerlo vibras como una sinfonía entre el arpa milagrosa, dentro del Infinito Universo”.

“Absurdo es, mis caros hermanos, permitir que “Jeropas” (el Tiempo) dañe este precioso vehículo que se nos ha dado para nuestra propia Auto-Realización Íntima. En verdad hermanos os digo que nosotros los Gnósticos tenemos métodos precisos para rejuvenecer el organismo y para curar todas las enfermedades”.

“Es incuestionable que nosotros podemos aprender a auto-curarnos, cada uno de nos puede convertirse en su propio médico, aprendiendo a curarse a sí mismo y sin necesidad de medicina; he ahí el más caro ideal”. “Se hace urgente conservar este cuerpo en perfecta salud durante muchos años, a fin de disponer de este precioso vehículo para nuestra propia Auto-Realización Íntima”.

No está bien que alguien, dedicado al Camino Secreto, tenga un cuerpo físico excesivamente gordo y con un vientre abultado y fuera de toda euritmia de perfección. Eso indica glotonería, gula y hasta pereza. Dichoso aquél que pueda alimentarse con los frutos del árbol de la vida, porque ese será inmortal; dichoso aquél que pueda alimentarse con cada uno de esos frutos, aquél que pueda en verdad nutrirse con esa corriente de vida que viene desde el Aeón-13 hasta el cuerpo humano, porque jamás conocerá enfermedades y se hará inmortal.

Pero, para poder uno nutrirse con el árbol de la vida, necesitará antes que todo haber eliminado los “agregados síquicos”. Recuerden ustedes que los “agregados psíquicos”, viva personificación de nuestros errores, alteran el Cuerpo Vital y, alterado éste daña al cuerpo físico; así surgen las enfermedades.,  ¿Quién es el que produce las úlceras, no es acaso la ira? ¿Quién produce el cáncer, no es acaso la lujuria? ¿Quién produce la parálisis, no es acaso la vida materialista, grosera, egoísta y fatal?

Las enfermedades son producidas por los “agregados psíquicos” o “Demonios Rojos de Seth”, viva personificación de nuestros errores. Cuando todos los “Demonios Rojos de Seth” hayan sido aniquilados con fuego, cuando nuestra mismísima Personalidad haya sido quemada, entonces nos nutriremos con el árbol de la vida. La vida, descendiendo desde el absoluto a través de los 13 aeones. Penetrará en nuestro cuerpo y nos hará inmortales, la salud será recobrada, jamás se volverá a tener enfermedades.

“De nada sirven los científicos con toda su ciencia para curar; si ellos curan, el paciente se vuelve a enfermar. Es claro que el ego mete el veneno de sus morbosidades y podredumbres dentro de los órganos y los destruye (he ahí el origen de las enfermedades). Las gentes quieren una panacea para curarse, pero en tanto tengan el ego, vivo, vivirán enfermos”.

El mundo de relaciones tiene tres aspectos muy diferente que en forma precisa necesitamos aclarar: primero, estamos relacionados con el cuerpo planetario, es decir, con el cuerpo físico; segundo, vivimos en el planeta Tierra y por secuencia lógica estamos relacionados con el mundo exterior y con las cuestiones que atañen a nosotros (familiares, negocios, dineros, cuestiones de oficio, profesión, política, etc.); tercero, la relación del hombre consigo mismo (para la mayoría de las gentes, este tipo de relación no tiene la menor importancia).

Desafortunadamente, a las gentes sólo les interesan los dos primeros tipos de relaciones, mirando con la más absoluta indiferencia el tercer tipo. Alimento, salud, dinero, negocios, constituyen realmente las principales preocupaciones del “animal intelectual” equivocadamente llamado “hombre”.

Ahora bien, resulta evidente que tanto el cuerpo físico como los asuntos del mundo, son exteriores a nosotros mismos. El cuerpo planetario o cuerpo físico, a veces se encuentra, enfermo, a veces sano y así sucesivamente. Creemos siempre tener algún conocimiento de nuestro cuerpo físico, más en realidad ni los mejores científicos del mundo saben mucho sobre el cuerpo de carne y hueso. No hay duda de que el cuerpo físico, dada su tremenda y complicada organización, está ciertamente mucho más allá de nuestra comprensión.

En lo que respecta al segundo tipo de relaciones, somos siempre víctimas de las circunstancias; es lamentable que todavía no hayamos aprendido a originar conscientemente las circunstancias; son muchas las gentes incapaces de adaptarse a nada o a nadie, o a tener éxito verdadero en la vida... Al pensar en sí mismos desde el ángulo del Trabajo Esotérico Gnóstico, se hace urgente averiguar con cuál de estos tres tipos de relaciones estamos en falta.

Puede suceder el caso concreto de que estemos equivocadamente relacionados con el cuerpo físico y a consecuencia de ello, estemos enfermos; puede suceder que estemos mal relacionados con el mundo exterior y como resultado tengamos conflictos, problemas económicos y sociales, etc.; puede que estemos mal relacionados consigo mismos, y que secuencialmente suframos mucho por falta de iluminación interior. Obviamente, si la lámpara de nuestra recámara no se encuentra conectada a la instalación eléctrica, nuestro aposento estará en tinieblas.

Quienes sufren por falta de iluminación interior, deben conectar la mente con los Centros Superiores de su Ser. Incuestionablemente, necesitamos establecer correctas relaciones, no sólo con nuestro cuerpo planetario o cuerpo físico, y con el mundo exterior, sino también con cada una de las partes de nuestro propio Ser. Los enfermos pesimistas, cansados de tantos médicos y medicinas, ya no desean curarse; los pacientes optimistas luchan por vivir.

En el Casino de Montecarlo, muchos millonarios que perdieron su fortuna en el juego se suicidaron; millones de madres pobres trabajan para sostener a sus hijos. Son incontables los aspirantes deprimidos que por falta de poderes psíquicos y de iluminación íntima, han renunciado al Trabajo Esotérico sobre sí mismos; pocos son los que saben aprovechar las adversidades. En tiempos de rigurosa tentación, abatimiento y desolación, uno debe apelar a la íntima recordación de sí mismo.

En el fondo de cada uno de nos, está la Tonantzin azteca, la “Stella Maris”, la Isis egipcia, Dios-Madre aguardándonos para sanar nuestro adolorido corazón. Cuando uno mismo se da el choque del recuerdo de sí, se produce realmente un cambio milagroso en todo el trabajo del cuerpo físico, de modo que las células reciben un alimento diferente. 

SAMAEL AUN WEOR

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