Realidad 1La gran realidad

Un hombre es lo que es su vida interior. Si un hombre no trabaja sobre su propia vida íntima, está perdiendo miserablemente el tiempo. Lo exterior es tan sólo una proyección de lo que internamente somos. El pensamiento y el sentimiento son los factores determinantes de la vida social”. Ustedes están aquí para escucharme y yo francamente estoy aquí para hablarles.

Ante todo, lo que necesitamos es un cambio total en la manera de vivir, pensar, sentir y obrar. Necesitamos pues, cambiar totalmente nuestra vida, porque todos en realidad de verdad, sufrimos, estamos llenos de indecible amargura.

Tenemos múltiples anhelos, aspiraciones, etc. Cuando uno ha leído en la vida algo, incuestionablemente reflexiona. Muchos hemos leído sobre la vida en el Tíbet, hemos estudiado, por ejemplo, autores como Martes Lobsang Rampa, Krumm Heller, Mario Roso de Luna, etc. Se nos habla de palacios maravillosos, de ciudades encantadas y muchas otras cosas.

Obviamente quisiéramos todos ver algo distinto, oír algo diferente, ir a un lugar donde no existiese ésta vida dolorosa, insoportable, en la que nos encontramos. El ruido de las ciudades, los automóviles, la gasolina, el humo, las amarguras de cada instante, las penas, los sufrimientos incesantes. Desafortunadamente las gentes no saben cómo cambiar su vida y eso es precisamente lo que ésta noche vamos a estudiar.

Ante todo, es bueno entender que nos encontramos en instantes de crisis mundial y de bancarrota de todos los principios. Estamos ante el dilema del Ser y del no Ser de la Filosofía. Son éstos momentos de angustia indecible y se hace urgente pues, comprender cuál ha de ser el camino que nos ha de llevar a la verdadera felicidad.

Amigos, es necesario que nos conozcamos a sí mismos profundamente, y en todos los niveles de la mente.

En el mundo hay esencialmente dos escuelas que se combaten mutuamente. De un lado tenemos a los materialistas, incrédulos, ateos, enemigos del Eterno, etc., y del otro tenemos nosotros a las gentes de tipo espiritual, a las gentes religiosas. Son dos escuelas que luchan a muerte por la supremacía. ¿Cuál tendrá la razón? Eso es lo que ésta noche vamos a investigar profundamente.

Bien sabemos nosotros que la dialéctica materialista de Carlos Marx, invadió las mentes de millones de personas. Nadie desconoce por ejemplo, que en la Rusia Soviética existen millones de personas entregadas pues, al estudio del materialismo dialéctico. Por otra parte las religiones luchan terriblemente por la supremacía. Las religiones tienen sus dogmas, sus creencias, quieren imponer sus ideas en todas partes y en todos los países de la Tierra.

Estamos viendo esa lucha cruenta que existe entre la religión y el materialismo. Es necesario que nosotros nos hagamos conscientes de ésta cuestión. ¿Quién tendría la razón, los materialistas o los religiosos?

Obviamente se requiere el estudio para comprender. Ante todo, ¿qué cosa es la materia? Realmente es algo que el materialismo no entiende. Porque si decimos que materia es un pedazo de hierro, entonces, ¿qué cosa es el algodón? ¿O qué cosa es un pedazo de vidrio, o un pedazo de cobre? Afirmar en forma global que todo eso es materia, pues en verdad resulta demasiado empírico. Nadie en química, se atrevería por ejemplo, a darle el nombre de fósforo a cuanta sustancia encuentre en el laboratorio y en física sí se comete ese error: llamar materia al hierro, o al algodón, o al cobre o al sulfato de sodio. ¡Absurdo! En realidad de verdad, los pontífices del materialismo no conocen la materia.

Pero ahondando un poco más en ésta cuestión, entonces, ¿qué cosa es la materia? Tenemos que entender ésto para que podamos orientarnos en la vida y quiero que ustedes pongan mucha atención. Esto es algo que no se conoce; la materia es “terram incógnita” para la ciencia. Nadie sabe qué cosa es materia; es un concepto de la mente, pero un concepto que puede estar o no, equivocado. Normalmente está equivocado, porque llamar materia a cuanta sustancia existe en el mundo es falso. “Un modo del movimiento dicen algunos hombres de ciencia, eso es materia”. Pero esa frase resulta muy socorrida entre gentes de pensamiento serio. Entonces, ¿qué es? Nadie lo sabe.

Empero, los gnósticos sí sabemos que cosa es materia. Realmente eso que vemos nosotros como materia, no es más que una cristalización de la sustancia homogénea original, primitiva, divinal. Obviamente, tal materia o tal sustancia debe tener dos polos, el positivo y el negativo. Originalmente la sustancia esa que llaman materia, estuvo en el Caos, antes de que amaneciera la vida. La Tierra como sustancia estuvo depositada entre el Caos profundo, hace millones de años. Era una sustancia informe, una especie de semilla, un germen cósmico dentro del cual estaba contenido todo lo que actualmente ustedes ven a su alrededor.

Esa sustancia era purísima, inefable, homogénea. Así como el germen de un árbol contiene en sí a todo el árbol en estado latente, así también ese mundo anímico, esa sustancia, ese “Sige” de los gnósticos, ese Iliaster, era una semilla que contenía en sí, todo lo que actualmente existe en el mundo; un germen cósmico y eso era todo. Pero ese germen era sustancia, era Espíritu, era una sola cosa, era homogéneo.

Cuando amaneció la Vida Universal, ese germen fue diferenciado por el impulso eléctrico del Logos Causa, entonces devino como un Caos. Tal Caos fue fecundado a su vez por el Fuego y aquel germen tuvo vida y la tuvo en abundancia y empezó a cristalizar bajo el impulso de la Palabra Creadora del primer instante.

Fue la Fíat luminosa y espermática de la aurora del Mahamvantara quien originó la cristalización de ese mundo-germen. En principio, ese mundo-germen no fue más que un mundo de la mente, más tarde, cristalizó en la forma astral y mucho más tarde en la forma vital y por último, en la forma física que actualmente tiene. Por el impulso eléctrico, primitivo, original, aquel germen de vida llamado Tierra, se diferenció en polos positivo y negativo. Pero a través del tiempo y de las edades los dos polos de la Vida Universal llamados espíritu y materia se fueron diferenciando cada vez más y más, hasta llegar a ser lo que ahora son.

Así que en realidad de verdad, espíritu y materia, no son sino dos formas de lo mismo; eso es todo. El espíritu es materia enrarecida; la materia es espíritu cristalizado. Así que las dos escuelas que se combaten mutuamente se fundamentan en la ignorancia, porque parcializarse únicamente por el aspecto negativo llamado materia, es absurdo; o aferrarse a los dogmas intransigentes de muchas sectas religiosas, es también absurdo.

La Verdad no está en la tesis ni en la antítesis, sino en la síntesis. La Verdad no se resuelve con la lucha de los contrarios, sólo mediante la síntesis podemos en verdad, resolver el problema de los opuestos.

Así que la materia, en última síntesis, no es más que una sustancia homogénea desconocida para los físicos, totalmente desconocida. Ha llegado la hora de entender que la lucha entre espiritualistas y materialistas se fundamenta en la ignorancia, porque el espiritualismo es tan sólo el polo positivo de esa sustancia llamada Tierra y el materialismo es el otro polo, el polo negativo. Pero la Verdad no está en el polo positivo, ni en el negativo, sino en la síntesis. Por eso nosotros los gnósticos abogamos por un monismo trascendental. Llegamos a la conclusión de que lo que importa es la Sustancia Universal y que esa sustancia llamada Tierra, o materia, o como le queramos denominar, en última síntesis es algo homogéneo, puro, espiritual y terriblemente divinal.

Obviamente pues, si la Verdad no está en el espiritualismo ni en el materialismo, ¿dónde la debemos buscar? ¿En cualquiera de los dos polos? ¡No! Debemos ir a la síntesis, debemos buscar la Verdad dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Pero es necesario llegar a la experiencia de la Verdad. Nadie podría llegar a la experiencia directa de la Verdad, si antes no desintegrase el Ego. Es necesario que ustedes sepan, que tienen un “yo”. Cuando golpean en una puerta, por ejemplo, y les preguntan: “¿quién eres?” Responden: “yo”. Ese “yo” es el que hay que auto-explorar. ¿Qué tenemos adentro? ¿Qué somos? ¿Qué sabemos de la vida? ¿Qué sabemos de la muerte? Necesitamos auto-explorarnos para auto-conocernos.

Ciertamente el cuerpo físico no es todo. Un cuerpo está formado por órganos, los órganos por células, las células por moléculas, y las moléculas por átomos, y si fraccionamos un átomo liberamos energía. En última síntesis, el cuerpo físico se sume dentro de distintos tipos y subtipos de energía. Necesitamos en verdad, nosotros, auto-explorarnos para auto-conocernos.

Más allá del cuerpo físico tenemos un Asiento Vital; este ya ha sido descubierto por los físicos rusos. Inventaron un lente con el cual ven el Cuerpo Vital; lo están estudiando, lo tienen fotografiado. Ese Cuerpo Vital es el fundamento de la vida orgánica. Pero más allá del cuerpo físico con su Asiento Vital, está el “yo”, el mí mismo, el sí mismo. Amigos, es necesario que estudiemos a ese “yo”, que lo comprendamos, porque ese “yo” es un nudo en el libre fluir de la energía universal; es un nudo que hay que desatar.

El “yo” en sí mismo, es una multiplicidad de agregados psíquicos y cada uno de ellos, incuestionablemente representa algún defecto de tipo psicológico. Nosotros necesitamos saber que la Conciencia, que es lo más digno, que es lo más decente que tenemos en nuestro Ser, está enfrascada entre todos esos múltiples agregados que constituyen el Ego. Es claro que necesitamos desintegrarlos para poder libertar la Conciencia. Solo una Conciencia libre y soberana, dueña de sí misma, puede en verdad mis queridos amigos, experimentar eso que es la Verdad, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

Necesitamos conocer la Verdad. El gran Kabir Jesús dijo: “Conoced la Verdad y ella os hará libres”. Cualquier idea que nosotros tengamos sobre la Verdad no es la Verdad. Cualquier concepto que nosotros nos forjemos sobre la Verdad, no es la Verdad. Cualquier opinión que nosotros tengamos sobre la Verdad, no es la Verdad. Necesitamos experimentar la Verdad directamente, como cuando uno mete el dedo en la lumbre y se quema. Sólo la experiencia de la Verdad nos da la fuerza suficiente como para seguir por el camino que ha de conducirnos a la liberación final.

Necesitamos pues, liberar la Esencia para que podamos experimentar directamente la Verdad. La Conciencia, en realidad de verdad, es el don más precioso que tenemos, desgraciadamente la tenemos enfrascada entre el mí mismo, entre nuestra persona, entre nuestro “yo”, en eso que cargamos dentro, entre nuestros defectos psicológicos. Necesitamos cambiar totalmente, desintegrar ese mi mismo, ese “yo”, acabar con eso que tenemos de inhumano y de perverso, para que la Conciencia libre, pueda experimentar la Verdad.

La Conciencia, en sí misma, es maravillosa. Un pescador, por ejemplo, acostumbrado a luchar contra los tiburones en el inmenso mar, no les temerá jamás, ni podrá ser dañado. Similarmente la Conciencia despierta no puede ser dañada por las bestias más terribles del Universo. Un luchador, un hombre de guerra, con su lanza, podrá defenderse de los peores enemigos, quebrantar las corazas y los aceros; similarmente, aquel que tenga la Conciencia despierta podrá defenderse de las fuerzas tenebrosas y no recibir daño alguno. Un químico que haya inventado por ejemplo, un antídoto contra el veneno de las serpientes, no será víctima de ellas; similarmente aquél que tiene la Conciencia despierta no podrá ser víctima de todos esos agregados psíquicos inhumanos que existen en nuestro interior.

Se nos ha dicho y eso es verdad, que la Conciencia despierta es como el León del Budha: ruge, y cuando ruge los perversos huyen despavoridos. Pero los Bodhisattvas, los discípulos que están en el Real Camino, se acercan y escuchan. Ciertamente la Conciencia despierta es grandiosa, sublime, inefable, nos confiere múltiples poderes. En nombre de la verdad hemos de decir, que la Conciencia no la hemos sabido usar. Hasta la fecha actual, la tenemos metida entre los diversos agregados psíquicos que constituyen el mí mismo, el sí mismo.

No son las escuelas materialistas las que pueden, en verdad, llevarnos a la experiencia de la Verdad. No son las escuelas de tipo espiritualista o las religiones, las que pueden llevarnos a la experiencia directa de eso que no es del tiempo, de eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente. Quien quiera llegar a conocer la Verdad debe conocerse a sí mismo profundamente, debe auto-explorarse para saber quién es, de dónde viene, para dónde va, cuál es el objeto de la existencia, para qué vive, por qué vive.

Amigos, yo les invito al estudio de sí mismos para que se conozcan; ustedes no se conocen a sí mismos y necesitan conocerse. Se les ha dicho muchas veces que tienen la Conciencia dormida pero no lo entienden y si a las gentes del mundo les dijéramos que duermen, se enojarían con nosotros; más duermen.

Existe una fuerza hipnótica en toda la Naturaleza que está activa, es terrible. Obviamente cada uno de nosotros está hipnotizado y eso es lamentable. Vienen las guerras y nosotros vamos a la guerra contra nuestra voluntad; pero vamos, porque estamos hipnotizados. En realidad de verdad, las gentes ni siquiera ven los fenómenos físicos que suceden a nuestro alrededor; no los pueden ver porque se hallan en estado de hipnosis.

Se hace urgente pues, despertar. En el mundo oriental la Conciencia despierta y desarrollada recibe el nombre esotérico de Bodhisita. Se nos ha dicho que quien tiene en su corazón al Bodhisita despierto, nada tiene que temer de los señores de la Ley, hasta ellos le respetan porque puede negociar con ellos y salir victorioso.

El Bodhisita es un tesoro que todas las gentes del mundo oriental aspiran a tener. Quien posea el Bodhisita, obviamente llegará a la iluminación. Todos queremos ver que es lo que hay de tejas para arriba, todos queremos tocar las grandes realidades del Ser, pero eso solamente es posible mediante la iluminación.

Se nos ha dicho en ciencia esotérica oriental, que antes de que nazca en nosotros el Bodhisattva, debe nacer el Bodhisita, es decir que necesitamos despertar la Conciencia primero que todo. Una Conciencia dormida, una Conciencia hipnotizada, no puede saber nada de Dios, ni de lo Real, ni de la Verdad, ni de eso que está más allá de la muerte. Una Conciencia dormida lo único que puede vivir es en virtud de su propio condicionamiento. Necesitamos despertar, saber qué es lo que hay más allá de la muerte, saber qué es lo que existe realmente en el umbral del misterio. Desgraciadamente las gentes continúan con la Conciencia dormida.

En el mundo oriental se dice que cuando la Conciencia despierta, ésta se transforma en el Bodhisita. Obviamente éste en sí mismo, significa múltiples poderes cósmicos. Se habla de facultades trascendentales pero éstas solamente surgen en nosotros cuando la Conciencia despierta. El oro espiritual del Bodhisita es grandioso, sublime, terriblemente divino. Necesitamos nosotros en verdad, del oro de la Conciencia despierta. Solo así podremos llegar a experimentar lo Real, eso que no es del tiempo.

Hay dos aspectos muy importantes en la vida, mis queridos amigos: el uno es este mundo doloroso en que vivimos, o sea el mundo de la relatividad; el otro es el Vacío Iluminador. Obviamente el Vacío Iluminador está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

Nosotros vivimos en el mundo de la relatividad, aquí donde todo se procesa en virtud de los opuestos: bien y mal, alegría y dolor, victoria y derrota, etc., etc., etc. En este mundo del dualismo conceptual todo es amargura. Nacer es dolor, vivir es dolor, dolor es la vejez y hasta la muerte es dolor. Nosotros necesitamos libertarnos del mundo del dolor, necesitamos dar el gran salto para caer en el Vacío Iluminador, más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

Nadie podría en realidad de verdad, dar el gran salto si no hubiese aniquilado el querido Ego, es decir, si no hubiese disuelto el yo de la psicología. Necesitamos pulverizar al Ego si queremos dar el gran salto.

Amigos, es bueno que ustedes entiendan que existen muchos Cielos y también ésta Tierra dolorosa. El Vacío Iluminador, en sí mismo, está mucho más allá de los Cielos y de la Tierra. El Vacío Iluminador es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. Es la Vida que palpita en cada átomo como palpita en cada sol.

Nosotros necesitamos adquirir la verdadera libertad del Ser, alcanzar la dicha a la que tenemos derecho, salir de ésta cárcel de dolor en que nos encontramos, abandonar este océano de las amarguras; mas eso solamente es posible mediante el gran salto, cayendo en el Vacío Iluminador.

Hay religiones en el mundo que nos ofrecen muchas formas de santificación. Yo quiero decirles a ustedes que en el Vacío Iluminador no hay santos, está más allá de la santidad. Los santos son grandiosos, pero ellos nacen por sus méritos en algunos Cielos inefables, después vuelven a nacer en esta Tierra de dolor.

Debemos libertarnos de los Cielos y de la Tierra. Queremos la Verdad y nada más que la Verdad, cueste lo que cueste. Esta no nos la pueden ofrecer las escuelas espiritualistas, ni las sectas, ni la religión, ni tampoco las escuelas de tipo materialista, ni el marxismo-leninismo, ni su dialéctica. Porque, repito: espiritualismo y materialismo no son más que los dos polos de esa sustancia universal, homogénea, que originalmente estaba depositada entre el Caos. Nada saben los materialistas ni los espiritualistas sobre esa sustancia que se llama materia. Nosotros necesitamos dar el gran salto y caer en el Vacío Iluminador, y las escuelas de derecha o de izquierda no pueden darnos la experiencia de la Verdad.

Amigos, ha llegado la hora de entender éstas cuestiones profundamente y en todos los niveles de la mente. Mucho he dicho se ha admirado a los grandes místicos, a los grandes santos, mas digo que ellos también, no solamente nacen en los Cielos, sino que de regreso vuelven a éste valle de amarguras, a esta Tierra dolorosa.

Necesitamos libertarnos de esta rueda fatal del Samsara y entrar en el Vacío Iluminador, más allá de ésta maquinaria espantosa de la relatividad. Así pues, el Vacío Iluminador y la relatividad, son también en el fondo dos antítesis. El Vacío Iluminador en el fondo, no es más que la antesala de la Gran Realidad, de la Talidad. Necesitamos en verdad, no solamente alcanzar el Vacío Iluminador, sino posteriormente sumergirnos en la Gran Realidad, en la Verdad. Jesús el Cristo dijo: “Conoced la Verdad y ella os hará libres”.

Digo en verdad, queridos amigos, que nosotros tenemos aquí en ésta escuela, métodos, medios, como para que ustedes puedan conocer directamente la Verdad. Les enseñamos y les enseñaremos aquí la Técnica de la Meditación y un día llegará en que la Conciencia de ustedes podrá desembotellarse de entre el yo, de entre el Ego, de entre la persona humana, para experimentar en verdad, eso que no es del tiempo, eso que es la Verdad.

Es necesario saber que la humanidad ha sido víctima de una gran ilusión, porque de un lado las escuelas de la derecha, con sus pontífices del espíritu y del otro las escuelas de la izquierda, con sus pontífices del dios materia; unos y otros están hipnotizados, porque polarizarse únicamente con la derecha o con la izquierda, es algo incompleto.

Necesitamos comprender y repito, y he repetido muchas veces ésta noche de que ésto que llamamos materia no es más que una sustancia homogénea con dos polos, positivo y negativo. Es necesario que no seamos víctimas de la lucha de éstos dos polos. Veamos nosotros que más allá de éstos dos polos está la síntesis, que la síntesis de ésto, es que este mundo no es más que la sustancia homogénea, cristalizada aquí y que en su estado original es anímica, es divinal.

Entendido ésto, comprendiendo que las escuelas de derecha e izquierda no pueden en modo alguno entregarnos la Verdad, debemos buscar dentro de nosotros mismos, debemos auto-conocernos a sí mismos, debemos auto-explorarnos a sí mismos, para saber quiénes somos, de dónde venimos, para dónde vamos, no porque otros nos lo digan o nos lo dejen de decir, sino por sí mismos.

Es obvio que si nos auto-exploramos repito, encontramos al yo de la psicología, y este yo es lo que nos interesa estudiar. Este yo que tiene tantas aspiraciones, este yo que tiene que pagar alquiler de casa, este yo que tiene que pagar impuestos, este “yo” que tiene que levantar hijos, este yo que tiene que cumplir obligaciones, etc., ¿qué es? Es decir, que continuemos una vida mecánica llena de hábitos equivocados, más vale que de una vez nos dediquemos al conocimiento de sí mismos.

Se hace necesario conocernos para que nuestra Conciencia despierte. Una Conciencia despierta, un Bodhisita despierto, es de un valor inapreciable. Para aquellos que saben esoterismo les diré lo siguiente: si un Bodhisattva no tiene el Bodhisita despierto no puede servir a los propósitos de su Dios Interior Profundo, no podrá compartir las leyes de los Budas, no podrá trabajar con el Círculo Consciente de la Humanidad Solar que opera sobre los centros superiores del Ser.

Quien quiera, por ejemplo, conocer la Alta Magia, necesita antes que todo aprenderse de memoria todos los mantrams, todos los exorcismos, todas las conjuraciones, etc. Similarmente digo también, que aquellos que quieran llegar a compartir la vida de los Dioses, que aquellos que quieran compartir la vida de los Seres Inefables, que aquellos que quieran compartir la vida de los Budhas y de los Cristificados, necesitan primero que todo despertar su Conciencia.

Porque con la Conciencia dormida no puede uno ver, oír, tocar y palpar las grandes realidades de los mundos superiores, con la Conciencia dormida no puede ser uno un investigador de lo Real, con la Conciencia dormida no puede uno en realidad de verdad, entrar en contacto con el Círculo Consciente de la Humanidad Solar que opera sobre los centros superiores del Ser.

Es indispensable antes que todo, despertar la Conciencia aquí y ahora. Sí, digo en verdad que todos ustedes están dormidos y que deben despertar. Es en el terreno de la práctica, en relación con nuestros familiares, en la calle, en el templo, en la escuela, etc., donde nuestros defectos escondidos afloran, y si nos hallamos alertas y vigilantes como el vigía en época de guerra, entonces los vemos. Defecto descubierto debe ser estudiado, analizado, comprendido profundamente en todos los niveles de la mente. Cuando uno ha comprendido un defecto psicológico debe desintegrarlo, reducirlo a polvareda cósmica.

La mente por sí misma no podría jamás alterar radicalmente ningún defecto de tipo psicológico. La mente solamente puede rotular los defectos, pasarlos de un departamento a otro, etc., mas jamás aniquilarlos. Necesitamos de un poder que sea superior a la mente, de un poder que pueda desintegrar nuestros defectos psicológicos para liberar nuestra Conciencia, para despertarla.

Afortunadamente ese poder se halla en estado latente dentro de cada uno de nos: quiero referirme en forma enfática a Devi Kundalini Shakti, la Serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes. Ella es una variante de nuestro propio Ser; Ella y solamente ella puede ayudarnos. Recordemos nosotros a la Cibeles de Creta, a la Tonantzin de nuestros antepasados mexicanos, recordemos a la Isis morena de la tierra egipcia, a la Diana cazadora de la tierra sagrada de los helenos, a María, Mará. Dios-Madre, existe en el fondo de nuestra Conciencia y es una parte de nuestro Ser, por ese motivo todas las religiones ortodoxas del pasado le rindieron culto.

Mará, Stella Maris, puede ayudarnos en éste trabajo de desintegración de nuestros defectos psicológicos a condición de haberlos comprendido previamente en todos los recovecos de la mente. Cuando uno lo ha entendido a fondo, cuando uno ha descubierto un defecto y lo ha analizado, entonces está preparado para su desintegración. Bastaría solamente concentrarnos en Stella Maris, la Madre Cósmica Divinal que en nuestro interior existe y suplicarle en forma enfática reduzca a polvo tal defecto. El resultado no se hará esperar y el mismo se convertirá en polvareda cósmica liberando el porcentaje de Conciencia que tenga allí embotellado.

Así, mis queridos amigos, por ese camino, aniquilando los agregados psíquicos que en su conjunto constituyen el Ego, el yo, el mí mismo, el sí mismo, lograremos el despertar de la Conciencia. ¿Cómo podría alguien, por ejemplo, con Conciencia dormida, compartir la vida de los grandes Iluminados? Necesitamos despertar y eso es imprescindible, impostergable, urgente, inaplazable.

Amigos: quien tiene la Conciencia despierta puede enfrentarse a los peores enemigos y jamás será vencido, quien tiene la Conciencia despierta, en realidad de verdad, podrá penetrar en el fondo de los océanos y entrar en los palacios de la Serpiente. Quien tiene la Conciencia despierta gozará la dicha del Espíritu Puro. Así amigos, que ha llegado la hora de comprender la necesidad de despertar. ¡Triste, es muy triste vivir dormido!

En éste terreno de las inquietudes esotéricas trascendentales hay en verdad dos corrientes definidas que hay que tratar de comprender: de un lado tenemos nosotros a los Budhas Pratyekas y Zarabacas. Ellos trabajan sobre sí mismos, cumplen sus deberes en la vida; son en realidad de verdad, seres que han buscado su liberación individual, mas nunca han encarnado al Cristo Cósmico. Y del otro lado, tenemos en verdad, a los Bodhisattvas de Compasión, a aquellos que habiendo creado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, es decir los Cuerpos Mercuriales, se han dedicado a trabajar con el Tercer Factor de la Revolución de la Conciencia, se han sacrificado por la humanidad.

Esos, los Bodhisattvas que a través de distintas eternidades han venido entregando su sangre por todos los pueblos, ésos, precisamente ésos, son los que en verdad vienen a recibir más tarde la Iniciación Venusta y en ese gran evento cósmico encarnan al Cristo. Escrito está: “Al que sabe la palabra da poder, nadie la pronunció, nadie la pronunciará, sino solamente aquel que lo tiene encarnado”.

Helena Petrovna Blavasky, llama Bodhisattvas a aquellos que tienen los Cuerpos Superiores Existenciales del Ser mediante el cumplimiento del Deber Parlok del Ser, pero hablando en riguroso esoterismo crístico y budhista, llegamos a la conclusión de que Bodhisattvas realmente son aquellos que se han sacrificado por las humanidades planetarias a través de sucesivos Mahamvantaras. Solo ellos los Bodhisattvas pueden llegar a la Omnisciencia.

Se llega al estado Bodhisattvico mediante el sacrificio por la humanidad, luchando por llevar esta doctrina a todos los pueblos de la Tierra sin diferencia de raza, credo, casta o color. Se llega a Bodhisattva alzándose por todas éstas calles de Dios con la palabra que crea y vuelve nuevamente a crear. Se llega a Bodhisattva amando a nuestros enemigos, bendiciendo a los que los maldicen y persiguen. Se llega a Bodhisattva besando el látigo del verdugo. Digo en verdad que aquellos que no sean capaces de sacrificarse por la humanidad, no podrán jamás llegar a ser Bodhisattvas.

Aquel que ha despertado su Conciencia –hablando en lenguaje oriental diríamos–, aquel que ha despertado a su Bodhisita, obviamente nunca podría ser detenido en su camino hacia la Gran Realidad. Los Budhas Pratyekas no podrían detenerlo en su marcha, marcharía con firme paso decidido hacia la liberación final. He ahí la ventaja de trabajar con el Tercer Factor de la Revolución de la Conciencia, el del sacrificio por nuestros semejantes, el del Amor por todos los seres que pueblan la faz de la Tierra. Ese es el camino que conduce al estado Bodhisattvico.

Llegar a encarnar el Cristo Intimo es el evento cósmico más formidable de todo el Universo. Mas sólo podría llegarse a encarnar el Verbo, a la Gran Palabra, al Señor de Perfecciones cuando se ha llegado al estado Bodhisattvico.

Invito a todos los que están aquí presentes para estudiar la doctrina y marchar por el camino del sacrificio hacia la liberación final. Así y solo así, se puede llegar al estado Bodhisattvico.

Mis queridos amigos, entiendan, comprendan, que el Amor es el fundamento de todo lo que es, ha sido y será; sólo amando a nuestros peores enemigos, devolviendo bien por mal, podríamos en verdad, amigos míos, llegar al estado Bodhisattvico. Sólo llevando la palabra con humildad, de puerta en puerta, a las gentes, solo llamando a las muchedumbres para que nos escuchen, podríamos llegar al estado Bodhisattvico.

Es urgente entender que el Bodhisita, es decir, la Conciencia despierta, es un don precioso, extraordinario. Pero nosotros no hemos sabido aprovechar ese don y tenemos la Conciencia dormida, estamos hipnotizados, viviendo como máquinas en un mundo terriblemente doloroso. Todos quieren dicha, alegría, pero la alegría no es posible lograrla mientras la Conciencia esté hipnotizada.

Hay gentes que me escriben por todas partes, deseando mejorar la situación económica, deseando mejorar las circunstancias de la vida práctica, pero obviamente, no es posible mejorar si no pasamos a un nivel superior del Ser. Dentro de éste nivel en que nos encontramos existen los sufrimientos que nos rodean actualmente, las circunstancias que actualmente nos vienen diariamente. Solamente podríamos cambiar de vida si pasamos a un nivel superior del Ser.

Es obvio saber, que por debajo de nosotros existe un nivel inferior del Ser; por encima de nosotros existe un nivel superior del Ser. A cada nivel del Ser le corresponde una serie de circunstancias buenas o malas. Si queremos cambiar de vida, mejorar la situación, ser diferentes, necesitamos pasar a un nivel superior del Ser y eso solamente es posible destruyendo los agregados psíquicos que llevamos en nuestro interior.

A medida que vayamos eliminando, desintegrando nuestros defectos psicológicos iremos pasando a escalones cada vez más y más elevados del Ser y por último llegará el día en que pasaremos al nivel superior del Ser, al nivel más elevado, entonces vendrá la liberación final. Empero, antes de que eso venga a nosotros, antes de que la Gran Realidad venga a nosotros y nosotros a ella, necesitamos pasar por la aniquilación budhista, desintegrar la totalidad del Ego, del “yo”, del mi mismo, del sí mismo.

Amigos míos, para llegar al despertar completo se necesita tener tenacidad en el trabajo; diariamente luchar incansablemente, vigilándonos a sí mismos: en la casa, en la calle, entre los amigos, en el trabajo, etc. Y defecto que descubramos en nuestras palabras, en nuestras miradas, en nuestros pensamientos, debemos aniquilarlo. Si perseveramos así, si vamos comprendiendo la necesidad de trabajar con cada defecto que surja en nosotros, la Conciencia irá despertando progresivamente y un día la Conciencia estará totalmente despierta.

Yo les digo a ustedes en verdad, que el oro más precioso que existe, es el oro del Ser, es el oro del Bodhisita, es decir, de la Conciencia despierta. El oro que llega a resplandecer en el Cuerpo Astral, o en la Mente, o en la Voluntad, en cualquiera de los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, ha sido proporcionado por el Bodhisita, es decir, por la Conciencia despierta.

La Conciencia despierta es un tesoro preciadísimo. Vean ustedes: si alguien va al deporte aquel de lanzar flechas en un blanco, lo primero que tendrá que hacer es aprender a pararse en tierra, colocar sus pies como es debido, sus piernas en una postura apropiada; y luego sí, podrá disparar la flecha al blanco y ésta irá a parar al blanco con absoluta seguridad. Similarmente digo, antes de que nosotros podamos saber algo sobre lo Real, sobre la Verdad, debemos aprender a fundamentarnos en la Conciencia despierta, debemos despertarla y aprender a basar en ella, para poder en verdad, trabajar conscientemente en los mundos más elevados.

Los grandes problemas del Universo dejan de existir cuando la Conciencia está despierta. La Conciencia, es decir, el Bodhisita en el mundo oriental, es el fundamento básico en el que debemos apoyarnos para poder lanzarnos a las altas exploraciones en los mundos cósmicos. Pero una Conciencia dormida nada puede hacer, la Conciencia dormida vivirá siempre en profundas tinieblas.

Amigos, ha llegado la hora de entender lo que es el valor de la Conciencia despierta. Alguna vez ustedes habrán oído hablar sobre la leche de una leona. Si una gota de leche de leona se depositase entre un recipiente lleno de leche de vaca, verán ustedes como la gota de leche de la leona no se confundirá con la leche de la vaca y caerá al fondo del recipiente sin confundirse o flotará entre el líquido elemento. Así también es el Bodhisita despierto, la Conciencia despierta. Quien tenga la Conciencia despierta podrá vivir entre todas las perversidades del mundo sin confundirse con las mismas. Podrá descender a los mundos infiernos sin confundirse con las perversidades de los demonios. Será fuerte en el sentido ético de la palabra.

Así amigos míos, que la Conciencia es maravillosa pero no la hemos sabido aprovechar. Existe la Ciencia de la Conciencia y es grandiosa. Ha llegado la hora de entender, amigos míos, que mediante la Conciencia despierta es posible dar el gran salto para caer de lleno en la Gran Realidad de la vida libre en su movimiento, más allá de ésta maquinaria dualistica y espantosa de la relatividad.

Todos nosotros somos víctimas de la Ley. El Karma cae sobre cada uno de nosotros como un rayo de venganza. Erramos y volvemos a errar, y el Karma nos castiga y nos vuelve a castigar. Estamos en un mundo de causas y efectos. Cada palabra dura, por ejemplo, que nosotros pronunciemos, caerá más tarde sobre nosotros como un rayo de venganza. Hacemos mal y recibimos el mal y no hay efecto sin causa ni causa sin efecto; así es la maquinaria de la relatividad.

Dentro de esta maquinaria de la relatividad todo se procesa de acuerdo a la Ley de Causa y Efecto. Todo éste encadenamiento terrible de causas y efectos nos tienen esclavizados en éste valle de la amargura, en ésta corraleda cósmica. En éste mundo de asociaciones y combinaciones lo único que existe es el dolor. Necesitamos salirnos de éste mundo de combinaciones y dar el gran salto para caer entre el seno del Vacío Iluminador y posteriormente entrar en la Gran Realidad, en la Talidad, en la vida libre en su movimiento.

Mas ésto no sería posible si no nos auto-exploraramos profundamente para descubrir nuestros defectos psicológicos: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc., son los múltiples defectos que en nuestro interior cargamos y cada uno de estos es cabeza de legión.

En la doctrina egipcia se habla de los demonios rojos de Seth; éstos son los agregados psíquicos que llevamos en nuestro interior, las personificaciones vivas de nuestros defectos psicológicos. Es necesario desintegrarlos, convertirlos en polvo de la tierra, en polvo cósmico para despertar la Conciencia y dar el gran salto, el atrevido salto que nos permitirá caer en el Vacío Iluminador y posteriormente ingresar al seno de la Gran Realidad.

Pero éste no es un salto de tipo evolutivo. La Evolución y su hermana gemela la Involución son leyes mecánicas de éste mundo de la relatividad. Ninguna de estas dos leyes podrán permitirnos el ingreso a la Gran Realidad. No es mediante evoluciones incesantes a través de millones de vidas como podremos un día llegar a la Gran Realidad, ¡no! Innumerables nacimientos y las leyes de la Evolución y de la Involución siguen aquí en éste Universo de la relatividad...

Necesitamos dar el gran salto cueste lo que cueste y ésto solamente es posible rompiendo cadenas, destruyendo todas esas perversidades que en nuestro interior llevamos, todas esas barbaridades que nos hacen infelices, desgraciados. Sólo así, mis queridos amigos, podremos dar el gran salto.

Santos virtuosos, inefables, que las religiones reverencian; tienen fe, pero éstos en última síntesis solamente como ya les dije, les permitirá nacer en los Cielos del espacio o en la Tierra de dolor, mas nunca ingresar en el seno de la Gran Realidad, allí no hay santos. En el seno de la Gran Realidad solamente existe la vida libre en su movimiento; los hombres que se han libertado de sí mismos al destruir cadenas, los que se han revelado contra la maquinaria horrible de la Relatividad.

Es revolución en marcha lo que necesitamos si queremos la liberación final. Sólo así llegaremos donde tenemos que llegar: a la auténtica dicha a que tenemos derecho, a la dicha inagotable. Pero necesitamos romper cadenas, revolucionarnos contra todo lo que existe actualmente en la derecha o en la izquierda del mundo; comprender que la materia no es más que una sustancia homogénea que en última síntesis deviene maravillosa del Caos inefable, del Espacio Ilimitado, de lo Divinal. No dejarnos parcializar por las escuelas de derecha o de izquierda, de espiritualismo o de materialismo.

¿Qué saben, por ejemplo, los pontífices de las religiones sobre lo Real, sobre la Talidad, sobre lo que esté más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente? Podrán haber leído las enseñanzas de los Iluminados, pero no las han realizado en sí mismos, y por tanto no han experimentado nada. ¿Y qué saben los pontífices del materialismo sobre la materia? ¡Nada!

Miremos nosotros la materia: un pedazo de hierro, ¿qué vemos allí? “Materia”, dirán los materialistas, pero también llaman materia a un pedazo de vidrio, (empirismo puro, diríamos entre paréntesis). Pero esos átomos que giran allí, alrededor de sus centros gravitacionales, con sus cargas eléctricas, ¿qué significan? Nada saben ellos sobre eso, solamente saben que los iones giran alrededor de sus electrones y entienden algo de protones, etc., pero nada más.

Nosotros decimos que existen partículas ígneas dentro de esos átomos, almas ígneas y esas almas ígneas son en realidad extraordinarias. Esas almas ígneas, esas partículas ígneas, son las que tejen y destejen incesantemente, eso que se llama materia, eso que muchos llaman materia cuestión de nombre, porque la sustancia nadie la conoce.

Hay magos en el oriente que actúan sobre esas almas ígneas o partículas ígneas que giran dentro de los átomos, y por medio de ellas hacen prodigios extraordinarios. Así que en última síntesis, éstos átomos llevan también eso que se llama espíritu o fuego. Es bueno entender que esas cargas eléctricas de los átomos son conscientes, son las almas ígneas.

Entendiendo ésto, entendiendo que en todo existe el Espíritu, vale la pena que reflexionemos un poco. ¿Qué saben los físicos sobre la sustancia en sí? ¡Nada, absolutamente nada! Por lo tanto, la hora ha llegado en que nosotros pasando más allá de las cargas eléctricas de los átomos, o de las cargas a la inversa en la antimateria, nos dediquemos a la auto-exploración de sí mismos, con el propósito de saber algo sobre nosotros mismos, algo sobre nuestro propio Ser. A eso nos hemos dedicado y ese el propósito de las enseñanzas que aquí tenemos.

Cada uno es libre de investigar en la física, en la química, en donde quiera, pero lo más importante para nosotros es investigarnos a sí mismos, auto-explorarnos profundamente. Solo así llegaremos a donde debemos llegar, mis queridos amigos.

La Conciencia repito, es valiosa y vale la pena que pongamos atención en ella. Pero para despertarla, para sacarla del estado de sopor en que se encuentra, necesitamos aprender a auto-observarnos diariamente, esto con el propósito de auto-descubrirnos. No hay duda de que en todo auto-descubrimiento existe auto-revelación. Cuando uno descubre un defecto y lo desintegra conoce una nueva verdad, recibe un mensaje de luz, aprende algo nuevo. Así es como diariamente podemos alimentarnos con el Pan Transubstancial venido de lo alto, es el Pan de la Sabiduría.

A medida que vayamos desintegrando el Ego, nos iremos alimentando con el Pan de la Sabiduría. Empero, antes de desintegrar el Ego lo único que tienen los seres humanos en su mente son teorías y teorías y más teorías, y como dijera el Goethe: “Toda teoría es gris y solo es verde el árbol de doradas frutas que es la vida”.

A los misioneros gnósticos me dirijo también ésta noche: ellos van siguiendo por el camino Bodhisattvico, porque sacrificándose por la humanidad, estos misioneros van avanzando por esas sendas y un día habrán de convertirse en Bodhisattvas. Ellos están trabajando para un día, más tarde a través del tiempo, llegar a encarnar al Cristo Intimo. He allí el mérito de los Bodhisattvas.

Mas es también de lamentar que algunos misioneros todavía tengan la forma de pensar que tenían antes de entrar en éstos estudios. Los misioneros en verdad, necesitan transformar su forma de pensar, ser distintos para que puedan mostrar el Camino a otros. Existen también misioneros que actualmente marchan muy bien, marchan victoriosos por la senda de las grandes realizaciones, y que prometen mucho para el estado Bodhisattvico. A ellos naturalmente, no puedo menos que hacerles llegar mis felicitaciones y mis salutaciones.

Amigos, es bueno entender de una vez y para siempre, que a medida que nosotros vamos avanzando por éste Camino doloroso, surgirá en nosotros el “yo” del auto-mérito; entiéndase que nosotros seremos víctimas de ese yo. Debemos ser vigilantes cuando trabajamos por el despertar de la Conciencia, porque todos tenemos la tendencia a darle vida al yo del auto-mérito. En verdad que nosotros no tenemos méritos de ninguna especie, porque méritos únicamente los tiene el Padre que está en secreto. El y solo El. El yo del auto-mérito puede entorpecer los pasos que llevamos hacia la Gran Realidad. Eso de creer que lo merecemos todo es un absurdo, porque nosotros nada merecemos.

Pero el yo del auto-mérito nos hará creer dignos de todo mérito y nos detendrá en el Camino, será óbice para el avance hacia la Gran Realidad. El “yo” del auto-mérito puede llevarnos a nacer en algunos Cielos inefables y luego nos traerá de regreso a éste valle de lágrimas. Reconozcamos que nosotros nada valemos, nada somos, el único digno de alabanza y mérito es nuestro Padre que está en secreto. Si así lo hacemos, si así procedemos, después de haber examinado todo el curso de nuestra equivocada existencia, se disolverá en nosotros el “yo” del auto-mérito.

Es también necesario saber, que existe el “yo” del orgullo místico: la tendencia a creernos dioses, a creernos inefables, a creernos poderosos, señores del Universo, grandes iniciados, con tantas y tantas iniciaciones. Esto nos llevará por el camino equivocado, porque es urgente entender que hay tres tipos de relaciones: la relación con nuestro propio cuerpo. Si nosotros no sabemos relacionarnos con nuestro propio cuerpo nos enfermamos. Segundo, la relación con el medio ambiente en que nos movemos: si no sabemos relacionarnos con la gente nos formamos conflictos. Y tercero, la más importante relación es la relación consigo mismo, con las distintas partes autónomas y auto-conscientes de nuestro propio Ser.

Para poder llegar al éxtasis, al Samadhi, a la experiencia de la Gran Realidad, se necesita antes que todo, aprendernos relacionar, no solamente con las distintas partes de nuestro propio Ser que en nuestro interior cargamos, sino aún más, con la parte más elevada de nuestro propio Ser; es decir, con nuestro Padre que está en secreto, con el Anciano de los Días, con la Verdad de las Verdades, con lo Oculto de lo Oculto.

El orgullo místico, el engreimiento, creernos dioses, sentirnos inefables, es óbice, obstáculo, para la relación correcta y perfecta con las distintas partes del Ser y más aún, con la parte más elevada del Ser. Y quien no aprende a relacionarse con las distintas partes del Ser y muy especialmente con la parte más alta del Ser, no podrá llegar a experimentar nunca, eso que es la Verdad, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

Ha llegado la hora de entender también mis queridos amigos, que el psiquismo inferior no puede llevarnos nunca a la Gran Realidad. En el mundo abundan demasiado los psíquicos inferiores, aquellos que gozan poniendo las manos sobre una mesa para que ésta se mueva, aquellos que gozan hipnotizando a otros, aquellos que gozan en sesiones mediumnimicas o espiritistas, aquellos que creen que mediante el desarrollo de ciertos poderes psíquicos pueden llegar a la Verdad. Obviamente el psiquismo inferior sólo sirve para atarnos más y más a ésta maquinaria horrorosa de la relatividad.

Nosotros necesitamos llegar a la parte más alta del Ser, y no es posible esto si nos entretuviéramos con el psiquismo inferior. Es necesario entender, mis queridos amigos, que las facultades más nobles del Ser, solamente pueden despertar en nosotros con la destrucción del mí mismo, del Ego, es decir, pasando por la aniquilación budhista.

Hay una facultad conocida como intuición. La intuición tiene distintos grados, pero la forma de intuición más elevada sólo es del tipo llamado Prajna-Paramita. Esa es la facultad que nos permite llegar un día a experimentar mediante la Conciencia despierta, eso que no es del tiempo, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que en oriente se llama Talidad, más allá del Vacío Iluminador.

Pero quien quiera llegar al despertar el grado más elevado de la intuición Prajna-Paramita, necesitará del despertar total de la Conciencia, sólo así lo logrará. Así que no se desdeñe eliminar los defectos psicológicos, que no se les mire como cuestión meramente de mentecatos. Que no se crea que es algo meramente sectario de tipo pseudo-religioso o pietista. Que se entienda de una vez y para siempre que esto de la eliminación de los agregados psíquicos pertenece a la Ciencia de la Conciencia. Que se entienda de una vez y para siempre que es lo más importante, porque mientras la Conciencia esté embutida entre el Ego, entre los defectos, entre el odio, entre la ira, entre la envidia, entre los celos, etc., el despertar de la Conciencia será algo más que imposible.

Hay una tendencia siempre general a subestimar esto de la eliminación de los defectos. Muchos de los que vienen a nuestras filas, estudian el esoterismo gnóstico pero subestiman totalmente la cuestión de la eliminación de los defectos psicológicos, les huele como a pseudo-religiosidad, como a cuestión cansona escuchada desde la infancia, no saben entender realmente, lo que es la Ciencia de la Conciencia.

Amigos, no estoy invitándolos a santificaciones ni a puritanismos de ninguna especie, estoy únicamente indicándoles el camino de la muerte mística, el camino de la aniquilación budhista y de la Gran Realidad.

Amigos, en verdad quiero decirles a ustedes en forma enfática, que ni los materialistas, ni los espiritualistas, ninguno de éstos dos polos de la sustancia única pueden darnos la experiencia de lo Real. Ha llegado la hora de auto-explorarnos, de auto-conocernos, para poder saber quienes somos, romper cadenas y dar el gran salto en el Vacío Iluminador. ¡Paz Inverencial!

Samael Aun Weor

 

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