Cátaros

CatarosLa luna casi llena nos anuncia abundantes frutos; recuerdos añejos, emociones superiores y reconquista de pretéritos estados conscientivos. La luna viajera nos impulsa nuevamente.

La luna paciente, con semblanza maternal, parece sonreírnos desde la altura. ¿Ya retornas? ¿Ya suspiras? ¿Ya indagas? ¡Ayeres, ayeres, ayeres! Se van para volver. La luna cíclica, emblema del Samsara, nos ofrece nuevas oportunidades…

Otro ciclo en que nos acercamos al solsticio del verano, dispuestos a comenzar una nueva andadura espiritual.

La vieja Selene sabe que somos peregrinos anhelando respuestas: ¿Cómo me desvié? ¿Qué me desorientó? ¿Cómo enmendar el error? ¿Dónde me sentí plena y feliz? Algo que olvidé… algo sin concluir…algo por hacer… Incógnitas que solo el Ser puede despejar para bien del alma…

Entretanto, las imágenes se suceden con acelerado ritmo, Recuerdos vagos, añoranzas, quimeras… Todo se sucede y somos espectadores y actores de un teatro que nos sobrepasa, que nos supera, que nos aturde. ¡Piedad Señor!

Cadenas ora de plata ora, de oro… Eslabones humanos agrietados en la genética… Girones de silencio rompiendo el aire, que hablan del corazón contrito… La región de Languedoc al sudeste de Occitana en el sur de Francia fue el cobijo de seres que buscaban despejar estas incógnitas del alma. Y que entre el seno de la Divina Madre Natura, refugiaron sus corazones en el rigor de una fe inquebrantable.

¡Y murieron por ello! Incomprendidos, difamados, odiados por el vulgo dogmático; niños, mujeres y hombres valientes, no quisieron someterse a la incongruencia de pensar una cosa y actuar de forma contraria. 

Los cataros fueron unos seres dotados de una profunda religiosidad. De ideología parcialmente gnóstica, surgieron por oposición a la corrupción del clero, entroncando con las ideas del sistema dualista del tipo maniqueo que declara que “Todo lo carnal procede del mal y la adhesión al Dios del bien exige una abstinencia carnal”

Este punto ha sido mal-entendido, pues por aquella época, la develación del arcano estaba prohibida por la Logia Blanca. En vez de abstención sexual (célibe o abstemio) se debe entender que se trata de castidad científica, de la correcta sublimación de la energía sexual. De lo contrario se acabarían las generaciones humanas. De ello se deriva el trato igualitario a la mujer y la aceptación de las diferencias de credos, en una filosofía de Hermandad Humana.

En su bandera y escudo luce la cruz cátara. Símbolo del trabajo crístico de Redención. Cada uno de sus brazos está adornado por tres bolas doradas, sumando doce en total, como los doce signos zodiacales.

Tampoco ha sido entendido eso de que: “defendieran la inexistencia del infierno” pues sabemos que para librarnos de él, requerimos de la muerte psicológica de instante en instante. Es más práctico morir aquí y ahora que esperar a que la Naturaleza lo haga por nosotros. El cielo o el infierno se gana en la tierra.

Los “bons hommes”,hombres buenos, los puros, los cátaros, ponían en práctica estos principios. Para ellos, Dios no se pudo encarnar en un solo hombre, (entrando en clara contradicción con la doctrina de la Iglesia catolica), entendiendo que Jesús el Cristo es la segunda fuerza en el árbol de la cábala, (desdoblamiento del Padre) y que su energía puede ser absorbida por cualquier hombre debidamente preparado. Los adeptos se agrupaban en comunidades obteniendo el apoyo de los nobles, la burguesía local y la población en la comarca del Languedoc.

No les preocupaba el dinero, pero no carecían de nada. Por sus posesiones, fueron envidiados y perseguidos por la iglesia romana en las cruzadas. Ellos practicaban “la aristocracia del espíritu”

De Montségur, la pequeña villa cátara, no queda nada… Resquicios del pasado que por su ausencia, ya no causan vergüenza…Solo un viejo castillo que se mantiene fiel al recuerdo de aquella lúgubre fecha de un 16 de Marzo de 1244, cuando diez mil cruzados mantuvieron sitiados a unas 500 personas, por el simple hecho de ser fieles a sus principios.

Aquella nefasta aura fantasmal, de los que se negaron a abjurar del catarismo y fueron quemados, aún vuela silenciosa entre las nubes blancas que visten el azul del cielo. Solo una lápida en el ‘campo de los quemados’ recuerda a los inmolados con el epitafio: «Als catars, als martirs del pur amor crestian. “A los cátaros, mártires del puro amor cristiano”

Pero no han muerto del todo, la magia permanece, porque a pesar de su ausencia, su vibración condensa el éter. Éste lugar está provisto del poder naturalizante de la Divina Madre. Por aquí pasa el camino de Santiago, como parte de la vía Tolosana.

Y va transmitiendo fuerza, como estela de fuego, como vena arterial que conduce vida, que conduce espíritu, que hace cruz con la materia. Nos dirigimos a Carcasona, la capital del departamento del Aude, en la región Languedoc. Siempre en el ánimo del peregrino está la llave que abre todas las puertas… su corazón contrito, su perseverante devoción…

Tiene una espléndida ciudadela amurallada, con un conjunto arquitectónico medieval no menos espléndido… impresiona su porte señorial con el emplazamiento estratégico. Los romanos la proveyeron de sus bastiones más sólidos, fortificando la cima de la colina. Después en el siglo V, los visigodos ocuparon la ciudad.

En agosto de 1209, el ejército de los cruzados de Simón de Montfort forzó la rendición de la ciudad después de un sitio de quince días. Fue el tiempo de la cruzada contra los albigenses, cuando Carcasona era un feudo de los cátaros. La rendición evitó más muertes…

Foix es una pequeña localidad en la que se divisa el castillo de las tres torres, cada una de diferentes tiempos. Conjunción armoniosa aunque de distinta arquitectura de los siglos XI,XII, XIII. La zona es llamada “crástica” por su piedra caliza. Foix surgió en torno al oratorio y se convirtió en abadía de la iglesia gótica, consagrada a San Volusiano.

Por su carácter sobrio fue sede del condado y su castillo cátaro resistió a varios ataques de Simón de Monfort durante las guerras contra el catarismo.

Minerva Es un bello lugar de silencio y contemplación. Solo el arrullo de los pájaros vibra en el ambiente. Con razón nos recibe -entre piedra horadada- la estampa perfilada de una paloma traspasada por la luz… Éxtasis para el místico. Lugar apropiado para la oración. Vestigios, rastros y restos idos del coraje de almas en lucha…

Brega dolorosa que solo los archivos Akásicos pueden dar fe…Valentía y valor más allá del destino… Pasado diluido entre el verdor de los montes y el nacimiento de los ríos…

Sigamos peregrinos, orando en la tierra de los antepasados fieles hasta su consumación… ¡que su huella sacra nos impulse! Un año después de Carcasona, Monfort ataca a Minerva, deja a los cátaros sin agua, el río está cerca pero fuera del recinto amurallado, morimos de lanza o de sed, ¡peligro!… No hay temor… sea, sea, sea. Catapultas, piedras, siete meses de dolor… mejor morir con dignidad… si no podemos vivir en libertad, mejor MORIR… Doscientas cincuenta personas; familias enteras se incineran…  Todo termina…

El fuego libera y purifica…  Cantos de alabanza en el cielo…  ¡¡¡Los mártires llegaron!!! Minerva queda asolada, desolada… nadie quiere habitar tal cementerio… nadie se atreve a violentar la sagrada tierra de los puros, de los santos… Hasta el siglo XVII, permanece árida, seca, sola… enlutada.

Cuando el rey y Richelie se hicieron cargo de Minerva, tuvieron que hacer algunas obras para habitarla… Hoy del castillo cátaro, solo queda lo que fue una torre. Albi es otro reducto cátaro a orillas del río Tarn, con sus puentes antiguos y el palacio de Berbie y demás construcciones de ladrillo. Esta región es atravesada por el Meridiano de Greenwich.

Impresiona la catedral de Santa Cecilia. Es de ladrillo y basamentos de piedra. Por dentro es muy singular, adornada de obras de pintores flamencos del siglo XVI. Albi también es sinónimo de puro.

En 1209 en la masacre de Beziers, pasaron a cuchillo a más de 20.000 ciudadanos. Luego se llevó a cabo la expulsión de algunos ciudadanos de Carcasona, además de la persecución de los principales nobles implicados.

Cien años de guerras religiosas ¡sí, ironía! Su escudo es muy significativo: Un castillo de dos puertas (hombre-mujer) sobre fondo rojo (la morada del Ser, la Jerusalén celestial), coronado por un león amarillo y rugiente (símbolo del Cristo, el Fuego y la Ley) que porta una cruz de Caravaca (con dos palos horizontales que indican las serpientes de fuego y las de luz). El sol a la derecha (masculino) la luna a la izquierda.

Más tarde se le llamó la ciudad rosa por el ladrillo. Su auge fue determinado por el pastel o planta de hacer tintes, hasta que llegó el añil de oriente. Hoy también es famoso por sus vinos. Toulouse o Tolosa es la principal ciudad del mediodía francés y cuenta con un abundante patrimonio arquitectónico. En la villa rosa, por el color dominante en los edificios antiguos, hechos con ladrillos vistos.

Destacan las vistas sobre el Garona desde el Pont Neuf, aquí se produce la confluencia de los canales de Midi, Brienne y lateral de la Garona.

La sede del Ayuntamiento da nombre a una gran plaza monumental, centro neurálgico de la villa. El Convento de los jacobinos, fue un punto de paso muy importante para los peregrinos de Santiago. Termina aquí nuestro peregrinar, con el corazón rebosante de una certeza inmortal que se queda gravada con carbones encendidos: Liberté, égalité, fraternité. Libertad, igualdad, fraternidad… Llevada hasta su consumación por los cátaros.

En una filosofía peremne y Universal, llamados a vivir el Amor consciente hasta sus últimas consecuencias… en una muerte honrosa. Su relevo sería blasonado por los templarios. Sagrario G. E., M.G.

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