Arhat

ArhatEl fuego de tu rosa ígnea, situada en la laringe del cuerpo mental, chisporrotea abrasadoramente entre las llamas ardientes del Universo. Ahora entras, ¡oh ARHAT!, en las tres cámaras altas de la torre de vuestro templo.

El Kundalini de tu cuerpo mental, abre la primera cámara del cerebelo. ¿Sabes lo que esto significa, hijo mío? ¡Ay de ti, oh ARHAT! Recibe la cuarta CRUZ, para que crucifiques tu cuerpo mental.  ¿Sabes lo que esto significa, hermano mío?

¿Sabes tú lo que significa la mente? Ahora te has hecho digno de piedad, ¡oh ARHAT! Tendréis que trabajar en la gran obra del PADRE. Seréis un CORDERO inmolado sobre el ara del sacrificio. Trabajaréis incesantemente por la humanidad. Haréis obras geniales en favor del mundo, pero no aguardes laureles, ¡hijo mío!...

Acuérdate que tienes que sacrificar tu mente... La humanidad se burlará de tus obras; te escarnecerán y te darán a beber hiel... Tus obras de mérito serán recibidas con carcajadas estruendosas, y todos tus sacrificios la humanidad te los pagará con el más profundo de sus desprecios.

Sois digno de compasión, ¡oh ARHAT! La Cruz del cuerpo mental es muy grande y muy pesada. Tus enemigos serán los mismos hermanos espirituales. Ellos te escarmentarán y se burlarán de ti, ¡oh ARHAT!  Los espiritualistas de todas las denominaciones, te calificarán de malvado y te escarnecerán, ¡oh ARHAT!

Seréis calumniado, difamado y odiado por todo el mundo; así crucificarás tu mente, ¡oh ARHAT! Apolonio de Tyana pasó sus últimos años encerrado en una prisión. Paracelso fue calificado amigo de gitanos y verdugos, por su mismo "Judas".

Todos los pedantes de la época odiaron de muerte al insigne Teofrasto Bombasto de Hohenheim (Aureolo Paracelso).

Este gran sabio entregó a la humanidad la sabiduría médica, que solo en la nueva era Acuaria será aceptada y comprendida por la especie humana. Agripa, aborrecido por los hombres, vagaba de ciudad en ciudad, y todo el mundo lo miraba con desconfianza, calificándolo de brujo.

Todos los santos de Jerusalén, todos los mártires de la humanidad, fueron odiados y perseguidos. La cruz de tu cuerpo mental pesa mucho, ¡oh ARHAT! Ahora eres un personaje enigmático, ¡oh hijo mío!, y todos los hermanos espiritualistas te califican de malvado, de intolerante, de tenebroso, sencillamente porque no te comprenden. Tú lo sabes.

Benditos quienes nos aman, porque nos comprenden, y benditos quienes nos odian, porque no nos comprenden.

Samael Aun Weor Capitulo 18 La cruz del Arhat.  Rosa Ignea