Naves ufoGanimedes 

Las gentes de otros mundos saben muy bien que precisamente no somos nosotros mansas ovejas, y antes que caer en nuestras felinas garras fratricidas, prefieren desaparecer furtivamente entre el cielo estrellado. 

Nosotros, pobres y míseros gusanos del lodo de la tierra, ¿somos acaso así, tan necios, que necesitamos todavía investigar un poco más la cuestión aquella de los posibles visitantes extraterrestres?

¿No son acaso más que suficientes todos los datos que tenemos? ¿Somos, para desgracia nuestra, así tan obtusos, lerdos y torpes que no  comprendemos que desde los antiguos tiempos hemos sido siempre visitados por gentes de otros mundos?

¿Qué nos eluden, que huyen de nosotros, que no salen a la luz del día? ¿No  haríamos acaso nosotros lo mismo ante una tribu de caníbales?  Samael Aun Weor, “Mi Regreso al Tibet”, Mensaje de Navidad del Año 1.969.

Me dirijo a todos ustedes, dentro del Instituto Tecnológico Regional de Nogales, con el propósito de compartir con ustedes ciertas inquietudes sobre el fenómeno Ovni. En realidad el fenómeno “Ovni” es inquietante. En instantes en que me dirijo a ustedes, me viene a la memoria un caso muy curioso. Cierta tarde, en mi casa, -que es la de ustedes, entre paréntesis- escuché a Jacobo Zabludoski.

Este hombre se reía del fenómeno Ovni, pues ustedes saben que es bastante escéptico en ese sentido; más bien Pedro Ferriz se ha dedicado seriamente al estudio del fenómeno “Ovni”. Terminada la intervención de Jacobo Zabludoski, riéndose y con palabritas escépticas sobre el fenómeno “Ovni”, algunos amigos presurosamente me invitaron a que saliera a la calle cuanto antes. Salí, y cuán grande fue mi asombro al ver precisamente a un “Ovni”- volando casi, dijéramos, al ras del techo de la casa. Iba tan bajo, volando tan bajo, que todos los de la calle, todos los vecinos, se quedaron asombrados. Además iba volando muy despacio; si hubiera tenido una cámara fotográfica me habría gustado haberlo fotografiado.

Lo más interesante es que aquellos vecinos se rieron entonces, no ya del fenómeno “Ovni”, sino del escepticismo de Jacobo Zabludoski. El hecho aquel había sido tan contundente, tan contundente, que lo que había afirmado antes Zabludoski en relación con el “Ovni”, quedó ridículo, espantosamente ridículo. Así que, en realidad el fenómeno “Ovni” es bastante inquietante...

En la República de El Salvador acaeció algo demasiado singular. Se dio el caso, por cierto bastante sensacional, de un Ingeniero que fuera llevado al planeta Júpiter. Aquel Ingeniero era escéptico en un ciento por ciento, no creía en estas cosas, y hallándose una noche en un parque de San Salvador, una Nave Cósmica aterrizó cerca de allí. Algunos tripulantes descendieron de la Nave y lo invitaron a entrar. Él, todavía escéptico, penetró en tal Nave y a los pocos segundos vio con asombro que la Tierra quedaba abajo, y vio cómo se iba alejando a través del espacio, hasta que la Tierra al fin parecía una pequeña moneda en el infinito.

Fue llevado este hombre, según afirma, en treinta minutos nada más al planeta Júpiter. Asevera, en forma enfática, que en Júpiter encontró una poderosísima civilización. Lo invitaron a quedarse allí, y sin embargo no quiso. Se limitó a decir que él regresaría al planeta Tierra para poder contar a los terrícolas algo de lo que vio, que le gustaría dar testimonio de que sí hay vida en otros mundos habitados. Encontró allí, en Júpiter, a algunos terrícolas que habían sido llevados de nuestro mundo, precisamente para que conocieran a aquel planeta. Ellos no habían querido regresar a nuestro mundo Tierra, prefirieron quedarse en Júpiter.

El Ingeniero aquel, escéptico, incrédulo y materialista, cambió totalmente, su materialismo se fue para abajo, ante los hechos tuvo que rendirse y reconocer que la Sabiduría del Universo es infinita. Hoy ese Ingeniero milita dentro de las filas del Movimiento Gnóstico en la República del Salvador. Se nos ha dicho que piensa escribir un libro para informar sobre todas estas cosas; ojalá lo escriba pronto, pues en verdad sí nos interesaría conocer toda su exposición.

Prosigamos... Otro caso que me ha parecido bastante interesante sucedió en el Ecuador. Cierto individuo soltero que estaba afiliado a una Escuela del mundo oriental, cualquier día de esos tantos fue visitado por unos extraterrestres. La Nave descendió, precisamente, en el enorme jardín de su casa. Como quiera que este hombre ya se venía preparando para tal evento, no tuvo miedo. Subió a la tal Nave y fue llevado al satélite “Ganímedes”.

 Este satélite gira alrededor del planeta Júpiter. No está de más decirles a ustedes que doce satélites giran alrededor del citado Astro.  Júpiter es un titán, un mundo bastante gigantesco. Yo muchas veces lo he observado, lo he visto a través del telescopio. No hay duda que bastante intrigados ese doble cinturón en la Zona Ecuatorial; me parece que los hombres de ciencia no han investigado tal cinturón. En cuanto a mi se refiere, francamente me tiene intrigado y me propongo hacer una investigación más a fondo. Es lástima que nuestros telescopios actuales no tengan, en realidad de verdad, el alcance que nosotros necesitamos; sin embargo el del Monte Palomar es el mejor.

Pero bueno, continuemos con esta cuestión. Aquel hombre, repito, estuvo en el satélite de Júpiter llamado Ganímedes. ¿Qué vio en Ganímedes? Una poderosa civilización. Las casas son construidas bajo tierra con un material suave pero firme y de una sola pieza; el agua tienen que extraerla de ciertos volcanes, poseen terrenos debidamente sembrados, cultivan ellos mismos sus alimentos. En cuestiones culturales se nos informó tienen magníficas Universidades. Causa verdadera sensación conocer el modo de estudiar los habitantes de Ganímedes.

Como quiera que poseen un Sexto Sentido, obviamente pueden explorar mejor el Asiento Vital del cuerpo físico; no solamente conocen los procesos biológicos, catalíticos, etc., sino que además conocen el Fondo Vital. Los científicos de nuestro mundo Tierra han estudiado la mecánica de la célula viva, ¿pero qué saben sobre el Fondo Vital? ¡Absolutamente nada! Aquí nosotros, los mexicanos, tuvimos un gran sabio; me refiero a Don Alfonso Herrera, el autor de la “Teoría de la Plasmogenia”. Este hombre logró crear la célula artificial, una célula muy bien hecha, pero esa célula nunca tuvo vida. ¿Por qué? Porque Don Alfonso no pudo nunca manipular el Fondo Vital. 

Podríamos crear en el laboratorio un zoospermo masculino artificial, y podríamos también crear un óvulo femenino artificial; se conocen las fórmulas bio-químicas, no veo por qué no se podrían crear, pero una cosa es cierta: que de tales gametos artificiales no podríamos nosotros conseguir una nueva criatura. ¿Por qué? Porque no manejamos el Fondo Vital.

Se hacen inseminaciones artificiales, tanto en animales como en las personas, pero tales inseminaciones se fundamentan en lo que la Naturaleza ya ha hecho. Se tienen por ejemplo zoospermos, o sea materia espermática; se puede hacer la inseminación, y eso es claro que da como resultado que aparece una criatura, pero el científico no ha hecho los zoospermos, los ha hecho la Naturaleza, han sido extraídos de organismos vivos. Entonces estamos jugando con lo que la Naturaleza ha hecho, pero nosotros no somos capaces de hacerlos.  Hay un Fondo Vital en la célula viva, una especie de doble organismo que como decía anoche en una conferencia ha recibido, en Rusia precisamente, el nombre de “Cuerpo Bioplástico”; se le ha fotografiado y se le tiene actualmente en observación.

Sucede que en Ganímedes el Fondo Vital es conocido desde hace muchos siglos. Los habitantes de Ganímedes no necesitan de aparatos especiales para ver el Fondo Vital, ellos posen un Sexto Sentido.

La Glándula Pineal por ejemplo de los habitantes de Ganímedes es de mayor volumen que la de los terrícolas. Bien sabemos que la Glándula Pineal de los terrícolas mide tan sólo cinco milímetros de diámetro y está rodeada de una fina arenilla. La Glándula Pineal de los habitantes de Ganímedes es más voluminosa.

No hay duda que esa Glándula, por ejemplo en los tiempos antiguos, aquí en el planeta Tierra también estuvo desarrollada y permitió a los Lemures ver siempre el “Ultra” de todas las cosas, no solamente el mundo tridimensional de Euclides sino también la Cuarta Coordenada matemática. Los habitantes de Ganímedes no han perdido todavía la percepción psíquica; la Glándula Pineal de ellos digo es más voluminosa. Tal Glándula se halla conectada en ellos a la Glándula Pituitaria por medio de ciertos ramos nerviosos, y a su vez la Pituitaria está conectada al centro cerebral de sensaciones  y a todo el Nervio Óptico en general- por ramos muy finos nerviosos.

Poseen pues, los habitantes de Ganímedes, un tipo de visión superior: pueden ver el Fondo Vital de cualquier criatura viviente, el “Ultra” de todas las cosas, y por ende para ellos los famosos Misterios de la Vida y de la Muerte son perceptibles a simple vista, no necesitan de microscopios especiales ni de ultra-microscopios para conocer el origen de la vida.

Conoció este hombre todo eso en Ganímedes; conoció también las Naves Cósmicas que los habitantes de ese mundo utilizan para viajar por el espacio infinito, pues son granes matemáticos y utilizan la energía solar, no solamente para propulsar sus Naves, sino también para todos sus servicios ordinarios. Incuestionablemente las lámparas con que se iluminan hasta en sus mismísimos hogares, son a base de energía solar. De acuerdo con los relatos de este hombre supimos que los habitantes de Ganímedes vinieron originalmente de un mundo que existía en nuestro Sistema Solar y que ellos llamaron “Planeta Amarillo”.

 Sucedió que los habitantes del Planeta Amarillo se dedicaron de lleno a hacer experimentos atómicos, algo similar a lo que está sucediendo en nuestro planeta Tierra por estos instantes. Un hombre muy sabio advirtió -a los habitantes del Planeta Amarillo- la posibilidad de que mediante tales experimentos se llegara a destruir aquel mundo. Los habitantes en general no le creyeron –como siempre- , pero hubo una minoría que sí le creyó.

Los de vanguardia, los que sí aceptaron la tesis, como quiera que poseían Naves Cósmicas se propusieron investigar el satélite Ganímedes, que giraba alrededor de Júpiter; vieron que todavía allí había vida y se transportaron a ese lugar. Cuando en verdad se provocó una gran explosión que hizo saltar en pedazos el planeta Amarillo, ya los de la vanguardia estaban establecidos en Ganímedes. Esto que estoy yo hablando en estos momentos, tiene comprobación.

Los astrónomos han podido ver, desde el Observatorio, enormes pedazos de lo que fue el Planeta Amarillo. Así que, se trata de hechos concretos, claros y definitivos. Estuvo cerca de un mes este hombre viviendo en Ganímedes. Entre tanto, un hermano que tenía y que siempre le visitaba con su esposa, tocó a la puerta y grande fue su asombro al ver que no salía el hombre a abrir. Siguió tocando, y al fin salió el criado. Interrogaron al criado: “¿Dónde está su amo?” El criado dijo: “Aunque parezca increíble es cierto: aterrizó en el jardín de esta casa una Nave Cósmica y el señor subió a la Nave y se fue”... “¿Para dónde?” “No sabría decirlo, pero eso sucedió aunque ustedes crean que yo estoy loco”... Como es natural, esto alarmó bastante a su hermano, pero ya el hombre había rogado a los habitantes de Ganímedes que le permitieran regresar a la Tierra para despedirse de su hermano y de su cuñada, y legarles su casa y también su automóvil.

Los habitantes de Ganímedes aceptaron y lo trajeron de regreso a la Tierra, quedando de volver por él un mes después. Claro está que el caballero en cuestión fue a buscar a su hermano y a la esposa del mismo, y les habló con franqueza de lo que le había sucedido; les escrituró la casa, les regaló el automóvil, los dineros que tenía en el Banco, etc. Un mes después invitaba a su hermano y a su cuñada para una cena que, según dijo, iba a ser de despedida porque quería viajar. En medio de la cena, estando todos muy contentos, una Nave llena de bellísimos colores descendió lentamente sobre el césped, en el jardín maravilloso de su hermosa residencia.

“Me voy”, dijo. “¡Ah, nosotros ya lo presentíamos!”, exclamó su cuñada. “Sí, me voy, pero por mi voluntad; no es que me lleven a mí secuestrado”, y subió a la Nave. Sin embargo dejó a su hermano una especie de pantalla de televisión, pequeña, cargada con batería solar. Dijo: “Bastaría que te concentres en un aparato receptor que hay aquí, dentro de este instrumento, para que logres conectarte con nosotros”. Su hermano, con ese aparato, siguió comunicándose con Ganímedes. Siempre contestaron los habitantes de Ganímedes, y él y la esposa de él se prepararon pacientemente, mediante un sistema psicológico especial, a fin de ser llevados algún día a Ganímedes. Y se cumplió, llegó el día en que también fueron llevados. 

Pero, ¿cómo hizo el hombre de nuestra narración para poder entablar contacto directo con los habitantes de Ganímedes? Nosotros estuvimos inquiriendo, investigando, y llegamos a la conclusión de que este hombre se concentraba diariamente en tal planeta, en tal satélite, hasta que al fin obtuvo la respuesta. Si a ustedes llegara a interesarles esta cuestión del misterio “Ovni”, si ustedes se dedicaran diariamente a concentrarse en Ganímedes, llevando una conducta recta, podrían obtener después de cierto tiempo la respuesta. En Ganímedes los habitantes de aquel satélite tienen una especie de receptores especiales que captan las ondas mentales y las analizan. Cuando se dan cuenta de que quien las emite lo hace sinceramente, y no simplemente por diversión o curiosidad, se interesan por él y tarde o temprano le visitan.

Así que, les doy una clave maravillosa y práctica para entrar en contacto con Ganímedes. No olviden que la fuerza mental existe, ya ha podido ser medida en forma de microvoltios. Estos tipos de ondas se ha visto que salen del neopadium del cerebro; no hay duda que son muy veloces y viajan a través del espacio. Si las dirigimos hacia Ganímedes, podríamos obtener una respuesta favorable... Mucho se ha hablado sobre el fenómeno “Ovni” y yo podría relatarles muchas experiencias; sin embargo debo también relatar mis propias experiencias.

Yo tuve contacto directo con viajeros Inter-galácticos, y voy a relatarles el caso. Hallábame en el “Desierto de los Leones”, Distrito Federal. De pronto vi una Nave que lentamente descendió en un claro del Bosque. Movido por la curiosidad me acerqué al lugar. Grande fue mi asombro pues, entre paréntesis, no he perdido todavía la capacidad de asombro al ver una Nave, esférica completamente y algo achatada, sostenida sobre un trípode acero. Comprendí de qué se trataba. Se abrió una escotilla y un hombre de mediana estatura -delgado, piel cobriza, amplia frente  que traía en su mano derecha un aparato, desconocido para mí, descendió por una escalinata, de metal también. Tras él venían otras tantas personas la tripulación, digo siguiéndole.

Es claro que me acerqué y le hablé y me entendió, pues me asombro que al decirle “Buenos días, señor”, me contestó también en correcto español. Aquello fue más que asombroso, y me dije: “¿es posible que los navegantes del espacio conozcan los idiomas de la Tierra?” Me asombro, y en esos instantes sentí el anhelo de conocer otros mundos del espacio y hasta me agarré del trípode metálico sobre el que se sostenía la Nave y dije al Capitán: “quisiera que usted me llevara al planeta Marte”... “¿Cómo dice usted, a Marte?” “Si señor, a Marte”. “¡Ah, eso es allí nomás”, me dijo. Es decir, Marte  para él  quedaba demasiado cerca, era tanto como ir a la tienda de la esquina. Me quedé nuevamente asombrado.

El Capitán citó a su gente y se dirigió a un lugar donde estaban unos troncos de árboles, tendidos horizontalmente en el piso. Volví a rogarle y le dije: “Señor, soy escritor; me gustaría conocer otras civilizaciones del Cosmos para informar sobre esto a los habitantes de la Tierra; me gustaría además traer pruebas, sean organismos vivos, o plantas, o máquinas, o libros, o lo que fuere, para convencer a los terrícolas, porque señor le dije aquí en nuestro mundo los terrícolas son escépticos en un ciento por ciento, no me creerían a mí nada de eso si no les trajera pruebas, y no me lo creerían ni hincado, ni aún si llorara lágrimas de sangre”... El Capitán guardaba silencio. Se sentaron los de la tripulación sobre los troncos de madera, y una vez que todos estuvieron sentados, sucedió que una de las damas  -pues venían dos damas entre ellos- de edad indescifrable, se puso de pie y dijo: 

“Si nosotros tomamos una planta que no es aromática y la colocamos junto a otra que sí lo es, es obvio que la que no es aromática se impregnará con el aroma de la que sí lo es, ¿verdad?” “Eso es claro”, respondí...  Pues bien, lo mismo sucede con los mundos: mundos con humanidades que antes andaban muy mal, se fueron impregnando poco a poco con las radiaciones de los mundos vecinos y ahora andan muy bien; más hemos acabado de llegar aquí, al planeta Tierra, como usted ha visto, y con asombro vemos que aquí no sucede lo mismo. ¿Qué es lo que está pasando en este planeta Tierra?”  La pregunta fue tremenda. Reflexionando un poco le respondí: 

Bueno, esta Tierra es una equivocación de los Dioses”, pero luego quise redondear un poquito mejor mi concepto y proseguí diciendo: Así es el Karma de los mundos”... La dama asintió con una venia; la otra dama también inclinó respetuosamente su cabeza, en señal de aceptación del concepto, y todos los de la tripulación hicieron lo mismo. Después se pusieron de pie, dispuestos a retirarse, y volví yo nuevamente con mi terquedad a suplicarles por favor que me llevaran; se lo rogué al Capitán y hasta le supliqué, más todo fue inútil. Se limitó a decirme: “En el Camino iremos viendo”...  Quedé satisfecho con la respuesta porque se que estos no son terrícolas y cumplen de verdad su palabra.

Entendí que debería mejorar todavía mucho y observé el momento en que regresaban nuevamente al interior de su Nave. Posteriormente me retiré muy despacio para observar lo que pasaba. Ví el momento en que aquella Nave giró sobre su eje y se levantó muy despacio para desaparecer después velozmente a través del inalterable infinito. Ahora comprendo que, en realidad de verdad, debe uno prepararse psicológicamente para un viaje de esta clase.

Mucho se ha hablado sobre las Naves Cósmicas, y unos creen y otros no. Afortunadamente ya la mayoría de los habitantes de la Tierra aceptó la realidad de los “platillos voladores”. Los ingleses oficialmente dieron su comunicado y dijeron: “No podemos negarlos, existen, pero como quiera que tienen una civilización tan adelantada y nosotros no estamos a su altura, naturalmente no podemos comprenderlos, y como no podemos comprenderlos, peferimos más bien dedicarnos a nuestra civilización, a la conquista del espacio por nuestros propios esfuerzos, a ver si algún día llegamos”. 

Así fue el comunicado oficial de Inglaterra. Hoy en día negar los “Discos Voladores” equivale a ser necio. Se ha podido verificar la realidad en forma tan contundente que me parece que ningún astrónomo u hombre de ciencia en el planeta Tierra se atrevería en verdad a negar la existencia de los “Discos Voladores”. Hoy negar eso significa ignorancia.

Mis amigos, ahora nos vienen a la mente ciertas interrogantes. ¿Con qué objeto nos visitarían los extraterrestres, para qué? Hay casos que asombran. En el Brasil por ejemplo se dio un acontecer que fue bastante extraño: cierto campesino que estaba trabajando su tierra, fue de pronto tomado por dos fuertes brazos y conducido al interior de una Nave Cósmica. Se le encerró dentro de una recámara, después de haberle examinado en un laboratorio.

En tal laboratorio se estudió su sangre, la calidad de su sangre. Satisfechos aquellos científicos con la calidad de su sangre, le metieron en una recámara donde había una cama. Una dama entró posteriormente a la recámara -según afirma el campesino aquel, dicha mujer no tenía cejas y sus ojos eran oblicuos  como los de los chinos-  que le sedujo sexualmente y luego efectuó la cópula con él. Posteriormente lo sacaron de la Nave, le dejaron en el mismo lugar y la Nave partió a través del espacio.

¿Objetivo? ¿Para qué y por qué se le examinó la sangre? ¿Por qué se le obligó a tener contacto sexual con esa mujer? ¿Qué pasa en todo eso? Vale la pena que nosotros nos volvamos más reflexivos y tratemos de inquirir, de investigar. Sabemos que en estos instantes de crisis mundial y de bancarrota de todos los principios, un evento terrible nos amenaza. Quiero referirme ahora a aquel gigantesco planeta que lleva el nombre de “Barnard Primero”

Barnard, el astrónomo que lo estuvo observando y que cree que lo descubrió  digo que “cree que lo descubrió” porque ya tal planeta había sido anunciado por Nostradamus en plena Edad Media; yo mismo, en muchas de mis obras, ya había hablado sobre ese mundo-. De manera que el Sr. Barnard, eminente astrónomo, no fue realmente su descubridor pero sí lo bautizó con ese nombre, y así lo denominan ahora los hombres de ciencia.

Viaje tal planeta a velocidades extraordinarias; pertenece a un lejano Sistema Solar. Me refiero, en forma enfática, al Sistema Solar Tylar. Tiene una órbita formidable, y de acuerdo con los cálculos matemáticos que se han venido realizando en los distintos Observatorios del mundo Tierra, tanto en las Filipinas como en Londres, como en el Monte Palomar, etc., dicho mundo viene hacia la órbita de la Tierra. Es gigantesco, seis veces más grande que Júpiter, miles de veces más grande que el planeta Tierra.

Pronto estará cerca tal titán de los cielos, y como quiera que trae algunos peligros muy graves para el mundo Tierra, los astrónomos se han esmerado en sus mapas cosmológicos. Uno de esos mapas, trazados en los Observatorios, lo tenemos en nuestra Asociación Gnóstica de Estudios Antropológicos y Culturales, lo tenemos en la casa matriz. Con tal mapa hemos podido verificar que el planeta Tierra recibirá los principales efectos del acercamiento de aquel mundo, y secundariamente serán afectados Marte, Urano y Júpiter. Cuando ya aquel mundo esté muy cerca de nuestra Tierra, como quiera que es una masa gigantesca, atraerá magnéticamente hacia la superficie de la Tierra el fuego líquido que existe realmente en el interior del mundo.

Entonces brotarán volcanes por doquiera, acompañados de terribles maremotos y grandes terremotos. En instantes en que digo esto, me viene a la memoria lo que dijeron los Nawas: “Los hijos del Quinto sol”  refiriéndose a nosotros- “perecerán por el fuego y por los terremotos”... Así que, lo que ellos dijeron tiene una base muy real. Obviamente el fuego líquido circulará por la costra terrestre y quemará todo aquello que tenga vida. Así se cumplirá la profecía de los Mayas para el “Katum-13”, y también se cumplirán las profecías que en “El Korán” Mahoma hace para el “Katum-13”, aunque él no diga la palabra “Katum-13”.

En realidad de verdad los hechos hablarán por sí mismos, y cuando aquel mundo se acerque demasiado a nuestro planeta Tierra, después del Gran Incendio Universal es obvio que deberá provocarse una revolución de los ejes de la Tierra: los Polos se convertirán en Ecuador y el Ecuador en Polos, los mares cambiarán de lecho y los continentes actuales se sumergirán entre el fondo de las aguas. Ese será el final de los “Hijos del Quinto Sol”, como dijeron los Sabios de Anahuak cuando lo representaron sobre la Piedra Azteca, la Piedra Solar me refiero al “Calendario”.

Estamos hablando sobre hechos y también estamos analizando las profecías de Anahuak.Bien, entonces podemos deducir como secuencia o corolario que en estos instantes estamos siendo auxiliados por los extraterrestres. Más de una catástrofe atómica habría ya sucedido en Estados Unidos o en Rusia si no hubiesen los extraterrestres venido en nuestro auxilio. Más, ¿cuál es el recibimiento que se le hace a los extraterrestres? A la vista salta: hace poco dos Naves volaron sobre territorio de los Estados Unidos, provenientes del espacio estrellado. De inmediato los aviones de la Fuerza Aérea corrieron a su encuentro, armados con cohetes y ametralladoras. Una de las Naves Cósmicas partió hacia el infinito, la otra descendió suavemente sobre una torre de la energía eléctrica; fue entonces cuando se produjo el “apagón de Nueva York”. 

Los Generales de los Estados Unidos de Norte América exclamaron: “¡He ahí el talón de Aquiles de los Estados Unidos!” Realmente no es posible en modo alguno que los Estados Unidos movilice sus defensas si le falla la energía eléctrica. Su un puñadito de hombres había paralizado a la poderosa nación norteamericana, si tan sólo pocos hombres fueron necesarios para vencer a los Estados Unidos, ¡cuán poderosos son en verdad los extraterrestres! Ciertamente nosotros los terrícolas estamos demasiado atrasados.

Cuando aprendíamos los primeros fundamentos de matemáticas, ya los extraterrestres habían conquistado el espacio y viajaban a través del infinito, y sin embargo somos tan atrevidos que en vez de recibir a esos señores del espacio con verdadero amor, con verdadera dignidad, les recibimos a balazos. Esto nos está indicando que somos todavía bárbaros en el sentido más completo de la palabra.  Muchos se dirían: “Bueno, y entonces si ellos son tan sabios y nosotros tan atrasados, ¿por qué no vienen a civilizarnos y aterrizan en el “Zócalo” de México, o en cualquier pueblo? ¿Por qué corren, por qué se van, por qué se ocultan? ¿Qué les pasa?” Yo a mi vez les preguntaría a ustedes lo siguiente: ¿qué harían ustedes si andando por una selva del África o del Amazonas se encontraran de pronto con una tribu de caníbales? Huirían, ¿verdad?

No me parece que a ustedes les gustaría que los “rostizaran” y que después les sirvieran para el banquete; ustedes tratarían de “salvar el pellejo” a como diera lugar, y si llevaran armas, llevaran ametralladoras, ¿qué harían? No me parece que ustedes se guardarían las armas; tengo entendido que “echarían plomo” a diestra y siniestra, desesperados, y que acabarían de una vez y para siempre con toda la tribu, y que además, por último, “cantarían victoria”, ¿verdad? ¿Eso harían, o guardarían acaso ustedes las ametralladoras? Es obvio que no. Bien, en una situación similar se encuentran los extraterrestres: o huyen de nosotros los bárbaros terrícolas o nos destruyen, pero como no son terrícolas no son asesinos y prefieren retirarse antes que hacernos daño. Obviamente quienes han conquistado el espacio tienen que poseer un armamento poderoso.

Por ejemplo, ante a un batallón del Ejército, formado, una Nave Cósmica descendió. Posiblemente el Capitán de la Nave quiso de una vez y para siempre entrar en relaciones amistosas con los terrícolas; tal vez pensó que nosotros éramos “mansas ovejas”, que les recibiríamos con los brazos abiertos, que les llevaríamos a cenar y que por último les daríamos su “nieve de limón”, pero se equivocó el Capitán: el Sargento de aquel batallón ordenó “fuego contra esos mavados, fuego”, y el Capitán no hizo otra cosa que hacer funcionar una lámpara muy extraña, y un rayo azul paralizó las armas y paralizó también los brazos de esos bárbaros de la Tierra. Nadie pudo disparar un solo tiro, ni moverse siquiera, y tranquilamente el Capitán hizo un saludo a los terrícolas mientras les tenía paralizados brazos y piernas, subió a su Nave y se perdió en el espacio. Los del batallón quedaron asombrados. Pudieron luego ya caminar tranquilos y mover sus brazos; no habían recibido ningún daño.

Si fueran tan perversos los extraterrestres, habrían acabado hasta con el último soldadito del batallón, pero sólo se propusieron defenderse sin hacer daño. Ustedes no procederían en la misma forma, ¿verdad? Si ustedes se encontraran ante una tribu de caníbales y estuvieran armados hasta los dientes, les aseguro que no serían tan mansos como para no hacer uso de esas armas. Pues bien, los extraterrestres han demostrado dos cosas: primera, Inteligencia; segunda, poder.

Sin embargo me atrevo a decir que han demostrado también un tercer factor: Amor, pues no han causado ningún daño. Cierto hombre que fue llevado al planeta Venus se quedó asombrado cuando le hicieron una demostración. Los habitantes de Venus colocaron un pequeño aparato ante un cerro y le dijeron: “¡Observa!” Apretaron un botón y aquel cerro cayo todo hecho pedazos, se desmoronó. Le dijeron luego: “Si nosotros les enseñáramos a los habitantes de tu mundo Tierra el uso de estos aparatos, cometerían crímenes espantosos; por eso preferimos callar”...

Así que, mis queridos amigos, vale la pena que tratemos nosotros de eliminar la barbarie que cargamos en nuestro interior: la ira que nos hace tan monstruosos, el odio abominable, el egoísmo sin límites, el miedo, porque todos los habitantes de la Tierra están cargados de miedo, se arman por miedo, hacen guerras por miedo. ¿Creen ustedes, acaso, que un hombre llevaría pistola al cinto si no tuviese el temor de que alguien le atacara? ¿Creen ustedes que una nación se armaría con bombas atómicas si no temiera el ataque de otras naciones? Obviamente el miedo es la causa-causorum de muchos graves errores.

El hombre que no tiene miedo no necesita llevar pistola al cinto, la nación que no teme no necesita armarse. El miedo nos hace verdaderamente criminales en el sentido más completo de la palabra. En estos instantes de crisis mundial, cuando el planeta “Barnard Primero” se acerca a nuestro mundo, en vísperas del gran cataclismo y en instantes en que las naciones se arman febrilmente para la guerra, los extraterrestres quieren ayudarnos, y si nosotros los recibiéramos con los brazos abiertos cambiaría totalmente el curso de la historia, comenzaría en verdad una edad floreciente sobre la faz de la Tierra.

¡Hasta aquí mis palabras!  Samael Aun Weor

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