Cuando vivía en la Atlántida fui testigo de muchas cosas
Quiero que ustedes, señoras y señores, se den cuenta cabal de que los sabios del siglo XX no son los primeros en lanzar cohetes al espacio, ni tampoco los únicos terrícolas que han podido enviar astronautas a la Luna.
La civilización decadente del materialismo aberrante y sus secuaces, los fanáticos de la Torre de Babel, habitantes de la sumergida Atlántida, crearon mejores cohetes impulsados por energía nuclear y enviaron hombres a la Luna. Esto me consta, lo vi y de ello doy testimonio porque yo viví en la Atlántida.
Todavía recuerdo un aeropuerto del sumergido continente, muchas veces desde un restaurante vecino, caravacín o asana, vi partir esas naves entre los gritos de entusiasmo de las enaltecidas multitudes. ¿En qué quedó todo esto? ¿qué fue de los titanes? Ahora sólo podemos hallar polvo en el noveno círculo infernal.
Solo el Teide en las islas Canarias en España, quedó para decir a la humanidad: Aquí fue en un tiempo la famosa Atlántida. Cada raza tiene siete sub-razas y muere. La cuarta raza Atlante tuvo también estas sub-razas. Crecieron en orgullo los de la tercera y cuarta sub-razas atlantes diciendo: Somos los reyes, somos los dioses.
Tomaron esposas de hermosa apariencia de la raza de los aún sin mente o de cabeza estrecha, engendrando monstruos, demonios maléficos, hombres machos y hembras y también khados con mentes pobres. (Khados palabra Tibetana, que quiere decir, malos demonios hembras, segun la creencia popular. En la filosofía esotérica, son fuerzas ocultas y malignas de la Naturaleza.)
Construyeron templos para el cuerpo humano, rindieron culto a varones y hembras, entonces cesó de funcionar el tercer ojo. Construyeron hermosas y enormes ciudades, labrando sus propias imágenes según su tamaño y semejanza, y las adoraron. Los fuegos internos habían ya destruido la tierra de sus padres (la Lemuria), el agua amenazaba a la cuarta raza. Las primeras grandes aguas vinieron y sumergieron las siete grandes islas. Los buenos fueron salvados y los malos destruidos. Pocos hombres quedaron, algunos amarillos, otros color castaño y negro y algunos rojos.
Los del color de la Luna, los Tuatha, habían desaparecido para siempre. Transcribimos a continuación un manuscrito maya que es parte de la famosa colección de Le Plongeon, los manuscritos de Troano, y que pueden verse en el Museo Británico: "En el año seis de kan, el II muluc, en el mes de zac, ocurrieron terribles terremotos, que continuaron sin interrupción hasta el 13 chuen. El país de las lomas de barro, la tierra de Mu, fue sacrificada.
Después de dos conmociones, desapareció durante la noche, siendo constantemente estremecida por los fuegos subterráneos, que hicieron que la tierra se hundiera y reapareciera varias veces en distintos lugares. Al fin, la superficie cedió y diez países se separaron y desaparecieron. Se hundieron 64 millones de habitantes 8,000 años antes de escribirse este libro. En los archivos antiquísimos del antiguo templo de Lhasa (Tíbet), puede verse una antigua inscripción caldea, escrita 2,000 años antes de Cristo, que a la letra dice: Cuando la estrella de Bal cayó en el lugar donde ahora sólo hay mar y cielo, las siete ciudades, con sus puertas de oro y templos transparentes, temblaron y se estremecieron como las hojas de un árbol movidas por la tormenta.
Y he aquí que oleadas de humo y fuego se elevaron de los palacios. Los gritos de agonía de la multitud llenaban el aire. Buscaron refugio en sus templos y ciudadelas y el sabio Mu, el sacerdote de Ra-Mu, se presentó y les dijo: ¿No os predije esto? Los hombres y las mujeres, cubiertos de piedras preciosas y brillantes vestiduras, clamaron diciendo: ¡Mu, sálvanos! Y Mu replicó: Moriréis con vuestros esclavos y vuestras riquezas, y de vuestras cenizas surgirán nuevas naciones”.
“Y si ellos se olvidan que deben ser superiores, no por lo que adquieren, sino por lo que dan, la misma suerte les tocará. Las llamas y el humo ahogaron las palabras de Mu y la tierra se hizo pedazos y se sumergió con sus habitantes en unos cuantos meses". ¡Qué pueden decir los críticos ante estas dos historias, una del Tíbet y otra de Meso-América? Las dos relatan la catástrofe atlante
La famosa historia del Diluvio Universal, cuyas versiones se encuentran en las tradiciones de todas las razas humanas, es simple recuerdo de la gran catástrofe atlante. Todos los pueblos antiguos veneraron y adoraron a los dioses santos que vivieron en la Atlántida y que hoy moran en el Empíreo. La ATLÁNTIDA unía geográficamente América al Viejo Mundo. Las civilizaciones de Indo-América tienen su raíz en el continente atlante. Momentos antes de la catástrofe atlante se sacó al pueblo selecto. Algunos vinieron a Meso-América y otros a la meseta central del Asia. Colonizaron el Tíbet, Persia, Egipto, etc., etc. En pleno Egipto se hallan aún pirámides mayas.
Hay plena documentación de que el Maestro Jesús aprendió el maya en el Tíbet y que hablaba maya. Para prueba de ello tenernos la frase pronunciada en el Gólgota. Es una frase maya que los judíos no entendieron, porque no hablaban maya: HELI LAMAH ZABAC TANI. Decían los judíos: A Elías llama, a ver si viene a salvarlo. La religión sabiduría en el antiguo es la misma de Egipto arcaico, y hasta las pirámides de México son más antiguas que las de Egipto. Cuando yo vivía en la Atlántida, hacíamos dos clases de peregrinaciones; a veces íbamos hasta Egipto y a veces a Teotihuacán o a Yucatán.
Eran dos clases de peregrinaciones. Yo encabezaba las peregrinaciones que venían a México; éste era muy distinto; aquí habían muchos reinos. Por esa época una franja de tierra comunicaba al África con el norte del Golfo de México a través de la Atlántida; entonces venían ciertamente las caravanas, se hospedaban en los Caravacín, especie de restaurantes o cafés más bien diríamos hoteles; allí se hospedaban.
Yo me encontraba con gente de raza negra que venía del África a través de la Atlántida. Por esa franja de tierra venían muchos peregrinos. A veces veníamos a México, otras veces íbamos a Egipto. Yo conocía todo eso. También muchas veces me tocó conducir peregrinaciones hasta Teotihuacán y Yucatán. A eso se debe que yo conozca toda esa sapiencia de los antiguos nahuatls, Mayas, Toltecas, Zapotecas, etc.
Abunda mucho una forma de cabeza que hay por allí, de un sujeto de facciones negras. Yo lo conocí. Ésa es una recordación de los Iniciados Africanos que venían hasta acá... Conocí esa sabiduría antigua de los Mayas, Zapotecas, Toltecas, etc. Yo no he leído casi nada sobre antropología, no he leído nada, para ser más claro. Lo que conozco yo en cuestiones autóctonas es algo completamente experimentado por mí mismo.
Porque cuando venían las caravanas, venían de toda el África, especialmente del norte, hasta acá, fui testigo de muchas cosas. Habían caravanas que venían de África a través de la Atlántida. Como ya dije, había una franja que comunicaba con África, por el norte del Golfo de México, allí encontraba yo muchas caravanas de africanos que venían a través de la Atlántida y llegaban al norte de México.
Yo conocí a esos negros africanos que se hospedaban en los Caravacín, especie de hoteles que allí habían. Habían también iniciados africanos, negros. Todavía como recuerdo de eso, aparece un tipo de cabeza grande, de pómulos salientes y boca africana, nariz africana; los antropólogos le dan determinado nombre. Bueno, yo oigo lo que dicen, pero yo digo lo que sé. Lo que dicen es una cosa, y lo que yo sé es otra.
Quien observa esas cabezas de piedra enorme, con facciones africanas, verá que ciertamente son africanas y son una recordación de aquellos iniciados africanos que venían, pues, desde el África a través de la Atlántida. África no se llamaba África, en aquella época era entonces un pequeño continente, el Continente de Graboncsi. Si, ese continente no era muy grande, era pequeño el continente de Graboncsi. Más tarde, después de la sumersión de la Atlántida, nuevas tierras surgieron del fondo de los mares y se añadieron a ese continente, y creció, se hizo grande.
Con el hundimiento de la Atlántida, fue desaparecida aquella franja de tierra que comunicaba con el África por el norte del Golfo de México. Se acabó, se tragó el océano esa franja de tierra y hubo cambios colosales. Por ejemplo, normalmente a mi me gustaba vivir en un valle muy tranquilo que había donde está hoy el Golfo de México. Sucedió que con la gran catástrofe, aquel valle fue tragado por las aguas y hoy es el golfo.
Hubo cambios terribles en la corteza geológica. Esto estaba lleno de muchos reinos; a mi me encantaba vivir de reino en reino. Yo visitaba todos estos reinos y a estos reinos no se les llamaba México, tenían distintos nombres, según los reyes, según las tradiciones. Claro, más tarde México, o Mexitlán, vino a tomar su nombre, pero en aquella época habían muchos reinos, muchos... yo los conocí.
Todos estos conocimientos y todo lo que hay en en esas piedras son conocimientos esotéricos trascendentales. A mí me ha tocado y me tocará develarlos, y me ha tocado desde antes. Yo fui testigo de los cultos que se hacían tanto en Yucatán como en la antigua Tenochtlitán y lugares vecinos. Pero se observará que la cabeza negroide a la que ya he hecho referencia, no encaja realmente dentro de ninguna de las culturas existentes acá. Es algo distinto, algo raro, algo diferente, algo que no tiene que ver con esas culturas antiguas.
Volviendo a hablar de las pirámides, son similares las de México con las de Egipto. Así pues, son similares las pirámides y puedo decir que son más antiguas las de México que las de Egipto; se levantaron las de aquí antes que las de Egipto. Claro que los historiadores actuales no saben esas cosas; hacen creer que todo ha venido del año 1300 y tantos para acá. Ellos no saben estas cosas, pero los iniciados sí lo sabemos porque a nosotros nos tocó vivir en aquellas épocas. Pero es la misma religión, es la eterna sabiduría.
Para sus construcciones ellos apelaban a un procedimiento muy sencillo, una fórmula de plantas mediante la cual se podía amasar los elementos de las piedras, granito, feldespato, mica y elaborar la piedra; era una fórmula vegetal antigua, esa fórmula se perdió. De modo que la armaban en el mismo lugar, la fabricaban; esas fórmulas se perdieron como se perdieron las fórmulas para fabricar oro. También en la Atlántida existía un pequeño aparato con el que se podía desgravitar las rocas.
Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
Comentarios
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- 1. Erwin perez El 31/10/2023
El relato citado del maestro Samael "cuando yo viví en la Atlántida" me podrían decir en qué libro viene? Y si es posible me pueden facilitar el link para descargarlo por favor.-
- Jesús Saiz GarciaEl 16/05/2024
Pertenece a una de sus conferencias contenida en el Temario Gnóstico. Saludos.
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