Discípulos
Hay una diferencia fundamental entre aquellos que ya han logrado la unión con el ÍNTIMO, o sea, los maestros, y los que aún no han logrado todavía esa unión, esto es, los discípulos.
El maestro tiene la espada flamígera; el discípulo todavía no la tiene.
La espada flamígera da al maestro un poder terrible sobre todos los elementales de la naturaleza. Ante esa espada que arroja fuego y llamas, tiemblan todas las poblaciones elementales de la tierra, del agua, del aire y del fuego.
El maestro puede actuar sobre millones de elementales vegetales simultáneamente.
El discípulo no tiene ese poder, porque aún no ha recibido la espada flamígera.
El discípulo debe ser minucioso y exacto con el ritual de una planta, para que el elemental de esa planta le obedezca.
El maestro no necesita ni siquiera tocar la planta, puede actuar sobre el elemental de ella a remotas distancias, porque el elemental de la planta tiembla de terror ante la espada flamígera del maestro.
El maestro con solo desenvainar su espada, se hace obedecer de millones de elementales en un momento dado.
El discípulo no puede actuar sobre varios elementales a un mismo tiempo; tiene que actuar sobre cada elemental vegetal por separado, practicando alrededor de cada planta, el rito de la magia elemental.
El maestro puede ordenarle a su intercesor elemental, realizar determinados trabajos de magia elemental, y el intercesor obedecerá, porque tiembla de terror ante la espada flamígera del maestro. El discípulo, como todavía no posee la espada, tampoco tiene el poder de mandar a su intercesor elemental.
Samael Aun Weor
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