La Arcadia

Lemuria 2¿Quién es ese joven de túnica grisácea, ojos negros y profundos, nariz aguileña, alto cuerpo y pelo alborotado? ¿Quién es ese alegre joven que ríe alegremente en tertulia con amigos, despreocupado y feliz en la orgía? Ah! es Belcebú, el rey de la fiesta, el simpático amigo de las tabernas, el alegre compañero de la orgía, el romántico galán despreocupado de la antigua Arcadia... 

He penetrado clarividentemente en la época de Saturno... aquí no veo nada vago ni vaporoso... Besant, Leadbeater, Heindel, Esteiner, ¿Dónde están vuestros poderes? ¿Qué se hicieron vuestros conocimientos? ¿Para qué me habláis de cosas vagas cuando todo aquí es concreto y exacto? Estos hombres de la época de Saturno eran hombres... y hombres de verdad, porque tenían un yo y sabían que lo tenían...

Las humanidades, siempre son análogas, y estos hombres de la época de Saturno, eran como los actuales... el ambiente semejante...

Cuando se habla de humanidad, vienen a la mente negocios, tabernas, lupanares, orgías, bellas muchachas casquivanas, y apuestos galanes, princesas robadas y viejos castillos, tenorios de barrio, y poetas trasnochados, el anciano que pasa, y el niño que llora, la madre que arrulla una esperanza y el fraile que murmulla alguna oración...

En fin, toda esa gama de cualidades y defectos, variados, diversos, que constituyen los valores humanos... La humanidad es una matriz donde se gestan Ángeles y Diablos... de la humanidad no sale sino eso: Ángeles y Diablos..

Cuando las mónadas divinas animan los tres reinos inferiores no hay ningún peligro. El peligro está al llegar al estado humano: de ese estado se sale para Ángel o para Diablo... Belcebú fue un gran rebelde que sacudió su cabeza y su melena alborotada sobre las copas y delicias de la Arcadia...

Tuvo ansias de Sabiduría y sus alas de águila rebelde no cabían dentro del gallinero parroquial. Su verbo tremendo y fogoso desconcertaba a los Imbéciles y desenmascaraba a los traidores con sus proverbios contundentes y luminosos... En su alma ardía el fuego de la eternidad, y un grito de rebeldía sacudía sus entrañas de titán... gozaba de toda clase de comodidades y habitaba en una casa confortable y lujosa de la Arcadia...

Ese era su nido de águila rebelde... La materia toda, era mental... todos los humanos usaban cuerpos astrales... Comían, vestían, bebían y se divertían como ahora, porque el cuerpo astral es un organismo casi tan denso como el físico y estaba análogamente constituido como el físico... Ciertamente los hombres de la Arcadia recordaban antiguos cataclismos y hermosas tradiciones milenarias... de épocas pre saturnianas... pero en el pleno apogeo del estado humano, la vida era semejante a la actual...

Fiestecitas retozonas... de alegres camaradas... pálidas lumbres... y licor de mandrágoras. Noches de borrasca y orgía... noches de carnaval... Romances de amor y poesía... que vale más no recordar... Doncellas de casta morena que caen entre los brazos... y son como el viento ligeras con esos trajes de raso...

Aun Weor. La Revolucion de Bel Capitulo 2º LA ARCADIA

Todos esos prodigiosos fenómenos mágicos de la antigua Arcadia, todos esos milagros de la Tierra primigenia en que los ríos de agua pura de vida manaban leche y miel, no han concluido. Siguen sucediéndose de instante en instante. Si no son perceptibles en estos momentos para nuestros sentidos se debe a un solo motivo: estamos en estado de hipnosis, dormidos.

Mucho se ha dicho sobre el abominable Órgano Kundartiguador, órgano fatal que la humanidad tuvo en los antiguos tiempos. No se ha perdido del todo, bien sabemos que aún existe un residuo óseo en la parte inferior de la espina dorsal. Tal residuo pertenece al abominable Órgano Kundartiguador y posee, entre otras cosas, un poder hipnótico formidable. Esa corriente hipnótica general, colectiva, es fascinante.

Mediante los mecanismos de la fantasía justificamos siempre nuestras peores infamias, eludimos responsabilidades, buscamos escapatorias, nos auto consideramos, nos auto calificamos de la mejor manera, nos creemos justos y perfectos.

La Culebra Abismal del deseo y la fantasía trabaja de acuerdo con los intereses de la Naturaleza y nos mantiene sumidos en el estado de trance hipnótico profundo. Estamos metidos entre los horribles anillos de la Gran Serpiente, pero nos creemos libres

Samael Aun Weor

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