Los 7 tipos de hombre "La Torre de Babel"
Así que, existen dos tipos de Humanidad: al uno lo llamaríamos la humanidad mecánica y al otro lo llamaríamos la Humanidad Consciente. Para pasar del centro de gravedad mecánico al centro de gravedad consciente, hay que trabajar, hay que apelar a esa tercera fuerza, cual es la del trabajo gnóstico sobre sí mismos, aquí y ahora…
El Hombre número 1, es el hombre meramente instintivo, mecanicista; en él predominan los centros del instinto y el mecánico, o motor.
El Hombre número 2, es el individuo emocional, un individuo que se mueve en el mundo de las emociones inferiores, de las pasiones, de los deseos animales, etc.
El Hombre número 3, es el hombre meramente intelectual, el hombre que está razonando todo el día, toda su vida; que fundamenta todas sus actividades, exclusivamente en el centro intelectual.
Los hombres número 1, 2 y 3, forman el círculo de “confusión de lenguas”; los hombres 1, 2 y 3 son la “Torre de Babel”, porque en ese círculo hay confusión de lenguas: el intelectual no entiende al hombre emocional; el instintivo, no entiende al emocional; el emocional no entiende al intelectual; el emocional tampoco entiende al instintivo, ni el instintivo al emocional…
Allí hay confusión de lenguas, nadie entiende a nadie. El hombre intelectual dice una palabra y aquél lo escucha a su modo; si un hombre intelectual afirma algo y se lo dice a un hombre emocional, el hombre emocional no entenderá al intelectual: interpretará las palabras del intelectual de acuerdo con sus emociones, les dará una traducción completamente diferente. A su vez, el hombre instintivo, cuando dice algo, el intelectual lo escucha a su modo, lo interpreta de la manera que le parece que es correcta…
El emocional no podría tampoco entender al instintivo; cuando afirma algo el instintivo, no lo entiende. Total, que aunque se hable el mismo idioma en un país, los hombres 1, 2 y 3 no se entienden entre sí, viven en el círculo de la confusión de lenguas, en el círculo de Babel. Allí nadie entiende a nadie; cuesta mucho trabajo que los hombres número 1, 2 y 3 se entiendan entre sí. Los hombres número 1, 2 y 3 interpretan las cosas a su modo, como les parece que es, y resulta que ninguno entiende a ninguno. Los hombres 1, 2 y 3, son los que han provocado las grandes guerras en el mundo; la primera y segunda guerra mundial fueron provocadas por los hombres 1, 2 y 3…
Se necesita pasar al Hombre número 4, antes de pertenecer al “Reino”; el Reino está constituido por los hombres 5, 6 y 7. En el Reino, todos se entienden entre sí, allí no hay “confusión de lenguas”. El Hombre número 5, posee un Cuerpo Astral y sabe que lo posee, lo usa a voluntad. El Hombre número 6, posee un Cuerpo Mental y sabe que lo posee; el Hombre número 7, posee un Cuerpo Causal y sabe que lo posee…
La confusión, el problema de la humanidad, está en los hombres 1, 2 y 3, los de la Torre de Babel, los de los problemas. Estos son los que verdaderamente han hecho mucho daño; yo creo que las Jerarquías Divinas deberían ya apartar al 1, 2 y 3 y dejar en paz a los hombres 4, 5, 6 y 7, porque los 1, 2 y 3 están causando problemas desde hace mucho tiempo y no se entienden entre sí. Obviamente, viene una gran catástrofe que se encargará de hacerle esa operación quirúrgica a la humanidad, de apartar las “ovejas” de los “cabritos”, (así está escrito)…
¿Cuál es el hombre número 4? El hombre número 4, es el hombre que ha equilibrado los centros de su máquina orgánica, es el hombre que ya posee una Luna que él mismo se ha fabricado, una Luna psicológica; es el mismo que ya ha creado un centro de gravedad consciente; este tipo de hombre está listo para entrar en las actividades del Reino.
Sabido es, que para crear una Luna en nosotros, es decir, un centro de gravedad consciente (esto es: un centro de gravedad permanente), hay que apelar a una tercera fuerza, eso es obvio; esa tercera fuerza es el trabajo esotérico. Nosotros aquí vamos dándoles a ustedes las enseñanzas que necesitan para que puedan crear en sí mismos, un centro de gravedad consciente. Obviamente, quien quiera crearse tal centro debe empezar por abandonar las auto consideraciones, el auto sentimentalismo.
Cuando uno se quiere mucho a sí mismo, cuando se considera demasiado, cuando está lleno de auto-sentimentalismos, suspiros, congojas, tristezas, etc., por lo común odia a sus semejantes; es decir, cuanto más se ame uno a sí mismo, cuanto más piedad sienta uno de sí mismo, tanto más odiará a todos aquellos que le rodean. Los demonios más vengativos, los hombres más perversos, son aquéllos que se quieren demasiado a sí mismos, que se auto valoran, que están llenos, repito, de auto-sentimentalismos, de auto-compasión; más si uno se aborrece a sí mismo, entonces amará a sus semejantes.
No quiero decirles a ustedes que uno debe llegar a ser masoquista; no, hasta allá no llego en este discurso, no hay necesidad de ser masoquista; pero sí quiero decirles que uno debe reconocer sus propias imperfecciones, uno debe aceptar que es una criatura mecánica, que la vida de uno se mueve sobre los carriles de los hábitos, de las costumbres adquiridas; uno debe aceptar que está lleno de celos, de rencores, de resentimientos espantosos…
Cuando uno lo acepta, cuando acepta que es un vil gusano del lodo de la tierra, cuando acepta que es una criatura mecánica, cuando se aborrece a sí mismos, comienza entonces a formar, comienza a crear dentro de sí, el centro de gravedad consciente. Así, pues, se pasa del centro de gravedad mecánico al centro de gravedad consciente, mediante el trabajo sobre sí mismo; esa es la tercera fuerza. No está de más, aclararles a ustedes esta noche, que nosotros aquí, en nuestra institución, les vamos a enseñar a trabajar sobre sí mismos, para que ustedes puedan crear, en sí mismos, el centro de gravedad consciente. Cuando ustedes puedan ya darle forma a ese centro, dejarán de ser individuos mecánicos, se convertirán en criaturas conscientes, habrán formado en sí mismos, dijéramos, una Luna psicológica consciente.
Obviamente, tenemos que hacer muchas creaciones dentro de nosotros mismos. Mucho más tarde, en el tiempo, ustedes necesitarán crear algo más; necesitarán crear al Sol psicológico dentro de si mismos; entonces se convertirán, indubitablemente, en Hombres Solares. Más no podrían ustedes pasar a ser Hombres Solares, si antes no han asimilado, en sí mismos, la Inteligencia Solar, es decir, si antes no han creado dentro de sí mismos al Sol Espiritual, al Sol Consciente, al Sol-Cristo.
Así que, habremos de empezar por crear la Luna psicológica, antes de poder crear el Sol psicológico dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Mucho más tarde, en el tiempo, será necesario crear la Galaxia psicológica interior, dentro de nuestra humana naturaleza. Posteriormente, ese Infinito conocido (el “Infinito de Einstein”, lo llamaría yo), ese Infinito que tiene alrededor de unos 100.000 millones de Galaxias, cada una con 100.000 millones de Soles, etc. (hasta donde los telescopios pueden percibir, dentro de unos 600.000 años-luz), debe ser también creado dentro de nosotros mismos; cuando eso sea, nos habremos elevado a la estatura de Dioses.
Más si pensamos nosotros en los varios Infinitos, que pueden ser demostrados mediante las matemáticas transfinitas, entonces comprenderemos que las posibilidades para nosotros son también transfinitas… Si en un pizarrón ponemos nosotros el signo del infinito y le adicionamos otro: infinito más infinito es igual a infinito, esta operación matemática nos permite sentar un axioma (no una simple teoría, sino un axioma): la tesis de los varios infinitos… Hay un Infinito y mucho más allá otros, y todos los Infinitos tienen por fundamento el Absoluto.
Ahora bien, quiero decirles mis estimables hermanos, que un hombre que fabricó su Luna psicológica, o sea, un centro de gravedad consciente, de hecho se independizó de la mecánica lunar, porque existe un principio de la homeopatía que dice: “similian similius curando” (“lo símil con lo símil se cura). Así también diríamos nosotros, que si la Luna mecanicista nos tiene convertidos en puros entes mecánicos, podemos independizarnos creando una Luna psicológica dentro de sí mismos, o sea, un centro de gravedad consciente (así nos independizamos de esa fuerza lunar que produce las altas y bajas mareas, que sirve de pesa para esta mecánica de la Naturaleza).
Pero eso no es todo: un individuo que posee el centro de gravedad consciente, porque ha fabricado una Luna psicológica consciente, que le ha permitido independizarse de la mecánica lunar, obviamente debe crear un Sol psicológico dentro de sí mismo. ¿Cuándo lo crea? Cuando fabrica los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, mediante el cumplimiento del Deber Parlock del Ser, o sea, del deber cósmico del Ser que tiene tres factores: Morir, o destrucción de los “elementos indeseables” que en nuestro interior llevamos; Nacer, el nacimiento segundo (“el que no nace del agua y del fuego, dijo Jesús el gran Kabir a Nicodemus, no entrará en el Reino de los Cielos”.
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