Quetzalcoatl; la cruz como símbolo de veneración
Quetzalcóatl, traducido al español, significa serpiente emplumada. Es el Dragón Luminoso de los nahuas, es el mismo dios Harpocrates de los egipcios. El Kundalini es la serpiente Quetzalcóatl de los aztecas, el fuego del Espíritu Santo, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.
Quetzalcóatl es un Logos platónico, es el Demiurgo griego, es el Verbo, es la palabra. Juan precisamente, en su Evangelio, dice: En el principio era el verbo, y el verbo estaba con Dios y el verbo era Dios; por él todas las cosas fueron hechas y sin él nada de lo que es hecho, hubiera sido hecho".
En el fondo de todos los Misterios, nunca dejaba de brillar la figura hierática y terrible de Nuestro Señor Quetzalcóatl, ese Quetzalcóatl que se pierde en la noche de los siglos.
En Tula cada sacerdote se consideraba a sí mismo un Quetzalcóatl; en el fondo lo que sucedía era que los sacerdotes que se cristificaban, tomaban el nombre de Quetzalcóatl, el Dios Sol.
Debemos entrar por el camino de la regeneración, si es que queremos convertirnos en "Serpientes Emplumadas", como el Señor Quetzalcóatl, ese Lucero de la Mañana, esa estrella maravillosa, realmente representa la fuerza maravillosa del amor. Quetzatlcoatl resucitó de entre los muertos, es decir volvió a cristificarse, surgió después de haber caído, convertido pues en un Maestro de sapiencia, se transformó en el lucero de la mañana.
En las tierras de América precolombina, surgió como un rayo luminoso la figura de Quetzatlcoatl. Héroe, profeta, Maestro de sabiduría, gobernante, el súper hombre por excelencia que vino a traer el mensaje salvador a los pueblos de esta región de meso América, los cuales se debatían entre el auge de los sacrificios humanos, el abandono de los principios espirituales, la pobreza y la desesperanza.
No debe tomarse esto en sentido literal, realmente se trata de alegorizar el drama edénico, es decir, que comió de ese fruto que Dios prohibiera comer y que se encontraba en el centro del Edén; entonces tuvo que abandonar la lejana Tule, la ciudad espléndida de la luz, y vagó por todos los países del mundo, sufriendo terriblemente. Nos viene a la memoria el momento en que Jehová se dirigiera a Adán y a Eva para decirles: Vosotros pereceréis, y ellos hubieron de salir del Edén para trabajar y ganar el pan con el sudor de su frente y para alumbrar a sus hijos con dolor.
Así también, nuestro Señor Quetzalcóatl vagando por todos los países del mundo, sufrió lo indecible, arrojo sus joyas en un río sagrado y salió en busca de la Tierra Roja. Sufrió mucho, y mirándose un día en el espejo, dijo: ¡He envejecido! Fue sometido a pruebas por los Magos Negros, pero él salió victorioso, y así, después de haber sufrido mucho, llegó a la Tierra Roja; entonces, dice la tradición, pudo morir y resucitar, bajó a la región de los infiernos, al Mictlán, para recobrar los huesos de sus antepasados.
Es lógico que el sacerdote Dios Quetzatlcoatl después de su salida de la tierra de los Toltecas, vivió en muchos países, y cumplió extraordinarias misiones, así su mensaje redentor fue escuchado y practicado en Teotihuacan.
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