Camino a la Autorrealización

Autorrealizacion¿Para qué estamos aquí? Veo un grupo muy simpático de hermanos gnósticos dentro de Tercera Cámara. Y han venido a escuchar y yo estoy aquí para hablarles. Pero, les invito ante todo a la reflexión: ¿Con qué objeto nos hemos reunido? ¿Qué buscamos? ¿Qué queremos? Esto es indispensable, urgente, aclararlo.

Obviamente, en el mundo existen muchísimas escuelas, pero, realmente, son muy pocas las que van al grano, a los hechos; escuelas muy hermosas, pero que no llevan a uno a la Autorrealización íntima del Ser. Hay escuelas, por ejemplo, que le enseñan a uno correctamente la técnica de la meditación. Es obvio que nosotros también la practicamos; bien sabemos que la meditación es el «pan» diario de sabio.

Pero enseñan la meditación en abstracto. Hay quienes cobran por las clases de meditación; unos cuantos por ahí, cuyo nombre no menciono, que se volvieron definitivamente archimillonarios con las clases de meditación.

Ese tiene hoy en día su avión particular para transportarse de un lugar a otro, está muy bien, económicamente, es archimillonario. Las gentes le pagan las fuertes sumas que él exige, y eso es todo; pero ¿quién se autorrealiza con lo que él dice? No citaré nombres ni apellidos porque eso sería murmuración; me remito únicamente a los hechos.

Hay fakires en el Indostán que permanecen firmes, de pie, 20 ó 30 años en un solo lugar hasta quedar petrificados, pero no se autorrealizan. Hay quienes levantan un brazo y lo mantienen así, tenso hacia arriba, hasta que se les queda completamente seco, más tampoco se autorrealizan.

En España existe, por ejemplo, un convento, el de los Cartujos. Los monjes enclaustrados que no piensan sino en la muerte. Desgraciadamente en la muerte física y nada más. Se levantan por la mañana, se encuentran entre si y el saludo es: Hermano, de morir tenemos. Respuesta: Hermano, eso ya lo sabemos. Pero no se autorrealizan. Ellos mismos los entierran cuando mueren, ¿y qué? ¿Y qué?

Conozco grandes eruditos que manejan el sánscrito a la maravilla y se conocen todas las teorías de tipo orientalista; se han pasado 40, 50 años estudiando orientalismo, y después de todo ¿qué? [...] Tampoco, no se autorrealizaron. Entonces, ¿de qué les sirvió pasar toda una vida teorizando, si a la larga mueren como cualquier hijo de vecino? Si no se autorrealizaron, ¿de qué les sirve? De nada, ¿verdad?

Ustedes mismos conocen a muchos yoguis que practican estudios y hacen sus yogas y que tampoco se autorrealizan. Hay gentes bien decorosas en sus respectivas religiones que asisten con precisión a sus ritos venerables, pero nunca trabajan sobre sí mismos. Conclusión: no llegan tampoco, no se autorrealizan.

Aquí mismo, en el Distrito Federal, hemos tenido muy hermosas organizaciones, donde se imparten clases y todo, pero no se autorrealizan. Entonces, ¿de qué les sirvió todas sus organizaciones? Recuerdo por ahí cierta institución, cuyo nombre no menciono. Le pregunté al preceptor: ¿Buscan ustedes aquí el adeptado? ¿Quieren llegar a la Autorrealización íntima del Ser? Respuesta: No, nosotros no buscamos eso. ¿Entonces, qué es lo que ustedes quieren? No, únicamente una vida decente, enaltecedora, conocer la fuerza de la mente; muy espiritual... ¡Ah! ¿Eso es todo lo que ustedes quieren? Hasta luego mi amigo. Y continué mi camino... Así veo que la gente pierde el tiempo miserablemente. Vienen mal y se van peor. Qué están haciendo: nada.

Por eso inicié esta platica preguntándoles a ustedes: ¿Con qué objeto están aquí? ¿Para qué y por qué? Tenemos que ser sinceros con nosotros mismos. Si estamos aquí con el objetivo de conocer la Doctrina que nos permita, de verdad, autorrealizarnos, trabajar prácticamente sobre sí mismos: maravilloso. Pero si estamos aquí para teorizar nada más, o por una simple afición, pues no vale la pena. Aficionados hay en todo orden de cosas: hay aficionados al fútbol, hay aficionados al cine, a los toros, al box. No me gustaría saber que ustedes son también aficionados a la Gnosis. Quisiera saber si ustedes están aquí para trabajar sobre sí mismos y si son serios. Es muy difícil ser serios. No se quién de ustedes sea serio.

Así que en nombre de la verdad, vengo a hablarles a ustedes. A mí no me gusta perder mi tiempo. Si ustedes están dispuestos a caminar por la Senda de la Autorrealización íntima del Ser, estoy con ustedes; pero si es una simple afición lo que los atrae a esta sala, no estoy con ustedes. Todo depende de la forma como ustedes piensen, de lo que sientan, del anhelo, eso es lo principal.

Hay aficionados a los poderes psíquicos [...] gentes que les encanta esa cosa de los poderes. A mi se me parece eso a brujería o hechicería, simple abominación. Eso no sirve para nada. Codiciar poderes me parece que es la peor de las codicias. Hay algunos que no codician dinero, que no codician posiciones sociales, pero codician poderes psíquicos. ¿Para qué los quieren? Conozco sujetos que han pasado su vida entera codiciando poderes. ¿Y qué, se han autorrealizado acaso? Nada.

Me parece que el camino de la brujería no es precisamente el más adecuado para llegar a la Autorrealización íntima del Ser. Si ustedes codician poderes, lo lamento. Repito: lo lamento. Para eso no nos hemos reunido aquí.

Si es por codicia de poderes, pues hay muchas gentes dedicadas a la magia negra, que andan codiciando eso, precisamente eso. Hay escuelas que se dedican a enseñarle a uno a desarrollar poderes de psiquismo inferior, pero no trabajan sobre sí mismos. Que sigan con eso. ¿Se autorrealiza uno acaso con eso? Les hablo a ustedes así esta noche con el propósito de hacerles reflexionar un poco y llamarlos al orden, para saber que es lo que ustedes quieren, que es en sí muy importante.

Codiciar poderes, o codiciar dinero o posiciones famosas en el más allá, todo eso es absurdo. Hay quienes no codician, por ejemplo, en este mundo, dinero, pero codician una linda posición en el más allá. ¿Qué es eso del más allá? No hay tal más allá, todo está aquí mismo, y ahora, dentro de nosotros mismos.

Entonces, en vez de tratarnos de escapar por la tangente, mejor es que sean serios, que busquemos dentro de sí mismos, con el propósito de encontrar la Luz. Pero si es poderes lo que queremos, lo lamento, eso no sirve para nada. ¿Cuál es el mejor de los poderes? ¿Quieren saber ustedes cuál es? : ser personas decentes, personas dignas, personas que marchen en verdad por el camino recto. Cuando uno procede así, encuentra el mejor de los poderes. En realidad el mejor de los poderes es el recto pensar, el recto sentir y el recto actuar; el pensamiento justo, la palabra justa, la acción justa; ese es el mejor de los poderes.

Por eso preconizamos, francamente, la aristocracia de la inteligencia y la nobleza del espíritu. Cuando uno aniquila el Ego, cuando uno se dedica en verdad a destruirlo, cuando pasa por la aniquilación buddhista, aflora en sí mismo, la «flor» de la inteligencia. ¿Cuál es esa flor? La «intuición». Obviamente la intuición en sí misma, es el sentido espacial, incluye los cinco sentidos normales (de toda persona normal) y siete más; es decir, las «doce facultades del Ser».

Pero que no se confunda a esas facultades del Ser con las cuestiones esas de la brujería, [...] y de los poderes que venden en determinada escuela, en que se paga tantos dólares mensuales, etc. ¡No! Esas doce facultades son para las personas decentes, para los aristócratas de la inteligencia, para los nobles del Espíritu. Esa intuición con sus doce facultades es la «flor» misma de la inteligencia, pero solamente aflora en nosotros, resplandece, se abre en nosotros cuando pasamos por la aniquilación buddhista, es decir, cuando desintegramos el «ego», cuando lo reducimos a polvareda cósmica. Esa es la cruda realidad de los hechos.

Los hermanos, muchas veces, al escuchar la explicación de la desintegración de los agregados psíquicos, de reducir a cenizas, a polvareda cósmica al «ego», creo que eso ya a algunos hasta los tiene empalagados; pero me pregunto: ¿cuál de los aquí presentes está trabajando seriamente sobre sí mismo? Los encuentro vivos a todos, demasiado vivos... Porque dedicarse uno a trabajar sobre uno mismo las veinticuatro horas del día, implica haber dejado a un lado la pereza y sentir con una fuerza espantosa la fuerza del anhelo. Es difícil...

La gente es tibia. Entiende que sí es necesario desintegrar el «ego», lo acepta, pero son tibios ya en la vida práctica, no dedica las veinticuatro horas diarias a eso. ¿Hay alguno aquí, que sus veinticuatro horas son dedicadas exclusivamente a eso? Si lo hay, tenga la bondad de levantar la mano para darle mis felicitaciones. ¿Cuál? [hay un rato de silencio] Ninguno. ¿Por qué? Porque son tibios. ¿Creen ustedes acaso que los tibios pueden desintegrar el «ego»? ¡Es claro que no! El gran Kabir Jesús dijo: «Se frío o caliente, pero no tibio, porque a los tibios –dijo– los vomitaré de mi boca.» ¿Cuál de ustedes está seguro de no ser tibio? ¿Creen ustedes que con tibieza van a conseguir la desintegración del «ego»? ¡No es posible!

Además ustedes quieren que todo se lo diga el instructor [...] uno tiene que tomar decisiones por su cuenta. Hay cosas que el instructor no puede. Que sabe el instructor que determinado discípulo está, dijéramos, estancado en tal o cual asunto, pero tiene el instructor que callarse el pico para no comprometerse con el Karma [...] si o no se resuelve a jugárselo todo, como se dice, pues no llega, ¿cómo va a llegar? Así que en realidad de verdad con tibiezas no se desintegra el «ego».

¿Cuántos años se necesita para desintegrar el «ego»? Yo voy a darles hoy un número exacto para que ustedes sepan a qué [...] Se necesita treinta años trabajando veinticuatro horas diarias. Si algún otro les dice que en menos tiempo se puede conseguir, díganle ustedes a ese otro que les devuelva su dinero. Yo les soy franco, para que ustedes sepan a que atenerse: treinta años. ¿Cuántos son los agregados psíquicos que hay que destruir? : diez mil. Un poquito más o un poquito menos, pero el promedio es diez mil, exactamente.

Por eso es que vemos que todavía allá en Cancún, hay un gran palacio con diez mil cruces de San Andrés. Por eso es que se dice en las Sagradas Escrituras que Saúl mató a sus «mil» y David a sus «diez mil». Por eso fue que el Venerable Maestro Moria me dijo de cierto Gurú que había tenido que desintegrar «diez mil ballenas», eso es exacto.

¿En qué tiempo se desintegran? En treinta años, si se dedica uno de día y de noche y a todas horas a «eso», si vive en función de «eso» y por «eso» y para «eso». Pero si reparte el tiempo [...] una parte para las pachangas y toda esa cuestión, y trabajar un ratito por ahí cada día (diario), o por ahí cada ocho días, no consigue nada. Les estoy hablando así para que no pierdan ustedes su tiempo miserablemente, y por eso les he dicho, cuando he empezado esta plática: ¿Para qué estamos aquí? ¿Por qué?

Otra cosa: antes de juzgar uno a los demás, tiene uno que juzgarse uno a sí mismo. Porque en tanto uno no se conozca a sí mismo, no puede conocer a los demás. ¿Cómo los va a conocer? Por ahí hay muchos locos o alucinados que creen que ya se conocen todo el universo [...] Yo les digo a ustedes la verdad: si uno no conoce sus propios mundos internos, ¿cómo va a conocer los mundos internos del planeta Tierra o del sistema solar o de la galaxia?

Así pues, antes de intentar conocer el sistema solar o los mundos internos de la galaxia, tenemos que pensar en conocernos a sí mismos, conocer nuestros propios mundos internos. Esa es la cruda realidad de los hechos. Pues, ¿cómo podría uno conocer los mundos internos del amigo o del enemigo, si uno no conoce sus propios mundos internos primero?

Estamos hablando en una forma, dijéramos, lapidaria, para que no nos engañemos a sí mismos. Creo que estamos en Tercera Cámara, y aquí hay más comprensión. Creo que los que ya pasaron por Primera y Segunda Cámara y por la Antecámara, están listos para escuchar la Tercera Cámara. Por eso hay que poner mucha atención.

El que no ha pasado por Antecámara, ni por 1ª Cámara ni por 2ª, y viene a 3ª, aquí, pues se encuentra «fuera de onda» [...] Es como el que intenta entrar en la universidad, sin haber pasado por el Kinder, ni por la Primaria, ni por la Secundaria, ni por el Bachillerato. Entra en la universidad «fuera de onda», no entenderá el plan. Por eso es que debe haber orden en las cámaras. El que entre en la Tercera Cámara, tiene ya que haber pasado por la Primera y Segunda Cámara, y por la Antecámara.

Bien, y por que le damos tanta importancia nosotros al «ego» a los agregados que componen el «ego». Sencillamente por la cuestión Conciencia. La Conciencia normalmente está embotellada entre los agregados psíquicos; sí, ahí está embotellada. ¿Creen ustedes que la Conciencia embotellada sirve para algo? ¿Para qué serviría un preso que lo metieran a la cárcel? ¿Qué puede hacer en la cárcel? ¿Puede hacer algo que sirva? ¿A favor de la humanidad o a favor de su familia o a favor de si mismo? Tal vez a favor de sí mismo podría hacer algo si le pusiera [...], pero ¿a favor de la humanidad que puede hacer? Así que la cruda realidad de los hechos es que la Conciencia está presa, formalmente encarcelada en una mazmorra lóbrega. ¿Cuál es esa mazmorra?: El «ego», el «yo», el «mí mismo», el «sí mismo».

Podemos meternos una linda biblioteca en la cabeza, convertirnos en unos teorizantes [...] tan fuertes que nadie nos logre ganar una sola discusión; pero ¿qué habremos ganado con eso? ¿De qué serviría eso si la Conciencia continúa embotellada entre el «ego», de qué serviría?

Lo principal en la vida consiste en desintegrar el «ego», el «yo»; eso es lo fundamental. Ahora, ¿qué sistema habrá para desintegrar el «ego»? No hay sino uno. Hay dos sistemas pero en el fondo es uno: los solteros pueden desintegrarlo a base de comprensión y con la ayuda de la Madre Kundalini, pero ¿cuánto pueden desintegrar del «ego»? Por ahí un veinte o un veinticinco por ciento. Los casados pueden desintegrar el cien por cien, eso es obvio.

Ante todo se necesita tener de la capacidad de la observación psicológica, es decir, de la auto-observación. [...] Y es mediante la auto-observación que uno viene a descubrir sus propios «yoes». Cuando uno descubre un defecto debe someterlo al análisis, al estudio, y tratar de comprenderlo en todos los niveles de la mente. Y una vez que lo haya comprendido, entonces, si es soltero concentrarse en la Madre Divina Kundalini, es una variante de nuestro propio Ser, pero derivada de nuestro propio Ser, es un poder superior a la mente, es un poder del Ser.

La Divina Madre Kundalini, la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes podrá reducir a polvareda cósmica cualquier defecto de tipo psicológico, pero repito, no todos los defectos se pueden eliminar siendo uno soltero. Podrá eliminar un veinticinco por ciento pero no el ciento por cien. Para eliminar el ciento por ciento se necesita el trabajo en la Forja de los Cíclopes, esa es la realidad de los hechos. Ustedes ya saben muy bien cual es la Forja de los Cíclopes, la Fragua Encendida de Vulcano. Creo que sobraría estarles explicando, pues ustedes son de Tercera Cámara, ya saben eso.

Es allí, precisamente, durante el coito químico, la cópula metafísica, en momentos en que la pareja está rodeada de las Fuerzas mismas que pusieron en existencia al Universo, que hay que invocar a la Divina Madre Kundalini para que ella reduzca a polvareda cósmica aquel agregado que uno haya comprendido previamente en todos los territorios de la mente. Y ella lo reducirá a ceniza.

Pero tiene que haber cooperación mutua entre el hombre y la mujer. El hombre debe tomar como propios, en la Fragua Encendida de Vulcano, los agregados psíquicos de la sacerdotisa y la sacerdotisa debe tomar como propios los agregados psíquicos del varón., [...] unir las dos fuerzas para quemar cualquier agregado, pulverizarlo instantáneamente.

Si el hombre está suplicando a la Divina Madre Kundalini que le elimine, por ejemplo, el defecto de los celos, si está diciéndole a Ella: «Madre mía, elimina de mí ese agregado psíquico de los celos»; la mujer debe tomar ese agregado como si fuera propio [...] «redúcelo a polvo, a cenizas». Se combinan las dos fuerzas: masculina y femenina; y perforan a cualquier agregado, lo reducen a polvo, porque en ese momento son dioses, el hombre y la mujer, pueden crear o destruir, pueden aniquilar cualquier agregado, volverlo ceniza. Así que las dos voluntades deben unirse.

Egoísta sería que el hombre solamente quisiera aprovechar la cópula metafísica para desintegrar sus propios defectos y que no cooperara ayudando a su sacerdotisa y absurdo sería que la sacerdotisa quisiera trabajar sobre lo suyo propio y no ayudara al varón. En ese momento el hombre debe tomar como propios los defectos de la mujer y la mujer debe tomar como propios los defectos del varón. Para unir las fuerzas masculina y femenina. Tales fuerzas deben combinarse para formar una sola única. La tercera fuerza, la neutra, las conciliara a ambas. Así esas tres fuerzas unidas, pueden sanar o matar, crear o destruir.

Si se utiliza para destruir el «ego»: ¡En buena hora! Eso será morir y se reducirá a polvareda cósmica. Pero he dicho: treinta años de trabajo. Si ustedes quieren en menos tiempo, está difícil, son treinta años. Los cuerpos existenciales superiores del Ser, es un trabajo de verdad: quince años para hacerlos. Podría suceder que se lograra en diez o doce años, pero entonces eso exigiría un trabajo muy perfecto. En treinta años consiguen todo si se dedican de lleno. Ahora, esos treinta años se pasan de todas formas.

Si ustedes trabajan se pasan y si ustedes no trabajan los treinta años se pasan. De manera que entonces, si ustedes trabajan nada pierden y si ganan, pero si ustedes no trabajan, teniendo ya la Enseñanza, pierden todo. Y no solamente pierden lo que tienen, pierden la Enseñanza, pierden todo, sino que hasta lo que tienen les será quitado; porque al que tiene se le da, y mientras más tiene más se le da, pero al que nada tiene, hasta lo que tiene le será quitado. Así está escrito.

De manera que ustedes están viendo lo que es esto. Estos estudios son muy serios, aquí no se viene a jugar. Ustedes pueden divertirse en el cine, si quieren, o en los toros, pero no aquí.

Que perecerá con [...] y los terremotos. De manera que, si es para engendrar hijos, mejor no. Pero si es para trabajar sobre sí mismos, si es para desintegrar los agregados psíquicos y lograr el libertar de la Conciencia, ¡en buena hora, maravilloso!; ésa es la cruda realidad de lo hechos.

Lo principal en la vida es el trabajo de Laboratorio. Un químico puede ser muy buen químico, de qué le sirve ser químico si no trabaja en el Laboratorio [...] y eso es todo, nada más. Otra cosa es si el químico, en verdad, trabaja en el Laboratorio. Ustedes pueden ser magníficos estudiantes, pero si no trabajan en el Laboratorio del Padre, estarían perdiendo el tiempo miserablemente... ¿Y qué es lo que se hace en bodas, para qué son las bodas? No tienen sino un solo sentido, ¿cuál? Crear los cuerpos existenciales superiores del Ser (hablo de las bodas gnósticas), Y desintegrar el «ego».

Y es claro, señores, que ustedes ven aquí en el altar, ¿qué es esto, qué será? ¿Será un [...] que significa el Yoni femenino (el órgano sexual de la mujer), para eso es [...] ¿Y lo demás? Aquí vemos una Vara o Bastón de los Patriarcas..., la Vara... ¿Para qué será, de adorno? ¿Para ponerlo aquí y que le saquen una linda foto. ¿Es para eso que está aquí esta Vara? No señor [...] es fálico y encima hay una cruz; es claro que, con el cruzamiento éste, aquí, del Lingam (el órgano masculino) con el Yoni (órgano femenino) se logra lo que se quiere: crear los cuerpos existenciales del Ser, y el poder éste, utilizarlo para desintegrar los agregados psíquicos, ¡Para eso, ése es el objetivo! Para otra cosa no tendría objeto [...] ¿para qué?

Hay tres velas encendidas, las «tres fuerzas»: Santo Afirmar, Santo Negar, Santo Conciliar (fuerza masculina, fuerza femenina, fuerza neutra). Cuando un hombre y una mujer se unen, algo se crea: o se creará una larva o un demonio; o un niño que nace y muere después de haber sufrido mucho; pero también se puede crear un Dios, y eso depende de nosotros.

¡INRI! «Ignis Natura Renovatur Integram» («El Fuego renueva incesantemente la Naturaleza»), ¿Qué Fuego es éste? Hay muchas clases de fuegos: el fuego de la cocina que cocina los alimentos; el fuego que tiene una hoguera que se enciende en la calle para que un vagabundo se caliente; o el fuego de la guerra o balaceras, destructivo en un ciento por ciento; hay muchos fuegos... El Fuego de los ángeles, el Fuego de Lucifer, el fuego de los demonios, son «fuego», distintas clases de Fuego...

Y este INRI, ¿a qué Fuego se refiere? Pues, Al Fuego Vulcaniano, al Fuego de Vulcano, sí señor. ¿Cuál es ése? Es el Fuego sexual... Uno con el Fuego sexual puede hacer prodigios y maravillas, todo lo que quiera, con el Fuego éste de Vulcano [...] Con el fuego se pueden hacer prodigios: Vean ustedes una barra de puro hierro, dura, puede hacerse maleable, convertirse en lo que uno quiera mediante el fuego; eso es obvio.

También el Fuego Vulcaniano puede hacer prodigios: ustedes tienen este cuerpo, éste que tenemos aquí, nosotros [...] por más de tantos y tantos millones de años, con una figurita que cargamos, que anda, que camina, ¿ustedes creen que esto no podría cambiarse, darle otra forma, otra figura? ¡Pues, claro que con el Fuego Vulcaniano se puede! ¿No han oído ustedes hablar, acaso, de los «mutantes»?

Los mutantes son individuos que lograron la reincrudación (mediante el Fuego), del cuerpo físico. Lo reincrudaron y lo convirtieron en mutante. Mucho se ha hablado en los últimos tiempos sobre los mutantes Éstos pueden aparecer con una edad de cien años, si así lo quieren, o asumir en un instante dado la figura de un jovencito de dieciocho; no dependen del tiempo, se escaparon, ¿y cómo lo lograron? Mediante el Fuego sexual, que es el Fuego de Vulcano, el Fuego Vulcaniano.

Si un hombre no está trabajando con su Fuego Vulcaniano, realmente está perdiendo el tiempo miserablemente. Y tiene que resolverse pronto, como sea; no aguardar a que el Gurú les diga lo que hay que hacer [...] Obviamente, se necesita de algo que se llama «Mercurio» (el Mercurio de los sabios), Recuerdo, en este momento, que estuvimos viendo ahí, una proyección muy interesante que nos presentó aquí nuestro hermano Uzcátegui, en que aparecían los dos Colosos de Rodas, ¿quiénes son ésos? El Azufre y el Mercurio (ésos son los dos Colosos de Rodas).

El Mercurio es algo que hay que fabricar cueste lo que cueste. Y si ustedes no quieren fabricar Mercurio, lo lamento por ustedes, no por mí, por ustedes. ¿Cómo se fabrica? Pues, hay un artificio muy simple pero grandioso: el del Arcano A.Z.F. ¿Necesitaría yo explicarles eso? Creo que todos los que hay aquí son de Tercera Cámara, por lo tanto sobra explicarlo.

Estábamos hablando de que hay un procedimiento: conexión del Lingam-Yoni sin derramar jamás el Vaso de Hermes Trismegisto, el tres veces grande Dios Ibis de Thot. Claro, lo hablo decentemente, no vulgarmente, porque el Sexo es sagrado y no se debe profanar jamás. Y las cosas relacionadas, como podemos ver, deben hablarse decentemente, en forma aristocrática, con alta cultura.

Obviamente, el deseo refrenado transmutará al esperma sagrado, ¿en qué? En energía creadora. Y esa «energía», ¿qué es? Ése es el Mercurio de los sabios. Con ese Mercurio se hacen maravillas: cristalizando en una octava superior (el tal Mercurio), de acuerdo con la escala musical (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si), ¿obtendremos qué? La creación del cuerpo astral. Con el Mercurio en una segunda octava, cristalizando, obtendremos el cuerpo de la mente; y con una tercera octava lograremos el cuerpo causal.

Quien posea un cuerpo físico, un cuerpo astral, un cuerpo mental, y un cuerpo causal, recibe los principios pneumáticos (el Pneuma de los gnósticos, los principios anímicos) y se convierte en «hombre». ¿Porque se dice en el matrimonio gnóstico, al hombre y la mujer que se van a casar, que recuerden la parábola aquella, en las bodas de aquel señor, como un sujeto XX se presentó sin traje de bodas. Y claro, si uno no fabrica el traje de bodas del Alma (que son los cuerpos existenciales superiores del Ser), pues, no se convertirá en hombre jamás.

Pero todos creen que son hombres, se sienten muy «hombres», y no lo son, aunque crean que sí lo son. Son «mamíferos intelectuales», pero ellos están convencidos de que son hombres y no hay quien les quite de la cabeza eso. ¡Allá ellos, si quieren creer que crean; y si no, nosotros en nada nos perjudicamos! ¿Qué importa a la Ciencia esto, y qué a nosotros? Así que hay que crear los «cuerpos», si no los creamos, no recibimos los principios pneumáticos y espirituales.

Ahora, una cosa es convertirse uno en hombre y otra cosa es convertirse en superhombre. Nietzsche habla del superhombre, dice: «Cuando Zaratustra tuvo 30 años abandonó su casa, y el lado de su casa y se fue al bosque, allí duró 10 años meditando. Y una mañana levantando sus brazos al sol naciente dijo: “Óyeme Astro grandioso, hace diez años iluminas diariamente a mi caverna; si no fuera por ti, por mi Águila y por mi Serpiente, ya me habría cansado de mí y de este lugar.” Y luego descendió de la montaña. Un santo que lo vio le dijo:»

«¿Adónde vais Zaratustra? Zaratustra se ha vuelto un niño»... «Voy a donde está la humanidad, voy a la ciudad»... «No es que acaso por amor a la humanidad –dijo el Santo–, que yo estoy aquí y en este lugar, yo aquí canto cantos, y los canto y así alabo al Dios, que es mi Dios»... «Me voy, no vaya a quitaros algo –dijo Zaratustra–». «¡Un momento, Zaratustra! –Y el ermitaño envolvió entre un trapo algo y se lo entregó–. Si vais donde la mujer no olvidéis el látigo»...

Bueno, esa palabra fue mal interpretada por la gente. Se refiere a que hay que tener fuerza de voluntad, no dejarse caer. El látigo para aplicárselo uno, a sí mismo, para no dejarse caer jamás. Pero la gente interpretó mal: que a la pobre mujer había que «sonarla»... y eso está mal. Bien, debemos saber que Zaratustra, digo que Nietzsche era un hombre lleno de amor.

Bueno, llegó entonces Zaratustra a la ciudad, y parándose ante las multitudes dijo: Vengo a hablaros del superhombre, el hombre no es más que un puente tendido entre el animal y el superhombre, un peligroso paso en el camino, un peligroso mirar atrás, todo en él es peligroso. Y las multitudes le dijeron: Zaratustra, háblanos del hombre. Al oír eso Zaratustra, comenzó a hablar barbaridades contra la humanidad, creyendo que eran hombres. Ahí fue donde Nietzsche metió la pata.

Realmente, ¿a que hombres estaba haciendo alusión Nietzsche? Llama hombres a los animales intelectuales, pero ¡qué absurdo! Eso es absurdo: para ser hombre se necesita haber desintegrado los agregados psíquicos, haber creado los cuerpos existenciales superiores del Ser. Bueno y si no ha desintegrado los agregados, por lo menos sí, haber creado los cuerpos. Si no los ha creado, ¿cómo va a ser hombre? Así fue como se equivocó Nietzsche.

De manera que lo primero que hay es que crear al hombre [...] se crean o no se crean. Luego vendrá el superhombre. Pero acaso podría crearse el superhombre si no perfeccionamos los cuerpos que nosotros mismos hemos creado. Si no perfeccionamos y recubrimos con las distintas Partes del Ser. ¿Y cómo se perfeccionan? Fabricando Oro, eso es lo que quiere la Alquimia: Oro

Afortunadamente el espíritu del Oro está en el Exiohehari, es decir, en el esperma sagrado, ahí está. Entonces si uno desintegra los agregados psíquicos del cuerpo astral, por ejemplo, el cuerpo astral quedará convertido en un «vehículo» de Oro y se lo tragará la Serpiente.

Si uno desintegra los agregados psíquicos del cuerpo mental, entonces éste quedará convertido en un «vehículo» de Oro y se lo tragará la Serpiente. Si uno desintegra los agregados psíquicos del cuerpo causal, éste quedará convertido en un «vehículo» de Oro y se lo tragará la Serpiente.

Y si desintegra esos agregados psíquicos que están embotellados, o digo yo. Que viven en los mundos Infiernos y dentro de los cuales la Conciencia está enfrascada, el cuerpo Búddhico o Intuicional, se convertirá en un «vehículo» de Oro. Y si desintegra los agregados psíquicos más bestiales que están también en los mundos Infiernos, el cuerpo de Atman, el Inefable, se convertirá en un «vehículo» de Oro y se lo tragará la Serpiente.

Hay siete Sellos en el Apocalipsis de San Juan: primer Sello, es el [cuerpo] físico, que nos confiere el «Secreto del Abismo». El segundo Sello es el cuerpo vital; pasamos entonces por el «degollamiento de Juan el Bautista». El tercer Sello corresponde al cuerpo astral; este vehículo, si es de oro puro, se lo devora la Serpiente. El cuarto Sello es el del mental, el quinto el del causal, el sexto el Búddhico y el séptimo el de Atman, el Inefable.

Aquel que logre rasgar el séptimo Sello lo logrará todo. Por eso dice el Apocalipsis: «En los días del séptimo Ángel, cuando él tocare la final trompeta, el Reino de los Cielos se habrá consumado, como Él lo anunció a sus siervos los Profetas»... Así que, en realidad de verdad, cuando eso sea, cuando alguien rasgue el Séptimo Sello, se habrá consumado en él, el Reino de los Cielos, no tendrá errores... Y eso se consigue en treinta años, trabajando en la Forja de los Cíclopes. No hay que perder el tiempo al cabo del día; el tiempo se nos va de las manos.

El último esfuerzo para conseguir rasgar el séptimo Sello, que se necesita para rasgar el séptimo Sello, es el de «romper la personalidad», que tampoco sirve, la personalidad es negativa, subjetiva, incoherente, imprecisa; ahí está toda la herencia de la raza, de la nación, todas las malas costumbres que tenemos, y todas las posibilidades de reincidir en el error. Hay que volverla polvo; tampoco sirve.

Y se vuelve polvo quemándola con el Fuego del Kundalini y destrozarla, para que no haya interferencias entre el Ser y la humana personalidad; no habiendo interferencias solo reina entonces en nosotros el Ser, con toda su Perfección, con toda su Belleza. Quien rasgue el séptimo Sello lo consigue todo. Entonces el sentido ése maravilloso de la Intuición se abre. Y ese sentido incluye los cinco conocidos y siete más, total doce. Los doce desdoblamientos del sentido espacial del Ser.

Esa clase de poderes no se consiguen con «brujerías» ni con «cursitos» por correspondencia ni con «hechicerías», ésas son cosas del Ser; para eso se necesita ser persona decente. Y llamo decente a aquél que verdaderamente no se dedica a las brujerías ni a las hechicerías, sino a aquél que se dedica a trabajar sobre sí mismo, ese es decente, aristócrata. Tenemos que volvernos serios de verdad, serios.

Quien logre destruir el «ego» y acabar con la «personalidad» ha dado un gran paso. El Apocalipsis dice, refiriéndose a eso: «Que la bestia y el falso profeta que hace las señales delante de la bestia, irán a parar al lago de fuego ardiente y azufre que es la Muerte Segunda...»

¿Cuál es la bestia? Es el «ego». ¿Cuál es el falso profeta? La personalidad humana, que «hace la señales delante de la bestia», ambos «irán a parar al lago ardiente de fuego y azufre que es la Muerte Segunda»; ambos son la inmundicia, son el lodo que es lo que nos tiene esclavos a todos. Pero si uno consigue la destrucción del «ego» y la «personalidad», queda en nosotros lo que verdaderamente vale la pena: el Ser. Y el Ser es el Ser y la razón de ser del Ser, es el mismo Ser...

Mucho más tarde, en el tiempo, aquél que haya logrado quemar al Ego y a la Personalidad, será redimido porque el Señor, el Cristo Íntimo resucitará en él. Pero para que el Cristo resucite en un hombre, ese hombre tiene que haber «muerto» de verdad en sí mismo, aquí y ahora; ésa es la cruda realidad de los hechos... Hasta aquí mis palabras; si alguno de ustedes tiene algo que preguntar con respecto a esto, puede hacer con la más entera libertad [...]

Pregunten con entera libertad, aquí estamos para poner las cartas sobre la mesa de una vez. El que tenga algún error, pues sáquelo a bailar aquí, pero dejen de [...] con el error. D. Ciertamente Maestro, si uno quiere trabajar [...] realmente en el sexo, ¿a qué horas exactamente?

M. Para crear los cuerpos existenciales superiores del Ser, el trabajo tiene que ser en la noche y para trabajar exclusivamente en la desintegración de los agregados psíquicos puede ser a cualquier hora; pero si se trata de crear, de trabajar para crear específicamente, en un instante dado, en la creación de los cuerpos existenciales superiores del Ser [...]

Porque los rayos del sol son enemigos de toda creación. Hagan el ensayo: pongan ustedes un huevo de gallina, por ejemplo, o un nido completo con huevos de gallina a ver si los saca la gallina, de día y a la luz del sol. Estoy seguro que un nido a la luz del sol es algo definitivo, aquellos huevos se queman, se destruyen, no sale ningún polluelo. En cambio, veamos a la gallina con sus huevitos, echada en la oscuridad, en las tinieblas, en algún rincón, saca sus polluelos... Los mismos seres humanos son creados en oscuridad, por disposición de sus órganos creadores.

D. Maestro: cuando uno está trabajando ya, tomando los egos, como decimos [...] en este caso concreto con el yo de la ira; y está uno trabajando y la pareja no, se siente como llena de ira, queriendo salirse, en fin, del trabajo. ¿Es en sí el ego de la ira o es que hay alguna recurrencia?

M. Es el ego de la ira y se acabó la cosa, eso es todo. En ese caso el hombre debe suplicar a la Madre Kundalini, en sí mismo, por el defecto que tenga él mismo y por el defecto de la sacerdotisa, de la consorte, y lo mismo hará la mujer, no trabajar únicamente para ella, tiene que ayudar al hombre y tomar los defectos del hombre como si fueran de ella, propiedad particular de ella. ¿Alguna otra pregunta?

D. Se ha mencionado Venerable, la fuerza del anhelo. ¿Qué debe hacer una persona para, realmente, desarrollar ese estado, el anhelo, para poderlo desarrollar suficientemente en el trabajo de la Gran Obra?  M. Pues desintegrar a los «egos» que no tienen la fuerza del anhelo, a esos que se oponen al anhelo, a esos que no quieren al anhelo; volverlos polvo para que el anhelo logre aflorar con todo su vigor. Pero la fuerza del anhelo es muy grande pero si no se trabaja tampoco sirve de nada. Si se trabaja sirve de mucho, pero si no se trabaja, ¿de qué sirve?

Ustedes lo que quieren, ¿acaso no es desintegrar los agregados psíquicos que nos hacen tan abominables. Desintegrando los agregados la Conciencia queda libre y el Ser se expresa en nosotros con todo su vigor, con toda su belleza; pero mientras exista en uno los agregados psíquicos, uno es una abominación. ¿Alguna otra pregunta? A ver, no se queden con las dudas, pregunten, no tengan temor, si los demás escuchan, pues que escuchen, para eso estamos aquí.

D. Venerable Maestro, ¿tiene uno karma por permitir que personas que no pertenecen a la Tercera Cámara entren en Tercera Cámara? M. No, karma no se echa por eso, o puede que sí. Si una persona que no es de Tercera Cámara, viene y entra a esta Tercera Cámara, se quema, sale corriendo y posiblemente no vuelve jamás. Eso es todo. Y entonces se echa karma: sacó a una persona que podría haber hollado la Senda, la sacó de la Senda.

D. Venerable, nos decía en su disertación que no debíamos juzgar, pero cuando una persona se da cuenta que ese otro elemento a través de sus acciones está perjudicando, digamos, la Obra, etc. [...] ¿se debe quedar uno callado o debe denunciar el hecho ante las autoridades competentes y evitar, pues, que se siga incidiendo en ese error?  M. Pues se pone la queja ante las autoridades correctas, y así todo se resuelve correctamente. ¿Alguna otra, hermano?

Bueno, por último he de decirles a ustedes que si no se resuelven a trabajar como es debido tendrán que involucionar de vida en vida, hasta terminar después con la involución en [...] dentro de los Nueve Círculos Dantescos ubicados en el corazón de la Tierra. Precisamente allí encuentra uno [...], anacoretas, yoguis, musulmanes, cristianos que involucionan y todavía creen que van muy bien. Porque eso es lo interesante de esta cuestión que cuando uno cree que va muy bien es cuando peor va; y eso es lo grave.

Y son muchos los que creen que van muy bien y resulta que están involucionado en el tiempo, pero como la Conciencia de ellos está embotellada en el Ego, obviamente, no se dan cuenta de que van mal; creen que van correctamente y hasta jurarían con lágrimas de sangre que van correctamente; pero, en verdad, van incorrectamente.

Uno tiene que caminar por la Senda de la Muerte, si quiere llegar algún día a la Senda de la Autorrealización. Si uno no se resuelve, en verdad, a dejar de existir como «ego», está perdiendo el tiempo miserablemente. Yo cumplo con decírselo a ustedes. Si lo aceptan, está bien; si no lo aceptan, está bien; yo no soy el que me voy a perjudicar, son ustedes. En todo caso, los que no se resuelvan a morir en sí mismos, deben saber que al entrar en los mundos Infiernos se despierta en el mal y para el mal; ésa es la cruda realidad...

Entonces, ya despiertos en el mal y para el mal, será todavía más difícil que acepten que van mal, porque los que involucionan dentro los mundos Infiernos, están absolutamente convencidos de que son personas correctas y que van muy bien; ésa es la cruda realidad de los hechos... Este camino no es así tan fácil, mis queridos hermanos; es muy difícil. Tampoco deben aguardar que todo se lo diga el Gurú, en esto hay que tomar, a veces, terribles decisiones. Muchas veces un precepto, un código de moral con toda su nobleza y belleza, sirven de obstáculo para el Camino; ésa es la realidad...

En esto, no sirven los preceptos de tantos códigos morales escritos por ahí; en esto lo que sirve es la comprensión; hacer un balance de uno mismo para saber que le sobra y que le falta, ya. Lo que le sobró, pues, le sobró, a eliminarlo. Y lo que le falta, pues a ver cómo lo consigue. Y los códigos de moral aquí salen sobrando, no sirven para nada. Hasta aquí, mis hermanos. Vamos a iniciar ahora mismo un ritual,

Samael Aun Weor 

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