Los 12 apostolesLos doce apóstoles. 

Son doce partes autónomas y autoconscientes de nuestro propio Ser. Los doce apóstoles o doce potestades trabajan bajo la dirección del Cristo Intimo y se expresan a través del Iniciado, cuando se está trabajando por la humanidad doliente. Son los doce cimientos de la Jerusalén Celestial y allí están escritos los nombres de cada uno de ellos. Las doce perlas de la perfección.

La Jerusalén Celestial tiene 144 codos en su muro, es símbolo de la novena esfera. 12000 estadios que son igual al Apostolado. 12 puertas cada uno con su guardián, que es cada uno de los doce apóstoles. 12 frutos del árbol de la vida. Sólo con una caña de oro se puede medir esta ciudad santa, sus muros, sus puertas, son la espina dorsal, el Bastón de Brahma, la Vara de Aarón o de los Patriarcas.

Los doce poderes de la Luz (12 apóstoles) tienen una herencia perdida, esa herencia secreta debe ser reconquistada, y esta herencia son los poderes cósmicos especiales, conocimientos extraordinarios que vienen de todas las eternidades. Necesitamos de un cristianismo vivo, esotérico, revolucionario. No histórico y muerto. Las doce potestades son vestidas por el Cristo Intimo en el vientre de la Madre Divina.

JUDAS ISCARIOTE:  El no traicionó a su Maestro, se aprendió su papel, el mismo Jesús lo preparó, se lo aprendió de memoria y lo representó a conciencia, lo ensayó a conciencia como un actor ensaya su papel; lo ensayó varias veces para no contradecir en nada a las escrituras. Era y sigue siendo el discípulo más exaltado de Jesús; el Judas logró la Cristificación. El Judas Interior nos enseña con entera claridad meridiana la Doctrina de la Eliminación del Ego, por eso se ahorca para indicar que el Ego debe reducirse a cenizas.

La Iniciación de Judas Iscariote la pasamos en la tercera purificación por el fuego y por el hierro (la 1ª y 2ª purificación corresponde a la primera y segunda montaña), en la tercera purificación hay que hacerle frente a los horrores que ni remotamente sospechamos. Hay que eliminar errores y “elementos” que nunca aceptamos tener y sólo aquí se eliminan.

Otro aspecto de Judas Iscariote es la representación del Ego que vende al Cristo por treinta monedas de plata (símbolo de: apegos, lo mundano, vicios, placeres, etc.). El arcano 30 del Tarot (el intercambio) indica en su axioma modelador lo siguiente: “la expansión individual por medio de la convivencia comercial”.

El axioma trascendente: “Siega tu tierra con esmero, más no espigues tu haz con avaricia”. Dentro de nosotros mismos está Judas; no aquel Judas que entrega al Cristo por treinta monedas de plata, ¡no! Un Judas diferente, un Judas que entiende a fondo la cuestión del Ego.

PEDRO: Llamado Simón, hermano de Andrés. Es el Hierofante de los Misterios Sexuales, muere crucificado con la cabeza hacia abajo, para recordarnos el trabajo en la novena esfera, para trabajar con el fuego y el agua. Pedro y la mujer serpiente (Stella Maris) están íntimamente relacionados.

Bien sabe el Cristo Intimo que el Pedro Interior de cada uno de nos, comprende en forma íntegra el arrepentimiento que Pistis Sophía pronunciará. Pedro, Patar; sabe muy bien (con sus tres letras radicales) que el arrepentimiento está en el sexo (P.T.R.) el arrepentimiento verdadero tiene origen sexual. Pedro es el que tiene que expresar el arrepentimiento delante de sus hermanos (Donum Dei, para comprender la Gran Obra).

El Cristo Intimo instruye a Pedro, le revela los Misterios, el Cristo Intimo tiene el poder de perfeccionar a Pedro en todo su esplendor, le entrega todos los misterios de todas las regiones del Padre y todas las regiones del Primer Misterio. “Admitido será en la luz de la altura quien admita en la tierra, y aquel a quien expulse en la tierra, expulsado será del reino del Padre en los cielos”.

Pedro tiene el poder de abrir y cerrar las puertas de los cielos en nosotros y dentro de nosotros, tiene las llaves del reino (el sexo) es el poder secreto que abre o cierra las puertas del Edén, la energía correcta o equivocadamente orientada abre o cierra las puertas del paraíso.

El Azufre y el Mercurio son las llaves del reino, una es de oro y la otra es de plata y en manos de Pedro hacen cruz. Hablar mal del sexo es hablar mal del Pedro Interior. Antes de que el GAIO (IAO, Mercurio de la Filosofía Secreta) cante, Pedro debe negar al Cristo tres veces; esto significa las tres purificaciones a base de hierro y fuego antes de la Resurrección del Cristo en nosotros. Tres descensos de Pedro al abismo a trabajar en las tinieblas.

La primera purificación, trabajo de agua y fuego, la segunda enfrentarse a todos los horrores del Cosmos. En la primera es el descenso a la novena esfera, a los mundos infiernos a trabajar con UR (fuego) y ANAS (agua) origen de los mundos, bestias, hombres y dioses. Perseo, Hércules, Marte, en la segunda deben bajar a los infiernos de las esferas planetarias, pasar más allá del Aqueronte (en la barca de Caronte) a la otra orilla; sufrir lo indecible en el trono de Dite, en la ciudad maldita. Vivir por un tiempo entre los condenados, pasar tremendos horrores. Y por último la tercera es la Iniciación de Judas.

SAN ANDRES: El treceavo Aeón, “13 serpiente”, resulta espantosamente divina; en la corona de la mujer serpiente “13”, resulta la cruz de San Andrés; el Mercurio y el Azufre cruzan y cruzándose, a través de la Gran Obra, nos lleva al Aeón 13.

Andrés y su Cruz es algo profundamente significativo. La cruz de San Andrés en la cual muriera crucificado, es alquimista. Son terribles las torturas psicológicas por las cuales hemos de pasar para desintegrar al Mercurio Seco, esto es los agregados psíquicos, viva personificación de nuestros defectos psicológicos. El Azufre (fuego) y el Mercurio (agua), se cruzan en X, y se vuelven a cruzar intensamente en la Gran Obra.

Andrés y su doctrina, es la lucha por desintegrar los agregados psíquicos. Andrés con su cruz, debe cristalizar el Azufre y el Mercurio en la forma de los Cuerpos Superiores Existenciales del Ser. El Andrés Interior se perfecciona cuando los Cuerpos Superiores Existenciales del Ser se han perfeccionado y no se perfeccionan estos últimos si no se elimina el Ego. Andrés debe desintegrar el Mercurio Seco y el Azufre Arsenicado para cristalizar el Mercurio Filosofal preparado.

Andrés sufre desintegrando Mercurio Seco; si no se elimina el Mercurio Seco no es posible la Cristificación. Obviamente, Andrés con su cruz en X y su trabajo complicado y terriblemente difícil, cual es cristalizar lo que se debe cristalizar y desintegrar lo que se debe desintegrar, se perfeccionará en los Misterios de la Luz.

Las torturas de Andrés son suficientes para su purificación. Cada uno tiene su Andrés Interior, no debemos olvidarlo y perfeccionarlo desde los interiores de los interiores hasta los exteriores de los exteriores. He allí lo terriblemente difícil. Andrés en la Gran Obra, sufriendo en la Cruz Sexual, debe perfeccionarse de lo inefable hacia abajo, hasta las tinieblas de las tinieblas, de la Luz de las luces, hasta las tinieblas de la materia, desde todos los dioses hasta los demonios.

Andrés debe perfeccionarse mediante trabajos conscientes y padecimientos voluntarios, desde todos los señores hasta todos los decanos, desde todas las autoridades hasta los servidores, etc., etc. Andrés es una parte autónoma y autoconsciente de nosotros mismos que una vez perfeccionado se integra con el Padre. Andrés, dentro de nosotros mismos, es esa parte autónoma y autoconsciente de nuestro propio Ser que se ocupa de los Tres Factores de la Revolución de la Consciencia.

La Cruz de Andrés suele ser terriblemente dolorosa, los padecimientos del iniciado crucificado en la Cruz de Andrés son indecibles. No es posible purificar y perfeccionar los cuerpos mercuriales si renunciamos a la desintegración del Mercurio Seco. Se necesita pasar por grandes crisis emocionales si en realidad queremos desintegrar el Ego animal.

“Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”. El supremo arrepentimiento necesario para la desintegración de cualquier agregado psíquico, exige llanto y remordimiento. Sin lágrimas, arrepentimiento y supremo dolor, no es posible desintegrar los agregados psíquicos. Sería imposible comprender a Andrés, sin la ciencia transmutatoria de “Yesod-Mercurio” y la desintegración de los elementos psíquicos indeseables que en nuestro interior cargamos. Perforación y desintegración egoica en la fragua encendida de Vulcano.

Ahora comprenderemos mejor los sufrimientos indecibles de nuestro Andrés Interior. Sacrificio supremo del Andrés Interior es urgente, inaplazable, impostergable. (Bodhisatwas de corazón compasivo y los Buddhas de Contemplación, el Bodhisita); sin el trabajo completo del Andrés Interior jamás podríamos convertirnos en verdaderos Bodhisatwas: (Sacrificio por la Humanidad).

La Cruz de San Andrés tiene la forma de equis (X) que es el jeroglífico extraordinario de las radiaciones luminosas y divergentes emanadas del Logos Creador. En el centro de la Cruz de San Andrés resplandece la rosa, símbolo del Logos Solar. La Cruz de San Andrés simboliza iluminación, revelación, después de pavorosos sacrificios.

La Cruz griega (K) (Crestos), la de San Andrés (X) tienen en Ciencia Hermética el mismo significado. No está de más recordar que el “phalus” vertical dentro del “ecteis” formal hacen cruz. Phalus-Uterus conectados forman la cruz, empero cruz en equis (X) indica el trabajo completo en la Gran Obra. Si resplandeciere la rosa sobre la Cruz de San Andrés, la Obra ha sido gloriosamente concluida.

Andrés nos indica con precisión meridiana lo que son los Tres Factores de la Revolución de la ConscienciaSe dice que Andrés en Nicea, conjuró a siete demonios perversos y los hizo aparecer ante las multitudes en forma de siete perros y que huyeron despavoridos.

El drama de San Andrés fue magníficamente simbolizado por el gran monje Bacon, en su más extraordinario libro “El Azud”. Pone una lámina en la que se ve claramente a un hombre muerto, sin embargo trata como de levantarse, como de resucitar, mientras dos cuervos negros le van quitando las carnes en el acerado piso, el alma y el espíritu se alzan del cadáver, esto viene a recordarnos la frase de todos los iniciados que dice: “la carne abandona los huesos”.

SANTIAGO: Es el bendito patrón de la Gran Obra, en el interior de nuestro Ser. El Padre de todas las luces de cada uno de nos, puede iluminarnos con la Sabiduría a través de Santiago. Santiago es el Mercurio dentro de cada uno de nos, es el Mercurio de la Filosofía Secreta, el fundamento mismo de la Gran Obra.

Quien estudie la Epístola Universal de Santiago, entenderá los principios de la Gran Obra. El Padre de todas las luces, a través de nuestro propio Santiago Interior, nos enseña los misterios de la Gran Obra. Es pues una parte autónoma y autoconsciente e independiente de nuestro propio Ser.

“Santiago-Mercurio” se encuentra íntimamente relacionado con la ciencia transmutatoria de “Jesod-Mercurio”. El libro fundamental de la Gran Obra, que Santiago lleva en sus manos, es el Apocalipsis, (libro de Sabiduría solo comprensible para los alquimistas). Sólo los trabajadores de la Gran Obra pueden comprender el Apocalipsis. Las leyes de la Química superior (alquimia), los principios, el orden del magisterio del fuego, se hallan depositados en el Apocalipsis.

Cada uno de nos tiene su propio Santiago, que se entienda bien, todos los poderes que crearon el Universo se encuentran en nuestro propio Ser. Todos los invisibles, y todos los dioses dentro de nosotros, y todos los regidores del treceavo Aeón y del doceavo Aeón se inclinan reverentes ante Santiago. Todos los antes nombrados no son más que las múltiples partes soberanas y autoconscientes de nuestro propio Ser individual.

A nosotros los gnósticos, nos interesa muy especialmente nuestro Santiago Interior, el bendito Patrón de la Gran Obra, que es nuestro Mercurio. Santiago el Apóstol, con su sombrero de calabaza y una estrella en la frente formada con una concha marina, es algo profundamente significativo.

Bien sabemos que el Agua bendita, se llevaba entre alguna calabaza en la Edad Media. El cayado de Santiago con cierto adorno que le hace parecer al Caduceo de Mercurio nos invita a la reflexión. Lleva Santiago en su mano el Libro de la Gran Obra, que sólo entienden los alquimistas. Su epístola es una cátedra fundamental sobre la Gran Obra. Santiago se resigna y aguarda el veredicto del Señor.

Nos dice Santiago que hay que aprender a refrenar la lengua, aquel que sabe refrenar la lengua, puede refrenar todo el cuerpo; y nos pone como ejemplo el caso del caballo, al caballo se le pone el freno en la boca, en el hocico, y así es como logramos manejarlo; lo mismo sucede con nosotros mismos si refrenamos la lengua, nos hacemos dueños de todo nuestro cuerpo. Dice Santiago: miremos los barcos cuan grandes son y sin embargo el que los gobierna es un pequeño timón, comparado con el enorme tamaño que tienen los buques. La lengua es muy pequeña pero qué grandes incendios forma.

Se nos enseña en esa epístola a no ser jactancioso de sí mismos, ni de nuestras obras. Porque además de jactanciosos seríamos soberbios, pedantes, y fracasamos en la Gran Obra. Debemos ser humildes para alcanzar la Sabiduría y una vez alcanzada hay que ser más humildes. Hay que humillarse ante la Divinidad, ser sencillos y fabricar la fe a base del estudio y de la experiencia.

JUAN: ¿Y qué diremos de Juan? El es fuera de toda duda el Patrono de los fabricantes de Oro. ¿Habrá alguien que haga oro? ¡Sí! Recordemos a Raimundo Lulio, lo hizo, enriqueció las arcas de Felipe el hermoso de Francia y el Rey de Inglaterra, todavía se recuerdan cartas de Raimundo Lulio.

Una de ellas habla de un hermoso diamante con el cual obsequiara nada menos que al Rey de Inglaterra; disolvió el cristal ante el crisol y luego poniendo agua de mercurio en aquel cristal, lo transformó en un gigantesco diamante. Todas estas transmutaciones e incluso la del plomo en oro las hacía gracias al Mercurio Filosofal, enriqueció a toda Europa con sus fundiciones, y sin embargo, él permanecía pobre, viajero extraordinario de todos los países del mundo, así al fin murió lapidado en una de esas tierras, reflexionen ustedes en esto.

Así Juan el apóstol de Jesús es el Patrono de los fabricantes de oro. Se dice que en alguna ocasión encontró en su camino un pueblo, por ahí, en el oriente, a un filósofo que trataba de convencer a las gentes y demostrarles lo que podía con la palabra y con el Verbo, pues dos jóvenes que habían escuchado sus enseñanzas, abandonaban sus riquezas, las vendían, y con ellas habían comprado un gran diamante, que pusieron en presencia del honorable público y en manos del filósofo, este se los regresó y luego con una piedra destruyeron la gema. Juan protestó diciendo: “Con tal gema se le podría dar de comer a los pobres”.

Dicen que ante las multitudes se reconstruyó la gema, luego la vendió para dar de comer a multitudes, más los jóvenes arrepentidos protestaban y se dijeron así mismos: “Qué tontos fuimos en haber salido de todas nuestras riquezas para comprar un gran diamante que ahora se vuelve pedazos y luego lo reconstruyen para repartirlo entre las gentes”.

Pero Juan que veía todas las cosas del cielo y de la tierra, y sabía transmutar el plomo en oro, hizo traer de la orilla del mar, por allí cerca, unas piedras y unas cañas, símbolo del sexo, la piedra filosofal y la espina dorsal, pues allí está el poder de transmutar el plomo en oro. Y después de convertir aquellas cañas y piedras en oro, les devolvió las riquezas a los jóvenes, pero les dijo: “Habéis perdido lo mejor, os devuelvo lo que disteis, pero perdisteis lo que habíais logrado en los mundos superiores”.

Luego acercándose a una mujer que había muerto, la resucitó. Ella entonces contó lo que había visto fuera del cuerpo y también se dirigió a los jóvenes, diciéndoles que había visto a sus ángeles guardianes llorando y en gran amargura, porque ellos habían perdido lo mejor, por las vanas cosas perecederas. Es claro que los jóvenes se arrepintieron, devolvieron el oro a Juan, y Juan volvió a trocar ese oro en lo que eran (cañas y piedras) y ellos se convirtieron en sus discípulos.

Juan apóstol no desencarnó, se dice que hizo cavar su fosa sepulcral, se acostó en ella, resplandeció en luz y desapareció (así lo dicen las viejas tradiciones). Nosotros sabemos que Juan el Apóstol del Cristo, vive con su mismo cuerpo que tubo en la tierra santa, en el Agarta o Agarty, allí donde está la orden de Melquisedek y acompaña al Rey del Mundo. Así pues Juan y la orden de San Juan nos invita a pensar; necesitamos transmutar el plomo en oro; el plomo de la personalidad actual en el oro vivísimo del Espíritu. Por algo se les llama a los Grandes Maestros de la Logia Blanca: “Hermanos de la Orden de San Juan”. El es el Patrono de los que hacen oro.

Juan dentro de nosotros es el Verbo, la palabra, es una parte autónoma y autoconsciente de nuestro propio Ser. Juan, el Puro, el Verbo, reina el reino de la luz, I-E-O-U-A-N, Juan es la palabra, el Ejército de la Voz, la hueste colectiva de los Elohim creadores.

“En el principio era el Verbo...” La hueste de los Elohim creadores, el Logos, el Verbo, crearon con el poder de la palabra. “Por El todas las cosas fueron hechas y sin El nada de lo que fue hecho hubiera sido hecho”. El Logos, suena así está escrito. Juan entonces es el Verbo, la Gran Palabra ¡Heru Pa Kroat!

FELIPE: Felipe el apóstol de Jesús, existe dentro de nosotros aquí y ahora. Felipe es capaz de enseñarnos a viajar fuera del cuerpo físico, a través del espacio. Felipe asiste al invocador y le saca en cuerpo astral y tales invocadores suelen recibir múltiples beneficios, también puede llevar al invocador con cuerpo físico al espacio “Jinas”. “Al cielito Felipito” es la clave de la invocación, repítase tal frase millares de veces. Si se quiere llevar el cuerpo, pídale ese servicio a Felipe.

O si quiere el servicio de salir en Astral, también se lo pide a Felipe, se le habla, se le suplica a Felipe; uno es el histórico y otro es el que vive en cada uno de nos. Felipe escribe siempre las palabras del Cristo Intimo, es el escriba de todos los discursos, junto con Tomás y Mateo, obedecen las órdenes del Primer Misterio y escriben los discursos del Cristo Intimo y además (estas tres partes del Ser) de escribir todas las cosas que el Cristo Intimo dice, ve y hace, tienen también el poder de ver y oír las cosas del Señor; ellos tres (Felipe, Tomás y Mateo) son los tres testigos de las cosas del Reino de los Cielos, son realmente tres partes de nuestro propio Ser.

Todo asunto esotérico se establecerá mediante testigos (3) y absurdo sería buscar los tres testigos fuera de nosotros mismos, debemos buscarlos dentro de nosotros mismos aquí y ahora, ellos tres gozan dentro de nosotros mismos de eso que se llama auto-independencia. La Madre Divina da testimonio de estas cosas. Felipe comprende todo esto (que el Señor Interior profundo es nuestro Salvador).

Felipe posee poderes muy luminosos para entender, para escribir, Felipe debe enseñar al iniciado a viajar conscientemente fuera de su cuerpo físico, dentro de las dimensiones superiores; para viajar por el hiperespacio, para viajar con su cuerpo físico a lugares muy remotos de la tierra, sin necesidad de barcos, aviones, carros, etc.

Es una de las partes autoconscientes de nuestro propio Ser. Explicaremos más detenidamente la clave para invocar a Felipe: “Al cielito Felipe”; adormézcase el místico concentrado en Felipe, sumérjase en meditación el místico, invocando a Felipe (el Señor orienta y auxilia a los iniciados que caminan por el desierto de la vida).

MATEO: Científico cuan ninguno, existe en nosotros, nos enseña la Ciencia Pura, desconocida para los científicos que sólo conocen todo ese podridero de teorías universitarias, que hoy están de moda y mañana pasan a la historia. ¡Ciencia Pura, es completamente diferente! Sólo Mateo puede instruirnos en ella.

El Evangelio de Mateo da todos los datos científicos para reconocer los tiempos del fin. El Cristo Intimo enseña a Mateo, lo ilumina. Es una de las doce partes de nuestro propio Ser individual. Lo importante para nosotros es nuestro propio Mateo Interior (Mateo cita el Salmo 30). La Ciencia Pura es la Ciencia del Ser, la ciencia del Cristo, distíngase a esta Ciencia Pura del Cristo con la del Anticristo; que hace “milagros y prodigios engañosos”, por estos tiempos de crisis mundial y bancarrota de los principios.

Toda rodilla se ha doblado ante el Anticristo con todo su podridero de teorías y de utopismos absurdos, hipótesis y barbarismo de toda especie es adorada por la Gran Ramera cuyo número es 666. Tú lo sabes.

Este fabrica bombas atómicas, bomba “H”, “N”, rayos de muerte, cohetes tripulados a la Luna, etc. Mateo según la Ciencia (la del Ser) habla en Pistis Sophía porque él se encuentra con la Ciencia Pura y en su Evangelio científicamente según la Ciencia anuncia los tiempos del fin en los cuales estamos ahora.

TOMAS: Nos enseña a manejar la mente. Ser sensato significa ser comprensivo en el sentido íntimo de la palabra. Tomás es la parte del Ser que se relaciona con el sentido íntimo de la comprensión. Muchos análisis, reflexiones, y sobre todo meditación y auto-reflexión evidente del Ser, son indispensables para la comprensión. (Auto-descubrimiento, auto-observación y auto-revelación).

Tomás es pues cognición, comprensión e infinita paciencia. Los hermanos de Tomás son once y aún más todas las partes autónomas y autoconscientes del Ser. Incuestionablemente, todas las partes del Ser están obligadas a trabajar en la Auto-Realización Intima del Ser. El trabajo de Tomás es muy paciente, pues él está obligado a proveer eso que se llama: “comprensión”. Cada parte del Ser da su solución al arrepentimiento del Alma, de Pistis Sophía, más sólo Tomás da la última palabra.

El Tomás particular de cada uno de nos, sólo acepta al instructor del mundo, al Cristo Intimo dentro de cada uno de nos, él deposita su mente en manos del Cristo Intimo y sólo acepta al Cristo Intimo. El evangelio de Tomás es maravilloso. Quien deposita su mente en el Cristo Intimo y sólo acepta al Cristo Intimo, marcha por el camino de la liberación final y los demonios de la mente no podrán vencerle jamás.

Tomás es uno de los doce dentro de nosotros mismos, una parte de nuestro propio Ser, la mente de Tomás recibe exclusivamente las palabras del Cristo. Tomás realmente no es comprendido, se le desprecia y hasta condena por muchos, se le califica injustamente de incrédulo y de escéptico por el hecho de no aceptar nada que no venga directamente del Cristo Intimo.

El poder que ayuda al iniciado es el poder del Verbo Solar. Capas de piel debemos eliminar, en esoterismo significa eliminar capa tras capa nuestros defectos psicológicos. La mano derecha del Cristo Intimo debe limpiar al leproso y debe sanarlo, eliminar de nosotros la inmunda lepra de Lázaro, la lepra de nuestras abominaciones, necesitamos purificar la luz interior en el rayo del Cristo Intimo.

El primer misterio bendice a Tomás y aprueba la solución a la canción de Pistis Sophía. El Cristo Secreto dentro del adepto le confiere potestad en los cielos y sobre los infiernos. Hermes Trismegisto dice: “Separad la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, suavemente, con gran industria, asciende de la tierra al cielo y desciende del cielo a la tierra y recibe así la virtud de las cosas superiores y de las inferiores”.

LUCAS: Con su Evangelio Solar, es profeta y nos indica lo que ha de ser la vida en la Edad de Oro.

PABLO: Es quien nos muestra el camino de la Sabiduría, de la Filosofía, de la Gnosis.

MARCOS: Está también en nosotros, Marcos, quien cuida de la Unción Gnóstica. Por eso es que nosotros, al asistir al ritual, debemos con agrado llevar a nuestros labios el pan y el vino de la transubstanciación. Ese pan se carga, mediante el rito, con los átomos crísticos, solares. Ese vino también se llena de átomos crísticos de altísimo voltaje, y al recibir la unción gnóstica, el pan y el vino, penetran en nuestro estómago y los átomos crísticos se difunden por todo nuestro organismo.

Ellos nos inspiran, ellos nos auxilian; el pan y el vino resultan extraordinarios para la cristificación; siempre hace falta venir aquí, a recibir la unción gnóstica, porque todos nosotros necesitamos de los átomos del Cristo Cósmico. Todos nosotros estamos pesados, torpes; necesitamos un auxilio especial, y ese nos lo puede dar el Crestos, en cada átomo que llevemos al interior de nuestros cuerpos.

Conferencia de Samael Aun Weor

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