Tez azulLos hombres azules

En una revista que encontramos en circulación dentro del Distrito Federal, hallamos el siguiente relato: En 1960, una revista científica soviética, apoyándose en los relatos del historiador egipcio Maneton y del griego Herodoto, así como en las inscripciones al enigma de la Atlántida y a la venida de seres extraterrestres, la pregunta que se hacían era ésta: “

¿Fueron los atlantes un pueblo de tez azulada?” Dicen algunas tradiciones que los atlantes fundaron la civilización egipcia y que los jefes más antiguos de las dinastías eran atlantes de raza pura.

Los artistas egipcios, que reprodujeron cuidadosamente los objetos? en sus murales y respetaron los colores, ¿cómo pintaron a sus dioses?

 Osiris tenía el rostro verde (por ser Dios de la vegetación que renace); Thot estaba pigmentado de verde o de azul pálido, y Amón y Shu eran francamente azules. ¿Por qué formaba este color parte de los dioses egipcios? Sólo puede contestarse de una manera: eran descendientes de un pueblo de piel azul” 

“Deberíamos creer que Osiris y Thot, que llegaron a Egipto procedentes de un país de altas montañas, hallaron un llano con clima cálido y mucho sol, y vieron su tez modificada por el sol, que terminó por darles una piel olivácea (azul más amarillo, igual a verde), como suelen tenerla en nuestros días los habitantes del Mediterráneo.”

¿Podría explicarnos usted algo al respecto, Maestro?

R.- Resulta dicho artículo un poco vago y oscuro. Habla sobre la Raza Azul; supone que esta viene de la Atlántida; no niega el origen de la Cultura Egipcia (es obvio que los Hombres Azules son los antiguos constructores de las pirámides)

Sin embargo, algo falla en el artículo (renglones arriba citados y puestos entre comillas) Permítasenos la libertad de disentir. Necesitamos enfatizar el hecho concreto de que los Hombres Azules jamás vinieron del continente atlante. Algunos suponen que los Hombres Azules vinieron de Venus, y no está de más citar otro aparte del citado artículo: “recordemos los extraordinarios acontecimientos sucedidos en tiempos remotos en Venus, que fueron anotados por los astrónomos de la antigüedad.

El propio San Agustín afirma que Castor, el Rodio, dejó escrito el relato de un prodigio asombroso sucedido en ese planeta, que de pronto cambió de tamaño, de color y hasta de órbita en torno al sol, al mismo tiempo que perdía satélites. Este hecho sin precedentes debió suceder en tiempos del rey Ogygés, fundador de Tebas, como aseguran Adrasto, Cyzicenio y Dies, notables matemáticos de Nápoles”.

¿Qué sucedió en Venus para que parte de su población huyera precipitadamente rumbo a la Tierra? ¿Una colisión? ¿Una explosión nuclear? No podemos decir nada, pero de ser cierta cualquiera de estas hipótesis, tendremos que creer que Venus estuvo ligado a la historia de nuestro planeta, y resulta curioso que los sabios soviéticos insistan en relacionar el misterio de Venus con el de la Atlántida y el Tiahuanaco.”

Como usted verá, querido lector, el autor del artículo mencionado y cuyos apartes fueron transcritos con el propósito de refutarlos, tiene dos opiniones diferentes y ninguna de ellas es verdadera. Aquí en México conocimos el caso de Salvador Villanueva Medina, autor de un libro que titula “yo estuve en el planeta Venus.” Conozco personalmente a este hombre y sé que es sincero, no se trata de ningún charlatán o fantaseador; ha sido rigurosamente examinado por los psiquiatras y los resultados obviamente fueron los de un hombre serio y totalmente equilibrado.

Tal caballero escribió para bien de la humanidad; narró a sus semejantes lo que sucedió; como quiera que era un simple chofer, conduciendo un carro hasta Estados Unidos, hubo de pasar por alguna de esas peripecias. El automóvil se dañó; y los norteamericanos que viajaban con él bajaron del coche abandonándolo, para dirigirse a un pueblo cercano con el propósito de pedir auxilio. Villanueva Medina quedó solo; se metió debajo del carro con el propósito de observarlo y arreglarlo; sintió pasos en la arena; salió de debajo del coche y se encontró con un venusino que platicó con él.

Lo que sucedió después es muy interesante. Lo invitaron y él aceptó. Fue llevado en una nave hasta el planeta Venus, donde conoció una civilización extraordinaria. Después de cinco días fue traído otra vez a la Tierra. La descripción que da Villanueva Medina sobre los hombres de Venus concuerda con la que sobre ellos da Adamski, famoso científico norteamericano. Estatura de los venusinos, promedio, 1.10 Mts, piel blanca rosada; cabellos plateados; hermoso rostro, etc., etc. No vio pues Villanueva Medina, Hombres Azules en el planeta Venus. Así pues, tal hipótesis también queda descartada.

¿De dónde vinieron entonces los Hombres Azules? Existieron, es ostensible; muchas personas así lo afirman, mas las gentes desconocen su origen. Nosotros aseveramos solemnemente diciendo: los Hombres Azules vinieron de la Galaxia Azul. No hay duda de que ellos crearon las poderosas civilizaciones de Egipto, Caldea, Asiria, Babilonia, etc., etc.

¿Podría usted decirme a qué vinieron, con qué finalidades y para qué vinieron? R.- Con el mayor placer daré respuesta al caballero; mucho me agrada su pregunta. Permítaseme informarle sobre la Fraternidad Cósmica Universal; así como existe ayuda mutua entre personas buenas, así también la hay entre planeta y planeta y entre galaxia y galaxia.

Los Maestros de la Galaxia Azul, llevados por el Amor Universal, se han preocupado muchísimo por nuestra humanidad terrícola, ayudándonos incesantemente desde la noche más profunda de los siglos. Repito: ellos fueron realmente los que instruyeron a los arquitectos de las pirámides, los que enseñaron la Doctrina Secreta a los atlantes y a los egipcios, los que establecieron los misterios gloriosos de las poderosas civilizaciones de Caldea y de Asiria.

Su labor ha sido maravillosa, formidable; nos han amado de verdad y todavía nos siguen amando, pues aunque parezca increíble, viven en este afligido mundo con el propósito de ayudarnos en la hora crítica que precede al gran cataclismo. Me sorprende usted con su relato.

¿Podría decirme, si viven en este planeta, en qué lugar habitan?

R.- La pregunta que la dama hace es por cierto bastante interesante y bien vale la pena que le demos una respuesta concreta. Tengo que informarle para su conocimiento de que los Hombres Azules viven en una ciudad subterránea bajo los hielos del Polo Sur.

¿Cómo es posible que puedan subsistir a tan bajas temperaturas? ¿Su organismo es diferente al nuestro? ¿Cómo se las arreglan para vivir?

R.- Vamos a contestar las preguntas del caballero. Ruego mayor atención del auditorio. Los organismos de los Hombres Azules son similares a los nuestros; eso es obvio. Quiero que todos ustedes me entiendan; los hombres provenientes de la Galaxia Azul no tienen casa de hielo como los esquimales, ni nada por el estilo; resultaría absurdo pensar que tales criaturas vivieran entre los témpanos de hielo; mejor es comprender que ellos poseen una ciudad subterránea, hecha entre las entrañas mismas de la Tierra.

Si hay hielos encima de las rocas y de la tierra en general, no afectan en nada a la ciudad sumergida. El problema climatológico no existe para los Hombres Azules. Es ostensible que si pudieron conquistar el espacio infinito, poseen adelantos técnicos formidables; no es difícil comprender que ellos han podido crear su propio clima dentro de su misteriosa ciudad.

¿Por qué habiendo otros lugares dentro de nuestro planeta con mejor clima y vegetación escogieron un lugar tan inaccesible? R.- Doy respuesta al caballero. Las tierras del Polo Norte y del Polo Sur, hoy cubiertas de hielo después de la pasada glaciación, en otro tiempo tuvieron poderosas civilizaciones, magníficos climas ecuatoriales y espléndidas ciudades. No se extrañe el caballero de lo que afirmo. Esta ciudad subterránea donde ahora viven los Hombres Azules es antiquísima; fue hecha antes de la pasada glaciación. Esto significa que tal ciudad tiene muchos millones de años de existencia, que deviene de las épocas arcaicas de la Tierra, que siempre fue la morada secreta de los hombres azules.

Como quiera que sea que ellos tienen naves cósmicas con las cuales pueden viajar a través del espacio infinito, es algo palmario y manifiesto el que no sufren por problemas de abastecimiento. Estos hombres azules, Maestro, ¿han llegado alguna vez a salir de su ciudad para convivir con los terrícolas? R.- Vamos a responderle a la distinguida dama. Permítaseme decirle, señorita, que en las épocas de Egipto, Asiria y Babilonia, tales hombres fueron recibidos como verdaderos dioses.

Desgraciadamente estamos en la Edad de Hierro, en la época de la degeneración mundial, y por ese motivo, ellos rara vez se mezclan con las multitudes. Sin embargo, no está de más afirmar que de cuando en cuando alguno de estos hombres extraordinarios convive con las gentes; cierta dama me contó el hecho concreto de que ella había visto a un hombre de tez azul en Buenos Aires, Argentina.

Maestro, ¿estos Hombres Azules tienen alguna misión que cumplir en esta época o en el futuro?

R.- Veo que quien ha hecho la pregunta es un misionero gnóstico internacional y es claro que con el mayor gusto daré respuesta. Los Hombres Azules están auxiliando a la humanidad con procedimientos telepáticos favorables para algunos, y es evidente que dentro de algunos años estos hombres extraordinarios tendrán que lanzarse a la calle públicamente para amonestar a las gentes, para llamarlos al arrepentimiento, para hacerles ver el cataclismo espantoso que se avecina.

Maestro, ¿podría usted decirme qué cantidad aproximada de habitantes existen en esa ciudad azul?

R.- Bien, distinguido caballero, daré respuesta a su pregunta. Permítaseme decirle que yo no los he contado; puedo asegurarle que es una ciudad bastante grande, muy semejante en tamaño a la ciudad de México, con varios millones de personas y muchas casas y calles y avenidas y amplio campo para guardar sus naves. Mas exactamente no sé qué cantidad de gentes viven ahí; por lo menos no se lo he preguntado al rey de la ciudad.

Me asombra mucho que tengan un gobierno monárquico, pero ¿podría usted decirme, dado que ellos son seres iluminados, si el rey que los gobierna es divino? R.- Distinguida señorita, su pregunta es inquietante. Me alegra responderle. A su majestad lo conozco y solemnemente le digo que él pertenece a las Dinastías Solares; se trata de un auténtico iluminado Maestro de perfección, que no necesita de gendarmes ni de soldadesca armada para hacerse obedecer de su pueblo. Todo el mundo lo respeta pues es terriblemente divino.

Maestro, ¿podría decirnos cómo ha hecho usted para ponerse en contacto con dicho monarca? ¿Acaso tiene usted alguna nave cósmica, o qué medio ha utilizado para poder llegar a la Ciudad Azul donde habitan estos seres?

R.- Amable caballero, voy a responder con claridad a su anhelo de inquirir e investigar. Existen procedimientos telepáticos; nadie ignora que mediante la Telepatía uno puede ponerse en contacto con personas que viven en distintos lugares del mundo, aun a remotas distancias; sin embargo, nosotros vamos más lejos todavía en esta cuestión. Tenemos procedimientos secretos por medio de los cuales podemos transportarnos espiritualmente a cualquier lugar secreto, incluyendo, como es lógico, a la ciudad subterránea de los Hombres Azules.

Yo he visitado tal ciudad, no lo niego, y usted y ustedes también pueden hacerlo si conocen nuestros procedimientos; lo interesante es que ingresen a nuestros estudios gnósticos, que estudien nuestros libros, etc. Es claro que al visitar espiritualmente aquella misteriosa ciudad, hube de pedir primero el permiso a su majestad el rey. Sin el permiso de aquel monarca que gobierna la ciudad, no hubiera podido pasearme tranquilamente por las calles maravillosas de aquella misteriosa urbe.

¿Podría explicarnos algo sobre ella? ¿Cómo es y qué tipo de construcción tienen?

R.- Es claro, estimado señor, que aquella ciudad espléndida, construida entre las entrañas mismas de la tierra, es muy diferente a todas las que conocemos actualmente en este afligido mundo en que vivimos.

Un camino serpenteado conduce hasta las puertas de la ciudad. Las calles y avenidas están iluminadas, como es natural, por lámparas maravillosas que hacen de aquella gigantesca caverna algo luminoso y radiante, pues parece aquello un día espléndido. Podría decir que manejan ellos la luz y las tinieblas en forma perfecta. Tienen 70 espléndidas salas distribuidas en los distintos lugares de la ciudad; en tales recintos celebran sus asambleas, o realizan sus estudios.

¿Qué clase de estudios hacen estos seres? R.- Es natural, distinguida señorita, que sus estudios son de tipo avanzado. Se trata de ciencias cósmicas, elevados asuntos espirituales, naturaleza, etc., etc. No está de más decirle que dentro de esa gran urbe mística e inefable resplandece la Esfinge, símbolo viviente de la sabiduría Iniciática.

¿Podría decirme cómo se visten, y cuál es su medio de transporte dentro de la ciudad?

R.- Quiero informarle a usted, buen amigo, que los miembros de aquella raza azul visten ciertamente con elegancia y distinción. Usan hermosas túnicas de estilo antiguo, bellos mantos, sandalias de estilo muy clásico, etc., van y vienen por las calles de la ciudad a lo largo de las aceras o banquetas; son de mediana estatura y hermoso continente. Se transportan a pie o en carros distintos a los que nosotros conocemos, propulsados por energía eléctrica.

¿Nos podría explicar, Maestro, qué tipo de alimentación tienen y de dónde la consiguen?

R.- Su pregunta es ciertamente muy interesante. Es obvio que ellos tienen que comer para vivir; su alimento básico son las algas marinas; las recogen del fondo de los océanos de todo el planeta Tierra; sus naves les permiten transportarse a donde quieran en el tiempo y en el espacio; empero, es claro que de su galaxia traen muchos otros alimentos con los cuales se nutren; téngase en cuenta que ellos no están presos dentro de la ciudad, que poseen libertad para viajar en sus naves a donde quieran; eso es todo.

¿Podría usted decirnos qué clase de moneda usan o si no tienen? R.- ¡Oh! Señorita, los hombres auténticos, los hombres cósmicos no necesitan de dinero para poder vivir. Ellos tienen sistemas, métodos económicos inmensamente superiores a los de nosotros, pobres animales intelectuales de la Tierra.

¿Cuál es el mensaje que tienen para la humanidad terrícola, en la época actual, los Hombres Azules?

R.- Bondadoso caballero, su pregunta es formidable, y es claro que paso a responderle. Una dama azul que permanece siempre junto al rey me dijo lo siguiente: “El planeta Tierra va a ser destruido; las gentes que habitan en la superficie de la Tierra creen que todas esas ciudades y cosas materiales que poseen les van a durar toda la vida; se apegan a las cosas y eso es absurdo, porque todo lo que tienen va a ser destruido.”

De acuerdo a lo que nos acaba de comunicar, ¿sería preferible ya no dedicarnos a conseguir ningún objeto material? R.- Su pregunta es inquietante. Permítame, buen amigo, decirle que debemos vivir de acuerdo con la Ley de la Balanza; no revolcarnos entre el lodo de la riqueza ni tampoco entre el lodo de la miseria.

Debemos tener las cosas necesarias para la vida, pero no apegarnos jamás a ellas, recuerde usted los últimos días de Pompeya; las gentes entonces trataban de huir con sus tesoros, apegados a todas sus propiedades, y perecieron. Las excavaciones demuestran que los habitantes de Pompeya, en su mayoría, fueron aplastados por las ruinas de la ciudad o por las piedras del Vesubio. 

Los Hombres Azules cumplirán una gigantesca misión mundial en los momentos más espantosos que se avecinan; ellos lucharán por hacernos volver a la divinidad; ellos se preocuparán por mostrarnos el camino de salvación.

Samael Aun Weor "Mirando al Misterio" (Capitulo XV)

Añadir un comentario