La ley de eterno retorno de todas las cosas
Vamos a comenzar la plática de esta noche, espero que todos pongan el máximum de atención. Voy a hablar hoy sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte; ése es el objetivo claro de esta plática. Vamos a hacer una plena diferenciación entre lo que es la LEY DEL ETERNO RETORNO de todas las cosas, la LEY DE LA TRANSMIGRACIÓN de las Almas, la LEY DE LA REENCARNACIÓN, etc…
Ha llegado el momento de desglosar ampliamente todas estas cosas, a fin de que los estudiantes se mantengan bien informados. Es obvio, que lo primero que uno necesita saber en la vida es de dónde viene, para dónde va, cuál es el objeto de la existencia, para qué existimos, por qué existimos, etc., etc., etc. Incuestionablemente, si queremos nosotros saber algo sobre el destino que nos aguarda, sobre lo que es la vida en sí, se hace indispensable, primero que todo, saber qué es lo que somos; eso es urgente, inaplazable, impostergable.
El CUERPO FÍSICO, en sí mismo, no es todo. Un cuerpo está formado por órganos y cada órgano está compuesto por células; a su vez, cada célula está compuesta por moléculas y cada molécula por átomos. Si fraccionamos cualquier átomo, liberamos energía. Los átomos, en sí mismos, se componen de iones que giran alrededor de los electrones, de protones, de neutrones, etc., etc., etc., todo eso lo sabe la Física Nuclear.
En última instancia, el cuerpo físico se resume en distintos TIPOS Y SUBTIPOS DE ENERGÍA, y eso es interesantísimo. El mismo pensamiento humano es energía; del “neopallum” del cerebro salen determinadas ondas que pueden ser registradas sabiamente. Ya sabemos que los científicos miden las Ondas Mentales con aparatos muy finos y se les cataloga en forma de microvoltios…, microvoltios. Así pues, en última instancia, nuestro organismo se resume en distintos tipos y subtipos de energía.
La llamada “MATERIA” no es más que energía condensada; por eso dijo Albert Einstein: “Energía es igual a masa, multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado”; también afirmó en forma enfática “la masa se transforma en energía, la energía se transforma en masa”. Así que, en última síntesis, la llamada “materia” no es más que energía condensada. El cuerpo físico tiene un FONDO VITAL ORGÁNICO; quiero referirme, en forma enfática, al “LINGA SHARIRA” de los Teósofos, la condensación bio termo electromagnética. Cada átomo del Cuerpo Vital penetra dentro de cada átomo del cuerpo físico, y lo hace vibrar y centellear.
El doble vital o Cuerpo Vital, es realmente una especie de doble orgánico. Si por ejemplo, un brazo de ese doble vital se sale del brazo físico, sentimos que la mano se nos duerme, que el brazo se nos duerme; pero al volver ese brazo vital a entrar dentro del brazo físico, al penetrar cada átomo del Cuerpo Vital dentro de cada átomo del cuerpo físico, se produce una vibración: La vibración ésa que siente uno cuando se le duerme un brazo y quiere uno despertarlo (una especie de “hormigueo”, por decirlo así).
Y bien, si se le sacara definitivamente el Cuerpo Vital a una persona física y no se le volviese a traer, moriría la persona física. Así que resulta interesante esto del Cuerpo Vital; sin embargo, tal “cuerpo” no es más que la sección superior del cuerpo físico, es, dijéramos, la parte tetradimensional del cuerpo físico. Los Vedantinos consideran al Cuerpo Vital y al Físico como un todo, como una unidad.
Un poco más allá, pues, de este cuerpo físico con su asiento vital orgánico, tenemos nosotros al EGO. En sí mismo, el Ego, es una suma de diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos; es obvio que a tales “elementos” les denominamos ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc., etc., etc. “Son tantos nuestros defectos, que aunque tuviésemos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no acabaríamos de enumerarlos a todos cabalmente”. Así pues, que el Ego no es más que eso…
Hay gentes que entronizan al Ego en el corazón, que le hacen un altar y le adoran; son equivocados sinceros que suponen que el Ego en sí mismo es Divinal, y en esto están perfectamente equivocados. Hay quienes dividen al Yo en dos: YO SUPERIOR y YO INFERIOR y quieren que el Yo Superior controle al Yo Inferior. No quieren darse cuenta esas gentes, no quieren darse cabal cuenta tales personas de que “sección superior” y “sección inferior” de una misma cosa, pues son la misma cosa.
El Yo, en sí mismo, es tiempo, el Yo en sí mismo es un libro de muchos tomos; en el Yo están todas nuestras aberraciones, todos nuestros defectos, aquello que hace de nosotros verdaderos “animales intelectuales” en el sentido más completo de la palabra.
Algunos dicen que el Alter-Ego es Divino y le adoran; es otra forma, pues, de buscar escapatorias para salvar al Yo, para divinizarlo, porque el Yo es el Yo, y eso es todo. “La MUERTE, en sí misma, realmente, es una resta de quebrados: Terminada la operación matemática, lo único que continua son los Valores”. Estos “VALORES” son positivos y negativos también; los hay buenos y malos. La Eternidad se los traga, los devora. En la Luz Astral, los Valores se atraen y repelen, de acuerdo con las Leyes de la Imantación Universal. Los Valores son los mismos elementos inhumanos que constituyen el Ego; estos elementos a veces chocan entre sí, o simplemente se atraen o repelen.
“La muerte es el regreso al punto original de partida. Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no trabaja su propia vida, si no trata de modificarla, obviamente, está perdiendo el tiempo miserablemente”, porque un hombre no es más que eso, lo que es su vida. Nosotros debemos trabajar nuestra propia vida para hacer de ella una Obra Maestra.
La VIDA es como una película; cuando termina la película, nos la llevamos para la Eternidad; EN LA ETERNIDAD REVIVIMOS NUESTRA PROPIA VIDA que acaba de pasar. Durante los primeros días, el desencarnado, el difunto, suele ver la casa donde murió y hasta habita en ella. Si murió, por ejemplo, de 80 años de edad, seguirá viendo a sus nietos, sentándose a la mesa, etc.; es decir, el Ego estará perfectamente convencido de que todavía está vivo, y no hay nada en la vida que logre convencerlos de lo contrario.
Para el Ego nada ha cambiado, desgraciadamente; él ve la vida como siempre: Sentado, por ejemplo, ante la mesa del comedor, pedirá sus alimentos acostumbrados. Obviamente, no lo verán sus dolientes, pero el SUBCONSCIENTE sí (de sus familiares), responderá; ese Subconsciente pondrá en la mesa los indicados alimentos. Es obvio que no va a poner alimentos físicos, porque eso sería imposible, pero sí pone formas mentales, muy similares a las de los alimentos que el difunto acostumbraba a consumir.
Puede ver un velorio, el desencarnado; jamás supondría que ese velorio tenga algo que ver con él, más bien piensa que tal velorio corresponde a alguien que murió, a otra persona, más nunca creería que correspondería a él. Él se siente tan vivo, que ni remotamente sospecha su defunción.
Si sale a la calle, verá las calles tan absolutamente iguales, que nada podría hacerle pensar que ha sucedido algo. Si va a una Iglesia, verá allí al cura diciendo misa, asistirá al rito y muy tranquilo saldrá de la Iglesia, perfectamente convencido de que está vivo, nada podría hacerle pensar que ha muerto. Aun más, si alguien le hiciese tamaña afirmación, él sonreiría escéptico; incrédulo, no aceptaría la afirmación que se le hiciese. Tiene que revivir en el MUNDO ASTRAL (el difunto), toda la existencia que acaba de pasar, pero la revive en una forma tan natural y a través del tiempo, que el difunto, identificado con la misma, de verdad saborea cada una de las edades de la vida que terminó.
Si era de 80 años, por ejemplo, por un tiempo estará acariciando a sus nietos, sentándose a la mesa, acostándose en su consabida cama, etc., pero a medida que va pasando el tiempo, él va adaptándose a otras circunstancias de su propia existencia. Pronto se sentirá viviendo la edad de los 79 años, o de los 77, o de los 60, etc.; y si vivió en otra casa, a la edad de 60 años, pues se verá viviendo en aquella otra casa y dirá lo mismo que dijo, y hasta su aspecto psicológico asumirá el aspecto que tenía cuando era de 60 años.
Y si vivió a la edad de 50 años en otra ciudad, pues a esa edad se verá en esa ciudad reviviendo en esa otra casa y así sucesivamente, al tiempo que su aspecto psicológico, su fisonomía, va transformándose, de acuerdo con la edad que tenga que revivir. A la edad de 20 años, por ejemplo, tendrá exactamente la fisonomía que tuvo cuando era de 20 años, y a la edad de 10 años se verá hecho un niño y cuando llegue el instante, pues, en que haya terminado de revisar su existencia pasada, su vida toda habrá quedado reducida a sumas y restas, y operaciones matemáticas; esto es muy útil para la Conciencia.
En estas condiciones, el difunto tendrá, prácticamente, que presentarse, pues, ante los TRIBUNALES DE LA JUSTICIA OBJETIVA o de la JUSTICIA CELESTIAL; tales Tribunales son perfectamente distintos a los de la Justicia Subjetiva o Terrenal. En los Tribunales de la Justicia Objetiva solo reina, de verdad, la Ley y la Misericordia, porque es obvio que al lado de la Justicia siempre está la Misericordia. TRES CAMINOS SE ABREN ANTE EL DIFUNTO: El primero, unas VACACIONES en los Mundos Superiores (este camino es para las gentes que se lo merecen de verdad); el segundo, pues, RETORNAR en forma mediata o inmediata a una nueva matriz; tercero, descender en los Mundos Infiernos hasta la “MUERTE SEGUNDA” de que habla el Apocalipsis de San Juan y el Evangelio del Cristo.
Obviamente, quienes logran el ascenso a los Mundos Superiores, pasan por una temporada de gran Felicidad. Normalmente el Alma (o lo que dijéramos la Conciencia), se encuentra embotellada entre el Yo de la Psicología Experimental, entre el Ego, que como ya les dije a ustedes, es una suma de distintos elementos inhumanos.
Mas sucede que aquellos que suben a los Mundos Superiores, abandonan al Ego temporalmente; en estos casos el Alma o Conciencia, o Esencia (o como queramos llamarla), sale dentro de ese calabozo, horrible que es el Ego, el Yo, para ascender al famoso “DEVACHAN” de que nos hablaran los Indostanes (una Región de Felicidad inefable en el MUNDO DE LA MENTE Superior del Universo), allí se goza de una auténtica Felicidad; allí se encuentran los desencarnados con sus familiares que abandonaron a tiempo; encuentran, dijéramos, lo que podríamos decir el Alma de ellos.
Posteriormente, la Conciencia, Esencia o Alma (o como queramos llamarle), abandona también el Mundo de la Mente para entrar en el MUNDO DE LAS CAUSAS NATURALES. El Mundo Causal es grandioso, maravilloso; en el Mundo Causal resuenan todas las armonías del Universo, allí se sienten, en verdad, las melodías del Infinito. Sucede que en cada planeta hay múltiples sonidos, pero todos ellos entre sí, sumados, dan una NOTA SÍNTESIS, que es la Nota Clave del planeta. El conjunto de Notas Clave de cada mundo, resuena maravillosamente entre el coral inmenso del espacio estrellado, y esto produce un gozo inefable en la Conciencia de todos aquellos que disfrutan la dicha en el Mundo Causal.
También encontramos, en el Mundo de las Causas Naturales, a los SEÑORES DE LA LEY, los que castigan y premian a los pueblos y a los hombres, Encontramos, en el Mundo de las Causas Naturales, a los verdaderos Hombres, a los HOMBRES CAUSALES; allí los hallamos, trabajando por la Humanidad. Encontramos en el Mundo de las Causas Naturales a los PRINCIPADOS, a los Príncipes de los Elementos, a los Príncipes del Fuego, del Aire, de las Aguas y de la Tierra. La vida palpita, intensivamente, en el Mundo de las Causas Naturales. El Mundo Causal es precioso en sí mismo; un azul profundo, intenso, como el de una noche llena de estrellas e iluminada por la Luna, resplandece, pues, incesantemente, en el Mundo de las Causas Naturales.
No quiero decir que no hayan otros colores; sí los hay, pero el color básico, fundamental, es el azul intenso, profundo, de una noche luminosa y estrellada… Quienes viven en esa región, son felices en el sentido mas trascendental de la palabra; pero todo premio a la larga se agota, cualquier recompensa tiene un límite, y llega el instante, claro está, en que el Alma que ha entrado en el Mundo Causal debe retornar, regresar y descenderá inevitablemente, para meterse nuevamente dentro del Ego; dentro del Yo de la Psicología Experimental.
Posteriormente, esa clase de Almas vienen a impregnar el huevo fecundado, para formar un nuevo cuerpo físico; se reincorporan en un nuevo cuerpo físico, vuelven al mundo… Otro es el camino que aguarda a los que descienden a los MUNDOS INFIERNOS; se trata de gentes que ya cumplieron su tiempo, su ciclo de manifestación, o que fueron demasiado perversas; tales gentes involucionan, indubitablemente, dentro de las entrañas de la Tierra.
El Dante Alighieri nos habla, en su “Divina Comedia”, de los Nueve Círculos Dantescos y él ve esos Nueve Círculos dentro del interior de la Tierra. Nuestros antepasados de Anáhuac, en la Gran Tenochtitlán, hablan claramente del “MICTLÁN” (es la Región Infernal, que ellos también ubican en el interior mismo de nuestro globo terrestre). A diferencia, pues, de algunas otras sectas o religiones, para nuestros antepasados de Anáhuac (como hemos visto en su Códices), el paso por el Mictlán es obligatorio y lo consideran, sencillamente, como un “Mundo de Probación”, donde las Almas son probadas y si logran pasar por los Nueve Círculos, incuestionablemente ingresarán al Edén, o sea, al Paraíso Terrenal.
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