Salir al astral

Aquellos que dicen que «el desdoblamiento de la personalidad humana es peligroso», que «uno al estar ausente del cuerpo llega otro y se lo invade», etc., están muy equivocados. Esos que así hablan, sucede que todas las noches se salen de su cuerpo.

Desdoblarse intencionalmente equivale a darse uno cuenta de sus propias funciones naturales y cooperar con la Naturaleza. El desdoblamiento no puede ser peligroso jamás". En el pasado, todos los hombres sabios abandonaban la densa forma para viajar consciente y positivamente en el espacio infinito, entonces platicaban con los Dioses Santos y recibían maravillosas instrucciones.

Hay que dejar la teoría, e ir a la práctica. No merece la pena perder el tiempo teorizando. Es necesario desarrollar nuestras facultades perdidas, naturales en otros tiempos. Es necesario aprender a salir en cuerpo astral. La clave para salir al mundo Astral, fuera del cuerpo físico está en esos instantes de transición que existe entre la Vigilia y el Sueño, que es cuando podemos escapar del cuerpo de carne y hueso.

Esto es muy importante: Cuando ya nos sintamos en ese estado de lasitud propia del sueño, o bien favorecida por las técnicas que se exponen a continuación, al empezar en nuestras mente las primeras imágenes ensoñativas, es necesario vencer la pereza, y sintiéndonos como un fantasma sutil y delicado, es necesario levantarnos de nuestra cama y comprobar que nos encontramos en el Mundo Astral.

Este "levantarse" tiene que ser físicamente. No es suficiente imaginar que nos levantamos. Hay que hacerlo realmente. En las primeras ocasiones nos levantaremos, posiblemente, con el cuerpo físico. Pero llegará un momento en que ya en el estado de vibración adecuado solo se levantará el cuerpo astral, quedándose el cuerpo físico en la cama.

Y para discernir si nos encontramos en el Mundo físico o en el Astral, usaremos las técnicas comentadas en el apartado del Mundo Astral: Tratar de estirarnos fuertemente de un dedo. Si estamos en la dimensión Astral se alargará. Si no, no se alargará. O tratar de flotar dando pequeños saltitos. O tratar de atravesar una pared u objeto. Estos fenómenos solo podemos realizarlos en el Mundo Astral, y pueden servirnos para discernir si la experiencia ha sido exitosa o debemos continuar con la práctica.

Quienes aún no hayan perdido la facultad de salir en Astral, podrán conseguirlo con la simple auto-observación del proceso del sueño. Dejar que el cuerpo se duerma, pero no la Conciencia. Y cuando esto ocurra, es la hora de levantarse y conocer el Astral. Para quienes no tenemos desarrollada dicha facultad, podemos ayudarnos con técnicas que favorezcan tomar conciencia de este proceso que vivimos inconscientemente cada noche...

Cada uno debe elegir el método que mejor le convenga. No dejen que le pase lo que al cazador que va al campo y le salen muchas liebres y no caza ninguna. Es necesario elegir un método, el que más les guste, pero hay que ponerlo en práctica, eso es lo que cuenta. Muchos triunfan inmediatamente, y otros tardan meses, y hasta años enteros para aprender. En todo caso, la tenacidad vence.

CLAVES PARA SALIR EN ASTRAL Existen otras formas para entrar conscientemente al mundo Astral. Y de ellas aquí exponemos las que conocemos. Los Mantras, o palabras de poder, nos permiten desarrollar esa facultad para desdoblarse voluntaria y positivamente en Astral. Las vibraciones de esas palabras, de esas letras, de esas múltiples combinaciones de sonidos, despiertan los poderes latentes del ser humano.

EL MANTRA "FARAON" Uno de los un mantras para el desdoblamiento Astral es el mantra FARAON (que se pronuncia FARRAON). Acostados boca arriba, se levantan las rodillas y se apoyan las plantas de los pies sobre la cama. Pero si nos es incómodo o difícil adormecernos en esta postura, simplemente acostarse boca arriba. Entonces en el momento de repetir el mantra FARAON, así: FAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRAAAAAAAOOOOOONNNNNNNN...

Se repite este mantra, muchísimas veces. Se puede vocalizar en voz alta o mentalmente. Es necesario adormecerse pronunciando este mantra, conservando las rodillas levantadas, si es posible. Conforme vaya llegando el adormecimiento se deben imaginar vivamente las pirámides de Egipto y pasar al proceso del levantamiento. EL SONIDO "ANAHAT" Dentro del cerebro humano, en el interior de sus celdillas resuena incesantemente, la "sutil voz". Es un sonido silbante, agudo: Es el "canto del grillo", el silbo de la serpiente, el sonido Anahat, la voz de Brahma.

Tiene diez tonalidades que el teúrgo debe aprender a escuchar. La mente debe absorberse en ese sonido como abeja en el néctar de las flores. Aquel que desee escuchar el sonido Anahat, debe vaciar la mente, tener la mente quieta, no aquietada; repetimos, quieta. El que intente y se proponga escuchar ese místico sonido, es necesario que mantenga la mente en silencio, no silenciada; repetimos, en silencio. Hay que distinguir entre una mente que está quieta, porque ha comprendido que es inútil pensar y una mente aquietada artificialmente. No es lo mismo una mente que está en silencio natural, espontáneamente, y una que está silenciada a la fuerza, violentamente.

Cuando la mente está quieta, en profundo silencio, escucharemos, inevitablemente, el sonido del grillo: un sonido sutil, agudo, penetrante. Aún más, si el Alma se absorbe en este místico sonido, se pueden abrir las Puertas del Misterio. Cuando nos vayamos sintiendo más y más ligeros, en esos, instantes es necesario levantarse del lecho, instintivamente, comprobar que estamos en Astral y salir de nuestra casa para dirigirnos a los Templos de la Logia Blanca, o a cualquier lugar del Universo.

EL MANTRA "LA-RA" Otro mantra para adormecerse vocalizando, es el mantra LA-RA, (pronunciando LARRA). Este mantra se dice mentalmente alargando la vocalización: LAAAAAAAAAA-RRRRRRRRAAAAAAAAAA... En todas estas prácticas es necesaria la tenacidad, sobre todo cuanto más hayamos perdido nuestra capacidad de salir en Astral. Se vocaliza mentalmente, adormeciéndose. Esas dos sílabas tienen el poder de hacer vibrar intensamente las energías. Entonces, comenzará a oírse internamente el sonido del "canto del grillo", el Anahat. Podemos oírlo incluso como una "S" SSSSSSSSSSSSSSSS....

No hay que asustarse con el mágico sonido Anahat, sino graduar el volumen. Se puede darle mayor resonancia con la voluntad, y cuando ya esté el sonido vibrando muy intensamente, cuando tenga ya una gran resonancia hay que aprovechar: hay que levantarse de la cama.

MANTRA "EGIPTO" El nombre oculto del cuerpo Astral es ZAPHNATH PAANEAH. El nombre del cuerpo Astral consta de dos nombres compuestos. El primero es Zaphnath. Ese mantra corresponde a nuestro Astral Inferior. La segunda palabra, Paaneah es el Hijo, nuestro Crestos Intimo, que enlaza nuestra personalidad física con la inmanencia suprema del Padre Solar. Es necesario adquirir el poder de salir en cuerpo Astral cuando se ha perdido. Ese poder se adquiere vocalizando diariamente por una hora el mantra EGIPTO.

La vocal "E", hace vibrar la glándula tiroides, y le confiere al hombre el poder del oído oculto. La "G". Despierta el chacra del hígado, y cuando ya este chacra ha llegado a su pleno desarrollo, entonces el hombre pueda entrar y salir del cuerpo cada vez que quiera. La vocal "I" combinada con la letra "P" le desarrolla al hombre la clarividencia y el poder para salirse en su cuerpo Astral, por la ventana de Brahma, que es la glándula pineal la letra "T" golpea sobre la vocal "O", íntimamente relacionada con el chacra del corazón, y así tiene el hombre el poder para desprenderse de este plexo y salir en cuerpo Astral. La pronunciación correcta del mantra es así: EEEEEEEGGGGGGGIIIIIIIIIIPPPPPPTOOOOO.....

Aquellos que no pueden salir en cuerpo Astral con los mantras, es porque no tienen ese poder y entonces deben adquirirlo, primero vocalizando durante una hora diaria el mantra EGIPTO. Este mantra desarrolla totalmente los chacras relacionados con el desdoblamiento del cuerpo Astral, y así se adquiere el poder para entrar y salir del cuerpo físico a voluntad.

EL DISCERNIMIENTO Otra clave, que también ha dado muy buen resultado para "salir en Astral", es la del DISCERNIMIENTO. El poder estar en estado de auto-observación durante el día ayuda de manera clara durante la noche. Si sabemos quienes somos, que hacemos y donde estamos (incluyendo la dimensión en la que nos encontramos) en estado de "vigilia", eso mismo ocurrirá durante la noche, y aunque no saliéramos conscientemente en Astral desde un principio, podemos darnos cuenta de estamos en esta dimensión e investigar como si lo hubiéramos conseguido desde un principio.

Durante el día vamos por la calle, por ejemplo, y de pronto nos encontramos con un amigo que hace muchos años no veíamos. En tal caso debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Será que estoy en Astral? ¿Estaré fuera de mi cuerpo?

Entonces demos un saltito con la intención de flotar. Es claro que si flotamos, es porque estamos en el Astral. O bien, podemos estirarnos de un dedo. Si estamos en astral, el dedo se alargará. Si vamos por la calle, por ejemplo, y de pronto nos encontramos con una multitud, tratemos de auto observarnos un poquito. Entonces debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Será que estoy en Astral? Y enseguida hagamos los ensayos. Si vemos una vitrina en algún almacén, un objeto curioso, hagamos la pregunta: ¿Estaré en Astral?

En las horas de sueño normal, uno vive en los Mundos Internos con la Conciencia dormida. Allí vemos a los carpinteros en sus carpinterías, a los vendedores de productos mercantiles en sus almacenes, a los chóferes conduciendo sus coches, o sus máquinas, etc., y todos están convencidos completamente de que están en el mundo físico. Si alguien pregunta, a alguna persona de esas: ¿En qué mundo se encuentra? ¿Dónde cree que está?.. Siempre contestan que "en carne y hueso", y si se les dijera que están en Astral, nunca se lo creerían. Si despertásemos la Conciencia, en los Mundos Internos también estaríamos Despiertos y todo sería completamente diferente.

Cuanto más nos hagamos la pregunta de en que dimensión estamos comprobándola, bien estirándonos de un dedo, dando un saltito para flotar o tratando de atravesar con un dedo un objeto (según las circunstancias externas) el resultado es que por la noche haríamos lo mismo en el Mundo Astral, y así nos daríamos cuenta de donde estamos. Al hacerlo durante el sueño se activa la Conciencia y entonces se pueden visitar voluntariamente los Templos de la Logia Blanca, se pueden invocar a los Ángeles, consultar los Archivos Akásicos, etc. Para invocar a los ángeles o a los Maestros debe hacerse igual que al invocarlos en el mundo físico. Otros mantras para salir en Astral:

EFRAIM: EEEEFRAAAAIIIIMMM... TAIRERE: TAIREREEEE... (Reduciendo poco a poco el sonido de la E) RUSTI: RUUUUSTIIIII... "S": SSSSSSSSSSSSSS.... Estos mantras se pueden hacer tanto verbalmente como mentalmente. También pueden invocar a los seres Inefables para que ellos os enseñen a "salir en Astral". Pueden invocar, por ejemplo, a HARPOCRATES, y podéis estar seguros que os enseñará a '"salir en Astral". Del mismo modo se puede orar fervientemente a la Divina Madre, o aspecto femenino de la Divinidad, para que nos saque conscientemente en Astral y seremos ayudados.

LEVITACIONES MÍSTICAS Indubitablemente, es la Cuarta Coordenada el mismo Híper-Espacio de la Geometría, mediante el cual es posible realizar actos sobrenaturales, como son: la desaparición de un cuerpo en el espacio tridimensional de Euclides, o la salida de un objeto cualquiera del interior de una caja herméticamente cerrada.

Ostensiblemente se ha demostrado que cuando un electrón y un positrón se aniquilan para liberar energía, dos granos de luz aparecen, o más exactamente: dos rayos Gamma. Estos se hallan íntimamente relacionados entre sí, y cuando uno de ellos sufre una transformación, el otro recibe inevitablemente su influencia, sin que ningún nexo físico ordinario exista entre los dos fotones Gamma; obsérvese la semejanza de este fenómeno con aquellos que estudia la Parapsicología.

Las experiencias que han verificado el crudo realismo de este fenómeno, secuencialmente vienen a demostrar la existencia de la Cuarta Dimensión. Incuestionablemente, los variados fenómenos de levitación auténtica, fueron siempre posibles mediante el agente extraordinario de la Cuarta Vertical. No está de más afirmar, en forma enfática y sin mucha prosopopeya, que la levitación mística es una elevación inusitada del cuerpo físico por encima del suelo. Como quiera que muchas gentes no conocen ni el “abecé” de esta cuestión, conviene citar a varios anacoretas que ante diversos públicos levitaron.

Empecemos con San Esteban, Rey de Hungría, ínclito señor medieval, muerto en el año 1.038, quien flotara en el aire una noche, cuando oraba en su tienda. Continuemos con San Dunstan, Arzobispo de Canterbury, perínclito varón de Dios, quien precisamente el día de la Ascensión de Dios 17 de mayo de 988, se elevará milagrosamente hasta la majestuosa bóveda de la catedral.

Siguen, en orden sucesivo, varios esclarecidos cenobitas e insignes damas de reconocida santidad. Veamos: San Ladislao de Hungría 1.041-1.095, renombrado anacoreta, quien en histórica noche flotara sobre el suelo, mientras oraba en el famoso Monasterio de Varazdin. Santa Cristina 1.150-1.224, la admirable. Ilustre mística que habiendo sido ya dada por muerta, se elevara deliciosamente hasta la bóveda de la Iglesia en pleno servicio fúnebre.

Santa Isabel de Hungría, insigne matrona; San Edmundo, Santa Lutgarda  afamada religiosa, el bienaventurado Guilles de Santarem, la misteriosa Margarita de Hungría, la espiritual Santa Dulcelina, el preclaro Santo Tomás de Aquino famoso Señor de Sabiduría, Santa Agnés de Bohemia y muchos otros que sumergidos dentro de la Cuarta Dimensión, flotaban durante el éxtasis. ¡Elevaciones extraordinarias, mágicos vuelos, salidas rápidas en vertical; suspensiones, ascensiones, pasadas, transportes, circuitos aéreos a gran altura: éxtasis, júbilo y arrobamiento!

Dice la leyenda de los siglos y esto lo saben los divinos y los humanos, que cuando nuestro hermano Francisco de Asís 1.186 - 1.226 llegó al ocaso de su vida, se multiplicaron sus éxtasis en el Monte Averno. Su bien amado discípulo, el hermano León, quien dichoso le llevaba alimentos, le encontraba siempre en estado de arrobamiento fuera de su gruta, a buena altura, flotando sobre la perfumada tierra. A veces llegaba hasta la hayas, desaparecía de la vista, se iba por entre la Cuarta Coordenada.

Y prosiguiendo con esta temática místico-científica, no está de más citar también a Santa Catalina de Ricci 1.522-1.589, la muy célebre estigmatizada Priora de Prato, quien, cuando en éxtasis entraba, suspendida quedaba en el medio-ambiente circundante. Muchos otros penitentes cenobitas, como San Francisco de Paula, San Francisco de Alcántara, Santo Tomás de Villanova, San Francisco Javier, etc., se desprendían del suelo en sus éxtasis y se mantenían en el aire, ante el asombro extraordinario de la conciencia pública.

Casos famosos y extraordinarios, por lo insólito e inusitado, fueron ostensiblemente, los de esa mística llamada Teresa de Ávila 1.515-1.582, descritos por ella misma con lujo de detalles, explicando dialécticamente cómo el mágico poder inefable la absorbía dentro de la “Dimensión Desconocida” mientras oraba. Entonces flotaba, ante las asombradas religiosas. Cualquier día de esos tantos, no importa cuál, aquélla Santa estaba tan alta, sobre el piso, que no pudieron darle la ostia. La doble levitación de Santa Teresa de Ávila y de San Juan de la Cruz, en el Carmelo de Ávila, causaron estupefacción, asombro general.

Entonces pudo verse, en el espacio, a esos dos místicos en estado de éxtasis. Aquel “monje azul”, otrora conocido con el nombre de José de Cupertino, dicen que se elevó por los aires 70 veces. Este hecho mágico sucedió allá por el año 1.650, motivo por el cual fue canonizado. Cada vez que el mencionado eremita de dulce faz, se desprendía de la dura tierra, profería un clamor. Interrogado por el Cardenal de Lauria sobre este extraño y misterioso grito, en el instante preciso del vuelo, el Santo respondió esotéricamente: “La pólvora, cuando se inflama en el arcabuz, estalla con gran ruido, así también el corazón abrasado por el divino amor. ¡Amén!

Escudriñando viejos manuscritos, con tesón de clérigo en la celda, hemos hallado de la tierra sagrada de los Vedas lo siguiente: “Aquél que meditare en el Centro del Corazón, logrará control sobre el Tatwa Vayú el principio etérico del aire, alcanzará también los “Siddhis” poderes de los Santos, Bazkari, Kechari, Kaya flotar en el aire, meter su Espíritu dentro del cuerpo de otra persona, etc. . Alcanzará el Amor Cósmico y todas las cualidades tattwas divinas”.

El desarrollo substancial del corazón tranquilo, es impostergable e inaplazable cuando se trata de aprender la Ciencia de los Jinas, la Doctrina de la Levitación. Incongruente, inconexo con el “Tertium Organum”, o “Tercer Canon del Pensamiento”, sería el intentar la idoneidad Jina sin haber reducido y vigorizado, previamente, los místicos poderes de los Santos en el corazón tranquilo. Nunca quisiéramos interdecir o vedar las esotéricas prácticas de mágica levitación. Trabucar, aguar, en modo alguno es nuestra intención, sólo proponemos el “sacrificium intellectus” sacrificio del intelecto, si es que anhelamos de verdad, el armonioso desarrollo de los Fuegos del Corazón.

La mente teórica y especulativa se expansiona, extiende y desenvuelve a expensas de las sutiles energías del corazón, y esto es muy lamentable. La cerebración intelectiva-mecanicista succiona, vampiriza sin misericordia alguna los poderes vitales del corazón.

A través de muchos años de constante observación, estudio y experiencia, pudimos verificar, plenamente, que el sujeto pseudo-esoterista o pseudo-ocultista, auto- encerrado dentro de su mundillo, “geldre” o “sauquillo” razonativo-intelectivo, en el terreno levitaciones, práctico, resultaba de hecho un verdadero fracaso. No está de más imitar a José de Cupertino en sus oraciones y sus éxtasis, a fin de que el corazón, “abrazado por el Divino Amor”, se desarrolle armoniosamente, capacitándonos para penetrar conscientemente, con el cuerpo físico, dentro de la Cuarta Vertical, más allá del espacio tridimensional de Euclides.

ESTADOS DE JINAS “Si enfrentamos, a campo través, la historia de los Jinas, hallaremos en el Tíbet Oriental a Milarepa, venerabilísimo y exorable Maestro, ínclito tahar que como cualquiera de los sesenta ancianos de Moktezuma, sabía levitar en la Cuarta Dimensión”. “Perfecto adepto de mágicas facultades, tuvo la gracia de poder atravesar y visitar innumerables Paraísos Sagrados y Cielos de los Budas de Compasión, donde por la virtud de sus omniabsorbentes actos y extraordinaria devoción, los Dioses que rigen esos dichosos lugares le favorecieron, permitiéndole expresarse acerca del Dharma”.

Jesús, el Gran Kabir, sumergido con el cuerpo físico dentro de la Cuarta Vertical, caminó sobre las aguas del mar y esto lo saben los divinos y los Humanos”. “Incuestionablemente, es Felipe el Apóstol Divino del Rabí de Galilea el Bendito Patrón de los Estados de Jinas”. Es pues el caso que pasando mi vida en tantas ocupaciones, hube sin embargo de investigar a fondo los Estados de Jinas. Mirad, señores, si era razón que las razones de este capítulo nos admiran y alegraran, cuando pudimos experimentar en forma directa la existencia real de tierras y gentes Jinas.

“Causará asombro que en el primer tercio del siglo XVIII, cuando ya no reinaban los supersticiosos Felipes, el mismísimo Don Juan de Mur y Aguirre, antes Gobernador de San Marcos de Arichoa, en el Perú, creyera a ciegas en la existencia de múltiples islas misteriosas por todos los mares del mundo”. “Ello se debió a que desde La Gomera y La Palma, enviaban informes más o menos fantásticos al General y a la Real Audiencia, sobre las repetidas apariciones de las soñadas islas, informes que produjeron dice Viera nuevos accesos de fiebre de lo maravilloso en los ánimos, moviéndose a intentar por cuarta vez el descubrimiento de la isla Non-Trabada”.

“Lo cierto es que la Non-Trabada o Encubierta, no se ha vuelto a ver por los mortales desde el siglo XVIII hasta la fecha, porque el escepticismo agresivo que viene reinando en el mundo desde la enciclopedia, no merece otra cosa sino que se haga más tupido y denso el Velo de Maya que a semejantes misterios etéreos, o de la Cuarta Dimensión, recubren”.

“La isla Non-Trabada o Encubierta, mas generalmente conocida por San Borondón dice Benítez en su Historia de las Islas Canarias, es uno de aquéllos países encantados que han preocupado a los modernos, otro tanto que el Vellocino de Oro a los antiguos. Y a fe que tenían poderosas razones para ello, porque efectivamente, desde las islas de La Palma, Gomera y Hierro, se solía ver al Oeste Sur Oeste de la primera, y al Oeste Noroeste de la última, corriendo en dirección Norte a Sur, una como tierra montañosa, que según el cómputo más generalmente admitido, distaría 40 leguas de La Palma, y que podría tener  no sabemos cómo se mediría unas 87 leguas de largo por 28 de ancho, y que, pues a veces se veía desde el Suroeste de Tenerife, podría estar a los 28° y algunos minutos de latitud Norte”.

“El día 3 de abril de 1.570, el doctor Hernán Pérez de Grado, Primer Regente de la Audiencia de Canarias, libró una provisión encomendada a las islas de La Palma, Gomera y Hierro, a fin de que hiciesen una averiguación exacta con cuantas personas hubiesen observado la aparición de semejante tierra, o que por otro cualquier conducto, tuviesen pruebas de su existencia”. Por virtud de semejantes información, depuso en La Palma el piloto portugués Pedro Vello, natural de Setúbal, quien dijo que, a causa de una tempestad, desembarcó en la isla Non-Trabada con dos de su equipaje, y allí contempló tales y cuales maravillas, fenómenos extraordinarios, huellas de gigantes, etc. Luego, al amanecer, se nubló el cielo, sopló horrísono el huracán, y él, temiendo perder su navío, se volvió a bordo más que de prisa”.

“Al instante de zarpar, perdieron de vista la tierra, y luego que éste cesó trataron de tornar a ella, siéndoles de todo punto de vista imposible el descubrirla, por lo que quedaron muy contrariados, especialmente por dos hombres de la dotación que habían quedado abandonados en la espesura de la selva”. Esta verdadera Historia Jinas, que aquí a vuestras mercedes se representa, es sacada al pie de la letra de entre viejos cronicones. Dicen antiguas tradiciones por cierto muy respetables que durante la Edad de Oro del Lacio y de la Liguria, el Rey Divino Jano o Saturno I.A.O., Baco, Jehováh imperó sobre aquellas santas gentes, tribus arias todas, aunque de muy diversas épocas y orígenes. Entonces, como en igual época del pueblo hebreo, podía decirse que convivían, felices, Jinas y hombres.

La Jana, Yana, Gnana o Gnosis, no es sino la Ciencia de Jano, o sea, la Ciencia del Conocimiento Iniciático, la Ciencia de “Enoichion” o “del Vidente”, y las variantes de su nombre son tales que hay en cada lengua una, tales como las de Jan, Chhan o Kan, Dan, Dzan, D ?jan, Jain, Jian, Ioan, Kwan, Swan, Thanos, Thoan, Chohan, etc., todas equivalentes a la más sublime concepción de un Espíritu Planetario, un Nazada o un Kabir, en el sentido más completo de la palabra.

Para mí la Ciencia Jina no es opinión, sino verdad asentada, y si queréis que os la muestre con la experiencia vivida, escuchad con paciencia el subsiguiente relato. Treinta veces había visto caer las hojas de otoño, en mi presente reencarnación, cuando hube de trabajar consciente y positivamente con la Doctrina de los Jinas, o de Jano.

Cualquier noche de maravillas, Litelantes mi sacerdotisa-esposa, me hizo sublime invitación. Encontrábame reposando en el tálamo nupcial, con el cuerpo relajado, boca arriba, en decúbito dorsal. Debo aseverar, con cierta solemnidad y para bien de la Gran Causa, que en esos instantes me hallaba en estado de alerta novedad, de alerta percepción; dormitaba, atento y vigilante, como el vigía en época de guerra. Obviamente anhelaba, con sed infinita, algo extraordinario.

Después de las consabidas invocaciones de rigor, sentí como si otro ser humano se posase sobre mi relajado cuerpo, exactamente sobre aquellas cobijas, frazadas o zarapes que deliciosamente me protegían del frío de la noche. Incuestionablemente, era Litelantes. La reconocí por la voz, cuando en forma vehemente me llamara con mi nombre de pila. Ostensiblemente, aquella Dama- Adepto, mediante la ayuda extra de algunas gentes Jinas, había conseguido meter su cuerpo físico dentro de la Cuarta Dimensión.

“¡Vamos me dijo, vamos, vamos!” y yo, que con ansia infinita siempre había aguardado este instante, presuroso me levanté del lecho. Resulta palmario y evidente que al levantarme así, ayudado, de hecho atravesé la barrera de la velocidad de la luz, quedando entonces de pie junto al lecho de penitente y anacoreta, con el cuerpo físico bien sumergido dentro de la Cuarta Dimensión.

Cualquier gnóstico sincero podría ciertamente hacer lo mismo, si en instantes de empezar a dormitar, se concentrara intensivamente en su Divina Madre Natura particular, individual. Una fórmula mágica, muy especial, es la siguiente: “Creo en Dios, Creo en mi Madre Naturaleza y Creo en la Magia Blanca”. “¡Madre Mía: Llevadme con mi Cuerpo. Amén!” Millares de veces se reza esta oración, en instantes de querer dormitar. Empero, conviene no olvidar aquél dicho vulgar que reza: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

Muy ligeramente adormecidos, levantaos del lecho, suplicando, y luego saltad con la intención de flotar en el ambiente circundante. “Tened fe como un grano de mostaza, y moveréis montañas”. Si no lográis flotar, meteos nuevamente dentro de vuestra cama y repetid el experimento. Muchos triunfan de inmediato y otros tardan meses, y hasta años enteros, para lograr su entrada en los Paraísos Jinas. Después de esta pequeña, pero importante digresión de tipo indicativo, continuemos con nuestro relato:

Salí de mi recámara, con paso firme y decidido; atravesé un pequeño patio, me dirigí a la calle. Cediéndome el paso con mucha reverencia, cierto grupo de damas muy ancianas, se inclinó reverente, ante mi insignificante persona que nada vale, agradecí su especial deferencia. Salí de la ciudad, seguido muy de cerca por aquél grupo de gentes Jinas. Me dirigí hacia las montañas vecinas. Sentí como si me hubiera hundido en un remoto pasado sub-lunar, antiquísimo; comprendí que había penetrado en el Cosmos Inferior.

Se me sometió a pruebas de valor, haciéndome pasar por encima de profundos precipicios. Flotando en el ambiente circundante de la Cuarta Vertical, acompañado por Litelantes y toda la comitiva de gentes Jinas, atravesé el borrascoso océano y llegué a cierto lugar secreto de la vieja Europa. Penetré, valerosamente, en cierto castillo donde hube de contemplar, con asombro, un extraño símbolo bajo el cual había un crucifijo.

El regreso a mi mansión fue relativamente fácil, pues es ley, en la Cuarta Dimensión, que todo regresa a su punto de partida original. Litelantes y yo comentamos muy alegremente todo esto. Obviamente, habíamos logrado un triunfo maravilloso. Días después, continuamos con estos experimentos, aprendimos a meter el cuerpo físico dentro del Cosmos Superior. Hoy, por experiencia directa, sabemos que con la ayuda de la Madre Divina Kundalini, podemos poner el cuerpo físico en estado de Jinas, para viajar por entre el Cosmos de Arriba.

UN RELATO JINA: “El Camarada vestido de blanco”. “El Maestro Adorable, Jesús el Cristo, ha estado muy activo: ha trabajado intensamente, ayudando a la pobre humanidad doliente. El es el Jefe del Movimiento Gnóstico”. “Aunque parezca increíble, el Adorable Salvador del Mundo estuvo trabajando como enfermero, en los campos de batalla, durante la primera y segunda guerra mundial”. Vamos a transcribir el conmovedor relato de Don Mario Rosso De Luna, el insigne escritor teosófico. Este relato lo encontramos en “El libro que mata a la Muerte”, o “Libro de los Jinas”, obra formidable de Don Mario.

Veamos: “Extrañas narraciones llegaban a nosotros en las trincheras. A lo largo de la línea de trescientas millas que hay desde Suiza hasta el mar, corrían ciertos rumores cuyo origen y veracidad ignorábamos nosotros. Iban y venían con rapidez, y recuerdo el momento en que mi compañero Jorge Casay, dirigiéndome una mirada extraña con sus ojos azules, me preguntó si yo había visto al amigo de los heridos, y entonces me refirió lo que sabía respecto al particular. Me dijo que, después de muchos violentos combates, se había visto a un hombre vestido de blanco, inclinándose sobre los heridos. Las balas lo cercaban, las granadas caían a su alrededor, pero nada tenía poder para tocarle.

Él era un héroe superior a todos los héroes, o algo más grande todavía. Este misterioso personaje, a quien los franceses llamaban El Camarada vestido de blanco, parecía estar en todas partes a la vez: en Nancy, en la Aragona, en Soissons, en Iprés, en dondequiera que hubiese hombres hablando de él con voz apagada. Algunos, sin embargo, sonreían diciendo que las trincheras hacían efecto en los nervios de los hombres.

Yo, que con frecuencia era descuidado en mi conversación, exclamaba que para creer tenía que ver, y que necesitaba la ayuda de un cuchillo germánico que me hiciese caer en tierra herido. Al día siguiente los acontecimientos se sucedieron con gran viveza en este pedazo del frente. Nuestros grandes cañones rugieron desde el amanecer hasta la noche, y comenzaron de nuevo a la mañana. Al medio día recibimos la orden de tomar las trincheras de nuestro frente. Estas se hallaban a doscientas yardas de nosotros y no bien habíamos partido, comprendimos que nuestros gruesos cañones habían fallado en la preparación.

Se necesitaba un corazón de acero para marchar adelante, pero ningún hombre vaciló. Habíamos avanzado ciento cincuenta yardas, cuando comprendimos que íbamos mal. Nuestro capitán nos ordenó ponernos a cubierto; entonces, precisamente, fui herido en ambas piernas. Por misericordia divina caí dentro de un hoyo. Supongo que me desvanecí, porque cuando abrí los ojos me encontré solo. Mi dolor era horrible, pero no me atrevía a moverme porque los alemanes no me viesen, pues estaban a cincuenta yardas de distancia y no esperaba a que se apiadasen de mí. Sentí alegría cuando comenzó a anochecer. Había junto a mí algunos hombres que se habrían considerado en peligro en la oscuridad, si hubiesen pensado que un camarada estaba vivo todavía.

Cayó la noche y bien pronto oí unas pisadas, no furtivas sino firmes y reposadas, como si ni la oscuridad ni la muerte pudiesen alterar el sosiego de aquellos pies. Tan lejos estaba yo de sospechar quién fuese el que se acercaba, que aunque percibí la claridad de los blancos en la oscuridad, me figuré que era algún labriego en camisa, y hasta se me ocurrió si sería una mujer demente. Más de improviso, con un ligero estremecimiento, que no sé si fue de alegría o de terror, caí en la cuenta que se trataba del Camarada vestido de blanco, y en aquel mismo instante los fusiles alemanes comenzaron a disparar.

Las balas podían apenas errar tal blanco, pues él levantó sus brazos como en súplica, y luego los retrajo, permaneciendo al modo de una de esas cruces que tan frecuentemente se ven en las orillas de los caminos de Francia. Entonces habló; sus palabras parecían familiares, pero todo lo que yo recuerdo fue el principio: “Sí, tú has conocido”. Y el fin: “Pero ahora ellos están ocultos a tus ojos”. Entonces se inclinó, me cogió en sus brazos ¡a mí, que soy el hombre más corpulento de mi regimiento!, y me transportó como a un niño.

Supongo que me quedé dormido, porque cuando desperté, este sentimiento se había disipado. Yo era un hombre y deseaba saber lo que podía hacer por mi amigo, para ayudarle y servirle. Él estaba mirando hacía el arroyo y sus manos estaban juntas, como si orase, y entonces vi que él también estaba herido. Creí ver como una herida desgarrada en su mano, y conforme oraba, se formó una gota de sangre que cayó en la tierra. Lancé un grito sin poderlo remediar, porque aquella herida me parecía más horrorosa que las que yo había visto en esta amarga guerra.

Estáis herido también dije con timidez. Quizá me oyó, quizá lo adivinó en mi semblante, pero contestó gentilmente: Esa es una antigua herida, pero me ha molestado hace poco. Y entonces noté con pena que la misma cruel marca aparecía en su pie. Os causará admiración el que yo no hubiese caído antes en la cuenta; yo mismo me admiré. Pero tan sólo cuando yo vi su pie, le conocí: ¡El Cristo Vivo! Yo se lo había oído decir al capellán, unas semanas antes, pero ahora comprendí que Él había venido hacia mí hacia mí, que le había distanciado de mi vida en la ardiente fiebre de mi juventud. Yo ansiaba hablarle y darle las gracias, pero me faltaban las palabras.

Y entonces Él se levantó y me dijo: Quédate aquí hoy, junto al agua; yo vendré por ti mañana; tengo alguna labor para que hagas por mí. En un momento se marchó, y mientras lo espero, escribo esto para no perder la memoria de ello. Me siento débil y solo, y mi dolor aumenta, pero tengo su promesa. Yo sé que ha de venir mañana por mí”. Hasta aquí el relato de un soldado, trascrito por Don Mario Rosso de Luna en “El libro que mata a la Muerte”. Este hecho concreto está demostrando, hasta la saciedad, que Jesús vive todavía con el mismo cuerpo físico que usó en la Tierra Santa.

GENTES JINAS: Los Mayas, Moisés y los Tuatha de Danand. “Hace poco tiempo se realizó, en Yucatán, un gran Congreso de Mayas; se realizó en un pueblo que rinde culto a los Dioses. Entre ellos hay un jefe que se reúne con los Mayas. Sin embargo, ese finge ante el pueblo como simple sacerdote católico. Y se realizó el Congreso del Mayab en pleno Atrio de la Iglesia. Fue allí donde un discípulo de la Escuela del gran Ehecatl, manifestó a los sacerdotes y a todos los grandes Iniciados Mayas, que él quería dar el Gran Salto, porque la ciencia magnífica de Ehécatl, relacionada con el Movimiento Cósmico, en modo alguno podría ser entendida por esta humanidad caduca y decadente del siglo veinte.

Pedía permiso para dar el Gran Salto, es decir, para meter el cuerpo físico dentro de la Cuarta Vertical definitivamente, y marcharse a otro planeta. Suplicó, se postró en tierra ante todos y lloró, y la congregación le concedió el permiso. En presencia de todos metió el cuerpo dentro de la Cuarta Vertical, con procedimientos esotéricos y científicos que la gente esta, super civilizada, ignora totalmente. Ahora ese gran Maestro vive en otro planeta”.

Lo que estamos diciendo aquí, estoy seguro que en modo alguno podría ser entendido por aquellos que están embotellados dentro de los dogmas científicos y dentro de la Geometría tridimensional de Euclides. Pero los Mayas nada tienen que ver con todas nuestras jergas cientificistas; ellos conservan viejas tradiciones milenarias, viven en ellas, y nadie podrá hacerles cambiar de idea”. “Y aunque parezca increíble lo que voy a manifestar aquí, ante este honorable auditorio que me escucha, todavía en Yucatán existe una ciudad Jina. En ella moran gentes del antiguo Mayab; en ella viven, conservando aun su ciencia, estudiando sus Tablillas Siderales, haciendo sus cálculos de tipo matemático. Estamos seguros de que los famosos super civilizaciones de esta época, jamás darán con esa gran ciudad del Mayab.”

Incuestionablemente; podemos y debemos aseverar con gran énfasis, la existencia trascendental y trascendente de dos tipos clásicos de Ocultismo. De todo el variado conjunto de procesos históricos y prehistóricos, relacionado con la Tierra y sus humanas razas, nos es dable inferir dos modalidades  Ocultistas, a saber: a) Ocultismo Innato. b) Ocultismo Escolástico. La primera de estas dos corrientes, es ostensiblemente antidiluviana; la segunda es completamente postdiluviana. Las paralelas exactas de estas dos formas Ocultistas, claramente enunciadas, debemos descubrirlas clarividentemente en las dos modalidades de la ley: ley Natural y Paradisíaca, Sabiduría de los Dioses. Ley Escrita Deuteronomio, Ley Segunda y más Inferior.

Escrito está con caracteres de fuego, en el Libro de la Vida, que cuando los Hijos de Dios, es decir los Elohim o los Jinas, conocieron a las hijas de los hombres, devino espantosa la terrible catástrofe Atlante o Diluvio Universal Génesis, VI, I Entonces concluyó el imperio formidable de la Primera Ley y llegó el tiempo del Deuteronomio, o Segunda Ley.

Es demasiado palmaria y evidente la imperfección terrible de la Ley Escrita: tormento de los grandes hombres, por las espantosas limitaciones de la misma y férrea tutela de los pequeños. Moisés, el insigne caudillo sagrado del pueblo de Israel, congregando a su gente en la llanura de Moab, expone a la vista de todos, los prodigios extraordinarios que el Señor había obrado en su favor, desde que en el Monte Sinaí había sido establecida la Primera Alianza, y repite la Ley con nuevas ilustraciones, pronunciando espantosas advertencias contra sus transgresores y prometiendo justas recompensas y felicidades de todo género a quienes las guarden fielmente.

Moisés, transfigurado en el Monte Nebo, después de haber bendecido a las doce tribus de Israel, contempla la “Tierra Prometida” los “Campos Elíseos o Mundo de los Jinas”, la tierra cuyos ríos manan leche y miel: el Mundo Etérico, la Cuarta Dimensión.

Moisés no murió como los demás hombres: desapareció en el Monte Nebo, nunca se encontró su cadáver. ¿Qué se hizo? Moisés retornó a la tierra feliz de los cantos nórdicos y druidas, se hizo Jina, se convirtió en habitante del Paraíso. Con plena lucidez hemos podido verificar, en forma íntegra, el hecho contundente, claro y definitivo, de que es precisamente ahí, en el Mundo Superliminal, en la Cuarta Dimensión, donde otrora moraban las gentes dichosas de la antigua Arcadía, quiero referirme, en forma específica, a las humanidades paradisíacas de los antiguos tiempos.

Cuando Juan el Bautista fue degollado, el Gran Kabir Jesús se retira en un barco “a un lugar desierto y apartado” es decir, a las Tierras de Jinas, a la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, y es allí donde opera con la multitud el milagro de los cinco panes y los dos peces, de los que comieron nada menos que cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, sobrando además doce cestos llenos de pedazos. Es ostensible que el Gran Sacerdote Gnóstico, Jesús, hubo de meter también a las multitudes dentro de la Cuarta Dimensión, con el evidente propósito de realizar el milagro.

Antiguas tradiciones irlandesa, consignadas sabiamente en los deliciosos cantos de los bardos o rapsodas nórdicos, hablan con justa razón de un extraordinario pueblo Cainita o Inca, es decir, de “Sacerdotes-Reyes”, llamado de los Tuatha de Danand, habilísimo en toda clase de artes mágicas, aprendidas en Tebas.

Obviamente, se trata de un gran pueblo Jina, prototipo del “Judío Errante”, infatigable viajero. Los Tuatha de Danand recorrieron los países mediterráneos, hasta llegar a la propia Escandinavia, donde fundaron, además de una ciudad Lunar y otra Solar, cuatro grandes ciudades mágicas. Llegados de nuevo los Tuatha a Irlanda, desembarcaron en dicha isla protegidos, como Eneas en Cartago, por una espesa niebla mágica o “Velo de Isis” de la Cuarta Dimensión que los ocultaba. Con otras palabras diremos que los Tuatha llegaron, de regreso a Irlanda, por entre la Cuarta Dimensión.

Escrito está, en viejos cronicones, la muy célebre batalla de “Madura”, donde ellos se cubrieron de gloria derrotando a los tenebrosos “Firbolgs”. “Era, en efecto, tan grande la excelencia de los Tuatha de Danand, tan poderosas e innumerables sus huestes, que las llanuras se vieron cuajadas de hordas de combatientes que se extendían hasta las regiones por donde se oculta el Sol, al declinar el día. Sus héroes se inmortalizaron ante Tara, la capital mágica de Irlanda”.

“Los Tuatha no llegaron a Erim en barco alguno conocido, ni nadie alcanzó a determinar, claramente, si eran gentes nacidas en la tierra, o descendidas de los cielos, o si se trataba de entes diabólicos, o de una nueva nación que no podría en modo alguno ser humana, si por sus venas no corría la regia sangre de Berthach el infatigable, el fundador de la Ceinne primitiva”. Al ocurrir la gran catástrofe Atlante, los Tuatha de Danand se metieron dentro de la Cuarta Dimensión definitivamente. En la Etérea región de nuestro planeta Tierra, habitan dichosas algunas razas humanas. Esas gentes, aun en nuestros días, de tanta amargura, viven todavía en estado paradisíaco. En la Cuarta Coordenada de nuestro planeta Tierra, existen muchas ciudades mágicas de esplendente belleza.

En la Cuarta Vertical terrestre, podemos descubrir los Paraísos Elementales de la Naturaleza, con todos sus templos, valles, lagos encantados y Tierras de Jinas. Incuestionablemente, es allí, en la “Tierra Prometida”, donde todavía podemos encontrar, dichosos, el Ocultismo Innato y la “Ley Natural” o “Paradisíaca”. Aquellos Jinas bienaventurados, que felices moran en los “Campos Elíseos”, en la tierra que mana leche y miel, no caen, ciertamente, bajo la regencia del “Deuteronomio” o “Segunda Ley”, que tanto atormenta a los mortales.

Obviamente, las muchedumbres Jinas, como aquéllas conocidas como los “Tuatha de Danand”, moran dichosas en el Edén, bajo la regencia de la “Primera Ley”.
Cuatro esotéricos símbolos mágicos, llevaban siempre consigo los Tuatha de Danand, a través de todas aquellas tierras de sus éxodos legendarios: 1º Una gigantesca Copa o Grial. 2º Una enorme Lanza de hierro puro: fálico símbolo masculino. 3º Una gran Espada Flamígera, símbolo del Fuego Sexual. 4º La Piedra de la Verdad, símbolo de la Piedra Filosofal, Sexual.  Si Moisés, el gran caudillo hebreo, hubiese ignorado la honda significación de esos cuatro símbolos mágicos, jamás hubiera podido convertirse en Jina, en el Monte Nebo.

LA JANA, SWANA, JAINA, JINA, O GNOSIS:La Doctrina primitiva de la humanidad. “En el Castillo del Grial, en el Monsalvat trascendente, se encuentra el Santo Grial y la Lanza de Longinus, el centurión romano”. No está de más afirmar, en forma enfática, que el Templo del Grial se halla en estado de Jinas”. “El Cáliz simboliza al Yoni femenino y la Lanza alegoriza al Phalus de los misterios griegos”. “En el Cáliz y la Lanza se hallan ocultos los misterios del Lingam-Yoni”. “El camino que conduce a la Auto-Realización Intima del Ser, es absolutamente sexual”.

La conquista del Ultra Mare-Vitae, o Mundo Súper-liminar y Ultra-terrestre, sería algo más que imposible si cometiésemos el error de subestimar a la mujer. El Verbo delicioso de Isis, surge de entre el seno profundo de todas las edades, aguardando el instante de ser realizado. Las palabras inefables de la Diosa Neith, han sido esculpidas con letras de oro en los muros resplandecientes del Templo de la Sabiduría: “Yo soy la que ha sido, es y será, y ningún mortal ha levantado mi velo”.

La primitiva religión de Jano o Jaino, es decir, la áurea solar, quiritaria y súper- humana Doctrina de los Jinas, es absolutamente sexual, tú lo sabes. Escrito está con carbones encendidos, en el Libro de la Vida, que durante la Edad de Oro del Lacio y de la Liguria, el Rey Divino Jano, I.A.O., Baco, Jehová, Iod-Heve, imperó sabiamente sobre aquellas santas gentes, tribus arias todas, aunque de muy diversas épocas y orígenes. Entonces, ¡oh Dios míos!, como en épocas semejantes de otros pueblos de la antigua Arcardía, podía decirse que convivían, felices Jinas y hombres.

Dentro del inefable idilio místico, comúnmente llamado “Los encantos del Viernes Santo”, sentimos en el fondo de nuestro corazón, que en los órganos sexuales existe una fuerza terriblemente divina, que lo mismo puede liberar que esclavizar al hombre. La energía sexual contiene, en sí misma, el arquetipo viviente del auténtico Hombre Solar que debe tomar forma dentro de nosotros mismos. Muchas almas sufrientes quisieran ingresar en el Monsalvat trascendente, más desgraciadamente, esto es algo más que imposible, debido al “Velo de Isis” o “Velo Sexual Adámico”.

Entre la bienaventuranza inefable de los paraísos Jinas, existe, ciertamente una Humanidad Divina que es invisible a los sentidos de los mortales, debido a los pecados y limitaciones de estos, nacidas del abuso sexual. Escrito está con caracteres de fuego, en el Libro de la Vida, que en la Cruz Jaina o Jina, se esconde milagrosamente el secreto indecible del Gran Arcano, la clave maravillosa de la transmutación sexual. No es difícil comprender que tal cruz mágica es la misma swástika de los grandes misterios.

Entre el éxtasis delicioso del Alma que anhela, podemos y hasta debemos ponernos en contacto místico con Jano, el sublime y austero Hierofante Jina que en el viejo continente “Mu”, enseñara la Ciencia de los Jinas. Jana, Swana o Jaina, es pues la Doctrina de ese viejo Dios de la lucha y de la acción, llamado Jano, el Señor Divino de las dos caras, tansposición andrógina del Hermes egipcio y de muchos otros dioses de los panteones mayas, quichés y aztecas, cuyas imponentes y majestuosas esculturas, cinceladas en la roca viva, aun se pueden ver en México.

El mito greco-romano conserva todavía el recuero del destierro de Jano o Jainos a Italia, por haberle arrojado del cielo Cronos o Saturno, es decir, de la recordación legendaria de su descenso a la tierra como Instructor y Guía de la humanidad, para dar a esta la primitiva Religión Natural, Jina o Jaina. Janna o Jaina es también, obviamente, la maravillosa Doctrina chino-tibetana de Dan, Chhan, Dzan, Shuan, Ioan, Huam o Dhyan-Choan, características de todas las escuelas esotéricas del mundo ario, con raíces en la sumergida Atlántida.

La Doctrina Secreta, la Doctrina Jaina primitiva, se fundamenta en la Piedra Filosofal, en el sexo, en el Sahaja Maithuna. Doctrina gnóstica, infinitamente superior, por más antigua al propio Brahmanismo, la primitiva escuela Jinayana, la del estrecho sendero que conduce a la luz. Doctrina de salvación realmente admirable, de la que en el Asia Central y la China quedan muchísimos recuerdos, como quedan también en la Masonería Universal, donde encontramos, por ejemplo, la superviviencia de la Cruz Jaina o Swástika, de Swan: el Hamsa, el Cisne, el Ave Fénix, la Paloma del Espíritu Santo o Paráclito, Alma del Templo del Grial, el Nous o Espíritu, que no es sino el Ser o Dhyani del Hombre.

Aun en estos tiempos modernos, todavía podemos hallar rastros en Irlanda, de esos 23 profetas Djinas, o “conquistadores de Almas”, que fueron enviados en todas las direcciones del mundo por el fundador del Jainismo: el Rishi Baja-Deva.

FENOMENOS JINAS. “Siempre he sido investigador, me ha gustado explorar directamente; no atenerme exclusivamente a la cuestión de los libritos, sino ir a ver, a ver qué es lo que hay de verdad en cada cosa. Y les aconsejo a ustedes lo mismo: ser atrevidos en la investigación. Uno tiene que investigar, para descubrir por sí mismo”.

P.- En tiempos de nuestra revolución mexicana, le sucedió a un familiar el siguiente acontecimiento: resulta que en una batalla del estado de Sonora, se perdieron en el desierto, él y un amigo. Después de varios días de caminata, sin tener agua ni alimento alguno, falleció su amigo, a quien al caer la noche sepultó, quedando solo en medio del inmenso desierto. Después de caminar, cerca de una hora, desde el lugar donde lo había sepultado, se acostó cansado a dormir, pero al día siguiente la sorpresa fue muy grande, al ver a su lado el cadáver del amigo, lleno de arena. Sin poder entender este fenómeno, volvió a darle cristiana sepultura.

Siguió caminando durante todo el día, y al caer la noche se volvió a dormir y nuevamente se encontró al despertar, al día siguiente, con el cadáver a su lado. Esto mismo le sucedió durante tres ocasiones. Al tercer día, oró profundamente a Dios para que ya no le sucediera más tal fenómeno, y ese último día empezó a encontrar qué comer, hasta que llegó a una población, donde, espantado, narró tal suceso medio muerto de sed y de hambre. ¿Podría ser usted tan amable, Maestro y darnos una explicación al respecto?

R.- Con mucho gusto voy a dar respuesta a la pregunta del caballero. Fuera de toda duda, podemos catalogar tal fenómeno como un hecho de la Cuarta Dimensión. Ostensiblemente, tanto la personalidad energética como el “yo” psicológico del difunto, se metían dentro de su cadáver, sacándolo de entre la fosa sepulcral mediante el agente de la Cuarta Dimensión, de la Cuarta Coordenada, de la Cuarta Vertical.

Supe de un caso similar, relacionado con un brujo auténtico, de esos que saben meter, en la Cuarta Dimensión, su cuerpo físico. Después de haber sido sepultado, se le encontró una y otra vez, acostado en decúbito dorsal, sobre la lápida de su tumba. Es obvio que, en cada caso, el sepulturero volvía nuevamente a meter tal cuerpo dentro de su fosa, más siempre se repetía lo mismo.

Uno cualquiera de esos tantos días, en que el sepulturero repitiera su ya consabido trabajo, tuvo un instante de descuido que fue suficiente como para que aquel cuerpo desapareciera definitivamente, sin dejar rastro alguno. Es incuestionable que se trataba de un brujo muy bien disciplinado: extraño personaje que, en vida, había enfatizado muchas veces por cierto entre grupos de amigos, que él se escaparía del sepulcro, con cuerpo y todo, después de haber sido enterrado. Cumplió su palabra, es claro, y esto resulta ciertamente prodigioso. Empero, no se confunda esto con el “vampirismo”. Es ostensible que los vampiros también se escapan del sepulcro para cometer fechorías y vampirizar a las gentes vivas, pero regresan siempre al punto de partida original.

Recuerden ustedes, señores, el caso auténtico del conde Drácula. Este vivió en Rusia, realmente; era el alcalde de un pueblo. Estaba casado, más aborrecía a su esposa y constantemente la azotaba. Después de su defunción, el conde Drácula se escapaba del sepulcro y venía a su casa para repetir siempre las mismas azotainas, esas que tanta amargura le dieran a la infeliz mujer. La pobre, exasperada hasta el máximo, puso el caso en conocimiento de las autoridades civiles y religiosas de su época, causando, como es natural, estupor general.

Dicen las tradiciones que varios obispos y clérigos de “misa y olla”, crucifijo en mano y con muchas “camándulas” y agua bendita, resolvieron violentamente interceptar el paso del izquierdo y tenebroso carruaje que siempre salía del panteón, transportando al conde Drácula.

Los clérigos irrumpieron en el puente, intentando detener al izquierdo y fatídico coche nocturno y funeral, pero incuestionablemente, de nada valió todo esto: el carruaje del conde atropelló a aquellos religiosos. Espantados, cómo lo sabe mucha gente, las autoridades resolvieron abrir aquel sepulcro. Grande fue su asombro, al encontrar el ataúd lleno de sangre y dentro de tal caja mortuoria yacía el cadáver del conde Drácula, completamente conservado. Es obvio que se alimentaba de humana sangre; eso se sabe por las tradiciones, y muy pocas gentes lo ignoran.

Los pies del cadáver estaban llenos de lodo, lo que indicaba, plenamente, el hecho concreto de que aquel muerto se escapaba, precisamente en altas horas de la noche. Todo esto terminó cuando se le clavó una estaca en el corazón. Con todos estos relatos y explicaciones, en modo alguno quiero afirmar que todos los estados Jinas, o fenómenos tetra-dimensionales, sean de carácter tenebroso. Es bueno que ustedes, mis amigos, sepan que existen Jinas Blancos y Jinas Negros. Indubitablemente, los poderes de la luz y de las tinieblas, se combaten mutuamente.

Viene a propósito decir, ahora, que hay gentes que saben salir del cuerpo físico a voluntad, tal como lo hemos enseñado anteriormente. Existen sujetos que fuera de su cuerpo físico, pueden invocar o llamar al cuerpo, aun en el caso de encontrarse ya muy lejos de este último. Para mayor comprensión de mis lectores, explicaré esto con otras palabras. Pensad, por un momento, que estáis en la recámara donde normalmente conciliáis el sueño. Imaginad que vuestra Alma se ha transportado, de pronto, al lugar más céntrico del pueblo o ciudad donde habitáis. Incuestionablemente, esa Alma ya está lejos del cuerpo, pues el cuerpo está en la cama y el Alma ha viajado hasta el centro de la ciudad. Y aunque a vosotros os parezca imposible, esa Alma podría, desde el centro del poblado o ciudad donde está, llamar al cuerpo que, dormido, quedó entre el lecho.

Podrá pareceros extraño lo que estoy diciendo; podrá pareceros imposible que tal cuerpo concurra a vuestro llamado, que abandone el lecho, que saliera de casa, que caminando despacito, fuera exactamente a dar con su Alma, que en esos instantes ansiosa lo esperara en el centro de la ciudad. Vosotros podéis responderme que sólo un perrito muy amigo, dejado en casa, podría ir en vuestra búsqueda. Os parecerá algo insólita la noticia de que un cuerpo pudiera ir en busca de su Alma, más eso es así, no os sorprendáis. Comprendo que ignoráis todo esto, y por eso tal noticia os parece algo inusitada y hasta imposible. Para ilustrar mejor lo que quiero decir, voy a relataros un caso muy interesante.

En cierta ocasión, hube de salirme del cuerpo físico a voluntad. Es claro que yo me sé “desdoblar” y por lo tanto, eso no es un problema para mí. Me trasladé a la Orden Sagrada del Tíbet, esta congregación tiene su Monasterio en la Cuarta Dimensión. Allí estaba ocupado en el trabajo esotérico, junto con otros hermanos de la Orden. Empero sucedió que el cuerpo físico, que había dejado dormido entre el lecho, aquí en la ciudad de México, como quiera que hacía muchas horas que dormía, agotó en forma muy natural su estado de sueño profundo, quedando entonces despierto. Sin embargo, yo no podía regresar al cuerpo físico porque en modo alguno quería interrumpir mis labores en el Monasterio. Estaba muy ocupado y continúe sosteniéndome, allá en el Tíbet, a base de fuerza de voluntad, pues es obvio que el cuerpo despierto atrae al Alma.

Como quiera que la situación aquella me resultaba un poco embarazosa, pues no dejaba de interferir con mis actividades dentro del Monasterio, no me quedó más remedio que concentrarme en mi Madre Naturaleza y suplicarle que sacara a mi cuerpo físico, que yacía en México y me lo trajese a la Orden Sagrada del Tíbet.

Mi Madre accedió a mis ruegos, sacando el cuerpo físico de entre el lecho y metiéndolo dentro de la Cuarta Vertical, transportándomelo al Monasterio del Tíbet. En esos instantes, en Cuerpo Astral me encontraba platicando con otros hermanos de la Orden, cuando comencé a sentir sobre mis hombros una extraña presión. Esta fue para mí la señal de que mi cuerpo físico se aproximaba, y ciertamente, así fue. Tal experimento lo hice con el propósito de no ser estorbado en mi trabajo esotérico, mientras actuaba en el lejano oriente. Quien aprende a desdoblarse a voluntad, puede realizar este experimento por sí mismo: alejarse de su cuerpo y luego invocarlo, desde cualquier lugar donde se encontrare. La Madre Naturaleza siempre nos ayuda, cuando nosotros sabemos amarla realmente.

P.- Maestro, ¿Existe alguna fórmula para llamar a nuestra Madre Naturaleza, cuando estemos en el Astral y queremos traer el cuerpo físico hacia el lugar donde nos encontramos? En caso afirmativo, ¿podría usted enseñarnos esa fórmula mágica?  Con mucho gusto voy a enseñarles, ahora, una invocación mágica preciosa, para que con ella puedan llamar a su Divina Madre, quien se encargará de llevarles el cuerpo al lugar donde ustedes se encuentren en estado anímico:

“Creo en Dios, Creo en mi Madre Naturaleza, Creo en la Magia Blanca. ¡Madre Mía: traedme mi cuerpo!” Esta invocación se repite millares de veces. Y cuando sintáis cierta presión sobre los hombros, es porque el cuerpo físico ya se acerca, ya viene, y cuando lo veáis, ordenadle en forma imperativa, que penetre dentro de vosotros. Podéis estar seguros de que el cuerpo flotará en la Cuarta Dimensión y que penetrará dentro de vosotros por la parte superior de vuestra cabeza anímica, astral o sideral. Ya en posesión de vuestro cuerpo, flotando en el ambiente mágico de la Cuarta Dimensión, podéis transportaros a cualquier lugar del mundo, ya sea al Tíbet, o a los templos sagrados de Egipto, India, etc.

P.- ¿Es posible regresar a voluntad, con todo y cuerpo, Maestro? Existe una ley en el mundo de la Cuarta Dimensión, y es que todas las cosas regresan a su punto de partida original. Muchas gentes Jinas pasan la noche entera lejos de su casa, con cuerpo de carne y hueso, y flotando en la atmósfera, regresan a su hogar cuando ya está rayando la aurora, cuando ya está amaneciendo.

Lo interesante del caso es que, al volver a su cama, el cuerpo vuelve a quedar en la misma posición que tenía, antes de levantarse. En cierta ocasión, al salir yo de mi casa con el cuerpo físico metido dentro de la Cuarta Dimensión, hube de abrir la puerta para salir a la calle. Normalmente, esta última debería haber quedado herméticamente cerrada, más como caso excepcional, tal puerta quedó abierta, todavía no me he explicado el motivo. En otra ocasión, saqué de casa una “maceta”, en la cual había una hermosa planta. La “maceta” regresó, por sí sola, al punto de partida original. Quiero que ustedes sean prácticos mis estimables amigos; quiero que se conviertan en gentes Jinas, quiero que sean ocultistas verdaderos, no simples teorizantes.

P.- Con el relato que usted nos acaba de hacer, Venerable Maestro, me ha surgido una duda con respecto a los Estados de Jinas. He leído y oído que en los bosques de Irlanda, aparecían poblados enteros de la Cuarta Dimensión a la Tercera, haciéndose visibles y tangibles para los leñadores y cazadores de dichos bosques. Con otras palabras quiero decir que existía una magnífica convivencia, entre los moradores de aquellos lugares y los “seres del misterio”. ¿Podría explicarme qué significa todo esto, Maestro? Sobre todo, me interesa demasiado saber cómo podían pasar tan fácilmente de la Cuarta a la Tercera Dimensión, y viceversa. Una explicación sobre todo eso, es lo que yo le pido.

R.- Amigos míos: en la Lemuria, las gentes vivían normalmente en la Cuarta Dimensión. Por eso se dice que Adán y Eva habitaban en el “Paraíso Terrenal”. Cuando la humanidad se entregó a la fornicación, cuando se desataron las pasiones animales, los seres humanos salieron del “Paraíso”, abandonaron la Cuarta Vertical. Sin embargo, es bueno saber que los poderes para pasar de una Dimensión a otra, de la Tercera a la Cuarta, o viceversa, están latentes en todos los seres humanos y sin embargo pueden manifestarse, hacerse activos, ya en forma esporádica o en forma permanente. Las gentes Jinas citadas por usted, en Irlanda, así como en otros lugares del mundo, tienen esos poderes activos: pueden pasar de una dimensión a otra a voluntad y sin esfuerzo alguno.

Empero, es obvio que mientras más sencilla sea la persona, mientras menos complicada tenga la mente, más fácilmente puede realizar tales maravillas. No está de más, ahora, recordar a la famosa Isla “Non-Trabada”, la cual fue visible en otros tiempos para la humanidad. Cuentan las tradiciones que esa Isla fue “exorcizada” por un religioso, que equivocadamente la consideraba como “cosa del Diablo”. La “Non-Trabada” o “Encubierta”, no se ha vuelto a ver por los mortales, desde el siglo XVIII hasta la fecha, debido al escepticismo agresivo que desde esa época infectó toda la atmósfera de la Tierra, dañando los sentidos psíquicos de la humanidad. Sin embargo tal isla existe, aunque permanezca invisible para nuestros contemporáneos, que no saben ni entienden estas cosas.

Samael Aun Weor

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