El Karma y sus clases

Es necesario y urgente saber que así como existen en esta Tercera Dimensión diferentes tipos de leyes que debemos cumplir y también Jueces y Tribunales de Justicia que se encargan de velar porque se cumplan las leyes y castigar al que las viole.

También encontramos en la Quinta Dimensión, en la Constelación de Libra, el Tribunal de la Justicia Divina, encargado de administrar el Karma y el Dharma a la humanidad, e indicarnos a través de los Avataras, la línea de conducta que debemos observar para equilibrar nuestra balanza interior, así como los requisitos que debemos cumplir para alcanzar la liberación total y definitiva.

Que es en síntesis, la razón fundamental por la cual nos encontramos en el planeta Tierra. Existen muchas variedades o tipos de Karma: 

Karma individual: El sufrimiento o castigo que corresponde a cada uno de nosotros por nuestros malos hechos personales; son como letras que deben cancelarse; esto se debe pagar con sacrificio o con dolor. El que sabe negociar, sale bien librado con los Señores de la Ley.

Debemos aprender a sacrificarlo todo por nada; todo bien a la humanidad es un abono a la cuenta.

Karma familiar: Cuando al seno de una familia pertenecen personas que en conjunto tienen deudas con la Ley Kármica; de manera que si todos sufren y entre ellos mismos se hacen sufrir, allí la Justicia actúa en toda la familia para hacer el cobro.

Karma colectivo: Es el castigo en masa. Ejemplo: es muy común ver barrios muy pobres situados como al borde de los ríos, lomas, etc., de pronto se presentan desbordamientos de los ríos y deslizamientos, y perecen todos, o la mayoría de las personas, viven en la miseria; esto constituye un karma colectivo.

Karma mundial: Castigo y dolor a nivel mundial; las guerras mundiales son ejemplo claro de esta clase de karma; países enteros en gran número se ven afectados por la miseria, la amargura y el dolor. En estos tiempos, la Balanza de la Justicia está desequilibrada.

Karmasaya: Son las marcas astrales debido al coito de un hombre con varias mujeres o de varios hombres con una mujer; el contacto sexual y la correspondiente energía les une en astral en una forma fluídica; el karma se une a los hombres y mujeres que han copulado, estas marcas astrales sólo se borran con la Alquimia.

Karmayoga: Con el sabio uso de las corrientes sexuales nos vamos uniendo a la divinidad (yoga = unión con Dios). La Luz Odica es aquella que encierra a la pareja, la cual permanece durante el tiempo que dura la práctica, en un círculo protector.

Karmaduro: Cuando el karma que debemos no ha sido mermado porque nunca es pagable, por la inmensa gravedad de los hechos, es un karma de acción y no se detiene. Por ejemplo, una extremada degeneración sexual, el karma es el cáncer; los cancros son enviados para aniquilarnos con el cáncer.

Katancia: Es el karma superior; está por encima de los Señores de la Gran Ley. Es la que llama al orden a los Dioses y aún a los mismos de la Gran Ley.

Una persona es lo que es su vida. Eso que continúa más allá de la muerte, es la vida. Este es el significado del libro de la vida que se abre con la muerte. Mirada esta cuestión desde un punto de vista estrictamente psicológico, un día cualquiera de nuestra vida es realmente una pequeña réplica de la totalidad de la vida.

De todo esto podemos inferir lo siguiente: Si un hombre no trabaja sobre sí mismo hoy, no cambiará nunca. Cuando se afirma que se quiere trabajar sobre sí mismo y no se trabaja hoy aplazando para mañana, tal afirmación será un simple proyecto y nada más porque en el hoy está la replica de toda nuestra vida.

Existe por ahí un dicho vulgar que dice: “No dejéis para mañana lo que se puede hacer hoy mismo”. Si un hombre dice: “Trabajaré sobre mi mismo mañana”, nunca trabajará sobre sí mismo porque siempre habrá un mañana. Conocí a un poderoso terrateniente que decía: “Necesito primero redondearme y luego trabajaré sobre mi mismo”. Cuando enfermó de muerte le visité, entonces le hice la siguiente pregunta: “¿Todavía quieres redondearte?”

Lamento de verdad haber perdido el tiempo, me respondió. Días después murió, después de haber reconocido su error.

Aquel hombre tenía muchas tierras, pero quería adueñarse de las propiedades vecinas, “redondearse”, a fin de que su hacienda quedase exactamente limitada por cuatro caminos. “¡Basta a cada día su afán!”, dijo el Gran Kabir Jesús.

Samael Aun Weor

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