Via iniciática
Nada hay escondido que no deba ser descubierto, ni nada secreto que no deba ser conocido (Mateo, 10, 26)
Existe algo que los auténticos esoteristas gnósticos denominan sigilo iniciático, o sea, que uno debe hablar cuando debe hablar y callar cuando debe callar.
Pero claro está que en el momento de hablar hay ciertos límites, sobre todo cuando se trata de asuntos particulares, relacionados con la auto-realización íntima del propio Ser.
Al respecto, en el Prefacio a la primera edición francesa de Las Moradas Filosofales, portentosa obra alquimista de ese Artista Hermético de Calidad llamado Fulcanelli, podemos leer lo siguiente: Sería erróneo creer que la ciencia tradicional cuyos elementos ha reunido se haya puesto, en la presente obra, al alcance de todos.
El autor no ha pretendido eso en absoluto, y se engañaría del todo quien esperara comprender la doctrina secreta tras una simple lectura.
Nuestros libros no son escritos para todos repiten los viejos maestros, si bien todos son llamados a leerlos.
En efecto, cada uno debe aportar su esfuerzo personal, absolutamente indispensable si desea adquirir las nociones de una ciencia que jamás ha cesado de ser esotérica.
Por ello los filósofos, con objeto de esconder sus principios al vulgo, han cubierto el antiguo conocimiento con el misterio de las palabras y el velo de las alegorías.
El ignorante no es capaz de perdonar a los alquimistas que se muestren tan fieles a la disciplina rigurosa que han aceptado libremente. Mi maestro, lo se, no escapará al mismo reproche.
Ante todo, le ha sido preciso respetar la voluntad divina, dispensadora de la luz y de la revelación. Asimismo, ha debido obediencia a la regla filosófica, que impone a los iniciados la necesidad de un secreto inviolable.
A estas sabias palabras nosotros añadimos que si, por ejemplo, algún hermano sufre de escepticismo, bien le haría hacer varias prácticas diarias, concentrándose en el centro del corazón, a fin de conectarse con el Divino Amor, es decir, con Dios-Madre en su intimidad, porque las enseñanzas gnósticas de este milenio que ahora está concluyendo no están dadas para convencer a gentes escépticas, a personas encasilladas dentro de rígidos moldes intelectuales, sino para rebeldes inteligentes.
De modo que, si alguien quiere pruebas, si quiere convencerse del crudo realismo de esta doctrina, no piense en ella, practíquela, y eso es todo.
La Vía Iniciática, su recorrido, no es para aspirantes orgullosos que auto-consideran que tienen méritos, que se creen merecedores de las dádivas divinas, sin necesidad de realizar súper-esfuerzos individuales, o que por curiosidad exigen de los misioneros pruebas concretas de aquello que éstos predican.
Escrito está que se enseña más con el ejemplo que con el precepto, obras hacen amores, que no buenas razones. Aún más, sabemos que lo exterior es tan sólo el reflejo de lo que interiormente somos.
Entonces, ¿para qué ese afán de verbalizar intimidades, de querer que nos vean por dentro? Así como el árbol se conoce por sus frutos, a la persona Espiritual, Mistica, Filosofica, Esoterica, etc. se conoce por sus hechos. ¡Eso es todo!
Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor
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