El cristo intimoRutas y Senderos

Existen cuatro sendas, a saber: 1a.) La vía directa, 2a.) La espiral nirvánica, 3a.) La de aquéllos que se separan del escenario cósmico sin haber llegado al adeptado, 4a.) La de los que fracasan.

La Vía Directa es la más grandiosa, pero como los sufrimientos son mayores, los triunfos también son mayores. En la espiral, los triunfos son menores, y por ello los sufrimientos son menores. Rara vez se reencarnan los habitantes del Nirvana.

Los habitantes del Nirvana viven en constante felicidad y cuando toman cuerpo dan un paso adelante y vuelven a la felicidad.

Quienes renuncian a la manifestación cósmica, se sumergen entre el Espíritu Universal de la Vida después de disolver el ego pero sin haber fabricado los cuerpos existenciales superiores del Ser. Empero, algunos de ésos que renunciaron a la manifestación, regresarán en la Edad de Oro de la futura sexta raza, ingresarán a los Misterios y se convertirán en Adeptos.

Los últimos, los fracasados, son aquéllos que después de haber cumplido sus tres mil ciclos o períodos de manifestación no lograron el Adeptado. Cada ciclo de manifestación contiene el paso a través de los reinos mineral, vegetal, animal y humano.

En el reino humano se le asignan ciento ocho vidas a cada Alma. Es ostensible que concluido el ciclo de las ciento ocho vidas viene el descenso a los Mundos Infiernos y la involución hasta la muerte segunda. Los Mundos Infiernos están ubicados dentro del interior de la Tierra, en el reino mineral sumergido.

Después de la muerte segunda, la Esencia resurge a la superficie. Cuando la Esencia resurge, inicia nuevos procesos evolutivos que recomienzan desde el escalón más bajo que es el reino mineral.

Así que cada vez que se recomienza por el mineral, se hace una espira más alta de acuerdo con la espiral de la vida. Las leyes de la evolución y de la involución de la vida constituyen el eje mecánico de toda la naturaleza.

Quienes fracasan en los tres mil períodos de manifestación, después de la muerte segunda en la última vida del ciclo o período de tres mil, se sumergen entre el océano de la Gran Luz convertidos en simples elementales de la naturaleza. Obviamente, estos fracasados pierden toda oportunidad. Sin embargo, tal clase de elementales conocen el bien y el mal debido a la experiencia vivida.

La dicha para tales elementales se la tienen bien ganada debido al infinito dolor por el que hubieron de pasar en su peregrinaje por la materia. La Auto-realización íntima del Ser nada tiene que ver con las leyes de la evolución ni de la involución.

La Auto-realización íntima del Ser es la vía de la revolución de la Conciencia, el sendero de la Gran Rebelión. Sólo nuestro Dios Intimo puede conducirnos a la experiencia de la Verdad.

Los favores de la gracia son el Cristo Intimo y vienen de toda eternidad. El Gran Misericordioso puede compadecerse de nosotros y auxiliarnos. El camino secreto es enseñado por el Misericordioso que en nuestro Ser mora. El Señor Intimo guiará nuestros pasos si somos bondadosos y tiernos de corazón.

La virtud y los testimonios que buscamos se hallarán en el sendero del Señor. Necesitamos ser perdonados; nuestros pecados son graves.

Las leyes del Señor Interior Profundo son perfectas y deben quedar establecidas en el corazón. Pero es necesario amar y temer al Señor. Dichoso quien permanezca en la Luz. El Señor Intimo es la fuerza fuerte de toda fuerza.

El Nombre del Señor, el Verbo dentro de nosotros, el real Ser del Ser, pertenece a quienes lo poseen. Sólo los hombres cristificados poseen el Verbo encarnado, la Palabra, el Nombre del Señor. Sólo el Señor retirará nuestros pies del abismo de perdición. Cada uno de nos es un paria y un miserable, sólo el Señor puede salvarnos.

Sólo el Señor puede liberarnos de las miserias y dar un bálsamo precioso para sanar nuestro adolorido corazón. Los enemigos del Alma se han multiplicado dentro de nosotros mismos. Sólo el Cristo Intimo puede salvarnos y sacarnos del dolor. Sólo quien sabe ser sereno, trabajar y ser paciente, puede ser salvado.

Sólo el Dios Intimo puede conducir a Israel, es decir, a todas las partes independientes y auto- conscientes, lejos de todas las aflicciones. Sin embargo, es menester disolver los agregados psíquicos antes de llegar al Puerto de la Suprema Felicidad.

Samael Aun Weor “La Pistis Sophia Develada: Capítulo 46”

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