El elixir blanco y el elixir rojoEl Elixir Blanco y el Elixir Rojo

El Elixir Blanco y el Elixir Rojo, son el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y el Árbol de la Vida. El Elixir Rojo es el Oro puro del Espíritu, el Árbol de la Vida.

El Elixir Blanco es la Fuerza Sexual del Edén. El Elixir Rojo transforma el plomo en oro, y convierte en amarilla toda cosa. El Elixir Blanco, blanquea los metales, dándoles una blancura inmaculada.

Aunque todos los metales son llevados a la perfección por el Elixir, no hay duda que los metales más perfectos son los que son llevados más rápidamente a la perfección. Los metales menos perfectos van llegando a la perfección, conforme los más perfectos se van perfeccionando.

Este es el magisterio bendito de la Gran Obra del PADRE. Lo importante es aprender a proyectar los elixires blanco y rojo sobre los metales, para trasmutarlos en oro puro.

La fórmula consiste en mezclar una parte del Elixir con mil del metal mas próximo a la perfección. Se encierra todo el contenido entre el recipiente, y luego se pone en el hornillo para que el fuego, después de tres días, haga una perfecta unión. Luego se vuelve a repetir la operación con otro de los metales más próximos, y así poco a poco vamos logrando la transmutación de los metales en oro puro.

Este oro es mas puro que todo el oro de las minas de la Tierra. Los metales son nuestros cuerpos internos que deben Cristificarse con los Elíxires Blanco y Rojo.  El primer metal que transmutamos en oro es el cuerpo de la Consciencia. Sobre ese metal proyectamos nuestros Elíxires blanco y rojo, para transmutarlo en oro puro del Espíritu.

Este trabajo se realiza cuando ya hemos levantado nuestra primera culebra sobre la vara. Después de tres días, es decir, después que la primera Serpiente ha atravesado las tres cámaras altas de la cabeza, el cuerpo Buddhico o cuerpo de la Conciencia se fusiona integralmente con el INTIMO. Así es como el metal mas próximo se transforma en oro puro, al lograrse la fusión integral con el real SER.

De esta fusión resulta el nuevo Maestro, que surge de entre las profundidades vivas de la conciencia. Este Maestro interno es el auténtico Maestro de transmutaciones metálicas. Después el Maestro de transmutaciones metálicas debe hacer la proyección sobre sus demás metales para transmutarlos, extrayendo de ellos el oro puro. Hay que cocer, cocer, y recocer, y no cansarse de ello.

El Fuego del hornillo al principio puede ser lento, pero después debe ser muy intenso para lograr la transmutación total y la unión perfecta. El segundo metal que hay que transmutar es el cuerpo Etérico. Este trabajo lo realizamos proyectando nuestros Elixires Blanco y Rojo sobre este cuerpo. El Espíritu y el Fuego de la segunda Serpiente, es decir, los dos Elíxires transmutan el cuerpo Etérico en el Soma Puchicon, el cuerpo de Oro.

El tercer metal que tenemos que transmutar es el cuerpo Astral. Este trabajo lo realizamos con la tercera Serpiente, que pertenece al cuerpo Astral. Del cuerpo Astral extraemos un Astral superior, que es el YO-CRISTO.  Este Niño de Oro es Horus.

Luego transmutamos el cuerpo-Mental, para extraer de este metal la Mente-Cristo. Así nos entramos en la sala de la doble Maatí, y nos libertamos de los cuatro cuerpos del pecado. Los cuatro cuerpos del pecado nos dan cuatro cuerpos de Oro, cuando logramos una transmutación metálica perfecta. Los cuatro cuerpos del pecado son remplazados por cuatro cuerpos celestiales, que sirven de templo al Espíritu Triuno e inmortal.

Del cuerpo físico extraemos el cuerpo de la Liberación. Este cuerpo es hecho de carne, pero carne que no viene de Adán. Es un cuerpo lleno de milenarias perfecciones, es elaborado con los átomos más evolucionados de nuestro cuerpo físico. Del cuerpo Etérico extraemos el cuerpo de Oro, que viene a compenetrar al cuerpo de la Liberación. Del cuerpo Astral extraemos el Niño de Oro de la Alquimia, que viene a reemplazar al cuerpo Astral.

Y del cuerpo Mental extraemos la Mente-Cristo, que viene a reemplazar al cuerpo Mental. Así es como logramos la transmutación metálica. Así es como los cuatro cuerpos de pecado son reemplazados por cuatro cuerpos de gloria. Así es como transmutamos los metales con los Elíxires blanco y rojo. Así es como el cuaternario inferior viene a reforzar a la Divina Tríada.

Los Dioses del Nirvana están vestidos con cuatro cuerpos de gloria. Los Dioses del Nirvana no usan los cuatro cuerpos de pecado. Solo los Maestros del Nirvana que estamos cumpliendo misión aquí en el mundo físico, necesitamos retener nuestros cuatro cuerpos de pecado para expresarnos a través de ellos. Empero como estamos libertados de los cuatro cuerpos de pecado, los animamos en forma de hipóstasis o por hipostasía.

La misma TRÍADA eternal y espiritual debe pasar por gigantescas transmutaciones alquímicas, para lograr la unión con el UNO, con la LEY, con el PADRE. on siete Serpientes que tenemos que levantar sobre la vara, para convertirnos en el Rey coronado con la Diadema Roja. La quinta nos da la Voluntad-Cristo. La sexta serpiente nos da la Conciencia-Cristo, la séptima Serpiente nos une con el UNO, con la LEY, con el PADRE.

Hay que cocer, cocer y recocer, y no cansarse de ello. El recipiente debe estar tapado herméticamente para impedir que la materia prima de la Gran Obra se derrame. En este trabajo de alquimia, las substancias espirituales se vuelven corpóreas, y las substancias corpóreas se vuelven espirituales. Este es nuestro sagrado magisterio de Fuego.

Samael Aun Weor Tratado de Aquimia Sexual: Capitulo 6º  Elixir Blanco y Elixir Rojo

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