Libre Albedrío
Quiero pedirle a usted un favor, sucede que mi marido ha sido apartado por otra mujer, sufro lo indecible, y no sé qué hacer. Como quiera que usted conoce las ciencias ocultas, me parece que podría arreglar mi problema.
Sé que usted dispone de una fuerza mental maravillosa y que, por lo tanto, puede dominar la mente ajena, sugestionar al ser amado, ponerlo a mis pies por medio de la magia.
¿Qué precio pondría usted a su trabajo? Yo puedo pagarle lo que sea.
R. Creo que usted se ha equivocado, señora; yo no soy mago negro; utilizar las fuerzas de la mente para subyugar a otros, para esclavizarlos, para obligarlos, es violencia y todo acto violento es magia negra.
Cada cual es cada cual y nadie tiene derecho a intervenir en los asuntos ajenos; es absurdo querer dominar a otros.
¿Cuándo será que las gentes aprenderán a respetar el libre albedrío de los demás? ¿Cree usted acaso que se puede obligar impunemente a alguien a amar a los demás a la fuerza, así porque sí? Es necesario que sepa que esa clase de acciones de magia negra se pagan con muy fuertes castigos. Los Ángeles del Destino no están dispuestos a perdonar esta clase de delitos; si usted continua por ese camino recibirá su castigo.
En el mundo existen muchas gentes dedicadas a la hechicería; a la brujería, a la magia negra. Millares de hechiceros viven de ese sucio negocio y es claro que tales gentes no progresan porque la magia negra trae miseria, hambre, desnudez, supremo dolor.
P. ¿En las personas que se dedican a la hechicería también alcanza el castigo a sus hijos?
R. Es claro que el ambiente de los magos negros suele ser desastroso; los hijos de estos tenebrosos también son tenebrosos. Es evidente que las almas perdidas busquen a los magos negros como progenitores o padres terrenales; no es pues de extrañarse el que los hijos de los perversos sean también perversos y caigan en la desgracia.
Es lamentable que las gentes no entiendan la necesidad de respetar el libre albedrío de los demás; existe siempre la tendencia nefasta de dominar a otros a la fuerza, de querer imponer nuestras ideas al prójimo, de intentar obligar a que los demás hagan lo que nos viene en gana; todo eso se paga carísimo con lágrimas, miseria y supremo dolor.
P. ¿Por qué estos magos negros consideran que están haciendo un bien a la humanidad puesto que, aunque cobran, los están ayudando a resolver sus problemas?
R. Quiero decirle a usted que existe la lógica del absurdo. Para los tenebrosos lo blanco es negro y viceversa; recuerde que el camino que conduce al abismo está empedrado de buenas intenciones.
Constantemente me llueven cartas de todas partes solicitándome esa clase de servicios; realmente causa dolor la humanidad; si uno está entregando un Mensaje Divino a las gentes, en vez de preocuparles el estudio de tal Mensaje, lo único que se les ocurre es escribirme dizque para que les arregle los maridos, o también para que les domine la mente de la mujer deseada, o bien que me meta en el pensamiento ajeno con el propósito de que fulano le pague tanto a zutano, etc., etc.
Verdaderamente todo esto me causa profundo dolor, no me escriben para pedirme orientación esotérica, para aclarar enseñanzas, sino para que les domine a los demás; así es el estado en que se encuentra la humanidad; en esas condiciones prefiero que no me escriban porque sólo me preocupo por dar la enseñanza, por mostrar el camino de la liberación, por indicar la meta que conduce a la verdadera felicidad del Espíritu; desgraciadamente esto no quieren entenderlo las multitudes.
Existen personas que tienen altamente cotizado el poder de la sugestión mental; cobran tantos pesos o tantos dólares por cada sugestión; tantos otros por ponerle un "espíritu (como dicen los espiritualistas) al ser adorado o amado para que les quiera, para que deje la otra persona entre cuyos brazos duerme, para que venga llorando a la casa y etc., etc., etc.
Es claro que todos esos sucios negocios son abismales, tenebrosos y aquellos que los ejercen de buena o mala fe, entrarán inevitablemente al abismo donde sólo se oye el llanto y el crujir de dientes.
P. Yo echo las cartas y puedo jurar que a la gente le digo la verdad, le ayudo en sus problemas, aunque les cobro porque esa es mi manera de vivir. ¿Cree usted que estoy haciendo bien?
R. Horrible manera de vivir tiene usted; de hecho es una pitonisa, una hechicera. ¿Cree usted acaso que con el diablo metido adentro, en el reino mismo del corazón, se puede decir la verdad? Bien sabe y de una vez conviene que no lo ignore que usted lleva en el fondo de su propio corazón al yo pecador de los mortales, a Satán mismo. ¿Puede acaso estar iluminada una persona que no ha llegado a la santidad? El hecho mismo de cobrar por predicar o adivinar, ya es un delito.
Piensa usted que es bueno, pero no se extrañe; en el abismo viven muchos anacoretas, penitentes, brujos, hechiceros, adivinos que se sienten mártires y que también creen que van muy bien.
P. ¿Entonces puede usted decirme, si mis hijos, a los que he enseñado mis creencias, van mal?
R. Ya que se trata de creencias sobre adivinar hechos, suertes, etc., tengo que decirle que van mal; Repito, no es posible conocer el destino de los demás si no conocemos nuestro propio destino y no es posible conocer nuestro propio destino sino hemos llegado al despertar de la conciencia; tal despertar resulta imposible si antes no muere el YO pecador (nuestros defectos).
P. ¿Aún a pesar de que he estudiado en escuelas esotéricas muchos años y de que me he abstenido en el sexo siendo casada, cree usted que no hay salvación para mí?
R. Lo que creo es que usted va muy mal: es casada y ha rechazado al consolador del cual nos hablara Jesús el Cristo: me refiero al Espíritu Santo; es claro que el Espíritu Santo está en el sexo; sabiéndolo manejar se llega a la Iluminación, pero usted lo odia y ni siquiera cumple sus deberes sexuales con el marido. ¿Todavía cree usted que va bien? Habrá recibido información de tipo ocultista o seudo-ocultista, mas nada ha realizado; el Yo pecador está muy vivo en usted, reconózcalo; Arrepiéntase, estudie nuestros libros y practique.
P. Yo hago trabajos de toda clase; arreglo maridos ajenos; hago venir a la gente a la fuerza, etc., etc., etc., y estoy muy bien económicamente ya que gano mucho dinero.
¿Qué podría usted decirme sobre esto?
R. La miseria en este caso le vendrá un poquito más tarde; mientras tanto conténtese con los sufrimientos morales que tiene que no son por cierto muy agradables; recuerde que tiene un hijo enfermo de epilepsia; esta clase de enfermos son realmente posesos del demonio. ¿No lo entiende usted? ¿No quiere entenderlo? La suerte que le aguarda será el abismo y la muerte segunda.
RESPUESTAS dadas por El V.M. Samael Aun Weor "Mas Alla de la Muerte" Capítulo 12º La Ley del Libre Albedrío
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