Jesucristo el Primogénito de los Muertos

Jesucristo 1Jesucristo es el testigo fiel y el primogénito de los muertos y príncipe de los reyes de la tierra, porque El venció a la muerte. Él nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre sacratísima de Mártir Adorable (Ap. 1: 5).

El Bendito tiene el maravilloso elixir de larga vida. El regalo de Cupido es una gracia del Altísimo. Los santos maestros de la Muralla Guardiana tienen el maravilloso elixir. Cuando un maestro de compasión renuncia a la dicha inefable del nirvana, por amor a la pobre humanidad doliente, tiene derecho a pedir el regalo de Cupido.

Este elixir de larga vida, es un gas que queda depositado en el fondo vital del organismo humano. Entonces el iniciado clama con gran voz, diciendo: ¡Oh muerte! ¡Huye delante de mis pasos hasta la consumación los siglos! ¡Tú serás mi esclava y yo seré tu señor! Es sublime la gloria de los grandes misterios y van pasando por nuestro jardín interno y delicado, las sublimes imágenes de todos los Osirificados, entre una luz difusa de oro y de violeta.

Las pruebas funerales del arcano 13 se desenvuelven como una ópera profunda en los grandes misterios arcaicos. De entre las viejas sepulturas de los antiguos tiempos se levantaron los austeros hierofantes de los grandes misterios. En la noche aterradora de los siglos, las viejas óperas del arcano 13 resonaban con sus inefables melodías entre las cavernas subterráneas de la tierra.

Conservar el cuerpo joven durante millones de años, y no morir jamás, fue siempre el mayor anhelo de los grandes maestros de la Alquimia. Nosotros decimos: Mejor es la ancianidad eterna. Un anciano venerable, con el regalo de Cupido está siempre liberado del peligro de caer. Aquellos que reciben el elixir de larga vida mueren, pero no mueren. El Señor de toda compasión recibió el maravilloso elixir de larga vida; y su cuerpo fue embalsamado para la muerte.

Al tercer día, el Maestro de Suprema Compasión llegóse ante el santo sepulcro, y clamó con gran voz invocando a su cuerpo. Junto con Él estaban los ángeles de la muerte y las santas mujeres. Ehecatl, Señor del Movimiento, entrando en el santo sepulcro dijo con voz de paraíso: ¡Jesús: levántate con tu cuerpo de entre tu tumba! Ehecatl, ángel del movimiento cósmico, indujo en el cuerpo de Jesús, actividad y movimiento.

Al levantarse el cuerpo, penetró dentro de los mundos suprasensibles. El cuerpo físico de Jesús se sumergió dentro de los mundos internos. Allí lo aguardaban en cuerpo astral, las santas mujeres trayendo drogas aromáticas. Ellas trataron el cuerpo de Jesús con esas drogas. Obedeció el cuerpo órdenes supremas y penetró dentro del cuerpo astral del Maestro por el tope superior de la cabeza sideral.

Así resucitó el Adorable de entre los muertos. El cuerpo abandonó el santo sepulcro y se sumergió dentro de los mundos internos. Después de la resurrección, Jesús se les apareció a los discípulos de Emaús y cenó con ellos (Lucas 24: 30, 31). Jesús se les apareció también a sus once apóstoles que se hallaban reunidos y les demostró con hechos la tremenda realidad de su resurrección (Juan 20: 19, 20). Las sagradas escrituras dan testimonio de las distintas apariciones del Divino Maestro después de su resurrección.

El cuerpo del Maestro quedó sumergido dentro de los mundos suprasensibles. El cuerpo del Divino Rabí de Galilea entró en estado de "Jinas". Jesús murió pero no murió. Actualmente vive el maestro en el Shambala del Tibet Oriental. Allí vive con el mismo cuerpo con que resucitó. Junto con él moran en el Shambala otros santos maestros que lograron la resurrección inefable.

El Gran Maestro Zanoni logró la resurrección y se conservó joven durante millones de años. Desgraciadamente perdió la cabeza en la guillotina durante la revolución francesa. Se cayó por haber tomado mujer. Se enamoró de una joven artista de Nápoles. Ese fue su error. Un Gran Maestro tártaro, cuyo cuerpo tiene actualmente millones de años de existencia, nos dijo textualmente lo siguiente: "Verdadero Maestro, sólo es aquél que ya ha tragado tierra. Uno, antes de tragar tierra, realmente no es más que un tonto".

El Divino Rabí de Galilea es el primogénito de los muertos. Porque además de haber resucitado de entre los muertos, es el Jefe de las Almas. El Conde de San Germán posee actualmente el mismo cuerpo físico con el cual se le conoció durante los siglos XVII y XVIII en las regias Cortes de Europa. Después de la resurrección, el cuerpo físico queda en estado de "Jinas", es decir, sumergido dentro de los mundos suprasensibles. Sin embargo, puede entrar en el mundo físico cada vez que el Maestro así lo quiera.

En estas condiciones tan exaltadas, los Maestros de Perfección sólo viven para guiar la corriente de vida de los innumerables siglos. Condenados por si mismos a vivir durante millones de años guiando la corriente de los siglos, esos santos inefables son los silenciosos vigilantes de la Muralla Guardiana. Ese muro protector ha sido levantado con la sangre de esos Santos del Bendito. Ese muro protege a la humanidad desde la aurora de la creación.

El sendero secreto está lleno de tormentos infinitos. La senda secreta nos lleva directamente al Absoluto, donde resplandece la Luz Increada. Jesucristo, el primogénito de los muertos, vive actualmente en el Shambala. Ese país secreto se halla en estado de "Jinas". Ahí tiene el Bendito Adorable su Sagrado Templo.

Resplandece el firmamento oriental con todo el amor del Maestro. Las tímidas florecillas del sendero, que el Santo de los Santos huella sin dañarlas, se estremecen deliciosamente con la perfumada brisa. El fuego flamígero, las aguas puras de vida, la tierra de suave perfume, el aire impetuoso del Shambala tibetano, están embriagados con la gloria de aquel Adorable que es, y que era y que ha de venir.

El Mahavatara Babaji, quien conserva su cuerpo desde hace varios millones de años, prometió enseñar públicamente la ciencia que nos permite inmortalizar el cuerpo de carne y hueso. Aquí en este libro se entrega esta ciencia. Ha quedado cumplida la promesa del inmortal Babaji.

Samael Aun Weor  El Mensaje de Acuario: Capítulo 2º El Primogénito de los Muertos

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