Cuarta dimensionLas Tinieblas

Uno de los problemas más difíciles de nuestra época ciertamente viene a ser el intrincado laberinto de las teorías.

Indubitablemente, por estos tiempos se han multiplicado exorbitantemente por aquí, por allá y acullá las escuelas seudo-esoteristas y seudo-ocultistas.

La mercadería de almas, de libros y teorías es pavorosa, raro es aquel que entre la telaraña de tantas ideas contradictorias logre en verdad hallar el camino secreto.

Lo más grave de todo esto es la fascinación intelectiva; existe la tendencia a nutrirse estrictamente en forma intelectual con todo lo que llega a la mente.

Los vagabundos del intelecto ya no se contentan con toda esa librería subjetiva y de tipo general que abunda en los mercados de libros, sino que ahora y para colmo de los colmos, también se atiborran e indigestan con el pseudo-esoterismo y pseudo-ocultismo barato que abunda por doquiera como la mala hierba.

El resultado de todas estas jergas es la confusión y desorientación manifiesta de los bribones del intelecto.

Constantemente recibo cartas y libros de toda especie; los remitentes como siempre interrogándome sobre ésta o aquella escuela, sobre tal o cual libro, yo me limito a contestar lo siguiente: Deje Ud. la ociosidad mental; a Ud. no tiene porqué importarle la vida ajena, desintegre el yo animal de la curiosidad, a Ud. no deben importarle las escuelas ajenas, vuélvase serio, conózcase a sí mismo, estúdiese a sí mismo, obsérvese a sí mismo, etc., etc., etc.

Realmente lo importante es conocerse a sí mismo profundamente en todos los niveles de la mente. Las tinieblas son la inconsciencia; la luz es la conciencia; debemos permitir que la luz penetre en nuestras tinieblas; obviamente la luz tiene poder para vencer a las tinieblas.

Desgraciadamente las gentes se encuentran auto-encerradas dentro del ambiente fétido e inmundo de su propia mente, adorando a su querido Ego. No quieren darse cuenta las gentes de que no son dueños de su propia vida, ciertamente cada persona está controlada desde adentro por muchas otras personas, quiero referirme en forma enfática a toda esa multiplicidad de yoes que llevamos dentro.

Ostensiblemente cada uno de esos yoes pone en nuestra mente lo que debemos pensar, en nuestra boca lo que debemos decir, en el corazón lo que debemos sentir, etc. En estas condiciones la humana personalidad no es más que un robot gobernado por distintas personas que se disputan la supremacía y que aspiran al supremo control de los centros capitales de la máquina orgánica.

En nombre de la verdad hemos de afirmar solemnemente que el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre aunque se crea muy equilibrado vive en un desequilibrio psicológico completo. El mamífero intelectual en modo alguno es unilateral, si lo fuera sería equilibrado. El animal intelectual es desgraciadamente multilateral y eso está demostrado hasta la saciedad.

¿Cómo podría ser equilibrado el humanoide racional? Para que exista equilibrio perfecto se necesita de la conciencia despierta. Solo la luz de la conciencia dirigida no desde de los ángulos sino en forma plena central sobre nosotros mismos, puede acabar con los contrastes, con las contradicciones psicológicas y establecer en nosotros el verdadero equilibrio interior.

Si disolvemos todo ese conjunto de yoes que en nuestro interior llevamos, viene el despertar de la conciencia y como secuencia o corolario el equilibrio verdadero de nuestra propia psiquis. Desafortunadamente no quieren darse cuenta las gentes de la inconsciencia en que viven; duermen profundamente. Si las gentes estuvieran despiertas, cada cual sentiría a sus prójimos en sí mismos. Si las gentes estuvieran despiertas, nuestros prójimos nos sentirían en su interior.

Entonces obviamente las guerras no existirían y la tierra entera sería en verdad un paraíso. La luz de la conciencia, dándonos verdadero equilibrio psicológico, viene a establecer cada cosa en su lugar, y lo que antes entraba en conflicto íntimo con nosotros, de hecho queda en su sitio adecuado.Es tal la inconsciencia de las multitudes que ni siquiera son capaces de encontrar la relación existente entre luz y conciencia.

Incuestionablemente luz y conciencia son dos aspectos de lo mismo; donde hay luz hay conciencia. La inconsciencia es tinieblas y éstas últimas existen en nuestro interior. Solo mediante la auto-observación psicológica permitimos que la luz penetre en nuestras propias tinieblas. "La luz vino a las tinieblas pero las tinieblas no la comprendieron".

Samael Aun Weor  La Gran Rebelión Capítulo 11º  Las Tinieblas

Comentarios por Sagrario G.E., M.G. LA GRAN REBELIÓN  CAPÍTULO 11º  Las tinieblas

 

La batalla entre la Luz y las tinieblas es, ha sido y será el marco y campo eterno de la Gran Rebelión. El conocimiento de sí mismo es realmente el inicio de la Senda de la Luz contrario a las tinieblas.

El Cristo es la Luz, es el Redentor, quien nos abre los ojos para que distingamos la luz de las tinieblas, la Verdad del error, la realidad de la mentira. Es el amor perfecto, puro, altruista y benévolo... El Cristo es quien nada ignora y justiprecia con exactitud la falsedad, de lo cierto. Al Cristo nada se le esconde, siempre actúa con absoluta integridad. La conciencia es la Luz en cada hombre.

En las tinieblas deambulan los que odian a la luz, merodeando para despojar de sus valores a los incautos, para apropiarse de lo ajeno, para robar a las almas. Su idioma es la mentira. Su escenario es la farsa. Sus bases intelectuales están puestas al servicio depravado del ego.

 La Luz es la conciencia clara que delata el complot de las tinieblas y pone de manifiesto ante el veredicto evidente de los hechos las intrigas y los enredos de las tinieblas: “Por sus obras los conoceréis”, dijo el Cristo nazareno.

Nuestro discernimiento debe basarse en un análisis somero intelectual, emocional y circunstancial para lograr un juicio ecuánime en cualquier situación. Ello nos impedirá caer en el engaño de las tinieblas que dan como verdad, sus mentiras. Estaremos libres de sus maquinaciones a pesar de la sofisticación engañosa de la falsa tecnología, si permitimos que la Luz ilumine nuestro entendimiento.

En donde hay conciencia reina la Luz. En donde hay tinieblas reina la maledicencia. Debemos estar alerta para no ser engañados. Sabemos que si no estamos equilibrados entre el Ser y el Saber, iremos a la deriva como los santitos de chocolate, sin discernimiento; que solo saben acoplarse y repetir como loritos, la “letra muerta”.

Uno de los problemas más difíciles de nuestra época ciertamente viene a ser el intrincado laberinto de las teorías. Por estos tiempos se han multiplicado las escuelas seudo-esoteristas y seudo-ocultistas que más confunden a las personas.

Las tinieblas tienen organizada toda una mercadería de almas, de ideas oscuras y de libros adoctrinadores encubiertos con teorías que confunden y que desvían para lograr prosélitos. Hacen dudar a las conciencias, manejan la mentira a su placer y es difícil para aquel que entre la telaraña de tantas ideas contradictorias logre hallar del camino secreto que conduce a la Luz de la Verdad.

Lo más grave de todo esto es la fascinación intelectiva; existe la tendencia a nutrirse estrictamente en forma intelectual con todo lo que llega a la mente y la gente se pierde entre abstracciones y falsas teorías indemostrables.

Los cabecillas de este mercado de almas, ya no se contentan con toda esa librería subjetiva, sino que ahora y para colmo de los colmos, también atiborran e indigestan a la gente con el adoctrinamiento maligno que pretende instaurarse como “cultura” para destruir desde el inicio, a las conciencias infantiles.

Así funcionan los bribones del intelecto en la sociedad actual: Hay grupos depravados que quieren implantar sus ideas repartiendo folletos con mensajes para idolatrar al Príncipe de las Tinieblas.

En ciertas escuelas públicas, la actividad demoníaca está más activa que nunca. Se propusieron libros ilustrados con dibujos del mal para la educación infantil. Esto desata el temor entre los que aún tienen algo de conciencia y discernimiento… Porque en estos libros se invita a los niños a venerar al diablo, como prueba fehaciente de que existe el infierno y abriendo las puertas para que los niños terminen endemoniados.

 Las iglesias que propugnan por la Luz, se revelaron en contra este despropósito pues da desasosiego, ya que nunca una secta diabólica enseñará nada bueno a los niños. La propuesta es de la organización que se auto-denomina “templo satánico” aduciendo que “Así como las iglesias cristianas distribuyen Biblias y difunden el mensaje de la Luz, ellos también tienen derecho a promover sus ideas tenebrosas”.

Hoy más que nunca debemos centrarnos en nuestro trabajo de los tres factores. Es importante no atraer estos postulados tenebrosos para no darles fuerza en nuestras vidas y así impedir la consumación de sus propósitos. Pero debemos permanecer alerta.

Hay que morir psicológicamente, volvernos serios, estudiarnos a nosotros mismos y ver cuáles son los hilos que nos amarran a las tinieblas, para erradicarlos. Pues lo importante es conocerse a sí mismo profundamente en todos los niveles de la mente.

Las tinieblas son la inconsciencia; la luz es la conciencia. Debemos permitir que la luz penetre en nuestras tinieblas psicológicas, porque la luz tiene el poder para vencer a las tinieblas. No podemos vivir auto-encerrados dentro del ambiente inmundo de nuestra propia mente, adorando a nuestro Ego.

No somos dueños de nuestra propia vida, pues estamos controlados no solo desde afuera sino también desde adentro por muchas otras personas, por toda esa multiplicidad de yoes psicológicos que nos caracterizan. Cada uno de esos yoes pone en nuestra mente lo que debemos pensar, en nuestra boca lo que debemos decir, en el corazón lo que debemos sentir... Y así es imposible la libertad ni la permeabilidad de la Luz.

En estas condiciones la humana personalidad no es más que un robot gobernado por distintas personas que se disputan la supremacía y que aspiran al supremo control de los centros capitales de nuestra máquina orgánica. Aunque nos creamos muy equilibrados, vivimos en un desequilibrio psicológico completo.

El mamífero intelectual no es unilateral, es multilateral. Si fuera unilateral estaría equilibrado. Para que exista un equilibrio perfecto se necesita de la Luz de la conciencia despierta.

Solo la luz de la conciencia dirigida en forma plena, central sobre nosotros mismos, puede acabar con los contrastes, las auto-discrepancias o las contradicciones psicológicas y establecer en nosotros el verdadero equilibrio interior.

Si disolvemos todo ese conjunto de yoes que en nuestro interior llevamos, lograremos el despertar de la conciencia y como consecuencia el equilibrio verdadero de nuestra propia psiquis.

Si estuviéramos despiertos, la Luz interna nos haría sentir al prójimo en nosotros mismos. Sentiríamos la divinidad en todo lo creado. Sentiríamos la comunión de todas las cosas. ¡Luz y más luz! dicen los seres trascendidos… Luz que nos unifica en la creación, en la Vida y en el Amor consciente.

Entonces no habría guerras, ni disputas, ni propiedades exclusivas y la tierra entera sería en verdad un paraíso. La luz de la conciencia, dándonos el verdadero equilibrio psicológico, establecería cada cosa en su lugar.

Luz y conciencia son sinónimos. Amar la Luz es despertar nuestras conciencias. Amar la Luz es permitir que la conciencia ilumine nuestros actos cotidianos. Amar la Luz es trabajar con integridad en  nuestro objetivo de vida.

Luz y conciencia son dos caras de la misma moneda, son dos aspectos divinos que nos vinculan con nuestro origen, con nuestro verdadero hogar, con nuestra auténtica esencia vital. Donde hay luz, hay conciencia. Solo mediante la auto-observación psicológica permitimos que la luz penetre en nuestras propias tinieblas.

Así dice Juan 3: “Que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.  Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.

Es hora de enfrentar el reto por el que nacimos: luz o tinieblas. Es hora de comprender que la inconsciencia es tinieblas, es lúgubre y maligna, es tenebrosa y diabólica y que reina tanto en el exterior como en nuestro propio interior.   Sagrario G.E.

Lista de audio videos de la La Gran Rebelion hacer CLIC aquí  comentados por  Sagrario G.E., M.G.

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