Los Tres Traidores
En el trabajo interior profundo, dentro del terreno de la estricta auto-observación psicológica, hemos de vivenciar en forma directa todo el drama cósmico.
El Cristo Intimo ha de eliminar todos los elementos indeseables que en nuestro interior cargamos. Los múltiples agregados psíquicos en nuestras profundidades psicológicas gritan pidiendo crucifixión para el señor interior.
Incuestionablemente cada uno de nosotros lleva en su psiquis a los tres traidores. Judas, el demonio del deseo; Pilatos el demonio de la mente; Caifás, el demonio de la mala voluntad.
Estos tres traidores crucificaron al señor de Perfecciones en el fondo mismo de nuestra alma. Se trata de tres tipos específicos de elementos inhumanos fundamentales en el drama cósmico.
Indubitablemente el citado drama se ha vivido siempre secretamente en las profundidades de la conciencia superlativa del ser. No es pues, el drama cósmico propiedad del Gran Kabir Jesús como suponen siempre los ignorantes ilustrados. Los Iniciados de todas las edades, los Maestros de todos los siglos, han tenido que vivir el drama cósmico dentro de sí mismos, aquí y ahora.
Empero, Jesús el Gran Kabir tuvo el valor de representar tal drama intimo públicamente, en la calle y a la luz del día, para abrir el sentido de la iniciación a todos los seres humanos, sin diferencias de raza, sexo, casta o color. Es maravilloso que halla alguien que en forma pública enseñare el drama íntimo a todos los pueblos de la tierra.
El Cristo Intimo no siendo un lujurioso tiene que eliminar de sí mismo los elementos psicológicos de la lujuria. El Cristo Intimo siendo en sí mismo paz y amor debe eliminar de sí mismo los elementos indeseables de la ira. El Cristo Intimo no siendo un codicioso debe eliminar de sí mismo los elementos indeseables de la codicia. El Cristo Intimo no siendo envidioso debe eliminar de sí mismo los agregados síquicos de la envidia. El Cristo Intimo siendo humildad perfecta, modestia infinita, sencillez absoluta, debe eliminar de sí mismo los asqueantes elementos del orgullo, de la vanidad, del engreimiento.
El Cristo Intimo, la palabra, el Logos Creador viviendo siempre en constante actividad tiene que eliminar en nuestro interior, en sí mismo y por sí mismo los elementos indeseables de la inercia, de la pereza, del estancamiento. El Señor de Perfección acostumbrado a todos los ayunos, templado, jamás amigo de borracheras y de grandes banqueteos tiene que eliminar de sí mismo los abominables elementos de la gula.
Extraña simbiosis la del Cristo-Jesús; el Cristo-Hombre; rara mezcla de lo divino y de lo humano de lo perfecto y de lo imperfecto; prueba siempre constante para el Logos. Lo más interesante de todo esto es que el Cristo secreto es siempre un triunfador; alguien que vence constantemente a las tinieblas; alguien que elimina a las tinieblas dentro de sí mismo, aquí y ahora.
El Cristo Secreto es el señor de la Gran Rebelión, rechazado por los sacerdotes, por los ancianos y por los escribas del templo. Los sacerdotes le odian; es decir, no le comprenden, quieren que el Señor de Perfecciones viva exclusivamente en el tiempo de acuerdo con sus dogmas inquebrantables.
Los ancianos, es decir, los moradores de la tierra, los buenos dueños de casa, la gente juiciosa, la gente de experiencia aborrece al Logos, al Cristo Rojo, al Cristo de la Gran Rebelión, porque éste se sale del mundo de sus hábitos y costumbres anticuadas, reaccionarias y petrificadas en muchos ayeres.
Los escribas del templo, los bribones del intelecto aborrecen al Cristo Intimo porque éste es la antítesis del Anticristo, el enemigo declarado de todo ese podridero de teorías universitarias que tanto abunda en los mercados de cuerpos y de almas.
Los tres traidores odian mortalmente al Cristo Secreto y le conducen a la muerte dentro de nosotros mismos y en nuestro propio espacio psicológico. Judas el demonio del deseo cambia siempre al señor por treinta monedas de plata, es decir, por licores, dineros, fama, vanidades, fornicaciones, adulterios, etc.
Pilatos el demonio de la mente, siempre se lava las manos, siempre se declara inocente, nunca tiene la culpa, constantemente se justifica ante sí mismo y ante los demás, busca evasivas, escapatorias para eludir sus propias responsabilidades, etc.
Caifás el demonio de la mala voluntad traiciona incesantemente al señor dentro de nosotros mismos; el Adorable Intimo le da el báculo para pastorear sus ovejas, sin embargo, el cínico traidor convierte el altar en lecho de placeres, fornica incesantemente, adultera, vende los sacramentos, etc.
Estos tres traidores hacen sufrir secretamente al adorable señor Intimo sin compasión alguna. Pilatos le hace poner corona de espinas en sus sienes, los malvados yoes lo flagelan, le insultan, le maldicen en el espacio psicológico íntimo sin piedad de ninguna especie.
Samael Aun Weor La Gran Rebelión Capítulo 26 Los Tres Traidores
LA GRAN REBELIÓN CAPÍTULO 26 Los tres traidores comentado en video por Sagrario S.G., M.G
El V. Maestro Samael nos da la confianza de transitar por la vida, de la misma forma que cuando éramos niños, nos dejábamos en las manos de nuestros padres sin cuestionarnos nada más… Cada uno de nosotros llevamos en nuestra psiquis a los tres traidores. Ellos son “la mente, la mala Voluntad y el deseo" expresado en los evangelios canónicos de forma simbólica, que el Señor de Perfección los elimina, aunque lo traicionen los sacerdotes dogmáticos, los ancianos y los bribones del intelecto.
El Venerable Maestro Samael nos indica con gran claridad que en el trabajo interior profundo, dentro del terreno de la estricta auto-observación psicológica, hemos de vivenciar en forma directa todo el drama cósmico.
El Cristo Intimo ha de eliminar todos los elementos indeseables que en nuestro interior cargamos. Y ellos como múltiples agregados psíquicos, gritan pidiendo crucifixión para el Señor y Cristo Íntimo. Los tres traidores se encargan de vituperar al Señor: Judas, el demonio del deseo; Pilatos el demonio de la mente; Caifás, el demonio de la mala voluntad. Ellos lograron la crucifixión del Hijo de Dios en nosotros y en el exterior.
Ellos personifican a tres tipos de elementos inhumanos fundamentales en el drama cósmico que los iniciados han vivido siempre secretamente en las profundidades de la conciencia superlativa del Ser. No es pues, el drama cósmico propiedad del Gran Kabir Jesús como se supone equivocadamente. Los Iniciados de todas las edades, los Maestros de todos los siglos, han tenido que vivirlo.
Jesús el Gran Kabir tuvo el valor de representar este drama intimo públicamente, a la luz del día, para abrir el sentido de la iniciación y dejar constancia de su camino y sus reglas; Para todos los seres humanos, para todos los pueblos de la tierra, para todas las culturas y para todo el Universo, sin diferencias de raza, sexo, casta o forma religiosa.
Así está consignado en los diferentes personajes de héroes, como Gilgames, Hércules, Quetzalcóatl, Zoroastro. El Cristo Intimo no siendo un lujurioso tiene que eliminar de sí mismo los elementos psicológicos de la lujuria. El Cristo Intimo siendo en sí mismo paz y amor debe eliminar de sí mismo a los elementos indeseables de la ira y del odio. Maravillosa simbiosis del Cristo-Hombre que mezcla lo divino con lo humano; lo perfecto con lo imperfecto; como mandato del Primer Misterio o del Logos, que con su cristalización, se expresa en todos los mundos, para bien de las Humanidades.
El Cristo Íntimo es siempre un triunfador; alguien que vence constantemente a las tinieblas; alguien que elimina a las tinieblas dentro de nosotros mismos. El Cristo Secreto es el señor de la Luz en la Gran Rebelión. Por su oposición a la oscuridad, es rechazado por los sacerdotes, por los ancianos y por los escribas del templo. *Los sacerdotes de todos los cultos le odian; porque es libre, ellos, no le comprenden, quieren que el Señor de Perfecciones comulgue con sus dogmas petrificados.
*Los ancianos, acostumbrados a su moral rancia y retardataria, que se creen santas personas gracias a su anticuado juicio y experiencias petrificadas, aborrecen al Logos, al Cristo Rojo, al Cristo de la Gran Rebelión, porque se sale del mundo de sus hábitos y sus costumbres.
*Los escribas e intelectuales, los bribones del intelecto aborrecen al Cristo Intimo porque éste es la antítesis del Anticristo, el enemigo declarado de todo ese podridero de teorías universitarias, de agendas maléficas, de ideas materialistas y de mercados espirituales.
Estos tres traidores odian mortalmente al Cristo y lo conducen a la muerte fuera y dentro de nosotros mismos; en nuestro propio espacio psicológico. Ellos hacen sufrir cobardemente al adorable Señor Íntimo, pues nada saben de las virtudes como la compasión, la caridad o el altruismo. Los tres traidores manifestados en el mundo y amparados bajo todos los estamentos políticos y sociales -aparentemente filantrópicos- están traicionando hoy, a la Humanidad.
*Judas el demonio del deseo cambia siempre al Señor por treinta monedas de plata, es decir; por licores y drogas evasivas, por dinero fácil, por fama efímera, por vanidades jactanciosas, por fornicaciones y adulterios fraudulentos, por prevaricación y por todos los pecados conocidos y desconocidos. Hoy en día estamos asistiendo al reinado de Judas en toda su magnitud. Él externamente persigue con gran enjundia a los valores humanos para llevar a cabo los objetivos tenebrosos de la agenda 2030.
Él externamente mueve los hilos de la ONU y de otros estamentos igual de corruptos con infames y oscuros objetivos, que nada tienen que ver con el llamado “desarrollo sostenible”, porque más bien, es la hecatombe de todos los sistemas morales del mundo. El Judas pervertido apuesta por un proyecto mundial, para cambiar todos los aspectos de la vida humana, como la alimentación, la sexualidad sana, la familia, trabajo, finanzas, salud, educación… A cambio de treinta monedas de plata… de riquezas efímeras y de la violación del alma.
*Por su parte, el segundo traidor afiliado a la mano negra es Pilatos -el demonio de la mente al servicio del inicuo-. Pilatos siempre se lava las manos, siempre se declara inocente, nunca tiene la culpa, constantemente se justifica ante sí mismo y ante los demás, busca evasivas, escapatorias para eludir sus propias responsabilidades,
El reinado de Pilatos hoy en día es de lo más obsceno. Está lleno de sonrisas farsantes y de ocultos planes. Con argumentos aparentemente benefactores, dice querer acabar con la pobreza, con el hambre, la desigualdad, la enfermedad, pero estos planes ocultan mentiras inconfesables, no son ni ciertos ni reales.
Pilatos se manifiesta desvergonzadamente a través de la ONU. Pilatos controla a criminales que utilizan las organizaciones mundiales para enriquecerse y para esclavizar a la humanidad. Pero él siempre se lava las manos… Mientras que las nuevas directrices que se están publicando para todas las naciones son preocupantes…
Pilatos ordena poner la corona de espinas en las sienes del Cristo, indicando que solo cumple con los deseos de otros…Permite que los malvados yoes lo flagelen, le insulten, le maldigan en el espacio psicológico y en el mundo tridimensional. *El tercer traidor servil como ninguno es Caifás -el demonio de la mala voluntad- Este despreciable engendro traiciona incesantemente al Señor dentro de nosotros mismos y materializado en el mundo físico.
El Padre concede el báculo del mando en los gobiernos de todas las naciones para que pastoree sus ovejas, Más sin embargo, el cínico traidor convierte su gobierno en un lecho de placeres, de fornicación de adulteración… vende al pueblo, a las iglesias y sus sacramentos con la pérfida voluntad izquierda. Es totalmente inaceptable que personas tan dañadas mentalmente dirijan organizaciones, gobiernos e instituciones que determinen cómo debe ser la sociedad y que abusen de niños, ancianos y pueblo en general, para justificar su propio deseo deformado por la avaricia y por la depravación.
Todos tenemos la opción de cerrar los ojos y de ser cómplices con nuestro silencio o ser personas valientes que difunden y que alerten al mundo por el despertar de las conciencias... Que clamen como Juan el Bautista a los padres, en las escuelas, a profesores y a los educadores... Ser valientes es lo que nos propone la Gran Rebelión para ser fieles con el Cristo Íntimo y con nosotros mismos ante el veredicto solemne de la conciencia pública.
Sagrario G.E.
LA GRAN REBELIÓN CAPÍTULO 26 Los tres traidores comentado en video por Sagrario S.G., M.G
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