Serpientes de Luz

Serpiente de luzEl Segundo Grado de la Iniciación Venusta, Octava Superior de su correspondiente Iniciación del Fuego, surgió trascendente como resultado esotérico del ascenso milagroso de la segunda serpiente radiante de luz, hacia adentro y hacia arriba por el canal medular espinal del fondo vital orgánico (Lingam Sarira).

Inusitado mágico encuentro, fue ciertamente aquel que hube de tener con Juan en el jardín de las Hespérides, donde los ríos de agua pura de vida manan leche y miel. En presencia del Christus Juan pude sentir en toda la presencia de mi Ser Cósmico, la honda significación del bautismo.

Concluiré enfatizando lo siguiente: Cuando la segunda culebra de luz hizo contacto con el átomo del Padre en el campo magnético de la raíz de la nariz, resplandeció el Cristo Sol sobre las aguas de la vida y vino la ceremonia iniciática final.

El ascenso luminoso de la tercera serpiente de luz hacia adentro y hacia arriba por el brillante canal medular espinal del Cuerpo Sideral, me dio franco acceso a la Octava Superior Venusta de la correspondiente Iniciación del fuego.

La revolución extraordinaria de la tercera culebra radiante se procesó muy lentamente de acuerdo con los méritos del corazón tranquilo. Cuando la víbora luminosa traspasó el umbral de la tercera cámara secreta del Templo-corazón, obviamente me sentí transfigurado.

El extraordinario desarrollo, revolución y ascenso de la cuarta serpiente Venusta, hacia adentro y hacia arriba por el canal medular del Cuerpo Mental, me permitió vivenciar todo el crudo realismo evangélico de la magistral entrada del Gran Kabir Jesús en Jerusalem. Entonces pude vivenciar por mí mismo y en forma directa, los aspectos inferior (infierno) y superior (cielo) del mundo mental.

Incuestionablemente, esa hurgamandera de todas las fatalidades o Gran Ramera Apocalíptica cuyo número es 666, involuciona horripilante en los infiernos mentales. No soy ciertamente ningún alevoso iconoclasta empeñado en destruir cual vándalo intelectual queridos ideales; empero debo confesar sinceramente y sin ambages todo aquello que viera entre las regiones "Manásicas" de la naturaleza.

Icástica natural y sin disfraz alguno, aparece la razón de las sin razones de la región inferior de la mente concreta planetaria. Horribles edificios y lechos de Procusto donde fornica incesantemente la Gran Ramera. Prostíbulos abominables, asqueantes calles, antros del cine donde se exhiben películas pornográficas, etc, etc. etc.

Pasar más allá del cuerpo, de los efectos y de la mente, es indispensable cuando se quiere la entrada triunfal en la Jerusalem de arriba (el cielo de Mercurio y después el mundo del espíritu).

El ascenso maravilloso de la quinta serpiente de luz hacia adentro y hacia arriba por el canal medular espinal del Cuerpo Causal, me dio de hecho franco acceso a los misterios Iniciáticos del Quinto Grado de la Sabiduría Venusta.

Si escribiese detalladamente todo aquello que entonces aprendiera en las treinta y tres cámaras santas del mundo causal, es obvio que llenaría un inmenso volumen. Como Hombre Causal, sentado con mucha humildad crucé mis brazos sobre el pecho para asistir a la ceremonia final. Desafortunadamente yo tenía la pésima costumbre de cruzar los brazos en tal forma que el izquierdo quedaba sobre el derecho.

"Así no debéis cruzar los brazos" me dijo un Adepto del templo, y luego añadió: "El derecho debe ir sobre el izquierdo". Yo obedecí sus indicaciones. ¿Habéis visto sarcófagos egipcios? los brazos de los difuntos cruzados sobre el pecho ilustran estas afirmaciones. Hacer la voluntad del Padre así en los cielos como en la tierra; morir en el Señor; es el hondo significado de tal símbolo.

El ascenso sublime y maravilloso de la sexta serpiente radiante, hacia adentro y hacia arriba, a lo largo del canal medular espinal del Cuerpo Buddhico, me dio de hecho y por derecho propio paso franco a la Sexta Iniciación Venusta.

En el mundo Buddhico o Intuicional Universal, hube de vivenciar por aquella época algunos capítulos trascendentales del Evangelio Crístico. Lo que entonces experimenté en la cósmica región Intuicional, guarda múltiples concordancias rítmicas perfectas con los diversos procesos esotéricos Iniciáticos que nosotros debemos vivenciar aquí y ahora.

Cuando la sexta víbora de luz resplandeciente traspasó el umbral augusto de su correspondiente cámara en el corazón tranquilo, gloriosamente brilló el sol de la Media Noche en el inalterable infinito Yo entré en el templo de la iniciación acompañado por mucha gente; cada uno de los del cortejo portábamos en nuestra diestra una candela, cirio o antorcha ardiente. Embriagado de éxtasis exclamé:

¡”Yo soy el Cristo! Una Dama Adepto me amonestó diciendo: ¡Cuidado! no digas eso, es falta de respeto". En estos momentos lo estoy representando, repliqué. La Dama Sagrada guardó entonces respetuoso silencio. El Drama Cósmico dentro del templo de la paredes transparentes tuvo cierto sabor mayásico muy grave, terriblemente divino.

Revestido con una nueva túnica de gloria, vestidura talar esplendorosa, salí de la Gran Catedral del Alma.

El radiante ascenso de la séptima serpiente venusta hacia adentro y hacia arriba por el canal espiritual, medular, espinal, del vehículo Divinal (Atman), me permitió vivenciar el acontecimiento del Gólgota.

Incuestionablemente, necesito confesar francamente y sin ambages el hecho concreto, claro y definitivo de que me vi convertido en el personaje central del "Drama Cósmico". Experimentar en sí mismo el evento cósmico del calvario, con todo el crudo realismo trascendental del "Mundo del Espíritu Divino" (Atman), resulta ciertamente extraordinario.

No soy el primero en vivenciar el acontecimiento del Monte de las Calaveras; tampoco seré el último. Y me vi a mi mismo después de la crucifixión tendido como un cadáver sobre el limo de la tierra. Entonces la Shakti potencial, la Divina Esposa de Shiva, mi perfecta Madre Kundalini, prosternada con infinita humildad me adoraba.

¡Oh Madre mía! exclamé tÚ eres mi Madre, yo soy quién debe arrodillarse ante ti. ¡No es posible que tú te hinques ante mí! ¡Yo no merezco eso! Soy un vil gusano del lodo de la tierra; un pecador, un indigno. Empero es evidente que en tales instantes del "Drama Cósmico", yo representaba al Christus, Vishnu, el Segundo Logos, el Hijo.

Al pasar por la Octava Iiniciación Venusta, yo reconocí la fálica señal en la "Barca de Ra", entonces clamé con gran voz diciendo: "¡Cuando suene la primera trompeta resucitaré de entre los muertos!" "¡Salve, oh gran divinidad, que navegas en tu barca! Transportado hasta aquí, ¿ante ti aparezco!" "Déjame subir al puente de mando y dirigir la maniobra de la barca, como lo hacen tus servidores, los Arcontes de los Planetas".

Litelantes se apesadumbró un poco al contemplar mi Santo Sepulcro. "No temáis le dijo un Mahatma el cuerpo físico de él todavía no morirá". Estas palabras la tranquilizaron íntegramente.

En aquella lejana época de mi presente existencia, ni siquiera había muerto en mí mismo, continuaba con el ego bien vivo; el sepulcro era entonces meramente simbólico como el ataúd de toda Logia Masónica. Comprendí que debería morir en mí mismo.

Concluyó aquella iniciación con instrucciones precisas relacionadas con la misión que actualmente estoy cumpliendo en el mundo. Cuando resplandeció victorioso el sol de la Media Noche en el firmamento espiritual, volví al estado arcangélico que otrora había perdido y entré dichoso en el Cielo de Mercurio.

Doctrina Gnóstica develada por Samael Aun Weor

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